domingo, 16 de diciembre de 2012

BRASIL CIERRA EL AÑO CON BAJO CRECIMIENTO


La estimación del Informe de la CEPAL del 11 de diciembre, es un crecimiento económico, para Brasil, del 1,6%, junto con Paraguay. El indicador es preocupante, poruqe Brasil, por el tamaño de su economía y su mercado, es la “locomotora” de América Latina y principalmente de sus vecinos como Argentina y Uruguay que son sus principales socios comerciales en el Mercosur.

El economista brasileño, Luiz Bresser-Pereira, en su artículo quincenal para “Folha de Sao Paulo”, del 3 de diciembre, atribuye esta situación a la política económica seguida por los gobiernos desde 1999 y que la Presidente, Dilma Rousseff, ha procurado corregir, con escaso éxito. La causa principal estaría en la política brancocentrtalista, con una tasa de referencia _Selic- que ha permanecido muy alta, llevada a ese nivel, para atraer capitales extranjeros y un tipo de cambio fluctuante, que ha sobrevaluado el real (al entrar en forma masiva capitales), estimulando las importanciones con creciente perjuicio para las exportaciones industriales.

Bresser, que es un neodesarrollista que asigna a la industria un papel estratégico en el desarrollo económico del país, es partidario de un cambio administrado competitivo o un sistema de cambios múltiples, así como impuestos a las exportaciones de “commodities”, con precios externos elevados, cuyos recursos sean volcados a la inversiones en infraestructura, en las ramas industriales y en la inversión social.

Los efectos de la sobrevaluación del real han sido negativos para la industria, cuando Estados Unidos devalúa el dólar, la Zona Euro entra en profunda recesión y China y otros países asiáticos tienen un tipo de cambio admiistrado, compoetitivo. Con esta política cambiaria, en un escenario internacional de “guerra monetaria”, Brasil pierde.

Es cierto que la Presidente Rousseff y  su ministro de Hacienda, Guido Mantega, han intentado corregir esta política gravando el ingreso de capitales especulativos de corto plazo, pero el real no ha llegado a la franja de 2.20- 2.70 por dólar (Actualmente es de 2.08), que es el nivel que considera Bresser para que la industria brasilera recupere su competitividad en el mercado externo. Pero se necesita, además, reanimar la demanda interna, que ha sido saturada con los productos importados, incorporando nuevos recursos fiscales que Bresser opina que es un impuesto que debe gravar a las exportaciones del agro, que se vuelquen a los dos puntos que aparecen como vulnertables que son la industria y el consumo.

En el mencionado artículo de “Folha”, el prestigioso economista, escribe con el título “O câmbio e o baixo crescimento”: “Não são fáceis os desafios econômicos que o Brasil enfrenta para voltar a crescer
a taxas elevadas”.

“A presidente Dilma mudou a forma de entender o "tripé macroeconômico" que
prevalece no Brasil desde 1999, mas, como vimos pelos resultados do PIB do
terceiro trimestre, que predizem um crescimento de apenas 1% em 2012, não
conseguiu ainda se livrar das suas consequências: juros altos, câmbio
sobreapreciado, e baixo crescimento”.

“Essas consequências não se devem ao superavit primário que, como manifestação de
responsabilidade fiscal, é boa política. Mas se devem às metas de inflação, porque
estas, ao invés de serem entendidas como liberdade aos BCs para reagir de forma
pragmática às ameaças de aumento da inflação, foram usadas para legitimar juros
estratosféricos e apreciação cambial”.

E devem-se, também, à política de câmbio flutuante, que foi entendida como deixar
o câmbio ser determinado exclusivamente pelo mercado -o que é um absurdo
econômico, dada a existência nos países em desenvolvimento de uma tendência à
sobreapreciação cíclica e crônica da taxa de câmbio.
O governo atual rejeitou os entendimentos da ortodoxia liberal e teve razoável êxito
em baixar juros”. 

“Mas como não conta mais com exportações de commodities crescendo de forma
explosiva, e como o aumento do mercado interno causado pela política redistributiva
do governo anterior já foi capturado pelas importações, o país voltou a crescer
lentamente”.

(…)

“Não alcançou o equilíbrio industrial porque a redução da taxa de juros, as compras
de reservas e os controles de entradas de capital foram insuficientes para depreciar o câmbio, e porque o governo não tem condições políticas para impor um imposto
sobre as exportações que neutralize a doença holandesa” (Los economistas llaman así a los efectos de la apreciación del tipo de cambio).

El abandono de las políticas económicas neoliberales y la adopción de políticas desarrollistas nacionales, con intervención del Estado, han incluido, en otros países de América Latina, los siguientes aspectos:  1) Desendeudamiento; 2) Tipo de cambio administrado; 3) Banco Central con autoridad para dirigir el crédito y 4) Impuesto a las exportaciones del agro con precios altos en el mercado internacional.

No es posible, dicen los economistas macional-desarrollistas –Bresser y Aldo Ferrer entre ellos- que se deje al mercado la fijación del tipo de cambio y el Banco Central con una autonomía exagerada para controlar solo la inflación, dejando a cargo del Estado únicamente la política fiscal.

El Informe de la CEPAL dice que América Latina ha sufrido el impacto de la crisis mundial pero que la ha encontrado más fuerte que en otras oportunidades porque su deuda externa está bajo control y las cuentas nacionales equilibradas. Sin embargo, señala que hay una gran incertidumbre sobre lo que ocurrirá con el euro y con el abultado déficit fiscal que tiene Estados Unidos. Si estos problemas no se resolvieran a tiempo, las consecuencias para América Latina podrían ser diferentes.


martes, 27 de noviembre de 2012

ISRAEL O LA GUERRA COMO ÚNICA ALTERNATIVA


Israel ha iniciado una guerra contra el pueblo palestino  de Gaza, después de una provocación criiiinal y una demostración de poderío militar aplicado sin la distinción de objetivos mlitares y civiles. Es una matanza sin misericordia que revela la verdadera naturaleza del sionismo cuyo objetivo es, aliado con Estados Unidos, alcanzar una hegemonía económica, militar y civilizatoria mundial.

Sin embargo, la tendencia de la Historia no lo favorece;  tampoco a sus aliados, como Inglaterra y Francia, que siguen soñando con sus fenecidos colonialismos.

El cinismo de las  autoridades de Israel y sus aliados, no  tiene límites. Ocupa los territorios palestinos  y las Alturas del Golán, de Siria, desde 1967, desconociendo Resoluciones de las Naciones Unidas, que le han intimado a entregar esos territorios a sus legítimos dueños   y acusan al pueblo oprimido de agresores que “alteran con sus  misiles la tranquilidad de Israel”.

La Israel sionista  ha olvidado su trágico pasado y ha convertido a los territorios palestinos en un gigantesco  campo de concentración donde no hay hornos crematorios pero si misiles “inteligentes” que asesinan sin piedad a civiles inocentes.
Los judíos fueron víctimas del genocidio nazi que los persiguió en nombre de la pureza  de la raza aria y ahora pretenden colonizar toda Palestina en nombre de la raza judía, cuando tras su dramática historia  debían ser un ejemplo de tolerancia y respeto de todos los derechos y no la expresión de una insaciable voracidad de poder que parece
revivir los pactos con Jehová, el “Dios de los Ejércitos” (Samuel 1:3)  de  “pueblo elegido entre todos los pueblos”  y una extensión de tierra para la nación(Génesis 13:14-15; Éxodo 19:5). La “tierra prometida”, a Abraham y ratificada por Jehová a Moisés en el Sinaí (desde el Mar Mediterráneo al Río Jordán) es la actual Israel más Gaza y Cisjordania.

Fiel a esta leyenda religiosa, el pueblo judío mantuvo su identidad etno- religiosa durante tres milenios mientras pasaba, en los países de Europa Occidental a controlar eslabones fundamentales del sistema económico de un mundo cambiante. Así, tuvo como enemigos al feudalismo y a las iglesias cristianas ortodoxa y católica, coautoras de sangrientos “pogroms”.

La Filosofía de las Luces y las revoluciones burguesas les otorgaron a los judíos los derechos civiles y políticos que les negaba el Antiguo Régimen, aunque subsistían resabios por el poder económico, especialmente en el sector bancario y petrolero, alcanzados en los países más desarrollados del capitalismo. Los apellidos Rothschid y Rockefeller son emblemáticos.

El reclamo de un Estado para los Judíos, formulado por el Congreso Sionista de 1899, responde al impacto del “Caso Dreyfus”, que tocó profundamente la sensibilidad de esta colectividad y de las fuerzas democráticas en Francia y en el mundo. Pero fue la estrategia imperialista de Gran Bretaña, en acuerdo con  el gran banquero y lord judeo-inglés, Lionel Wálter Rothschild, el que puso la idea en marcha, el 2 dre noviembre de 1917.

Los horrores del nazismo le dieron el impulso final al proyecto imperialista, sin tener en cuenta, como le dijo Gandhi, el “alma grande” de la India y forjador de su independencia, al sabio Albert Einstein (que le había pedido su apoyo al Estado Judío), que el pueblo árabe-palestino nunca renunciaría a sus tierras para contribuir a una presunta reparación histórica después de tres mil años.

La Organización de las  Naciones Unidas quiso conciliar ambas posiciones y resolvió dividir el territorio de Palestina para que se crearan dos Estados, uno judío y otro árabe-palestino.

Pero no todos los sionistas compartían esta solución  porque su proyecto era recuperar toda la Palestina del “Reino Unido de Israel”, tierra asignada, según la leyenda bíblica por Jehová, y Jerusalén, su capital, cuyas colinas sagradas  daban el nombre al movimiento para volver a su “antiguo hogar”. El presidente de la Agencia Judía Sionista local, representante del Congreso Mundial Judío, David Ben Gurión, y una circunstancial mayoría, aceptaron por razones tácticas (otra solución no era viable en la ONU), pero los grupos armados “Irgún” y “Stern”, que practicaban el terrorismo como estrategia de resistencia a los ingleses, la rechazaron.

El Estado Judío, con el nombre de “Israel” nació en estas condiciones artificiales, el 14 de mayo de 1948, y con él la guerra con los árabes. Luego la Guerra de los Seis Días de 1967, permitió a los sionistas, al ocupar toda Palestina, lograr su objetivo. Por estas razones, Israel no permitirá nunca un Estado Palestino independiente.

