viernes, 31 de enero de 2014

LA POLÍTICA ECONÓMICA DE ARGENTINA


El dilema que enfrenta el desarrollo económico de América Latina se puede resumir del modo siguiente: 1) conservación del modelo liberal basado en la producción y exportación de materias primas y alimentos, semi elaborados o no elaborados y 2) Una economía donde la industria moderna, promovida por una enérgica intervención del Estado, ponga al continente en condiciones de igualdad con los bloques de los países desarrollados.

En esta última opción no incluyo al Uruguay, porque el modelo económico que sigue por la pequeñez de su mercado interno no procura una industrialización integral sino el desarrollo de las agroindustrias para la exportación y el turismo regional como fuentes de ingresos de divisas.
El gobierno uruguayo y la oposición política acusan al gobierno argentino de seguir una política económica y comercial hostil a nuestro país. Creo que, objetivamente, las políticas practicadas por Argentina han perjudicado a Uruguay pero no son intencionales sino que son coherentes con el modelo de desarrollo que adopto el gobierno de enfrente, a partir del 2003.

Hagamos un poco de historia.

La política económica puesta en marcha por el tándem Menem-Cavallo, el 6 de abril de 1991, llamado Plan de Convertibilidad estableció que el peso argentino  tenía un valor similar al dólar. Este plan fue impuesto por la banca internacional con la finalidad de establecer un seguro de cambio a las inversiones especulativas. La valorización artificial de la  medida destruyó la competitividad de las exportaciones paralizando la economía y llevando la desocupación al 25% de la fuerza laboral activa y el déficit fiscal al 13% del PBI..

El gobierno de Fernando de la Rúa no se atrevió a devaluar, para movilizar las exportaciones. La fuga de capitales vació las reservas obligando al presidente a bloquear los depósitos bancarios en dólares (“Corralito”). La medida provocó la salida a las calles y concentración en la Plaza de Mayo de una multitud enfurecida que fue reprimida con violencia y una decena de víctimas mortales, fueron su consecuencia. De la Rúa renunció el 21 de diciembre de 2001. La crisis era total.

Entre esta fecha y el 2 de enero de 2002, Argentina tuvo  cuatro presidentes. El segundo, Adolfo Rodríguez Saá, suspendió el pago de la deuda externa, renunciando pocos días después, por “falta de apoyo político”. Le sucedió el Presidente de la Cámara de Representantes, Ramón Camaño, que convocó a una Asamblea Legislativa para designar un presidente interino. El nombramiento recayó en Eduardo Duhalde que, al asumir la misma noche de su elección, dijo:

“La Argentina está quebrada. La Argentina está fundida. Este modelo en su agonía arrasó con todo. La propia esencia de este modelo perverso terminó con la convertibilidad, arrojó a la indigencia a 2 millones de compatriotas, destruyó a la clase media argentina, quebró a nuestras industrias, pulverizó el trabajo de los argentinos. Hoy, la producción y el comercio están, como ustedes saben, parados; la cadena de pagos está rota y no hay circulante que sea capaz de poner en marcha la economía”.

Duhalde derogó la Ley de Convertibilidad, dejando flotar el valor del dólar que el mercado fijó en 3,36 pesos argentinos. El Presidente y su Ministro de Economía, Roberto Lavagna, pesificaron los depósitos en dólares, manteniendo la suspensión del pago de la deuda externa y rescataron los bonos que habían emitido las provincias para pagar sus obligaciones.  

Por decreto del 5 de agosto de 2002, estableció una retención del 20% del valor de las exportaciones de cereales, harinas y aceites, medida destinada a lograr el equilibrio fiscal, recurriendo a las grandes ganancias de un sector especialmente beneficiado por la devaluación.

La Inyección de moneda fresca en la economía y el tipo de cambio competitivo, pusieron en marcha lentamente la producción. No obstante, Duhalde consideró que era necesario un gobierno respaldado por la ciudadanía y convocó a elecciones para el 27 de abril de 2003, dándole el apoyo al Gobernador de Santa Cruz, Néstor Kichner, postulado por el Frente para la Victoria. En la primera vuelta, Carlos Menem obtuvo el primer lugar con el 24,45% de los votos emitidos y Néstor Kichner el segundo con 22.24% de los votos. En la segunda vuelta, un mes después, Menem no se presentó resultando electo el ex Gobernador de Santa Cruz.

