miércoles, 18 de septiembre de 2013

SIRIA EN EL TABLERO GEOPOLÍTICO DEL MEDIO ORIENTE


En el proyecto hegemónico universal de Estados Unidos, el control del Medio Oriente, es fundamental, por sus cuantiosos recursos petroleros y por ser el puente entre Europa Occidental y el Asia Oriental. Z. Brzezinsky, lo explicaba con mucha claridad en su libro “El Gran Tablero Mundial” (1988), un agudo análisis geopolítico que señala la estrategia que debe seguir Estados Unidos “para alcanzar su sueño de Romanos del Siglo XXI”, como diría José Enrique Rodó, eme ñ 1900.

En este tablero, su aliado principal es Israel y sus rivales estratégicos, Rusia y China. La condición de Israel es muy clara por su influencia en las finanzas de Wall Street y la City de Londres, los núcleos duros del capitalismo desarrollado que ha desbordado los límites que puede imponerle el Estado; por su parte Rusia, que ha restaurado el capitalismo, con el advenimiento de Vladimir Putin en el 2000, colocó al Estado como regulador de esa restauración, derrotando a los adláteres de Yeltsin que querían convertir a ese país con vastísimos recursos y potencial científico, en sucursal financiera de Occidente. No hay que indagar mucho en la historia de Rusia y sus conflictos con Francia, Gran Bretaña y Alemania, de la inviabilidad del proyecto de los banqueros de Yeltsin.

La República Popular China, que ha restaurado parcialmente el capitalismo, se convirtió, en 1972, en una pieza decisiva en la estrategia defensiva de Kissinger-Nixon, ante la derrota de Estados Unidos en Vietnam y, después de la muerte de Mao Tsé Tung en 1975, trazó su política de “apertura al exterior”, habilitando varias zonas francas donde se instalaron empresas multinacionales de Estados Unidos, Japón, Gran Bretaña y Alemania. Los productos de refinada tecnología, compitieron con las propias matrices nacionales,y  la acumulación de reservas monetarias de este comercio, férreamente controladas por el Estado chino, le permitió financiar la recuperación y modernización de su paralizado aparato industrial. Desde 1979 hasta el 2011, la economía de China creció a una tasa del 9% anual, registro sin precedentes en la historia y hoy es la segunda economía mundial, con un mercado de 1.300 millones de habitantes.
La doctrina del asesor de la CIA, Francis Fukuyama, del “fin de la historia”, proclamada después de la desintegración de la Unión Soviética, pasó al olvido.

El Estado de Israel, con su política de recuperar todo el territorio de la antigua Palestina, para restaurar el Reino de David y Salomón, es el principal factor desestabilizador del equilibrio político en el Medio Oriente. El conflicto entre árabes palestinos e israelíes, lleva 64 años y medio y no hay solución a la vista, ya que Israel no renuncia a sus objetivos y la resistencia palestina, que lucha por el reconocimiento de un Estado plenamente soberano, no tutelado por el Estado Judío, tampoco.

La crisis en Siria se inscribe en este contexto aunque tiene sus propias peculiaridades. Irán y Siria apoyan a los sectores radicales de la resistencia palestina –Hezbollah en el Líbano y Hamas, en la Franja de Gaza. El enemigo principal de Estados Unidos e Israel, por ser el más poderoso, es Irán. Los aliados árabes de Estados Unidos, son los Emiratos del Golfo, Arabia Saudita, Jordania y Turquía (ésta forma parte de la OTAN), donde domina el capital estadounidense y británico.

Desde 1978, cuando Anuar El Sadat firmó la paz por separado con Israel, Egipto, y su ejército, fueron el principal bastión de seguridad para Israel, hasta el derrocamiento de Hosni Mubarak y la victoria electoral de la Hermandad Musulmana en mayo de 2012, que instaló en el gobierno a Mohammed Morsi. El acercamiento de este a Hamas despertó la desconfianza de Estados Unidos e Israel, que apoyaron el golpe de Estado militar que derrocó a Morsi, el 3 de julio de este año. Para imponerse, el ejército realizó una masacre de la resistencia pacífica de la Hermandad Musulmana.