Israel está condenado a librar una guerra interminable mientras cuente con el apoyo económico y militar de Estados Unidos, cuyo “lobby” sionista maneja las herramientas fundamentales de poder de este país y de Europa, incluyendo a Rusia.

La solución en el futuro no puede ser un Estado definido por su raza sino laico y diverso religiosa y culturalmente en un territorio donde sus habitantes convivan pacíficamente.

Su papel de “cabecera de puente” de los intereses imperialistas en el Medio Oriente, que le asignó la diplomacia británica llegará a su fin cuando las dictaduras árabes, empotradas en los pozos petrolíferos que han entregado a los monopolios norteamericanos e ingleses, sean barridas por la insurrección popular. Los cambios en Egipto son una señal y es muy difícil que Morsi sea una reedición de Sadat y Mubarak, pese al pacto con Estados Unidos que lo llevó a la Presidencia de la República.
















jueves, 15 de noviembre de 2012

CHINA REALIZA UN BALANCE DE RESULTADOS Y RATIFICA SU MODELO SOCIO-ECONÓMICO


Durante una semana, el Partido Comunista Chino reunió su XVIII Congreso para renovar su dirección y la autoridad gubernamental y realizar un balance de la marcha del país en estos cinco años así como discutir la política que seguirá en el futuro.

El evento tiene una gran importancia para la República Popular de China y para todo el mundo. Para China porque por primera vez su política económica de “reforma y apertura”, iniciada en 1979, está siendo puesta a prueba por una crisis económico-financiera global de una magnitud sin precedentes; para el mundo, porque China es la segunda potencia económica con un mercado de 1.300 millones de consumidores.

En el período 1979´-2011, la economía creció a una tasa anual promedio de 8%. Este año, por la crisis existente, será de un 7’5%, después de haber caído, en julio, el promedio trimestral a un 7’4%.

Las autoridades chinas definen su modelo económico-social de “Socialismo con peculiaridades chinas”, por la restauración capitalista que han realizado y el mercado como motor de la actividad productiva.

                                      La teoría de Deng Xiaoping

El viraje histórico ocurrió  en 1978, al aprobar el Congreso las teorías de Deng Xiaoping, perteneciente a la segunda generación de comunistas chinos.

Ese año, China se encontraba al borde del colapso como consecuencia del fracaso del “Gran salto adelante”, un plan de Mao Tsé Tung que intentó convertir al país en una potencia industrial. Este fracaso generó una crisis de vastas proporciones en el seno del PCCH que Mao pretendió resolver con una purga masiva de dirigentes opuestos a su política a la que denominó la “Revolución Cultural”. Ambos acontecimientos se extendieron por 20 años (1958.1978). Mao murió en 1975 y sus partidarios, encabezados por la última esposa del fundador de la República Popular,  Jiang Qing, fueron derrotados,  En diciembre de 1978, durante la Tercera Sesión Plenaria del XI Congreso del Comité Central del Partido Comunista de China, Deng Xiaoping se hacía con las riendas del poder.

Deng, reconoció el papel de Mao como el forjador de la unidad de la nación china y sus aportes al marxismo pero calificó de erróneas sus teorías económicas.

Sostuvo que la victoria final del socialismo es inevitable y que constituye la tendencia principal de nuestra época pero su construcción depende de las características de cada país y del nivel de desarrollo de las fuerzas productivas en el momento de empezar su construcción. Éste es el problema central. Tampoco había que aislarse en un mundo globalizado donde los países más desarrollados estaban a la vanguardia de la revolución científico técnica que había convertido a la tecnología en una fuerza productiva directa. El programa para liberar las fuerzas productivas debía ser de reforma, flexibilizando la planificación centralizada e incorporando el mercado en lo interior y de apertura al exterior, atrayendo el capital extranjero y expandiendo el comercio.  funcionamiento del mercado para liberar a las fuerzas productivas. Afirmó que el mercado no era un principio socialista sino una herramienta de la política económica. Y para acabar con las teorías económicas maoístas, manifestó que “había que emancipar la mente” y que “la verdad solo está en los hechos”.  Insistió que el Socialismo no es el reparto igualitario sino la prosperidad para todos y que este objetivo debe cumplirse en tres etapas: la primera, proporcionar alimentación y ropa a todo el pueblo; la segunda, alcanzar una sociedad moderadamente acomodada y la tercera, la prosperidad para todo el pueblo, objetivo que se alcanzaría al celebrarse el centenario de la Revolución, en 2049.

                       El principio “Un país, dos sistemas”

Los hechos parecen haberle dado la razón –en el terreno económico y en la consolidación de la unidad del Estado chino. En 1997y 1999, fueron recuperadas, respectivamente, las colonias de Hong Kong y Macao y la doctrina aplicada –“un país, dos sistemas”- ha dejado abierta la puerta para la recuperación de Taiwán, lo que puede ocurrir, por imperativo de las leyes económicas, en las próximas décadas, a pesar de constituir una pieza estratégica del imperialismo norteamericano contra China.

Es indudable el interés teórico de las teorías de Deng Xiaoping después del derrumbe de la Unión Soviética y del Campo Socialista del este europeo.

Es útil, para esta reflexión, tomar el “Tableau Economique” que elaboró Marx y que le sirvió de modelo para explicar la circulación del capital en un país desarrollado (El médico de Louis XV, François Quesnay, fue el primero que explicó esta circulación cuando el capitalismo comercial penetraba en el campo y nacía la primera escuela de economistas, los fisiócratas): tiene dos ramas productivas; la I) la rama de alimentos y materias primas; la II) la rama industrial.

               Dos políticas diferentes: Rusia Soviética y China

Rusia, en 1917, era un país agrícola con un 90% de población campesina y su industria era muy débil y, en consecuencia, su clase trabajadora industrial. Esta situación provocó la crisis de 1921 y la Nueva Política Económica, lanzada por Lenin, basada en la creación de un mercado para los campesinos y el ingreso de capitales extranjeros, para liberar las fuerzas productivas. A esta política le puso fin Stalin en 1928.

La situación de China, en 1949, después de varias intervenciones extranjeras y la ocupación japonesa, era peor.

El nuevo gobierno revolucionario comenzó por la revolución agraria, creando las comunas populares pero no había industrias que pudieran intercambiar productos y aportar equipos modernos a estas comunes para que aumentaran su productividad. La cooperación cuando no va acompañada de productividad que sólo puede aportar la técnica, es seguramente la ruina.

A esto se agregaba lo siguiente: las inversiones debían proceder de las comunas a través de gravosos impuestos, ya que no había inversión externa ni la URSS podía proporcionarla (por razones económicas y políticas).

En nuestra opinión ésta es la causa del fracaso del “Gran Salto Adelante” de 1958.

Deng dijo en 1978: “Estamos en la ruina; no tenemos ahorro interno, los campesinos se están comiendo las raíces. Si no restablecemos el mercado y recurrimos a la inversión extranjera y ponemos en marcha la economía, el Partido perderá el poder porque un pueblo con hambre no respalda a ningún gobierno”.

                                  Las 4 modernizaciones

Deng sostuvo que había que iniciar de inmediato la modernización en 4 áreas: agricultura, industria, defensa y ciencia y tecnología.

Las reformas comenzaron por la tierra. El Estado suprimió las comunas y entregó las tierras a las familias de campesinos que, bajo contrato se comprometían a lograr determinados rendimientos y que el Estado vigilaba estrechamente. Los precios fueron liberados y el mercado se encargaba de regularlos. La producción aumentó y mejoraron las condiciones de vida de las familias campesinas.

En el sector de la industria manufacturera, se abrieron las puertas a la inversión privada china y extranjera. Surgieron diversas formas de propiedad. Junto a la estatal, la propiedad estatal-privada china, estatal-extranjera y extranjera. Los productos de estas empresas iban al mercado y los precios eran regulados por la competencia.

El paso más audaz fue la creación de cinco zonas territoriales especiales, en 1980 y cuatro años más tarde el gobierno declaró abiertas al exterior a 14 ciudades costeras. En los años siguientes se fueron ampliando las zonas a otras regiones, ciudades y ríos interiores. En 1995 fueron creadas cinco zonas libres de derechos aduaneros. En todas estas zonas y ciudades se radicaron poderosas empresas trasnacionales estadounidenses y japonesas. Luego fue penetrando el capital europeo.

A este ritmo sostenido de crecimiento de la economía, de un 8% anual, China viene duplicando su Producto Nacional Bruto cada diez años, sólo comparable a lo que fue el crecimiento económico de la URSS durante sus dos primeros planes quinquenales.

En 1991, el Estado chino tenía la fuerza suficiente para administrar la industria pesada como minas, centrales eléctricas, siderúrgicas, industria química, fabricación de ferrocarriles, puertos, automóviles, aviones y barcos. En síntesis, el Estado controla indirectamente la producción agraria y directamente la industria pesada, las comunicaciones y la banca. Su poder es inmenso. Las metas del crecimiento de estas áreas es fijada por los planes quinquenales.

                        El impacto de la crisis global

La estrategia trazada por Deng Xiaping ha sido continuada por las dos generaciones siguientes: la tercera, encabezada por Jiang Zemin y la actual, encabezada por el presidente Hu Jintao.

En estos momentos, la crisis global compromete la apertura de su economía cuando la expansión del consumo interior de bienes intermedios de alta tecnología solo llega a una tercera parte de su población y la construcción de las infraestructuras para la “conquista de su oeste”, lleva su tiempo y requiere grandes inversiones.

Esta encrucijada ha sido el tema principal del XVIII Congreso del PCCH que acaba de cerrarse.

El presidente del Banco Popular de China (Banco Central), Zhou Xiaochuan, expresó ante una comisión del Congreso que “esta año la situación económica está bajo control pero nadie puede pronosticar lo que ocurrirá el próximo año”, por el estancamiento de Estados Unidos y la profunda “crisis de deuda” de la Zona Euro, principales receptores de las exportaciones chinas. A ello hay que agregar que un tercio de las reservas monetarias chinas han sido invertidas en bonos del tesoro de Estados Unidos y que la política de expansión monetaria, sin controlar el déficit, afecta los valores de esos activos.