Néstor Kichner asumió el 25 de mayo. En setiembre de 2003, pronunció un discurso en la Asamblea de las Naciones Unidas, en el que expresó:

“La relación de países como el nuestro y otros con el mundo, está signada por la existencia de una aplastante y gigantesca deuda (160% del PIB), tanto con organismos multilaterales de crédito como con acreedores privados”. 

“Nos hacemos cargo como país de haber adoptado políticas ajenas para llegar a tal punto de endeudamiento, pero reclamamos que aquellos organismos internacionales que al imponer esas políticas contribuyeron, alentaron y favorecieron el crecimiento de esa deuda, también asuman su cuota de responsabilidad. Resulta casi una obviedad señalar que cuando una deuda tiene tal magnitud la responsabilidad no es sólo del deudor sino también del acreedor”. 

“Es necesario entonces que se asuma el hecho cierto, verificable y en cierta medida de sentido común de la terrible dificultad que ofrece el pago de esa deuda. Sin una concreta ayuda internacional que se encamine a permitir la reconstitución de la solvencia económica de los países endeudados y con ello su capacidad de pago, sin medidas que promuevan su crecimiento y desarrollo sustentable favoreciendo concretamente su acceso a los mercados y el crecimiento de sus exportaciones, el pago de la deuda se torna verdadera quimera”. 

“En el desarrollo de exportaciones con valor agregado a los recursos naturales que la mayoría de los países endeudados poseen, pueden solventarse los primeros tramos del desarrollo sustentable, sin el cual sus acreedores deberán asumir sus quebrantos sin otra opción realista. Nunca se supo de nadie que pudiera cobrar deuda alguna de los que están muertos”.

El 21 de agosto de 2003, el Congreso sancionaba el fin de la impunidad, al derogar la Ley de Punto Final, y reabría los juicios por crímenes de lesa humanidad de la última dictadura.

En cuatro años, su gobierno pudo arrojar los siguientes resultados:

·       Crecimiento sostenido a un promedio superior al 8% anual;  el período más largo de crecimiento de de los últimos 100 años.

·       Equilibrio macroeconómico en el área fiscal y externa: Superávit gemelos inéditos: superávit primario de 3% del PIB en promedio y un saldo positivo en la cuenta corriente de la balanza de pagos, que promedió un 4,8% del producto.

·       El superavit fiscal se mantuvo a lo largo de 5 años en torno al 3,2% del PBI.

·       Tipo de cambio real competitivo y estable que favoreció la producción y el empleo.
·       Reservas internacionales: pasaron de U$S 14.000 millones en el 2003 a U$S más de U$S 50.000 millones en el 2007 y se mantuvieron por encima de los U$S 45.000 millones.

Se destaca también que de acuerdo al ritmo del crecimiento del producto bruto de la Argentina, en cinco años, la relación deuda/PBI bajó de 160 al al 40 %.

Desde el principio de su gobierno, Néstor Kirchner, se preocupó por recuperar para el Estado, empresas que el ex Presidente Carlos Menem había privatizado, en la década de 1990. Se estatizaron Aerolíneas Argentinas, Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), Correo Argentino, Astillero Río Santiago y fueron creadas ENARSA y  Agua y Saneamientos Argentinos.

Kichner alineó su política exterior junto con Venezuela y Brasil, en la IV Cumbre de las Américas, realizada en Mar del Plata en noviembre de 2005, introduciendo en la Declaración la siguiente objeción a la implementación inmediata del Àrea de Libre Comercio de las Américas (ALCA) ue reclamaba Estados Unidos:

“Todavía no están dadas las condiciones necesarias para lograr un acuerdo de libre comercio equilibrado y equitativo, con acceso efectivo de los mercados, libre de subsidios y practicas de comercio distorsivas y que tome en cuenta las necesidades y sensibilidades de todos los socios,  así como las diferencias en los niveles de desarrollo y tamaño de las economías”.

Era el primer paso de un bloque continental que marcaba distancia con el imperialismo norteamericano y pondría el acento en la integración continental. Fue una humillación para el Presidente George W. Bush que solo contó con el apoyo de Canadá y México.

