miércoles, 24 de septiembre de 2014

LA CAJA DE PANDORA


El Medio Oriente se ha transformado en una “Caja de Pandora”, que se abre, cada día, para mostrarnos, sorpresas y contradicciones inimaginables.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         Esatados Unidos y Gran Bretaña tuvieron, hasta 1979, con excepción de Iraq, Siria y Egipto, el control económico y político de  esta estratégica región petrolera. El triunfo de la Revolución Islámica, en Irán, fue una derrota estratégica, compensada con la defección de Anwar El Sadat que cambió a Egipto de bando y pasó a proteger la “espalda” de Israel.

Irán se convirtió en el principal enemigo. Su asistencia económica y militar a Hezbollah, en el Líbano y Hamas, en la Franja de Gaza, a través de Siria, le impedía a Israel su objetivo de restaurar el antiguo  Reino de David, como cabecera de puente del imperialismo anglo-norteamericano en la zona.

Otro contratiempo fue la intervención soviética en Afganistán, en 1979. Estados Unidos creó el grupo de militantes islámicos “Al Qaeda”, bajo la jefatura de Bin Laden, miembro de la familia real saudita.”Los hijos de Alá”, triunfaron pero adquirieron conciencia de sus propias fuerzas y quisieron desprenderse de la tutela norteamericana. El ataque a las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono, el 11 de setiembre de 2001, le permitió a Estados Unidos descubrir a un nuevo enemigo, desaparecido ya,, el “peligro comunista”. La emprendieron contra Afganistán pero Al Qaeda, en realidad, no era el enemigo, sino Saddam Hussin que tampoco quería la presencia de Israel en el Medio Oriente. Cayó Saddam  pero los norteamericanos no pudieron establecer el gobierno que querían y al final se lo entregaron a la mauyoría chiita, aliada de Irán.

Esta solución no les agradó a Arabia Saudita, Qatar, los Emiratos Árabes y Bahrein, islámicos sunnitas y socios de Washington y Londres en la explotación petrolera de la región. La “Hermandad Musulmana de Sunnitas” incrementó su organización y aprovechando el desgaste de la dictadura de Mubarak, en Egipto y las acciones del movimiento estudiantil universitario, venció en elecciones limpias. El nuevo gobierno egipcio ofreció enseguida su solidaridad a Hamas, denunciando la política recolonizadora de Palestina por Israel. A un año de haber asumido el gobierno de la Hermandad Musulmana, un golpe de Estado Militar lo derribó y restableció la política exterior de Mubarak que protegía, desde el Sinaí, a Israel.

Pero la “seguridad” de Israel conservaba su flanco débil desde el Líbano, donde opera Hezbollah, y recibe ayuda de Irán y Siria. En consecuencia, era necesario derribar al Presidente, Bachar Al Assad, y colocar allí a un gobierno de la Hermandad Musulmana. Turquía, miembro de la OTAN y que tiene un gobierno de la “Hermandad”, se encargó de esta tarea, organizando la “resistencia democrática” contra Assad y dotando de armamento y recursos financieros proporcionados por Qatar y Arabia Saudita, a dos organizaciones militares, el Frente As Nura y el Emirato Islámico,  dos ramas de Al Qaeda.

Estados Unidos se había comprometido a intervenir directamente para derribar a Assad, pero Obama cambió de posición, después de una reunión con Putin en la Cumbre del G-20, en San Petersburgo, los días 5 y 6 de setiembre de 2013.

De este contacto presidencial, surgieron dos decisiones importantes: la entrega por el gobierno de Siria de todo su arsenal de armas químicas y la posición del nuevo presidente de Irán, de buscar un acuerdo sobre la producción de uranio enriquecido de modo que no comprometa la generación de su Planta Nuclear y al mismo tiempo disipe los temores de Occidente y, particularmente Israel, de su ulización en armamento nuclear.

Rusia venía insistiendo, y es unos de los puntos principales de su política exterior, que una desestabilización del Medio Oriente, con una guerra entre sectores religiosos y sectores laicos sería perjudicial  para los intereses de todos y que era necesaria una acción conjunta para impedir el caos.
El cambio de posición de Estados Unidos fue considerada una traición por el Emirato Islámico y el Frente Al Nusra (también por Turquía), que vieron perdida la oportunidad del derrocamiento de Bachar Al Assad. El ataque de Israel a la Franja de Gaza no es tampoco ajeno a su decepción por este viraje de Estados Unidos.
Presionado por el Partido Republicano, los sectores de derecha de su Partido y el Pentágono, Obama resuelve mostrar sus “músculos” en Ucrania, al apoyar el golpe de una derecha fascista que se estaba preparando en Polonia desde hacía tiempo. El golpe triunfó pacialmente pero la acción rápida de Rusia le permitió recuperar Crimea y evitar la instlación de la OTAN en el puerto de Sebastopol. La resistencia de la población ruso-parlante del este de Ucrania, impidió a los golpistas de Kiev lograr su objetivo de convertir a Ucrania en un espacio anti ruso. Un nuevo fracaso de Estados Unidos.
La impresión de los especialistas estadounidenses es que la Casa Blanca no tiene una clara estrategia en el Medio Oriente y que da “palos de ciego” que están golpeando a sus aliados en la región como Israel, Arabia Saudita, Jordania, Qatar y los Emiratos Árabes, que amenazan convertirse en un “boomerang”. En esta complicada serie, Estados Unidos acaba de sufrir otra derrota en Yemen donde acaba de ser derrocada la dictadura que contaba con su sostén.


La decisión de destruir al Emirato Islámico no cuenta con el apoyo de Gran Bretaña, Turquía y Alemania. La coalición que ha logrado Obama, de países árabes, es muy frágil. El “Califa” Ibrahim, del Estado Islámico de Siria, Iraq y El Levante (ISIS o ISIL), ha sido un hombre de confianza de la CIA, como lo fue Bin Laden, en 1979. Controla la tercera parte de Siria, en el norte y dispone de fuerzas bien adiestradas y un respaldo importante de la población. Los jefes del Pentágono han manifestado que los ataques aéreos no pueden destruirlo y que una intervención terrestre prolongaría la guerra por muchos años, convirtiéndola en un nuevo Vietnam.

Los últimos informes de fuente estadounidense expresan que el objetivo de estos ataques es impedir la consolidación del ISIS en Iraq, no en Siria. Si esto es así, Estados Unidos puede virar nuevamente su política, dándole el apoyo suficiente para derrocar a Bachar Al Assad. Este es lo que piensan los halcones de Israel que amenazan con reanudar los ataques a la Franja de Gaza si no hay un cambio de gobierno en Siria.

Si este objetivo es alcanzado, el siguiente separar al Cáucaso de Rusia. Uno de los jefes militares del Estado Islámico, es checheno. Con una guerra civil en esta zona, estaría en peligro la Federación Rusa y su alianza con China que es, al final de cuenta el enemigo estratégico que amanza su hegemonía mundial.