                             Declaración del Congreso

Al concluir sus sesiones, el Congreso ha emitido una declaración donde expresa que “ha formulado exigencias básicas para la conquista de nuevas victorias del socialismo con peculiaridades chinas; ha determinado las metas de la culminación de la construcción integral de una sociedad modestamente acomodada y de la profundización en todos los aspectos de la reforma y la apertura; ha trazado una disposición general sobre la promoción de la causa del socialismo con peculiaridades chinas en condiciones de la nueva época; y ha planteado exigencias explícitas en cuanto a la elevación integral del nivel de la cientificidad en la construcción del Partido. El informe ha dibujado el grandioso plano de cómo consumar la edificación integral de una sociedad modestamente acomodada e impulsar con mayor celeridad la modernización socialista, lo que señala con claridad el rumbo que debemos seguir para desarrollar en mayor medida la causa del Partido y el Estado, al tiempo que representa una cristalización de la sabiduría de todo el Partido y el pueblo de las diversas etnias del país, una declaración política y programa de acción de nuestro Partido para unir y conducir al pueblo en la conquista de nuevas victorias del socialismo con peculiaridades chinas, así como un documento programátic ha formulado exigencias básicas para la conquista de nuevas victorias del socialismo con peculiaridades chinas; ha determinado las metas de la culminación de la construcción integral de una sociedad modestamente acomodada y de la profundización en todos los aspectos de la reforma y la apertura; ha trazado una disposición general sobre la promoción de la causa del socialismo con peculiaridades chinas en condiciones de la nueva época; y ha planteado exigencias explícitas en cuanto a la elevación integral del nivel de la cientificidad en la construcción del Partido. El informe ha dibujado el grandioso plano de cómo consumar la edificación integral de una sociedad modestamente acomodada e impulsar con mayor celeridad la modernización socialista, lo que señala con claridad el rumbo que debemos seguir para desarrollar en mayor medida la causa del Partido y el Estado, al tiempo que representa una cristalización de la sabiduría de todo el Partido y el pueblo de las diversas etnias del país, una declaración política y programa de acción de nuestro Partido para unir y conducir al pueblo en la conquista de nuevas victorias del socialismo con peculiaridades chinas, así como un documento programático marxista”.

Más adelante, agrega: “El Congreso sostiene que, de acuerdo con la realidad del desarrollo económico y social del país, debemos esforzarnos por cumplir las siguientes nuevas exigencias sobre la base de la meta de la edificación integral de una sociedad modestamente acomodada establecida por el XVI y XVII Congresos: desarrollo sostenido y sano de la economía, ampliación ininterrumpida de la democracia popular, aumento notable de la cultura, elevación del nivel de vida del pueblo en todos los aspectos y avances sustanciales en la edificación de una sociedad economizadora de recursos y amigable con el medio ambiente. Para culminar la edificación integral de una sociedad modestamente acomodada, debemos, con mayor coraje político y sabiduría, profundizar sin pérdida de tiempo la reforma en las importantes áreas, deshacernos resueltamente de todas las ideas, conceptos y lacras de regímenes y mecanismos que estorben el desarrollo de carácter científico, y configurar un sistema institucional que sea completo, científico, reglamentado y de funcionamiento eficaz, para que los sistemas en los diversos dominios se vuelvan más maduros y estables”.

                            Un mensaje dirigido a Taiwán

(…) “El Congreso destaca que al ejecutar integral y acertadamente los principios de "un país con dos sistemas", "administración de Hong Kong por los honkoneses","administración de Macao por los macaenses" y alto grado de autonomía, debemos integrar orgánicamente la adhesión al principio de "un país" con el respeto a la diferencia entre "dos sistemas", la salvaguardia del Poder central con la garantía del alto grado de autonomía de las dos Regiones Administrativas Especiales, y la puesta en juego del papel de la parte continental del país como poderoso sostén con el aumento de la propia competitividad de Hong Kong y Macao. Hemos de insistir en la directriz de "reunificación pacífica y un país con dos sistemas", consolidar y profundizar la base política, económica, cultural y social del desarrollo pacífico de las relaciones interribereñas, abrir nuevas perspectivas para este desarrollo, y unirnos con los compatriotas taiwaneses para preservar y construir bien el hogar común de la nación china, a fin de crear condiciones más plenas para la reunificación pacífica”.  

El Congreso ratificó la política de paz, basada en los 5 principios de la coexistencia pacífica, y la cooperación económica con todos los países del mundo, basada en el beneficio mutuo.

                        Uno de los desafíos: la corrupción

Una preocupación fundamental fue la corrupción en el Partido. La declaración dice al respecto: “El Congreso destaca que combatir la corrupción y fomentar la política limpia constituye una posición política inequívoca que ha venido manteniendo el Partido, así como una cuestión política de capital importancia por la que se interesa el pueblo. Hemos de ocuparnos con perseverancia de la lucha contra la corrupción y por el fomento de la moralización administrativa, y permanecer siempre en estado de alerta contra la corrupción y la degeneración. Tenemos que insistir en llevar a cabo dicha lucha por el camino con peculiaridades chinas; persistir en la directriz de tratarla tanto paliativamente como de raíz, rectificar este fenómeno de modo integral y simultanear el castigo y la prevención con el acento puesto en esta última; e impulsar en todos los sentidos la implementación del sistema de sanción y prevención de la corrupción, con vistas a lograr que se mantengan íntegros los cuadros, honestos los gobiernos y limpia la política”.

                            El Partido es el conductor indiscutible

El documento destaca, finalmente, el papel rector del Partido en la construcción de la nueva sociedad “modestamente acomodada”: “El Congreso subraya que la centralización y unidad del Partido supone la base donde descansa su fuerza, así como la garantía fundamental para realizar el desarrollo económico y social, la cohesión y el progreso étnicos, y la paz y el orden duraderos del país. Cuanto más compleja sea la situación con que se enfrenta el Partido y más ardua la tarea que tiene sobre sí, tanto más necesitamos reforzar el fomento de su disciplina y salvaguardar su centralización y unidad, para formar así una potente fuerza que impulse a todo el Partido, de arriba abajo, a avanzar al mismo paso y con espíritu emprendedor”.

“El Congreso recalca que, frente a la confianza y el importante cometido del pueblo y a las nuevas condiciones y pruebas históricas, el Partido entero debe incrementar la concienciación sobre las adversidades eventuales, conducirse con modestia y prudencia y guardarse de la arrogancia y la precipitación, para mantener la mente constantemente lúcida; acrecentar la mentalidad innovadora, atenerse a la verdad y corregir los errores, para mantener siempre pujante el ánimo; reforzar la concienciación sobre su propósito fundamental, confiar y apoyarse en las masas populares, situándolas siempre en el lugar más importante de su corazón; e intensificar la concienciación sobre la misión, adoptar una actitud realista y pragmática, y fomentar el estilo de vida sencilla y lucha ardua, para preservar en todo momento la cualidad política propia de los comunistas”

                                         Las nuevas autoridades


En cumplimiento del Estatuto, en su última sesión, el 14 de noviembre, el Congreso designó el nuevo Comité Central todos ellos vinculados a la línea política desarrollada por Hu Jintao y su gobierno.

Hu Jintao fue designado Secretario General, por el Comité Central elegido por el XVII Confreso del PCCH, el 14 de noviembre de 2002. El mismo organismo designó el día 15, para sustituirlo a Xi Jinping, actualmente vicepresidente de la República, de 59 años de edad e Ingeniero Químico de profesión universitaria. Hu se alejará de la Presidencia de la República en marzo y la Asamblea Popular Nacional designará como nuevo titular a Jinping  por un período de diez años, quien también presidirá el Comité Militar.

Otros miembros del Comité Permanente del Buró Político del XVIII Comité Central del PCCh recién elegido son Li Keqiang, Zhang Dejiang, Yu Zhengsheng, Liu Yunshan, Wang Qishan, y Zhang Gaoli.












lunes, 5 de noviembre de 2012

DOS POLÍTICAS OPUESTAS ...(II)


Kichner, en su discurso ante la Asamblea de las Naciones Unidas, el 23 de setiembre de 2003, abordó el tema de la deuda en los siguientes términos: “Nos hacemos cargo como país de haber adoptado políticas ajenas para llegar a tal punto de endeudamiento, pero reclamamos que aquellos organismos internacionales que al imponer esas políticas contribuyeron, alentaron y favorecieron el crecimiento de esa deuda, también asuman su cuota de responsabilidad. Resulta casi una obviedad señalar que cuando
una deuda tiene tal magnitud la responsabilidad no es sólo del deudor sino
también del acreedor Es necesario entonces que se asuma el hecho cierto, verificable y en cierta medida de sentido común de la terrible dificultad que ofrece el pago de esa
deuda. Sin una concreta ayuda internacional que se encamine a permitir la
reconstitución de la solvencia económica de los países endeudados y con
ello su capacidad de pago, sin medidas que promuevan su crecimiento y
desarrollo sustentable favoreciendo concretamente su acceso a los
mercados y el crecimiento de sus exportaciones, el pago de la deuda se
torna verdadera quimera”. Reclamó la eliminación del proteccionismo de los países centrales y agregó: “En el desarrollo de exportaciones con valor agregado a los recursos
naturales que la mayoría de los países endeudados poseen, pueden
solventarse los primeros tramos del desarrollo sustentable, sin el cual sus
acreedores deberán asumir sus quebrantos sin otra opción realista. Nunca
se supo de nadie que pudiera cobrar deuda alguna de los que están
muertos”

En su discurso de asunción, el 25 de mayo de 2003, Kichner había trazado las líneas generales de su “proyecto”:

“En nuestro proyecto ubicamos en un lugar central la idea de reconstruir un capitalismo nacional que genere las alternativas que permitan reinstalar la movilidad social ascendente. No se trata de cerrarse al mundo, no es un problema de nacionalismo ultramontano, sino de inteligencia, observación y compromiso con la Nación”.

“Basta ver cómo los países más desarrollados protegen a sus trabajadores, a sus industrias y a sus productores. Se trata, entonces, de hacer nacer una Argentina con progreso social, donde los hijos puedan aspirar a vivir mejor que sus padres, sobre la base de su esfuerzo, capacidad y trabajo”.

“Para eso es preciso promover políticas activas que permitan el desarrollo y el crecimiento económico del país, la generación de nuevos puestos de trabajo y la mejor y más justa distribución del ingreso. Como se comprenderá el Estado cobra en eso un papel principal, en que la presencia o la ausencia del Estado constituye toda una actitud política”.