En su último año de gobierno, Kichner canceló la deuda con el Fondo Monetario Internacional e inició negociaciones con el Club de París para comenzar la amortización de la deuda de los acreedores privados que poseían los bonos emitidos por el Estado (Deuda soberana) cuya magnitud había provocado el “default” del 2001. El proceso de reestructuración de la deuda externa fue largo y complejo para quienes decidieron ingresar en el canje. La Argentina ofreció un descuento importante sobre sus obligaciones (aproximadamente el 70 %).

                                                                         .II-

En diciembre de 2007, le sucedió su esposa, Cristina Fernández, candidata del Frente para le Victoria que obtuvo del 45% de los votos de los votos emitidos, en la primera vuelta de octubre, asumiendo la Presidencia, el 10 de diciembre.

Los lineamientos estratégicos de la política económica, calificada de “desarrollo con inclusión social, sin endeudamiento externol”,  de una clara posición contra la impunidad de los crímenes de lesa humanidad de la dictadura, y la política exterior independiente, estaban trazadas y la Presidenta se propuso profundizarlas, pero en el 2008, Argentina, como otros países de la periferia, recibió el impacto de la crisis financiera que estalló en Estados Unidos con la quiebra del banco de inversión, Lehman Brothers, en el mes de setiembre.

La oposición reclamó que “había que enfriar la economía”, demanda a la que contestó la mandataria expresando que “enfriar la economía era promover la desocupación y eso no lo haría”. Por el contrario, el gobierno estableció un sistema de retenciones móviles, de ajuste automático de acuerdo al valor de las exportaciones de los productos primarios. Con estos recursos se financiaban los subsidios a la industria y el gasto social. La oposición reclamaba un ajuste fiscal del gasto social y eliminación de los subsidios.

En los primeros días de abril, la poderosa Sociedad Rural Argentina, organizó un “paro patronal”, con cortes de rutas de abastecimiento a los mercados nacionales. El gobierno, por su parte, recibió el apoyo de una masiva manifestación en la Avenida de Mayo, en Buenos Aires.
Quedó así declarada una “guerra”, entre el poderoso sector monopólico de la tierra, organizado en la Sociedad Rural, contra la política de fortalecimiento industrial y ampliación de los servicios sociales.

En el año 2009, cayó el crecimiento económico y se fugaron miles de millones de dólares que el abultado nivel de reservas, aguantó. El año siguiente, la economía se recuperó y el gobierno lanzó el “Plan del Bicentenario”, destinado a fomentar el desarrollo de las medianas y pequeñas empresas. El mecanismo era el siguiente: cada empresa elaboraba un proyecto de modernización que era evaluado por el Banco Nación que, al aceptarlo, le otorgaba el crédito correspondiente. Luego, el documento era remitido al Banco Central que realizaba su redescuento, devolviendo el dinero al Banco Nación. Es decir, el plan se financiaba con emisión, respaldada por el creciente aumento de las reservas, mecanismo que utilizó el gobierno pues la derogación de la Ley de Convertibilidad, en el 2002, que establecía que los dólares debían servir, únicamente, para respaldar la circulación monetaria (dinero en poder del público, las cuentas corrientes y las cajas de ahorro), le dio al gobierno la opción de respaldar la economía real, rompiendo la equivalencia cantidad de dólares-cantidad de pesos.

El año siguiente, el Congreso comenzó a discutir la reforma de la Carta Orgánica del Banco Cenrtral que, en su artículo 3º fijaba los objetivos de la política monetaria, desvinculando los dólares de la emisión en moneda nacional y autorizando, en determinadas circunstancias, la utilización por el gobierno de un crédito por el 10% de las reservas en dólares. Esta reforma entró en vitgencia a comienzo del 2012.

El 27 de octubre de 2010, falleció el ex Presidente Néstor Kichner. La oposición consideró que vendrían tiempos de incertidumbre ya que sostenían que el ex mandatario era “el poder detrás del trono”. Sin embargo, los hechos mostraron que la Presidente poseía un carácter capaz de enfrentar todos los vendavales.

Colocó a su difunto marido en el pedestal de una nueva generación de hombres de Estado, dispuesto a consolidar un modelo de desarrollo “nacional, popular y democrático”, que Argentina había intentado fundar con Yrigoyen y Perón y que la oligarquía tradicional, concentrada en la tierra y en la banca, había impedido. Con este espíritu, y realizando una intensa labor pedagógica en los medios, salió al cruce de todos los avatares de la política.