Para retomar la iniciativa y desviar la atención de lo que estaba sucediendo en Egipto, el 21 de agosto, Estados Unidos, sus aliados árabes e Israel, con el apoyo de los poderosos medios de comunicación a su disposición, cambiaron el escenario, centrando la atención en la guerra civil que se libra en Siria, con una insurgencia a la defensiva, denunciando la utilización de armas químicas por parte del gobierno.
Estados Unidos amenazó de inmediato con intervenir militarmente, sin consultar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en una maniobra evidente para ocultar la feroz represión del ejército egipcio y recuperar la confianza de la población árabe sunnita –dominante en Arabia Saudita y Turquía. Esta decisión del Presidente Barack Obama, presentaba muchos riesgos y un estado de opinión interna negativo, situación que fue captada por el gobierno ruso que manifestó su apoyo incondicional, político y militar, al Presidente Al Assad y la exhortación, con el apoyo de China, a Obama a buscar, en forma conjunta, una salida por la vía diplomática, en el marco del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Estados Unidos cedió porque la tesis de una “guerra limitada”, sin intervención de la infantería, era insostenible pues nadie podía evaluar las reacciones que provocaría el ataque con misiles crucero; observación que hizo el Jefe del Pentágono, General Dempsey en su testimonio en la Comisión de Defensa del Senado, en línea con la opinión pública y la mayoría del Congreso, donde pesa el fracaso de las intervenciones en Iraq, Afganistán y Libia y la pérdida permanente de soldados. Por otra parte, entre los “halcones” del Partido Republicano, como el Senador Mc Cain, de Arizona, partidarios de una escalada de alcance mayor que derrocara al Presidente Al-Assad, gravitó, contradictoriamente, el tema del déficit del Presupuesto y el techo de la deuda, extremos que buscan limitar para trabar la gestión económica del Presidente con miras a obtener buenos frutos electorales.

Otro aspecto de la compleja situación del Medio Oriente, es el fortalecimiento de los sectores extremistas del Islam, a cuya cabeza se encuentra Al Qaeda. Estos grupos, procuran un retorno a los principios fundacionales del Islam y a la grandeza de los califatos, reivindicando la “Guerra Santa” (Jihad), contra Occidente y los Estados Laicos, como método. Estados Unidos y la Unión Europea los considera organizaciones terroristas y cuentan con abundante apoyo financiero y militar de Qatar,, Arabia Saudita y Turquía. Rresisten activamente en Afganistan, hostigan a diario con atentados al gobierno chiita de Iraq, controlan la región de Cirenaica en Libia y son la fuerza principal que combate al régimen de Al-Assad en Siria, en ciudades como Homs, Aleppo y varias localidades de la frontera sirio-turca. Han usado gas sarín, según fuentes de las Naciones Unidas y de la CIA. El derrocamiento de Assad es el objetivo principal de la rama de Al Qaeda en Siria, el Frente Al-Nusra, considerado el “grupo más agresivo, disciplinado y exitoso” de cuantos combaten al gobierno sirio, como lo ha señalado el columnista del “Washington Post”, David Ignatus.    El “Ejército Libre de Siria”, comandado por un desertor del ejército sirio, el General Salim Idriss y apoyado por Estados Unidos, no ha podido asegurar la unidad y verticalidad del mando sobre este y otros grupos y ello ha provocado el estancamiento de las operaciones de la resistencia. La opinión pública democrática, en Estados Unidos y en el mundo, se pregunta si la eventual caída de Assad, no repetirá la “historia” de Afganistán, Iraq y Libia.   
                          
Aparentemente, la propuesta rusa ha significado un alivio para Obama pero la oposición de sus aliados árabes –estimulados ahora por Francia que busca réditos económicos y políticos-, la preocupación de no ofrecer una imagen de derrota, las reservas de Israel, que pretendía sacar partido de la caída de Al Assad, aislando a Irán e imponerle condiciones al Presidente M. Abbas, líder de una vacilante OLP, enfrentada a Hamas-, indican claramente que el camino de la vía diplomática no será un sendero de rosas. Pero lo cierto, es que Estados Unidos no tendría otra alternativa ante los enormes riesgos de una nueva guerra.



viernes, 13 de septiembre de 2013

URUGUAY EN CAMPAÑA ELECTORAL


Todos los partidos políticos se encuentran en campaña electoral a pesar que la elección general será en octubre del año próximo y las internas, para elegir el candidato de cada partido se realizarán en junio. ¿Por qué esta precipitación a poco más de tres años del gobierno que preside José Mujica con un mandato de cinco?.

La iniciativa ha correspondido a los dos principales partidos de oposición, el Partido Nacional o Partido Blanco y el Partido Colorado. Han influido en la decisión, la huelga de sectores de la enseñanza pública Primaria y Secundaria, en oportunidad de tratarse en la Cámara de Representantes, la última Rendición de Cuentas (Presupuesto) de este período de gobierno. Pero, además, ha pesado la lucha interna en esos dos partidos por ganar la interna; en el Partido Nacional, la contienda se libra entre el Senador Jorge Larrañaga y el hijo del ex presidente Lacalle, Luis Lacalle Pou. en el Partido Colorado, el hijo del dictador Juan María Bordaberry, Pedro Bordaberry, y José Amorín Batlle.