“Por supuesto no se trata de poner en marcha, una vez más, movimientos pendulares que vayan desde un Estado omnipresente y aplastante de la actividad privada a un Estado desertor y ausente, para retornar continuamente de extremo a extremo, en lo que parece ser una auténtica manía nacional que nos impide encontrar los justos, sensatos y necesarios equilibrios”.

“Se trata de tener lo necesario para nuestro desarrollo, en una reingeniería que nos permita contar con un Estado inteligente. Queremos recuperar los valores de la solidaridad y la justicia social que nos permitan cambiar nuestra realidad actual para avanzar hacia la construcción de una sociedad más equilibrada, más madura y más justa.  Sabemos que el mercado organiza económicamente, pero no articula socialmente, debemos hacer que el Estado ponga igualdad allí donde el mercado excluye y abandona”.

“Es el Estado el que debe actuar como el gran reparador de las desigualdades sociales en un trabajo permanente de inclusión y creando oportunidades a partir del fortalecimiento de la posibilidad de acceso a la educación, la salud y la vivienda, promoviendo el progreso social basado en el esfuerzo y el trabajo de cada uno. Es el Estado el que debe viabilizar los derechos constitucionales protegiendo a los sectores más vulnerables de la sociedad, es decir, los trabajadores, los jubilados, los pensionados, los usuarios y los consumidores. Actuaremos como lo que fuimos y seguiremos siendo siempre: hombres y mujeres comunes, que quieren estar a la altura de las circunstancias asumiendo con dedicación las grandes responsabilidades que en representación del pueblo nos confieren”.


Esta política, continuada por su esposa, condujo a una alianza entre la oligarquía y el imperialismo que veían retaceados sus privilegios, reivindicando el papel del mercado en términos absolutos.

No es un secreto para nadie, medianamente informado, que es la deuda pública la que alimenta al capital financiero. En nuestro país nació con la Guerra Grande (1839-1851) o quizás antes.

Todos los pronósticos agoreros –de los sectores argentinos interesados y de sus aliados externos- se han estrellado contra los hechos: el promedio de crecimiento económico, entre 2003 y 2011, es el más alto de América Latina; una caída en picada de la desocupación y de la franja de pobreza, un “colchón” de reservas monetarias internacionales genuinas que resistió en los últimos 5 años, fugas de capitales por 90 mil millones de dólares, y un cómodo superávit fiscal primario, que le permite cumplir con todas sus obligaciones internas y externas.

Sin embargo, la oposición política, apoyada por los principales medios que no ahorran descalificativos para la gestión gubernamental, ha llegado al borde de la desestabilización institucional, alentando conflictos en las fuerzas de seguridad, al que se agrega ahora, el secuestro de la Fragata “Libertad”, en Ghana, atribuída por el Canciller Timerman a los “fondos buitres” que tienen su guarida en las Islas Cayman y, por Lavagna, al gobierno de Londres. Ambas explicaciones no son contradictorias porque Ghana forma parte de la Comunidad Británica de Naciones y, es muy probable, que haya recibido presiones del primer ministro Cameron bien conocido por sus estrechos vínculos con los banqueros de la City, envueltos ahora en grandes escándalos financieros según el periódico Daily Mail.

¿Causas? Las medidas que ha adoptado el gobierno argentino para controlar la fuga de capitales que, en los hechos, es un “golpe financiero” contra el Estado, como el que obligó al entonces presidente, Raúl Alfonsín, a entregarle el gobierno en forma anticipada a Saúl Menem, que recién pudo “calmar a los mercados”, dos años después cuando designó a Domingo Cavallo, un servidor de las finanzas internacionales, Ministro de Economía y quien instrumentó de inmediato la conversión fija de un peso un dólar.

El ex ministro Lavagna, que se ha convertido hoy en un encarnizado opositor ha dicho estos días que el gobierno actual de su país “no debe durar ni un día menos ni un día más” pero que debe ser sustituido por otro que “ponga fin al caos”. Contrastan sus palabras con la de Ferrer cuando escribe:

“Es necesario apalancar el gasto con incrementos de los ingresos reales destinados al consumo y la inversión, movilizar plenamente el ahorro interno y mantener los niveles de deuda en límites manejables con la capacidad de pagos interna y externa”.

“El aumento de las exportaciones y el superávit del balance comercial pueden contribuir a la recuperación en el marco de políticas consistentes de equilibrio macroeconómico. La flotación del tipo de cambio y la fijación de la paridad por el mercado, somete los pagos internacionales a los movimientos de capitales especulativos y, en el caso, de las economías que descansan principalmente en la exportación de commoditiecs, a la apreciación persistente de la paridad, fenómeno conocido como la “enfermedad holandesa”.

“Es necesario mantener tipos de cambio administrados a una paridad competitiva para la totalidad de la producción sujeta a la competencia internacional y controlar el movimiento de capitales especulativos”.

“Asimismo, mantener niveles de reservas internacionales que permitan administrar los shocks externos, sin necesidad de recurrir a prestamistas de última instancia, cuyas condicionalidades agravan los problemas e implican severas cesiones de la capacidad de decidir la propia política económica”.

“La administración de la moneda por una autoridad independiente, desvinculada de la conducción de toda la política económica, genera una fractura en la administración de la economía y subordina la autoridad monetaria a los intereses de los mercados financieros”.

“La utilidad de ese aporte no se logra con la apertura indiscriminada a todo tipo de inversión extranjera, sino con la orientación de la misma hacia los objetivos fundamentales del desarrollo económico y social. Ejemplos importantes de este tipo de política selectiva, no indiscriminada, de incorporación de inversión extranjera, se encuentran en la República de Corea y otras economías exitosas de Asia.

“La presencia de la inversión extranjera es positiva cuando forma parte de un proceso profundo de industrialización, integración de las cadenas de valor, protagonismo del empresariado local y políticas públicas soberanas defensoras del desarrollo nacional”.

Y el insigne profesor remata con esta sentencia inapelable:

“El neoliberalismo promueve la desregulación y apertura indiscriminada de los mercados, la privatización también indiscriminada de empresas públicas y la reducción del Estado a simple garante de la seguridad y el libre funcionamiento de los mercados”.

“La experiencia argentina y en otros países de América latina y del resto del mundo, revela que esa visión es incompatible con el proceso de desarrollo y genera desequilibrios que culminan en crisis y grave deterioro de las condiciones sociales”(1).


(1) Diario Buenos Aires Económico, contratapa 04/08/2011.


viernes, 26 de octubre de 2012

DOS POLÍTICAS OPUESTAS FRENTE A LA CRISIS


                                         - I -


Desde la década de los 70, los centros financieros mundiales, con especial epicentro en Wall Street y en la City de Londres, llegaron a la conclusión que los países periféricos, con grandes deudas externas, sólo podían depender de sus capitales y créditos para subsistir, sometiéndose a sus directivas que condenaban a éstos a una dependencia eterna.

Sin embargo la voluntad de los pueblos fue otra: recurriendo a un fortalecimiento del Estado en el campo de la economía, nacionalizando sus recursos naturales y separando las funciones de la moneda nacional de las monedas extranjeras, dentro de un marco macroeconómico equilibrado, podían seguir un camino propio, poniendo la economía al servicio de un desarrollo con inclusión social.

La oposición conservadora de las oligarquías tradicionales se opone a las políticas económicas que están instrumentando los gobiernos progresistas, respaldados por una sólida mayoría ciudadana, dentro de los límites que le impone el capitalismo, para enfrentar los coletazos que, inevitablemente, la crisis global provocará en nuestro continente, por una razón muy simple: nuestros países tienen un bajo nivel de industrialización y sus mercados internos, por razones sociales, carecen de una capacidad de consumo en relación con la magnitud de la población. La obtención de divisas –monedas extranjeras aceptadas en las transacciones internacionales- se obtienen a través de las exportaciones de alimentos y materias primas y, secundariamente, del turismo. Es natural que si se contrae la capacidad de compra del mercado mundial ello afectará las exportaciones. El resto del mundo tendrá que estimular el mercado interno, acelerando su industrialización con sus ahorros y administrando prudentemente sus reservas monetarias.

Para los países en desarrollo es fundamental tener un saldo favorable en el comercio exterior, pues las divisas que aporta son, como las del turismo, “genuinas”. Otras, como los capitales “golondrina””, no lo son.

Por todo ello, una balanza comercial positiva y un presupuesto equilibrado, evitan el endeudamiento que es la trampa a las que nos han conducido las políticas neoliberales impulsadas desde los 70 por el capitalismo financiero desde su centro de poder, el Fondo Monetario Internacional.

Las crisis que ha tenido Argentina y Uruguay, desde 1980, son ilustrativas.

Argentina y Uruguay, sobrevaluaron artificialmente el peso, atándolo al dólar, para atraer capitales golondrinas que proporcionaron enormes ganancias a los especuladores y los bancos la amplia brecha de las tasas de interés.

A partir de allí, las potencias imperialistas exigieron la libertad en el movimiento de capitales. La “plata dulce” creó la ilusión de la prosperidad infinita, pero pronto las estructuras económicas retardatarias fueron incapaces de mantener exportaciones competitivas; el saldo desfavorable del intercambio comercial aumentó, se frenó el crecimiento, el déficit fiscal se amplió y el endeudamiento alcanzó niveles críticos que llevó a la fuga de capitales, desaparición del crédito externo y la cesación de pagos (Default).

Las crisis argentinas de 1981 y 2001, así como las uruguayas de 1982 y 2002, que siguió a la vecina, tienen características similares. Ambos tuvieron que romper la “tablita cambiaria” que les había impuesto el FMI.

En Uruguay, el presidente Jorge Batlle y su ministro de Economía Alberto Bensión –un hombre del sector financiero privado- permitieron durante seis meses, de enero a junio del 2002, que la fuga de capitales vaciara los bancos, perdiendo el Banco Central todas sus reservas en dólares, virtualmente quebrara el Banco Hipotecario y el Banco República al límite de sus posibilidades. El 31 de julio el gobierno tuvo que decretar el feriado bancario porque éstos habían quedado sin fondos.

Ambos bancos públicos que, junto con el Banco de Seguros, fueron pilares del ahorro nacional y de la inversión, fundados por Batlle y Ordóñez en 1911, resultaron, por primera vez en 91 años, seriamente deteriorados por esta política de suicidio económico nacional.