Su esposo había cancelado la deuda con el Fondo Monetario Internacional y ella se propuso liquidar la deuda de los bonistas agrupados en el Club de París. El gobierno les hizo una propuesta de una quita al monto nominal -100%-, del 66%. La negociación fue exitosa quedando solo un 8% de la deuda sin financiar que poseía un grupo de especuladores con fondos en la Isla Cayman, que exigían el pago del 100%, llamados en la jerga financiera “fondos buitres”.

Según datos del FMI, la Argentina experimentó en la última década una reducción del 73 % de su deuda externa respecto al PIB (producto bruto interno). Resultó así ser el país con mayor nivel de desendeudamiento del mundo. Esta deuda fue pagada con las reservas monetarias acumuladas, decisión que provocó la renuncia del Presidente del Banco Central, Martín Redrado, partidario de la ortodoxia bancaria de que las reservas solo estaban para respaldar la circulación monetaria en pesos.

La oposición estimó que este compromiso provocaría una caída de las reservas monetarias y que el gobierno no podría mantener el tipo de cambio administrado. Los bancos y los grupos económicos del agro, afectados por las retenciones, iniciaron una fuga de capitales que alcanzó los 5 mil millones de dólares parte de los cuales se dirigieron a Uruguay donde compraron campos para la plantación de soja y voluminosas inversiones inmobiliarias en Punta del Este. En los últimos días, el ministro de Economía y finanzas, Axel Kicillof, declaró que en siete años el gobierno resistió el ataque de 5 olas de fugas de capitales que totalizaron 62 mil millones de dólares.

El flujo de crédito sostenido del Banco Central, disparó la inflación, lo que restaba rentabilidad a las exportaciones con un tipo de cambio administrado que se movía muy poco.
No obstante esta oposición, que controlaba la mayoría de los grandes medios electrónicos de comunicación, Cristina Fernández fue reelecta en octubre de 2011, en la primera vuelta, con el 54% de los votos emitidos, recuperando la mayoría absoluta en el Caongreso que había perdido en las elecciones parlamentarias de 2009.

En un contexto de caída de las reservas a causa del pago de la deuda, el gobierno inició una política de defensa de las reservas. Primero, estableció la autorización previa a ciertas importaciones que, luego generalizó a todas, siguió la prohibición de vender dólares para ahorrar en esta moneda. A esto, los medios de oposición le llamaron el “cepo cambiario”. Finalmente, impuso las restricciones a la venta de dólares para viajar al exterior.

Respondiendo a una reestructura del sistema portuario, el gobierno nacional y el gobierno de la Provincia de Buenos Aires, acordaron una ampliación del puerto de la Ciudad de La Plata que estaba destinado solamente a la exportación o importación de petróleo (Allí se encuentran las grandes refinerías de YPF). Se construyeron dos muelles de un quilómetro de longitud cada uno –uno en Berisso y otro en Ensenada-,y una playa para dos millones de contenedores. La finalidad de esta obra es permitir el almacenamiento y trasbordo del comercio del sur patagónico y de la propia Provincia de Buenos Aires, descongestionando el puerto de la Capital Federal y suprimiendo los trasbordos en el Puerto de Montevideo. Una parte de estas obras, las de Berisso, se inauguraron en julio del año pasado y este año entrará en actividad el muelle de Ensenada.

La derecha y la clase media reaccionaron frente a las restricciones cambiarias y el gobierno vio disminuido su caudal electoral en las elecciones parlamentarias del 2013. A ello se agregó la enfermedad de la Presidente que tuvo que ser intervenida por un hematoma que tenía en el cerebro y debió mantenerse alejada de la actividad por más de un mes.

Al reintegrarse a su despacho, reorganizó su gabinete, nombrando al exitoso Gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, como Jefe de Gabinete y al joven economista, Axel Kicillof como nuevo Ministro de Economía y Finanzas, además de la sustitución del Presidente del Banco Central, por el entonces Presidente del Banco Nación, Juan Carlos Fábrega.También fue relevado el polémico Secretario de Comerio, Guillermo Moreno y nombrado para sucederle, Augusto Costa.

El nuevo equipo comenzó a estudiar una situación caracterizada por una alta inflación , un tipo de cambio administrado que el mercado, manejado por la especulación, revelaba que no era real y que estaba produciendo un enlentecimiento en la exportación de la cosecha de cereales, un rubro que es estratégico en el modelo de desarrollo adoptado de acumular reservas.