Los dos Partidos son conservadores y nacieron a poco de haberse fundado la República pero, a través de los tiempos, han tenido divisiones que marcan, hasta hoy, sus trayectorias. Lacalle Pou, al presentarse como un candidato joven y “renovador”, procura lavar el rostro político de su padre, abordando algunos temas sociales que su progenitor abomina. Pedro Bordaberry, por su parte, carga con el enorme peso de un ascemdiente inmediato de odiosa memoria en la opinión pública democrática y la línea política que sigue no lo distancia demasiado de su padre.

No sorprende, entonces, que ni el Partido Blanco ni el Partido Colorado hayan podido erosionar en forma sustancial la imagen del gobierno del Frente Amplio. Las últimas encuestas, indican que, si las elecciones se realizaran hoy, el candidato del Frente Amplio ganaría en la primera vuelta y, eventualmente, con la mayoría absoluta en ambas cámaras, repitiendo la perfomance del 2004 y del 2009.

Los dos Partidos, con el apoyo de los medios de comunicación privados, han dirigido los embates contra el gobierno, en tres puntos: la inseguridad interna, el estado de la educación pública y la política exterior.
El aumento de los delitos violentos, es un gran problema que el gobierno, todos los partidos y la sociedad reconocen su gravedad. La diferencia radica en la evaluación de los factores de este crecimiento de la criminalidad, su origen y, en consecuencia, las soluciones. La oposición insiste en mayor represión y la reducción de la edad de inimputabilidad de 18 a 16 años. El gobierno, su Partido y los sectores más ilustrados de la sociedad, lo presentan como un problema complejo, multifactorial, al que se ha agregado el tráfico y consumo de drogas duras. El Ministro del Interior, Eduardo Bonomi (a quien la oposición ha solicitado reiteradamente su renuncia), ha seguido una política de corto y largo plazo: reestructura de los servicios policiales, equipamiento adecuado, ampliación de la infraestructura carcelaria, instrumentación de medios y  métodos modernos de reeducación y rehabilitación, enérgico combate al narcotráfico y a la corrupción policial.

En el Uruguay, los delitos cometidos por los menores comprendidos en las edades de 13 a 18  son penalizados con un máximo de 5  años de prisión; los delitos cometidos por mayores de 18 años, el máximo es de 30 años y, eventualmente, de acuerdo a la peligrosidad del delincuente, 15 años adicionales de seguridad.

Otro punto de ataque a la gestión del gobierno, es el estado de la educación pública básica, que revela altos índices de deserción y repetición.

Es obvio que la educación, en una época de acelerado desarrollo de las tecnologías y cambios culturales, provocado por la globalización de las comunicaciones, televisión e internet, exigen la atención permanente del sistema educativo, al que se suman las crisis económicas con la formación de los barrios periféricos, la emigración a las ciudades de la población rural, la desintegración de la familia, la prostitucion, la liberación sexual y los hijos que aparecen “por accidente”, la expansión del consumo de drogas y el tráfico al menudeo como medio de vida, entre otros múltiples factores.

Para encarar esta problemática se necesita, una batería convergente de políticas económicas, sociales y educativas. Por lo tanto es erróneo un enfoque unilateral del fracaso escolar, a partir solamente de la escuela o el liceo. La oposición al gobierno reivindica este enfoque y atribuye a los sindicatos docentes, que cogobirernan en la enseñanza, la responsabilidad de la crisis, reclamando el traslado de la conducción en su totalidad a la esfera política.

Las políticas seguidas por el gobierno del Frente Amplio han sido: el equipamiento con computadoras individuales a todos los estudiantes de la enseñanza pública básica, la ampliación del número de escuelas de tiempo completo, la adecuación de las infraestructuras edilicios y el equipamiento didáctico, la creación de la Universidad Tecnológica en vías de instrumentación y el proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, actualmente en discusión en las cámaras y que procura insertar a los medios electrónicos en el esfuerzo educativo que debe realizar toda la sociedad. La oposición ha emprendido una enérgica campaña contra este proyecto, al que considera limitativo de la libertad de prensa, pero lo que en realidad defiende, es el monopolio que los grupos de poder económico tienen sobre estos medios y a través de los cuales realizan un constante trabajo ideológico.

Lo que falta es una política económioc-osocial integral de recuperación de los barrios periféricos, marginados del proceso social, lo que exige grandes recursos financieros que están limitados por los poderosos intereses de clase y las obligaciones externas de la deuda. Hay oposición en el equipo económico del gobierno a gravar con impuestos a las grandes  ganancias de los terratenientes y la banca, posición que es entusiastamente apoyada por los partidos Colorado y Blanco. Y si no hay más recursos fiscales, el equilibrio macroeconómico, en un período de incertidumbre económica mundial, sería muy peligroso alterarlo.