Ambos países estaban en bancarrota. La deuda de Argentina era del 160% del PBI y la uruguaya de 110%. Las dos, impagables.

¿Cómo salieron de la encrucijada? El presidente de Estados Unidos, George Bush Jr, sacó de la caja fuerte de la Casa Blanca, 1.500 millones de dólares y se los prestó a su amigo Jorge Batlle con la condición de que Uruguay mantuviera su “modelo” de “plaza financiera”. Los tres partidos políticos aceptaron para evitar una crisis institucional y sus dirigentes expresaron muy seriamente que “Uruguay respetaría los contratos como lo había hecho siempre” (¿?). El país recuperó el crédito no sin antes firmar “Cartas de Intención” con el FMI en las que se comprometía a seguir las medidas que exigía.


Argentina, con problemas, más agudos tuvo que adoptar un cese de pagos parcial: respetaría las obligaciones con el FMI y la banca multilateral pero diferiría “sine die”, las obligaciones con los bonistas (inversores privados). Estos recursos serían volcados a la economía para frenar la recesión y retomar el crecimiento. Sin embargo, el FMI, que es el síndico de todo el capitalismo, le suspendió los créditos por la suspensión de pagos al Club de París (organización de los inversores privados).

Uruguay no cambió de modelo económico; Argentina, sí y este cambio le significó quedar aislada del capitalismo internacional.

En un pequeño pero muy ilustrativo libro,.”Vivir con lo nuestro”-, (escrito originalmente en 1983 y reeditado en el 2002 y 2009) el economista Aldo Ferrer –profesor de la Universidad de Buenos Aires- sostuvo que Argentina podía desarrollarse con sus propios recursos, sin depender del condicionado apoyo financiero externo, no para aislarse de un mundo globalizado sino para insertarse en él con un modelo propio, nacional y socialmente solidario. En la Introducción de la última edición, expresa: “Ahora a fines de la primera década del siglo XXI la economía argentina no registra situaciones críticas como en aquellos tiempos (1983 y 2002), sino un prolongado período de crecimiento,  en un contexto macroeconómico ordenado. Se plantean ahora nuevos dilemas al desarrollo nacional, en un escenario en el cual lo que está en crisis no es nuestro país y su política económica, sino el orden mundial y la ideología económica predominante durante la mayor parte de nuestra historia contemporánea”. A Continuación señala que la propuesta que realizó en las ediciones anteriores “es válida más allá de la coyuntura” porque el desarrollo económico en la Argentina, como en el resto del mundo, se sustenta, en primer lugar, sobre la movilización de los recursos propios y el ejercicio efectivo de la soberanía para incorporar la ciencia y la tecnología como palancas fundamentales de la transformación”.

En Argentina hay un gran punto de inflexión de la política económica que es el abandono de la ilusión monetaria del 1 x 1; pero hay una segunda, que es la reanudación del pago a los bonistas, para “reinsertar al país en el contexto económico-financiero internacional”.

Creo que esta fue la discrepancia fundamental entre el Ministro de Economía, Roberto Lavagna, y el Presidente Kichner y que motivó su renuncia el  28 de noviembre de 2005. El proyecto de éste, coincidiendo con Aldo Ferrer, era romper con el “status quo” financiero internacional con el objeto de modificar la estructura económica interna, dominada por el sector agro-exportador y el capital internacional, potenciando el desarrollo industrial, con “recursos propios” que obtenía, tanto en divisas como en impuestos, del sector tradicional agro-exportador. Lavagna, como lo ha dicho en declaraciones posteriores, el país no podría crecer sin inversión extranjera.

(Continúa)

martes, 16 de octubre de 2012

LA HEGEMONÍA ALEMANA EN LA UNIÓN EUROPEA


Ni  Bismarck ni Hitler se habrían imaginado que el imperialismo alemán, a comienzos del siglo XXI, sería el que establecería el “diktat” a los otros países de la Europa Occidental, que son virtuales satélites económicos de Alemania.

Una breve mirada a los dos últimos siglos nos muestra a Alemania como la protagonista central de tres grandes guerras: la de 1870 en la que sometió a Francia y la humilló proclamando el nacimiento del Imperio Alemán, en Versalles; la segunda (1914-1918), en la que fue vencida por la alianza franco-anglo-norteamericana) y donde Francia, en revancha a su humillación anterior, se la devolvió también en Versalles, imponiéndole, junto con Gran Bretaña, impagables indemnizaciones  y la mutilación de su territorio; la tercera (1939-1945),que fue la contrarréplica, mezclada con un odioso antisemitismo y anticomunismo, fue otra vez mutilada por las tres potencias vencedoras: la Unión Soviética, Estados Unidos y Gran Bretaña, que la dividieron en cuatro zonas y fijaron nuevas fronteras.

Los fanáticos nazis que asesinaron a sus hijos (como Goebbels) porque no podrían vivir en esa Alemania dominada por sajones y eslavos, se equivocaron. El plan del Primer Ministro inglés, W. Churchill era otro: someter primero a la Alemania nazi y luego dirigir los cañones contra la URSS. Esta estrategia fue favorecida por el monopolio estadounidense de la bomba atómica.

La estrategia fue expuesta por Churchill en Fulton Estados Unidos, el 5 de marzo de 1946 y la adoptó Estados Unidos el año siguiente con la “Doctrina Truman de  contención del comunismo” que debía seguir los pasos siguientes: 1) resolver las disputas seculares entre Francia y Alemania por la posesión de las minas de carbón del Sarre; 2) Un plan económico que permitiera a los monopolios norteamericanos, poner en marcha la reconstrucción de las infraestructuras y las industrias destruidas por la guerra; 3) La creación de la República Federal Alemana, unificando tres zonas, en violación de los Acuerdos de Potsdam, y disponiendo el rearme germano, utilizando para ello a la derrotada oficialidad nazi; 4) la creación de la Organización Militar del Atlántico Norte (OTAN) bajo comando estadounidense. Estas etapas se cumplieron en dos años (1947-1949); y fue apoyada integralmente por la Socialdemocracia Europea y constituye el origen de la llamada “guerra fría”.

(No me resisto a introducir un paréntesis ante el otorgamiento a la Unión Europea del “Premio Nobel de la Paz”, por la Academia de Noruega. Se trata de una decisión cargada de cinismo y de deformación deliberada de la verdad histórica, enmarcada en la propaganda imperialista destinada a borrar lo que los hechos históricos marcan indeleblemente). La verdad es que la Unión Europea fue un proyecto político-militar para combatir a la Unión Soviética y que sólo resolvió transitoriamente las contradicciones existentes y que ahora surgen en toda su dimensión.

La Alemania dividida benefició los planes de Inglaterra y Francia por el control del mercado europeo occidental. El Presidente Charles De Gaulle (1958-1969), en Francia, cambió la política de los partidos centristas de subordinación a la estrategia norteamericana. Retiró de la OTAN al ejército francés y creó su propia “Force de Frappe” (1960), adoptando una tercera posición con la idea napoleónica de una Europa “del Atlántico a los Urales”, teniendo a Francia como su centro político-económico.

Por su parte, el Presidente  François Mitterrand (1981-1995), al tiempo que apoyó la estrategia agresiva de Ronald Reagan y del Primer Ministro alemán, Helmut Köhl de instalar cohetes de alcance intermedio, con ojivas nucleares en Alemania ( Discurso en el Parlamento alemán el 21 de enero de 1983) sorprendió al mundo cuando años más tarde advirtió a su “leal socio” no apurar la unificación alemana pues la modificación de las fronteras alteraría el equilibrio geopolítico europeo (Discurso de Kiev, el 6 de diciembre de 1989).  Ahora, nadie podría contener el poder de Alemania. A Francia solo le quedaba la alternativa de un eje franco-alemán para dirigir la Unión Europea. La estrategia de De Gaulle era cosa del pasado.

No obstante, Alemania durante diez años (1990-2000), tuvo que pagar el costo social de la destrucción por sus monopolios de la economía de la RDA, que sumó más de 100 mil millones de dólares.

Cumplida esta etapa pone en marcha el euro o moneda única europea. Nació así la Eurozona, que reunía a economías de muy diversa fortaleza que, para adoptar el euro, abandonaron sus monedas que expresaban esas diferencias, alineándose ahora con el euro, moneda fuerte, expresión del marco alemán.

El euro permitió la penetración de los capitales alemanes y, en menor medida, franceses, en los países de la Eurozona menos desarrollados y amplios créditos de los bancos de estos dos países, a bajos intereses que se entregaron de lleno a la especulación especialmente inmobiliaria.

Esta revaluación monetaria tuvo su contrapartida: la pérdida de competitividad de las economías satélites de Alemania, el aumento de las importaciones de Alemania y el progresivo endeudamiento privado y público.

La dificultad en devolver los créditos puso en aprietos a los bancos que habían sido los cnales de colocación de abundantes créditos y los grandes beneficiarios de la especulación desenfrenada; apareció, entonces, sin tapujos la presión del redivivo imperialismo alemán, confirmando que la creación del euro fue un proyecto  restaurador de las Gran Alemania y la Eurozona como su “espacio vital”.

Los economistas burgueses más respetados, sostienen que esta crisis era inevitable porque el país que abandona su moneda pierde su soberanía económica y en épocas de crisis no puede manejarla al carecer de Banco Central y, por lo tanto, de capacidad para ajustar su moneda al nivel de sus economías debilitadas.

La situación actual es la siguiente: los bancos quieren cobrar a toda costa y los gobiernos, que han estatizado todas las deudas, no pueden pagar, porque la única forma de hacerlo es que se las condonen y les concedan más créditos para estimular la actividad económica y poner fin a la bola de nieve de la masiva desocupación que se extiende como un flagelo por toda la Eurozona.

La renuncia al euro puede ser una solución de corto plazo, sin duda dolorosa pero ella implicará el cese de pagos inmediato y el aislamiento comercial y financiero; además, desde otro ángulo, el imperialismo alemán y norteamericano están unidos para evitarlo porque el debilitamiento de Alemania fortalecería a Rusia y la nueva burguesía de los países del este europeo, como Polonia y aun Ucrania, que esperaban ingresar a la Eurozona, comiencen a mirar hacia el este, por razones de supervivencia, haciendo  añicos la estrategia de “contención” de Rusia y del eje euroasiático (Rusia más China), que constituye la columna vertebral del BRICS.