Concluida esta evaluación, el 23 de enero de este año, el jefe de gabinete, acompañado del ministro Kicillof, anunció: 1) Que la cotización del dólar a 8 pesos que el mercado, sin la intervención del Banco Central, mostrado en las pizarras el día anterior, era el cambio real y que el gobierno lo respetaría y lo defendería; 2) Que se autorizaría la venta de dólares, para atesorar, a las personas físicas de acuerdo a una reglamentación que se publicaría el lunes, 27 de enero; 3) Que se reducirían los descuentos de dólares para los pagos con tarjetas en viajes al exterior de un 35 a un 20%.

El 27, se publicó la circular anunciada, autorizando, en forma limitada, la venta de dólares para ahorro –un 20% de los ingresos de cada persona física, a partir de 7.200 pesos mensuales y un máximo de dos mil dólares - pero se postergó la reducción de las restricciones para viajes.

Según el economista, Aldo Ferrer, en declaraciones realizadas a Radio Nacional el 27 de enero,, la medida más importante es la devaluación del peso de un 33% ( de 6 a 8 pesos por dólar), que permitirá la salida rápida de las exportaciones y, con ello, el inicio de la recuperación de las divisas situadas, actualmente, en un nivel de 29 mil millones de dólares.

En esta forma,  agregó Ferrer, la política económica se ajusta a la realidad económica “que es satisfactoria”, ya que el país está desendeudado, el agro tiene muy buenos precios en los mercados internacionales y la industria y el empleo están en una etapa pujante. (6,5% de desocupados).
El destacado economista, uno de los autores del Plan Fénix, elaborado por la Universidad de Buenos Aires para salir de la crisis del 2001, continuó: “Creo que la inflación irá disminuyendo porque los salarios acaban de ser reajustados de acuerdo al dólar paralelo (11 pesos) y la canasta familiar es abastecida por el agro y la industria argentina”.

Ferrer expresó que la venta de dólares para atesorar y para viajar es un asunto secundario que se irá normalizando a medida que vayan aumentando las reservas; que lo primordial es que se coloque la producción en el extranjero y para ello, lo fundamental es un tipo de cambio realista, cosa que él considera correcto a 8 pesos.

Por otra parte, concluyó sus declaraciones a Radio Nacional, diciendo que  las retenciones permanecerán porque el sector agrario cuenta con mayor productividad que la industria y, en una economía integrada, es imprescindible su contribución. En consecuencia, serán retiradas cuando la industria alcance igual nivel de productividad.

En conclusión: el dilema de Argentina es el de los grandes países de América Latina que tienen una variedad muy rica de recursos naturales como para potenciar una economía integrada donde la industria sea su pivot como ocurre en todos los países capitalistas desarrollados. Desde que llegó Hipólito Yrigoyen al poder, en 1916, ésta ha sido la batalla entre una Argentina que quiere desarrollarse en forma integral para poder realizar una distribución social de su riqueza más justa, y la Argentina del siglo XIX, patrimonio de los grandes terratenientes, asociada primero al imperialismo inglés y, luego al norteamericano, que se resiste a morir.

Las crisis económicas y financieras de 1982 y de 2002, tuvieron la misma causa: un modelo abierto agro exportador y financiero de Argentina, Brasil y Uruguay , basado en la sobrevaluación artificial de las monedas, atándolas al dólar, que enriqueció a la banca extranjera y privada nacional y en determinado momento paralizó el comercio y el resto lo hizo la fuga de capitales y el vaciamiento de los bancos. Es la lección que nos han dejado ambas crisis.

Uruguay, con una economía completamente abierta –comercial y financiera- depende del comercio y del turismo. La coyuntura económica de Argentina y Brasil, dos vecinos poderosos, nos afectará siempre, positiva o negativamente. Pero el fortalecimiento de dichas economías también fortalecerá a la economía uruguaya y se comete un grave error cuando nuestros políticos –sin distinción de partidos- critican a la política argentina por no ser generosa en la asignación de una moneda extranjera, que su Banco Central no emite, y que es objeto de especulación por los grandes grupos económicos monopólicos. Ningún país en la historia pudo enfrentar 5 olas de fugas de capitales en siete años, que se llevaron, ilegalmente, el 12% del Producto Interno Bruto. Y esa es la mejor prueba que una política de acumulación de reservas que sirva para fomentar la economía nacional y no ser un seguro para la ganancia de la especulación bancaria, es la única correcta.
         