Un tercer aspecto de la política gubernamental que es objeto de los dardos de la oposición, es la activa política de integración latinoamericana practicada por el Presidente Mujica. Es una orientación que también ha creado fisuras en el seno del gobierno, muy bien aprovechadas por la oposición. Para la izquierda uruguaya, se trata de una cuestión estratégica, no así para la clase oligárquica dominante que sostiene que la concepción de un “Estado tapón” le proporciona más beneficios.

Los partidos de izquierda uruguayos, consideraron en la década de los 60’ que la unidad latinoamericana era indispensable para liberarse de la tutela del imperialismo norteamericano. También pensaban lo mismo políticos burgueses como Getulio Vargas en Brasil, y Perón en Argentina. La Revolución Cubana encabezó este movimiento pero la alianza oligárquico-imperialista, desencadenó una cadena de golpes de Estado, y  la desintegración de la Unión soviética, en 1991, liquidó esas expectativas., por lo menos en el corto y mediano plazo. El triunfo aplastante de Hugo Chávez en las elecciones presidenciales de Venezuela en 1958, rescató el proyecto y le dio un impulso decisivo.  En junio de 1990, el Presidente de Estados Unidos, George H.W. Bush, lanzó la Iniciativa para las Américas . La potencia imperial proponía el libre comercio,  abundantes inversiones y reducción negociada de la deuda a cambio de una apertura absoluta de las economías.  En noviembre de 1993, Estados Unidos, Canadá y México, firmaron el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, en inglés).  En diciembre de 1994, el Presidente William Clinton, propuso la creación de un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), integrado por 34 países menos Cuba, que seguía el patrón del NAFTA. El Presidente George W. Bush (hijo), intentó imponerlo en la Cumbre de Mar del Plata, de noviembre de 2005, pero fracasó por la oposición de Brasil, Argentina y Venezuela.

La delegación uruguaya, encabezada por el Presidente Tabaré Vázquez, votó en contra el proyecto imperialista junto a los países anteriores pero luego intentó celebrar un acuerdo bilateral de libre comercio con Estados Unidos, si n el consentimiento del MERCOSUR. Este punto y la oposición de Argentina a la construcción de una fábrica de celulosa en el limítrofe Rio Uruguay, estuvieron en el origen de fuertes tensiones entre los dos países que caracterizaron todo el gobierno de Vásquez.
Mujica se propuso superar esta situación y lo logró, debiendo enfrentar una muy dura crítica de la oposición que no ha ahorrado gruesos calificativos para el mandatario a quien ha acusado de ser servil a la política exterior argentina. No obstante, Mujica cuenta con una gran consideración en toda América Latina y el Caribe, por defender un proceso de integración que respete las peculiaridades de cada país.
En la reunión de la Comunidad Económica de América Latina y el Caribe (CELAC), reunida en Santiago de Chile, en enero de 2013, explicó la necesidad de la integración continental: ““Este clima que estamos viviendo, de gente que piensa muy distinto y, sin embargo, se da cuenta de que tenemos que andar juntos, nunca se vio en la historia de nuestra América. Este proceso es consecuencia de la época que nos toca vivir, somos funcionales al tiempo, el desarrollo y el impacto colosal de las fuerzas productivas que está cambiando al mundo”. Agregó que este proceso “continuará porque el mundo se está organizando en gigantescas unidades”.

Estas palabras sintetizan el pensamiento actual integracionista del continente. Unidos, podemos ser escuchados e influir en las decisiones; separados, permaneceremos sometidos.

Los movimientos en el tablero electoral, iniciados por la oposición, obligaron al Frente Amplio a adelantar el movimiento de sus piezas. El ex Presidente, Tabaré Vázquez, que sostuvo, al dejar el gobierno en el 2010, su voluntad de volver “si la Biología y el Frente Amplio se lo solicitaba”, aceptó su pre candidatura a la Presidencia.  Cuenta con el apoyo del Presidente Mujica y de una mayoría apreciable en la coalición y nadie duda que en octubre de 2014, vencerá. No obstante, hay sectores minoritarios del FA, disconformes con su gestión, especialmente en política exterior y su insistencia en afirmar que el imperialismo norteamericano no es hoy una amenaza y que la izquierda debe eliminar de su programa ese cuestionamiento.
Sin embargo, no hay en el Frente amplio otro candidato o candidata que pueda reunir la masa de votos que es capaz de alcanzar el Doctor Vásquez y este es un argumento de peso, decisivo, para la coalición de centro-izquierda.