La situación de países como Italia y España –a la que empieza a sumarse Francia- se agudiza día a día y las dos primeras  ya han agotado las políticas contractivas del gasto social, mientras se endurece más la posición de Alemania donde los conservadores y socialdemócratas están ferreamente unidos en torno a la exigencia de cobrar y cobrar, sin miramientos.

Los hechos están indicando que es un proceso dialéctico con múltiples aristas, cuya definición puede modificar la estrategia económica, política y militar de Estados Unidos de 1947, que se creyó victoriosa con el derrumbe del Campo Socialista en 1989 y de la Unión Soviética dos años después.


martes, 9 de octubre de 2012

LA CLASE MEDIA Y SUS OPCIONES POLÍTICAS


La clase media está integrada por una pequeña burguesía formada por pequeños productores que viven de la venta de  sus mercancías y por una intelectualidad de profesionales liberales que obtienen sus ganancias de la venta de sus servicios a la clase alta, al Estado y a su propia clase.
En el período histórico pre-capitalista, estaba constituida por los campesinos y los artesanos de las ciudades. Con la fundación de las Universidades en el siglo XIII fue surgiendo una intelectualidad que, progresivamente, se independizó de las órdenes religiosas.

Con el desarrollo del comercio interoceánico en el siglo XVI y, más tarde, a finales del siglo XVII la gran industria, la producción entró en una nueva fase que provocó la ruina de los pequeños industriales; la industria manufacturera fabril, socializó el trabajo y privatizó las ganancias.

Para Marx, el intento de algunos economistas de equilibrar la producción y el consumo –evitando la sobreproducción- volviendo a la fase anterior, era una concepción reaccionaria y utópica, pues en el modo de producción capitalista la concentración del capital es una de sus leyes y solo la socialización de los medios de producción puede resolver este problema.

Sin embargo, como el capitalismo se desarrolla a saltos –como lo observaba Lenin- mientras en los países capitalistas desarrollados se afianzaba de manera inexorable la gran industria, en los países en vías de desarrollo, la pequeña burguesía subsistía. A ello, se agregó la universalización de la enseñanza primaria y media, la que permitió una mayor dinámica del ascenso social.
Por su forma de trabajo, el pequeño burgués depende del mercado como el gran burgués. Sólo la amenaza de su ruina acerca sus intereses al de los trabajadores que luchan por la socialización de los medios de producción y esto ocurre cuando la crisis económica se profundiza y la burguesía, procurando conservar la ganancia, reduce el consumo al aumentar el desempleo, cayendo en un círculo vicioso.
Pero en la fase de auge del ciclo económico y, en la medida que sus ganancias aumentan, la pequeña burguesía trata de confundirse con la gran burguesía en sus formas de vida.

Con el sufragio universal, esta clase media juega un papel decisivo en las contiendas electorales. Al pequeño burgués le espanta que le hablen de socialismo y llegan a reclamar la pena de muerte o el encarcelamiento de los niños menesterosos para combatir la delincuencia generada por la miseria.

Los socialistas utópicos, en Francia, creían que con el sufragio universal, en 1848, consolidaban la democracia y el resultado fue el advenimiento de Napoleón III, votado masivamente por los campesinos que eran la mayoría del electorado francés y que temían a las ideas socialistas que agitaban las grandes masas de las ciudades.

En estos días hubo una gran manifestación en Buenos Aires contra lo que llaman el “cepo cambiario” –medidas adoptadas por el gobierno nacional para evitar la fuga y el gasto excesivo de divisas-, pidiendo la liberación de la venta de dólares. No le sirvió a esta muchedumbre las experiencias de la “plata dulce” de Martínez dc Hoz de 1976- 1981 y la de Menem de la década de los 90.  Tropiezan más de una vez con la misma piedra.

La falta de solidaridad con los que menos tienen y carecen de los recursos básicos, es absoluta. ¡Que cada uno se arregle como pueda!

Ninguna democracia progresista será estable mientras dependa del mercado y de la ganancia individual.

La burguesía sabe bien esto y tiene los medios para llevar agua a su molino.

En nuestro país, el nacional reformismo batllista tuvo su base social en la clase media, subsidiada o explotada por el Estado, tanto la producción industrial como el sistema educativo en todos sus niveles.

No obstante, los grandes terratenientes que habían creado la Asociación Rural en 1871, en 1915 dieron un paso más, fundando la Federación Rural, para bloquear el proyecto reformista. El proceso culminó en 1958 con la derrota electoral del “quincismo” de Luis Batlle y el desmantelamiento de la estructura dirigista del Estado,
transfiriendo al mercado, al que los liberales consideraban el mecanismo perfecto, la regulación de la economía.

Muchos historiadores no han encontrado respuesta al entronizamiento de Mussolini, en Italia y de Hitler en Alemania. Sin embargo ocurrió un fenómeno que se ha repetido en los dos últimos siglos: una parte de la intelectualidad se radicaliza a la izquierda y los pequeños y medianos productores se van a la ultra derecha. ¿Han observado el papel que jugó la pequeña burguesía en estos acontecimientos, que veía aterrorizada como la crisis de postguerra y la Revolución de Octubre en Rusia, indicaba que estaba sonando la hora del socialismo? Descarto en estas opciones a la clase alta, dueña de la tierra, de los grandes monopolios industriales y bancarios pues no hay ilustración más apropiada que el film de Luchino Visconti, “La Caída de los Dioses”.

Voy a otro ejemplo. En abril de 1917 en Rusia, el Comité Central del Partido Comunista se sorprendió cuando Lenin, al llegar a Petrogrado del exilio, presentó sus tesis sobre la necesidad de una revolución social inmediata. Los campesinos, que eran el 85% de la población querían la paz y la tierra, explotada entonces por los grandes terratenientes en un régimen virtual de servidumbre.  Y logró el objetivo pero la guerra civil y las intervenciones extranjeras generaron una hambruna y el gobierno revolucionario tuvo que implantar el “comunismo de guerra” donde el Estado confiscaba a todos los campesinos los cereales que excedían el consumo familiar.

Esta política condujo al Motín de Cronstadt, en 1921 y, como respuesta, una drástica revisión de la política económica. Nació así la NEP que autorizó la venta libre en el mercado de una parte de la producción agrícola aunque estableciendo el “impuesto en especie” a los campesinos y abrió la economía a la inversión extranjera en sectores estratégicos como el petróleo.

Este retorno parcial al capitalismo, lo fundamentó Lenin en la necesidad de mantener la “alianza obrero-campesina” sin la cual la Revolución se hundiría irremediablemente.

Los procesos de cambio social en América Latina, serán frágiles e incluso reversibles, si se apoya únicmente en el respaldo de la pequeña burguesía.

Por todo ello, Arismendi consideraba que la alianza entre los trabajadores y las capas medias era imprescindible para realizar los cambios estructurales que el país necesitaba pero que la dirección de este proceso de cambios debía estar en manos de los trabajadores que es la fuerza socialista del espectro político-social.

Para preservar esta alianza, junto con políticas concretas en el campo fiscal cuyo peso principal recaiga en la clase alta, es indispensable, en mi opinión, un vigoroso trabajo ideológico y político que contrarreste el persistente accionar reaccionario de los grandes medios de difusión, nacionales e internacionales.




jueves, 27 de septiembre de 2012

EL MODELO ECONÓMICO DE ARGENTINA

POR EL PROFESOR ALDO FERRER*


“Modelo” es la expresión que suele utilizarse en las ciencias sociales para caracterizar la gestión y el comportamiento de la economía de un país. Cuando el modelo se prolonga suficientemente en el tiempo, deja huellas profundas en el tejido económico y social e inserción internacional. Constituye, entonces, una etapa del desarrollo de ese país a través de su historia.

                                            Modelos y etapas.

En la Argentina pueden identificarse varios modelos y etapas de su desarrollo económico. Desde los tiempos iniciales de la conquista hasta finales del siglo XVIII, dentro del régimen del imperio español, prevalecieron las actividades de subsistencia, en regiones de bajo nivel de relaciones recíprocas entre sí y con el resto del mundo. Fue la etapa de las economías regionales de subsistencia. Hasta mediados del siglo XIX, la sucede un período de transición, en el cual comienza una progresiva vinculación con el mercado mundial, mientras se configura la organización nacional después de la Independencia.

A partir de esa época, la revolución industrial liderada por Gran Bretaña “descubre” a la región pampeana del territorio argentino. Por primera vez en su historia, el país surge como un importante centro productor de alimentos y materias primas, mercado para la importación de manufacturas y radicación de capitales. La atracción de corrientes inmigratorias, en un sistema caracterizado por la concentración en la propiedad de la tierra, configura la fragmentación social y liderazgos, económicos y políticos, asociados a la potencia hegemónica y a su estrategia de libre cambio. Fue el modelo liberal y la etapa de la economía primaria exportadora. Los límites de ese sistema para el desarrollo económico del país y el derrumbe del orden mundial con la crisis de 1930 abrieron un nuevo período. En el mismo, comenzó el demorado proceso de industrialización, en el contexto de la inestabilidad institucional. La transformación no alcanzó para conformar una economía avanzada ni logró consolidar los equilibrios macroeconómicos fundamentales. Fue el período de la “industrialización inconclusa”, que se cierra con el golpe de Estado de 1976.

A partir de entonces, la política económica se somete a las reglas de la especulación dentro de la financiarización del orden económico internacional, la desregulación del mercado y la extranjerización del patrimonio público. Esa etapa (1976-2001), de la “hegemonía neoliberal”, es la peor de la historia económica del país, que concluye con un deterioro profundo de su tejido económico y social, una deuda externa impagable y el descalabro del régimen económico y financiero.

                                                  La actualidad.

Desde la salida de la crisis de principios de este siglo XXI impera otro modelo. Que llegue a constituir una etapa de la historia económica del país depende de la consolidación de los factores que posibilitaron el cambio de rumbo. Entre los rasgos dominantes del modelo actual, se destacan el énfasis en el desarrollo industrial, la agregación de valor a la producción primaria, el protagonismo de la ciencia y la tecnología, la reestructuración de la deuda y la autonomía financiera, la redistribución progresiva del ingreso y la atención a los sectores vulnerables, la recuperación de instrumentales de acción del Estado nacional y el énfasis en la integración sudamericana.