sábado, 11 de enero de 2014

DECIR LA VERDAD Y HABLAR CLARO


Un gobierno de derecha miente porque representa a los dueños del capital cuyo objetivo es la ganancia máxima y sabemos que ésta implica salarios bajos. Si dijeran la verdad, no ganarían una sola elección. Un gobierno de izquierda, que busca la justicia social, debe decir la verdad. Esta es una afirmación de Perogrullo; sim embargo, las izquierdas no proceden así. También mienten. Sus dirigentes cuando son gobierno y hacen concesiones al capital, disfrazan su discurso con expresiones técnicas, que la mayoría del pueblo no entiende. Por ejemplo,” la macroeconomía funciona bien pero hay que cuidarla” o esta otra: “Argentina se ha propuesto perjudicar al Uruguay porque restringe a los turistas la entrega de dólares o prohíbe a los barcos de carga de gran calado que utilicen la playa de contenedores de nuestro puerto, afectando del 25 al 30% de sus ingresos”. Y al preguntársele a un funcionario la razón, responde: “Tienen un problema de caja”. Se refiere a la “caja de dólares. Argentina tenía 44 mil millones de dólares en reservas y debió pagar, el año pasado, 8.250 millones en amortización de su deuda externa. Aunque tiene saldos muy favorables en su intercambio comercial, su balanza turística es ampliamente desfavorable. Ello la ha obligado a una severa administración de su “caja de dólares”.              Por ello fomenta el turismo interno y desalienta el turismo externo.
El modelo económico que sigue Uruguay nunca ha sido bien explicado. Se dice, simplemente, que el programa del Frente Amplio de 1971 no puede ser aplicado porque vivimos en otra época. Pero, ¿cuál es esta época?
La época cambió cuando se desintegró la Unión Soviética y todo el Campo Socialista Europeo, entre 1989 y 1991. Por razones ideológicas, porque siempre rechazaron la concepción socialista de la Unión Soviética, hay sectores del Frente que se niegan a reconocer a su sistema social como radicalmente opuesto al sistema social capitalista y, en la “Guerra Fría” se alinearon con el imperialismo norteamericano.
Hasta esta fecha, el FA se mantuvo fiel al Programa Antioligárquico y Antimperialista de 1971. ¿Por qué? Porque si llegaba al gobierno y hacía la Reforma Agraria, la nacionalización de la banca y la nacionalización del comercio exterior, que eran sus puntos medulares, el imperialismo inmediatamente bloquearía al país y el punto de apoyo para avanzar sería el Campo Socialista. La Revolución Cubana se consolidó por esta realidad geopolítica, y la vía pacífica elegida por Chile y Uruguay, también manejaban esa alternativa a la presión imperialista.
Mas, esta alternativa fundamental en la relación de fuerzas mundiales, se acabó y el imperialismo, que es el dominio del capital financiero, quedó dueño de todo el terreno. Por ello, en 1991, el Presidente George Bush, pudo decir: “Ha nacido un nuevo orden mundial”. Era la materialización del “Sueño americano” que es la universalización de su hegemonía y sus valores civilizatorias a la vez que gendarmes del mundo.
La última dictadura en el Uruguay la instaló el imperialismo para frenar la rebelión de su “Patio trasero”, aislando a Cuba que había tenido la osadía de desafiarlo. El golpe de Pinochet en Chile y de Bordaberry en el Uruguay demostraban que la URSS estaba demasiado lejos para impedirlos, como había impedido el ataque militar de Inglaterra y Francia a Egipto y el derrocamiento de Nasser, en 1956..
El plan económico de la dictadura uruguaya fue elaborado por el Fondo Monetario Internacional. Uruguay era (lo es) un país pequeño, ilustrado, con pequeña población y 16 millones de tierras fértiles, con dos grandes vecinos en sus fronteras. Un Estado Tapón como quería Gran Bretaña, que siempre dependería de ella para subsistir. Las exportaciones agropecuarias y el turismo eran sus principales fuentes de ingresos de divisas (moneda extranjera), necesarias para comprar combustibles y materias primas, en un área comercial dominada por el dólar) para una industria destinada al reducido mercado interno. El economista canadiense, Robert Mundell, funcionario del FMI, que tenía su despacho en el Banco Central, aconsejó completar la apertura de la economía que había iniciado el ministro Végh Villegas, agregando la creación de una Plaza Financiera. Para ello, había que “atar el peso al dólar” (“tablita”) sobrevaluándolo, con un suave deslizamiento (“crawling peg”), que empezó a funcionar en 1978. El Ministro de Economía, Valentín Arismendi, que sucedió en 1976 a Végh, llegó a decir que, con las reservas de dólares que tenía el BCU, podía retirar todo el peso papel circulante y le sobraban dólares. En consecuencia, e ingreso del dólares pasó a dirigir, automáticamente,  la política monetaria, anulando la función esencial del Banco Central.
