viernes, 13 de septiembre de 2013

URUGUAY EN CAMPAÑA ELECTORAL


Todos los partidos políticos se encuentran en campaña electoral a pesar que la elección general será en octubre del año próximo y las internas, para elegir el candidato de cada partido se realizarán en junio. ¿Por qué esta precipitación a poco más de tres años del gobierno que preside José Mujica con un mandato de cinco?.

La iniciativa ha correspondido a los dos principales partidos de oposición, el Partido Nacional o Partido Blanco y el Partido Colorado. Han influido en la decisión, la huelga de sectores de la enseñanza pública Primaria y Secundaria, en oportunidad de tratarse en la Cámara de Representantes, la última Rendición de Cuentas (Presupuesto) de este período de gobierno. Pero, además, ha pesado la lucha interna en esos dos partidos por ganar la interna; en el Partido Nacional, la contienda se libra entre el Senador Jorge Larrañaga y el hijo del ex presidente Lacalle, Luis Lacalle Pou. en el Partido Colorado, el hijo del dictador Juan María Bordaberry, Pedro Bordaberry, y José Amorín Batlle.

Los dos Partidos son conservadores y nacieron a poco de haberse fundado la República pero, a través de los tiempos, han tenido divisiones que marcan, hasta hoy, sus trayectorias. Lacalle Pou, al presentarse como un candidato joven y “renovador”, procura lavar el rostro político de su padre, abordando algunos temas sociales que su progenitor abomina. Pedro Bordaberry, por su parte, carga con el enorme peso de un ascemdiente inmediato de odiosa memoria en la opinión pública democrática y la línea política que sigue no lo distancia demasiado de su padre.

No sorprende, entonces, que ni el Partido Blanco ni el Partido Colorado hayan podido erosionar en forma sustancial la imagen del gobierno del Frente Amplio. Las últimas encuestas, indican que, si las elecciones se realizaran hoy, el candidato del Frente Amplio ganaría en la primera vuelta y, eventualmente, con la mayoría absoluta en ambas cámaras, repitiendo la perfomance del 2004 y del 2009.

Los dos Partidos, con el apoyo de los medios de comunicación privados, han dirigido los embates contra el gobierno, en tres puntos: la inseguridad interna, el estado de la educación pública y la política exterior.
El aumento de los delitos violentos, es un gran problema que el gobierno, todos los partidos y la sociedad reconocen su gravedad. La diferencia radica en la evaluación de los factores de este crecimiento de la criminalidad, su origen y, en consecuencia, las soluciones. La oposición insiste en mayor represión y la reducción de la edad de inimputabilidad de 18 a 16 años. El gobierno, su Partido y los sectores más ilustrados de la sociedad, lo presentan como un problema complejo, multifactorial, al que se ha agregado el tráfico y consumo de drogas duras. El Ministro del Interior, Eduardo Bonomi (a quien la oposición ha solicitado reiteradamente su renuncia), ha seguido una política de corto y largo plazo: reestructura de los servicios policiales, equipamiento adecuado, ampliación de la infraestructura carcelaria, instrumentación de medios y  métodos modernos de reeducación y rehabilitación, enérgico combate al narcotráfico y a la corrupción policial.

En el Uruguay, los delitos cometidos por los menores comprendidos en las edades de 13 a 18  son penalizados con un máximo de 5  años de prisión; los delitos cometidos por mayores de 18 años, el máximo es de 30 años y, eventualmente, de acuerdo a la peligrosidad del delincuente, 15 años adicionales de seguridad.

Otro punto de ataque a la gestión del gobierno, es el estado de la educación pública básica, que revela altos índices de deserción y repetición.

Es obvio que la educación, en una época de acelerado desarrollo de las tecnologías y cambios culturales, provocado por la globalización de las comunicaciones, televisión e internet, exigen la atención permanente del sistema educativo, al que se suman las crisis económicas con la formación de los barrios periféricos, la emigración a las ciudades de la población rural, la desintegración de la familia, la prostitucion, la liberación sexual y los hijos que aparecen “por accidente”, la expansión del consumo de drogas y el tráfico al menudeo como medio de vida, entre otros múltiples factores.

Para encarar esta problemática se necesita, una batería convergente de políticas económicas, sociales y educativas. Por lo tanto es erróneo un enfoque unilateral del fracaso escolar, a partir solamente de la escuela o el liceo. La oposición al gobierno reivindica este enfoque y atribuye a los sindicatos docentes, que cogobirernan en la enseñanza, la responsabilidad de la crisis, reclamando el traslado de la conducción en su totalidad a la esfera política.

Las políticas seguidas por el gobierno del Frente Amplio han sido: el equipamiento con computadoras individuales a todos los estudiantes de la enseñanza pública básica, la ampliación del número de escuelas de tiempo completo, la adecuación de las infraestructuras edilicios y el equipamiento didáctico, la creación de la Universidad Tecnológica en vías de instrumentación y el proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, actualmente en discusión en las cámaras y que procura insertar a los medios electrónicos en el esfuerzo educativo que debe realizar toda la sociedad. La oposición ha emprendido una enérgica campaña contra este proyecto, al que considera limitativo de la libertad de prensa, pero lo que en realidad defiende, es el monopolio que los grupos de poder económico tienen sobre estos medios y a través de los cuales realizan un constante trabajo ideológico.