Estos objetivos y políticas en ejecución definen un modelo con rasgos propios, distinto del primario exportador y del neoliberal y con algunas coincidencias con la etapa de la industrialización inconclusa. Como en los períodos y modelos anteriores, los acontecimientos internacionales ejercen mucha influencia y plantean desafíos. La perspectiva desde la cual se observa la realidad resulta así fundamental para el diseño de la estrategia de desarrollo e inserción en el orden global.

Las ideas. Una virtud fundacional del modelo actual es que no observa la globalización desde el canon neoliberal, es decir, desde el pensamiento céntrico promovido, como, en su tiempo, destacó Raúl Prebisch, por los países hegemónicos en el orden mundial. Desde la perspectiva del canon neoliberal y, aun, de un progresismo resignado, las fuerzas de la globalización son tan abrumadoras que han dejado de ser viables los proyectos nacionales de desarrollo. Sólo sería posible, en la actualidad, buscar nichos del mercado en donde acomodarse y esperar que los impulsos externos promuevan el desarrollo. Esta postura reproduce el subdesarrollo y la condición periférica.

Nuestra experiencia y la actual crisis de las economías avanzadas del Atlántico Norte revelan que el neoliberalismo produce malas respuestas a los desafíos y oportunidades de la globalización. En sentido contrario, el éxito de las economías emergentes de Asia se funda en la fortaleza de sus Estados nacionales e impulso al protagonismo, de la ciencia y la tecnología, en el desarrollo económico y la transformación social. Sobre estas bases, han construido un nuevo lugar, simétrico y no subordinado, en las relaciones internacionales.

En resumen, las buenas respuestas a la globalización consisten en movilizar el ahorro y los recursos propios, consolidar los equilibrios macroeconómicos y la gobernabilidad de la economía e impulsar el cambio técnico y la transformación productiva. Éstas son condiciones necesarias para la inclusión social y el reparto equitativo de los frutos del desarrollo. Para tales fines, es indispensable la presencia de un Estado capaz de ejecutar las políticas públicas necesarias.

La densidad nacional. Cuando los países cuentan con suficiente densidad nacional, la experiencia histórica demuestra la viabilidad del desarrollo nacional en un orden global. La densidad nacional incluye la cohesión social, la existencia de liderazgos privados y públicos impulsores del desarrollo, la estabilidad institucional y el pensamiento crítico. En definitiva, cada país tiene la globalización que se merece en virtud de la fortaleza de su densidad nacional. En tales condiciones es posible no transformar el mundo, pero sí cambiar cómo se está en ese mundo. En definitiva, el éxito de un modelo de desarrollo y proyecto de país radica siempre en su capacidad de fortalecer la densidad nacional.

Las cuestiones fundamentales que configuran la naturaleza de un modelo incluyen la estructura económica y la inserción internacional, las relaciones entre el crecimiento y la distribución y el papel del Estado y los liderazgos del desarrollo. Es oportuno observar estas cuestiones, entre otros motivos, para aclarar el actual debate sobre la política económica del país.
   

*Fuente: "Buenos Aires Económico".

12 de julio de 2012.

sábado, 15 de septiembre de 2012

EL PRESIDENTE MUJICA Y LA EDUCACIÓN


Confieso que escribo este artículo con pesar y dolor porque es un tema y una labor que me toca de muy cerca por mis 54 años dedicados a ella y porque pienso que el avance hacia el progreso de nuestro país depende del fortalecimiento del Frente Amplio que es una alianza social de las capas medias y la clase trabajadora. Los partidos de la oligarquía sólo quieren conservar las estructuras económicas arcaicas en una época en que las grandes masas reclaman a gritos mayor justicia social.

Creo que José Mujica es un hombre honrado que tiene claridad estratégica en política exterior, en la política de seguridad y prevención del delito. En la política carcelaria y la recuperación del INAU así como su preocupación, en una época de crisis global por el excesivo consumismo, pero que su pensamiento y sus acciones son muy confusas cuando se trata de temas como la educación o la forma de combatir las drogas que están minando a nuestra juventud.

Una cuestión de método, lo diría Perogrullo, exige en cualquier problema, la realización de un diagnóstico preciso para luego trazar la estrategia para resolverlo.

La educación forma parte de un contexto social (otra perogrullada), que la condiciona de manera diferente según la demografía y las peculiaridades regionales de un país.

Los problemas de Montevideo, donde se concentra casi la mitad de la población del país, son diferentes, por ejemplo, a los departamentos de Salto o Cerro Largo.

En Montevideo hay una media docena de barrios marginales que las crisis económicas y sus efectos sociales han inmerso en la miseria, la desintegración familiar y la droga, donde prolifera el delito.

Aquí es donde es más alta la deserción del sistema escolar y el fracaso y, en consecuencia, la imposibilidad de que los niños y los adolescentes reciban una educación para la vida.

Pienso que este es el problema fundamental que exige una batería de políticas integrales de mediano y largo plazo.

Los partidos oligárquicos ocultan este hecho y reclaman, como respuesta, la represión con “gatillo fácil” y la reducción de la edad de no imputabilidad penal de los menores.

Si no me equivoco, Mujica quiere resolver este problema, promoviendo la enseñanza de oficios que le proporcionen a esa niñez desvalida las herramientas para su inserción social.

Recordemos que la enseñanza industrial nació en la época de Latorre como una institución cuartelera para niños y adolescentes “incorregibles”, concepción que empezó a cambiar a finales del siglo XIX.

Las transformaciones económicas y estatales a comienzos del siglo XX, permitieron el crecimiento de las capas medias pero éstas desecharon los oficios manuales y buscaron el ascenso social en las profesiones liberales que ofrecía la Universidad de la República, en forma gratuita. Fueron vanos los esfuerzos de modificar esta tendencia y así lo reconoció el Dr. Antonio María Grompone en 1947. Los recursos del Estado le dieron prioridad a la extensión de la enseñanza secundaria como complemento de Primaria y camino hacia la Universidad, quedando la enseñanza industrial y agraria como “cenicienta” del sistema.

Sin embargo la Revolución Científico Técnica que hizo su aparición en la década de 1960, con la automatización y robotización de los procesos industriales con base en la electrónica, exigió la formación de un trabajador con conocimientos muy superiores, especialmente en matemáticas y física.

Ahora, determinadas máquinas eran capaces de realizar funciones que antes estaban reservadas al cerebro humano.

El entonces Rector de la Universidad, Oscar Maggiolo, decía en 1967, que mientras la técnica industrial de la primera mitad del siglo XX tenía una base empírica, la de la nueva técnica era científica. En consecuencia había que cambiar toda la concepción de la enseñanza industrial y agraria dotándola de los conocimientos científicos y tecnológicos más modernos.

Hasta ese momento, las currícula de la enseñanza inudstrial y agraria, era un círculo estrecho que le cerraba a los estudiantes la posibilidad de acceder a instancias superiores de conocimientos y graduación.

Maggiolo había expuesto las bases en su Plan de 1967 para todo el sistema educacional público y, después de 1985, se abrieron las compuertas y la creación del Bachillerato Técnico y los convenios bilaterales con la Universidad, dejaron expedito el camino hasta entonces bloqueado.

La “masa crítica” de ese conocimiento científico solo lo tiene la Universidad y está concentrado en Montevideo.

Por ello, la propuesta reformista del Presidente Mujica, tiene en mi opinión, dos errores: plantea una enseñanza politécnica de oficios de niveles académicos limitados, adaptada a exigencias productivas regionales, en una época en que la tecnología requiere una base altamente científica, cuando la masa crítica está en la capital y, en segundo lugar, el problema educacional fundamental está en los barrios marginales de Montevideo y en la alta “ratio” docente/alumno por insuficiencia de las infraestructuras.

Por otra parte, es contradictoria su posición de fortalecer institucionalmente la enseñanza técnica, llevando al CODICEN justamente a directivos de aquella enseñanza cuando este órgano central debe transferir competencias a los Consejos Desconcentrados.

Finalmente, el Presidente no puede continuar “quemando” a técnicos de elevada competencia para resolver problemas que le plantea la política menuda, agitada por la oposición. Ya son muchos los “decapitados” en la enseñanza y en otros lugares de la administración pública, cuyas causas reales son desconocidas y que no dejan bien parada la imagen del Primer Magistrado del Estado.

jueves, 6 de septiembre de 2012

DERROTA POLÍTICA DEL IMPERIALISMO EN TEHERAN


Entre los días 26 y 31 de agosto, se celebró en la capital de Irán, la XVI Conferencia del Movimiento de Países No Alineados, con la participación de 118 delegados ( representantes de los dos tercios de la membresía de la ONU y 55% de la población mundial), del más alto nivel de estos países.
El Movimiento se constituyó en 1961, en Belgrado, a iniciativa del Mariscal Josif Broz (Tito), Ahmed Sukarno y Gamal Abdel Nasser, presidentes de Yugoslavia, Indonesia y Egipto, respectivamente, así como del Primer Ministro de la India, Jawaharlal Nehru.

Se denominaron “No Alineados” por no pertenecer a ninguno de los dos bloques militares enfrentados, existentes en esa época, proponiéndose llevar en conjunto una activa política de coexistencia pacífica cuyos principios ya habían sido definidos en la Conferencia de Bandung de 1955, a saber: 1) respeto mutuo por la integridad territorial y la soberanía de los países; 2) no agresión mutua; 3) no interferencia en los asuntos internos de cada país; 4) igualdad y mutuo beneficio y 5) coexistencia pacífica.

Las acciones del bloque tuvieron sus altibajos, provocados por cambios en la situación interna de algunos países de importancia estratégica en su respectivas zonas. Una de estas regiones es el Medio Oriente. Nasser murió en 1970, sucediéndole Anuar El Sadat, que rompió el frente nacionalista árabe; en 1979, fue derrocado el Shah de Irán, asumiendo el poder la mayoría islámica chiita que fundó la República Islámica; en 1980 entraaron en guerra Iraq e Irán; en 1991, Estados Unidos organizó la Primera Guerra del Golfo contra Iraq; en el 2003, nuevamente Estados Unidos atacó a Iraq, invocando falsamente la posesión de armas de destrucción masiva, derrocando al gobierno encabezado por Saddam Hussein y ocupando militarmente el país. Anteriormente había atacado a Afganistán a quien responsabilizó de los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York en 2001. Los hechos mostraban, más allá de toda duda, que Estados Unidos, aprovechando la desintegración de la Unión Soviética, procuraba lograr un poder hegemónico mundial, calificando de “Estados basura” a los que se oponión a esos designios.