Este modelo económico, basado en tres pilares: agroindustrias, turismo y plaza financiera, continúa rigiendo hoy, con un gobierno de izquierda. Lo que el Frente Amplio ha aplicado, en oposición a los gobiernos oligárquicos, es el restablecimiendo de los Consejos de Salarios, la elevación del salario mínimo, y la ampliación de los beneficios sociales hasta donde el modelo lo permite, plan que ha podido cumplir porque las condiciones comerciales y financieras (devaluación del dólar) externas le han sido favorables.
Mi crítica está dirigida a esto: el gobierno no dice que tenemos una dependencia absoluta del capital extranjero que invierte en agroindustrias y utiliza la plaza financiera para especular hasta tal punto que nuestro país ha estado en la lista de los Paraísos Fiscales, en donde se refugian capitales negros –y se lavan-, de todo origen.
El Vicepresidente, Danilo Astori y su grupo político, son la garantía de esta política que es la contracara de la nueva tendencia, en Latinoamérica, de marcar distancia de esa dependencia, iniciada con la victoria de Hugo Chávez en Venezuela en 1998, política que actualmente es practicada por Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Argentina, no así por Brasil.
La nueva política económica en estos países se propone reducir al máximo la deuda externa, ahorrar moneda extranjera, prohibir su uso para el tráfico interno, gravar  el ingreso de capitales especulativos de corto plazo, gravar la concentración de riqueza y las grandes ganancias de los sectores económicos con menos valor agregado para proteger la industria nacional creando empleo y desarrollar los servicios sociales de educación y salud. Para ello, es necesario evitar la sobrevaluación de la moneda nacional, administrando directamente el tipo de cambio, conservando la competitividad frente a competidores con tecnologías más avanzadas.
Esta política de restricción al capital especulativo extranjero es rechazada por los centros financieros y por el Fondo Monetario Internacional que es, en los hechos, su síndico, así como las agencias de calificación de riesgo que son un instrumento de los grandes bancos como Goldman Sachs y JP Morgan. También recibe el rechazo de los grandes grupos económicos internos concentrados que cuentan con los medios de comunicación para confundir a sus audiencias pretendiendo sembrar en las cabezas la idea de que el consumo es ilimitado.
En el Uruguay esta idea está muy difundida pese a las periódicas advertencias del Presidente Mujica que cree que basta seguir su ejemplo como consumidor austero para resolver los riesgos de un consumismo masivo que exige un gasto permanente de moneda extranjera.
¿Hay alternativas al modelo que impuso, dictadura mediante, la oligarquía y el imperialismo? Creo que una alternativa radical de corto plazo, es inviable. El cambio está condicionado por la relación de fuerzas internacionales. Una fuerza poderosa solo puede ser contrarrestada por una o varias fuerzas equivalentes, Actualmente, es un período de transición en que esas fuerzas, situadas en Eurasia, se están construyendo lentamente, pero tardarán varias décadas para alcanzar la dimensión económica necesaria.
No obstante, en este contexto se puede ir avanzando si somos capaces de construir un bloque independiente de países latinoaméricanos y del Caribe y en lo interno, poniendo trabas al capital especulativo y a la concentración y extranjerización de la tierra que es el peor de todos los monopolios. Éste es a mi juicio el camino estratégico fundamental y los que creemos en el futuro de una humanidad liberada, debemos oponernos férreamente a toda alianza con el patrón del Norte, que es la fuerza que a nivel mundial hay que frenar para que sea posible un mundo multipolar equilibrado. Solo en este contexto será posible el avance hacia el socialismo, aunque nadie puede predecir hechos de tal magnitud que lo anticipen.
                                            
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