Lo que falta es una política económioc-osocial integral de recuperación de los barrios periféricos, marginados del proceso social, lo que exige grandes recursos financieros que están limitados por los poderosos intereses de clase y las obligaciones externas de la deuda. Hay oposición en el equipo económico del gobierno a gravar con impuestos a las grandes  ganancias de los terratenientes y la banca, posición que es entusiastamente apoyada por los partidos Colorado y Blanco. Y si no hay más recursos fiscales, el equilibrio macroeconómico, en un período de incertidumbre económica mundial, sería muy peligroso alterarlo.

Un tercer aspecto de la política gubernamental que es objeto de los dardos de la oposición, es la activa política de integración latinoamericana practicada por el Presidente Mujica. Es una orientación que también ha creado fisuras en el seno del gobierno, muy bien aprovechadas por la oposición. Para la izquierda uruguaya, se trata de una cuestión estratégica, no así para la clase oligárquica dominante que sostiene que la concepción de un “Estado tapón” le proporciona más beneficios.

Los partidos de izquierda uruguayos, consideraron en la década de los 60’ que la unidad latinoamericana era indispensable para liberarse de la tutela del imperialismo norteamericano. También pensaban lo mismo políticos burgueses como Getulio Vargas en Brasil, y Perón en Argentina. La Revolución Cubana encabezó este movimiento pero la alianza oligárquico-imperialista, desencadenó una cadena de golpes de Estado, y  la desintegración de la Unión soviética, en 1991, liquidó esas expectativas., por lo menos en el corto y mediano plazo. El triunfo aplastante de Hugo Chávez en las elecciones presidenciales de Venezuela en 1958, rescató el proyecto y le dio un impulso decisivo.  En junio de 1990, el Presidente de Estados Unidos, George H.W. Bush, lanzó la Iniciativa para las Américas . La potencia imperial proponía el libre comercio,  abundantes inversiones y reducción negociada de la deuda a cambio de una apertura absoluta de las economías.  En noviembre de 1993, Estados Unidos, Canadá y México, firmaron el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, en inglés).  En diciembre de 1994, el Presidente William Clinton, propuso la creación de un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), integrado por 34 países menos Cuba, que seguía el patrón del NAFTA. El Presidente George W. Bush (hijo), intentó imponerlo en la Cumbre de Mar del Plata, de noviembre de 2005, pero fracasó por la oposición de Brasil, Argentina y Venezuela.

La delegación uruguaya, encabezada por el Presidente Tabaré Vázquez, votó en contra el proyecto imperialista junto a los países anteriores pero luego intentó celebrar un acuerdo bilateral de libre comercio con Estados Unidos, si n el consentimiento del MERCOSUR. Este punto y la oposición de Argentina a la construcción de una fábrica de celulosa en el limítrofe Rio Uruguay, estuvieron en el origen de fuertes tensiones entre los dos países que caracterizaron todo el gobierno de Vásquez.
Mujica se propuso superar esta situación y lo logró, debiendo enfrentar una muy dura crítica de la oposición que no ha ahorrado gruesos calificativos para el mandatario a quien ha acusado de ser servil a la política exterior argentina. No obstante, Mujica cuenta con una gran consideración en toda América Latina y el Caribe, por defender un proceso de integración que respete las peculiaridades de cada país.
En la reunión de la Comunidad Económica de América Latina y el Caribe (CELAC), reunida en Santiago de Chile, en enero de 2013, explicó la necesidad de la integración continental: ““Este clima que estamos viviendo, de gente que piensa muy distinto y, sin embargo, se da cuenta de que tenemos que andar juntos, nunca se vio en la historia de nuestra América. Este proceso es consecuencia de la época que nos toca vivir, somos funcionales al tiempo, el desarrollo y el impacto colosal de las fuerzas productivas que está cambiando al mundo”. Agregó que este proceso “continuará porque el mundo se está organizando en gigantescas unidades”.

Estas palabras sintetizan el pensamiento actual integracionista del continente. Unidos, podemos ser escuchados e influir en las decisiones; separados, permaneceremos sometidos.

Los movimientos en el tablero electoral, iniciados por la oposición, obligaron al Frente Amplio a adelantar el movimiento de sus piezas. El ex Presidente, Tabaré Vázquez, que sostuvo, al dejar el gobierno en el 2010, su voluntad de volver “si la Biología y el Frente Amplio se lo solicitaba”, aceptó su pre candidatura a la Presidencia.  Cuenta con el apoyo del Presidente Mujica y de una mayoría apreciable en la coalición y nadie duda que en octubre de 2014, vencerá. No obstante, hay sectores minoritarios del FA, disconformes con su gestión, especialmente en política exterior y su insistencia en afirmar que el imperialismo norteamericano no es hoy una amenaza y que la izquierda debe eliminar de su programa ese cuestionamiento.
Sin embargo, no hay en el Frente amplio otro candidato o candidata que pueda reunir la masa de votos que es capaz de alcanzar el Doctor Vásquez y este es un argumento de peso, decisivo, para la coalición de centro-izquierda.


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