No obstante, subsistía el conflicto entre el pueblo palestino e Israel, en torno al cual se generaban las mayores tensiones en la región por los alineamientos hacia las partes que implicaba. Sadat fue asesinado en 1981 por un comando militar islámico egipcio, en 1981 y le sucedió Hosni Mubarak, que continuó su política gobernando a el país con mano de hierro hasta su derrocamiento por una insurrección popular, en febrero del año pasado y en las elecciones presidenciales de junio de este año, obtuvo la victoria, Mohamed Morsi, perteneciente a la Hermandad Musulmana, una organización islámica duramente perseguida por el régimen anterior.

              “Unidos por la necesidad y respetuosos de la diversidad racial
                                ideológica, cultural y religiosa
      

Dese hace tres años Egipto, presidido por Mubarak, ejercía la presidencia “pro tempore” de tres años del NAM, cargo que debía ser transferido, en las mismas condiciones, a Irán. Morsi asistió a la cumbre en Teherán y, pese a sus diferencias religiosas y políticas con Irán, fue recibido de una manera amistosa por sus anfitriones, respondiendo él de la misma forma. Irán había roto relaciones con Egipto en 1979, cuando Sadat firmó la paz con Israel.

La Conferencia se realizaba en un momento muy difícil en el Medio Oriente, por la amenaza permanente de Israel y Estados Unidos de atacar a Irán al que acusan de estar en vías de construir armas atómicas; la ocupación por Israel, desde 1967, del territorio palestino y su negativa a reconocer un Estado en el territorio que le asignó las Naciones Unidas en 1947 y, en este marco, la guerra civil, con un indisimulado apoyo económico y militar de Estados Unidos, Arabia Saudita, Turquía y Qatar a sectores de la Hermandad Musulmana de Siria.

Presidió el evento, el Presidente de la República Islámica de Irán, Mahmud Ahmadineyad.

La apertura de la Cumbre correspondió al Jefe Supremo, espiritual y político de la Revolución Islámica, el Ayatollah Alí Khamenei, quien fijó la posición de su país no eludiendo ninguno de los temas polémicos. Comenzó expresando: “Nuestros huéspedes, reunidos aquí, pertenecen a diferentes nacionalidades y razas con historias peculiares, pero como dijo Ahmed Sukarno en su famoso discurso en la Conferencia de Bandung, en 1955, las bases de este Movimiento de No Alineados no son geográficas, ideológicas o raciales y religiosas sino la unidad de las necesidades. En esta época, los Estados miembros del Movimiento de No Alineados tienen la necesidad de adoptar medidas que los protejan del autoritarismo arrogante e insaciable y hoy con el progreso de los instrumentos de hegemonía esa necesidad de unidad aun es mayor”. Estas palabras de tolerancia y respeto a la diversidad de los Estados miembros, generó el clima adecuado para un examen abierto y sincero de los temas de la agenda.

                 El presidente egipcio ataca a su homólogo de Siria

Así, el discurso de M. Morsi, recogido ampliamente por las cadenas de información occidentales que omitieron otros aspectos fundamentales de la reunión, fue muy crítico del régimen de Al Assad en Siria, si se considera que éste cuenta con un amplio respaldo de Irán.  Dijo que el gobierno de Bashar Al Assad “ha perdido legitimidad” y agregó: "El derramamiento de sangre en Siria es responsabilidad de todos nosotros y debemos saber que este derramamiento de sangre no se detendrá sin la interferencia activa de todos. La crisis siria está desangrando nuestros corazones". Sin embargo, como lo expresa la Declaración final de la Conferencia, la opinión de Morsi no tuvo el eco que buscó ya que la reunión condenó cualquier intervención extranjera de conformidad con la posición de principio del  Movimiento.

El tema central del debate fue la ocupación  de Israel de los territorios palestinos y la opresión a que somete a este pueblo. Khamenei en su discurso inaugural había calificado a Israel de “Estado usurpador” y propuso como solución al conflicto, la realización de un referéndum en la que participaran los dos pueblos para definir el futuro y alcanzar la paz. Esta iniciativa fue apoyada por Venezuela pero la Conferencia mantuvo la posición de las Naciones Unidas de 1947 que delimitó los territorios para dos Estados.

                                 El programa nuclear de Irán

Sobre la presunta amenaza del programa nuclear iraní, que está sirviendo de pretexto a Israel, Estados Unidos y la OTAN, para un ataque militar preventivo a la República Islámica, el apoyo de la Conferencia a su anfitrión fue absoluto, pese a la intervención del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, que instó a Irán a adoptar medidas que eliminaran la “desconfianza” de algunos países.

La posición de Irán fue expuesta con claridad por el Ayatollah Alí Khamenei en su discurso de apertura. “Honorable audiencia, la paz y la seguridad internacionales son algunos de los temas críticos del mundo de hoy y la eliminación de las armas de destrucción en masa es una necesidad urgente y una demanda universal. En el mundo actual, la seguridad es una necesidad compartida donde no hay lugar para la discriminación. Los que almacenen estas armas anti-humanas en sus arsenales no tienen el derecho a declararse abanderados de la seguridad mundial. Sin duda, esto no traerá seguridad tampoco para ellos” (…) “Las armas nucleares no garantizan la seguridad, ni consolidan el poder político, sino que son una amenaza para la seguridad y el poder político. Los acontecimientos que tuvieron lugar en la década de 1990 mostró que la posesión de tales armas ni siquiera pudo proteger a un régimen como el de la Unión Soviética. Y hoy vemos que algunos países están expuestos a olas de inseguridad mortal a pesar de poseer bombas atómicas”.

“La República Islámica de Irán considera que el uso de armas nucleares y químicas constituye un gran pecado  imperdonable. Hemos propuesto la idea de "Oriente Medio libre de armas nucleares" y estamos comprometidos con ella. Esto no significa renunciar a nuestro derecho al uso pacífico de la energía nuclear y la producción de combustible nuclear. Sobre la base de las leyes internacionales, el uso pacífico de la energía nuclear es un derecho de todos los países. Todos deben ser capaces de emplear esta fuente saludable de energía para diferentes usos vitales para beneficio de su país y su gente, sin tener que depender de otros para el ejercicio de este derecho. Algunos países occidentales, sí que poseen armas nucleares y siendo los culpables de esta acción ilegal, quieren monopolizar la producción de combustible nuclear. Movimientos subrepticios están en marcha para consolidar un monopolio permanente sobre la producción y venta de combustible nuclear en centros que llevan una etiqueta internacional, pero de hecho están bajo el control de unos pocos países occidentales”.

“Una amarga ironía de nuestra época es que el gobierno de EE.UU., que posee las reservas más grandes y más letales de las armas nucleares y otras armas de destrucción en masa y el único culpable de su uso, empuña hoy la bandera de la oposición a la proliferación nuclear. Los EE.UU. y sus aliados occidentales han armado el régimen usurpador sionista con armas nucleares y ha creado una gran amenaza para esta sensible región. Sin embargo, el grupo utilizando mentiras no tolera el uso pacífico de la energía nuclear en los países independientes, e incluso se opone, con toda su fuerza, a la producción de combustible nuclear para los radiofármacos y otros fines pacíficos y humanitarios. Su pretexto es el temor a la producción de armas nucleares. En el caso de la República Islámica de Irán, ellos saben que están mintiendo, pero las mentiras son descubiertas por el tipo de política que está totalmente desprovista de la más mínima huella de espiritualidad. ¿Aquel que utiliza, en el siglo 21, la amenaza nuclear como instrumento de su política y no se siente avergonzado, se sentirá avergonzado de sus mentiras?”.

Con esta contundente respuesta el asunto de la amenaza para la paz del programa nuclear iraní, el tema quedó liquidado contando Irán con el respaldo de los dos tercios de las Naciones Unidas presentes en la Conferencia. No obstante, ninguna cadena de información y agencias occidentales mencionó ni este fragmento ni otros del discurso del líder iraní que constituyeron un vigoroso alegato a favor de la paz y la solidaridad del género humano.

                          La Carta de la ONU debe ser reformada

La Cumbre llamó a un cambio en la integración del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que refleje la actual configuración del mundo. Condenó el bloqueo económico a Cuba, apoyó la posición argentina sobre las Islas Malvinas, se solidarizó con Ecuador en su defensa del derecho de asilo, y condenó el golpe de estado constitucional en el Paraguay. Otros tópicos incluidos en la Declaración fueron la política de “dos reglas” del imperialismo para calificar al terrorismo, la seguridad alimenticia, la lucha contra la pobreza, el impacto de las pandemias y los fenómenos naturales en la economía de los países en vías de desarrollo.

El Documento insistió, por otra parte, en el papel que debe desempeñar la Organización de las Naciones Unidas en la solución pacífica de las disputas, la defensa de la paz global y el diálogo entre las civilizaciones, las diferentes religiones y la diversidad cultural.
Finalmente, la Conferencia seleccionó a Venezuela como organizadora de la 17º Conferencia en 2015 y la presidencia del Movimiento en los siguientes tres años.

                    La Cumbre fortaleció al Movimiento de los No Alineados

La realización de esta Cumbre en Teherán fue una gran victoria diplomática y política de la República Islámica de Irán, acosada por todo tipo de amenazas por parte de Israel, Estados Unidos y la OTAN. La asistencia de 118 delegaciones y 35 Jefes de Estado, así como las resoluciones adoptadas, muestran un importante renacimiento del Movimiento, en un cambio de época donde el histórico capitalismo occidental entra en una fase de declinación mientras el centro de la historia se desplaza al Oriente.

Muy significativo fue el papel de la India en esta Cumbre y los acuerdos de carácter estratégicos alcanzados con Paquistán e Irán. El primer ministro hindú, M. Singh declaró que había que fortalecer los lazos económicos y políticos con el occidente asiático, señalando que hasta ahora, el énfasis había sido puesto en el sudeste asiático. De acuerdo a este punto de vista la India, cuya economía está dando pasos de gigante, sería el pivot de esta integración regional que sale al cruce de los planes estratégicos en la región de Estados Unidos e Israel. Esto probaría que la India, repondiendo a la línea histórica de su política exterior, no está dispuesta a secundar las intrigas imperialistas de “divide e impera” para impedir la consolidación del bloque asiático del BRICS.