lunes, 13 de diciembre de 2010

VARGAS LLOSA EN ESTOCOLMO

Mario Vargas Llosa fue a Estocolmo a recibir el Premio Nobel de Literatura y en la ceremonia, realizada el 7 de diciembre, pronunció el discurso que le indica el protocolo.

Tituló su pieza oratoria, “Elogio de la literatura y la ficción”- En verdad, el escritor peruano tiene muchos admiradores y el tema es, sin duda, cautivante, porque un llamado, desde esa alta tribuna, para cultivar la literatura (y las artes en general), en un mundo dominado unilateralmente por la tecnología, como fiuente del progreso material y moral, es bienvenido. Subrayo lo que dijo al respecto: “(La literatura) Es una necesidad imprescindible para que la civilización siga existiendo, renovándose y conservando en nosotros lo mejor de lo humano. Para que no retrocedamos a la barbarie de la incomunicación y la vida no se reduzca al pragmatismo de los especialistas que ven las cosas en profundidad pero ignoran lo que las rodea, precede y continúa. Para que no pasemos de servirnos de las máquinas que inventamos a ser sus sirvientes y esclavos. Y porque un mundo sin literatura sería un mundo sin deseos ni ideales ni desacatos, un mundo de autómatas privados de lo que hace que el ser humano sea de veras humano: la capacidad de salir de sí mismo y mudarse en otro, en otros, modelados con la arcilla de nuestros sueños”. “La literatura es una representación falaz de la vida que, sin embargo, nos ayuda a entenderla mejor, a orientarnos por el laberinto en el que nacimos, transcurrimos y morimos. Ella nos desagravia de los reveses y frustraciones que nos inflige la vida verdadera y gracias a ella desciframos, al menos parcialmente, el jeroglífico que suele ser la existencia para la gran mayoría de los seres humanos, principalmente aquellos que alentamos más dudas que certezas, y confesamos nuestra perplejidad ante temas como la trascendencia, el destino individual y colectivo, el alma, el sentido o el sinsentido de la historia, el más acá y el más allá del conocimiento racional”. “La ficción es más que un entretenimiento, más que un ejercicio intelectual que aguza la sensibilidad y despierta el espíritu crítico. Es una necesidad imprescindible para que la civilización siga existiendo, renovándose y conservando en nosotros lo mejor de lo humano”.


Pero el escritor hizo muchos otros elogios, y hasta se le quebró la voz (¿?) cuando emitió el dedicado a su esposa.

También se internó en la filosofía de la historia en la que, siguiendo a Croce, definió como la “hazaña de la libertad” y la historia contemporánea. En su concepción de la historia no existen las revoluciones sociales contra la opresión de clase y si las menciona es para condenarlas. En los acontecimientos contemporáneos, entró varias veces, con inocultable intención ideológica y deliberada de deformarlos, cayendo –para descrédito definitivo de su imagen- en las mentiras más pueriles que difunde a diario la propaganda imperialista.


Pretendió explicar, una vez más, su posición de testaferro imperialista con estas palabras: “En mi juventud, como muchos escritores de mi generación, fui marxista y creí que el socialismo sería el remedio para la explotación y las injusticias sociales que arreciaban en mi país, América Latina y el resto del Tercer Mundo. Mi decepción del estatismo y el colectivismo y mi tránsito hacia el demócrata y el liberal que soy –que trato de ser– fue largo, difícil, y se llevó a cabo despacio y a raíz de episodios como la conversión de la Revolución Cubana, que me había entusiasmado al principio, al modelo autoritario y vertical de la Unión Soviética, el testimonio de los disidentes que conseguía escurrirse entre las alambradas del Gulag, la invasión de Checoeslovaquia por los países del Pacto de Varsovia, y gracias a pensadores como Raymond Aron, Jean-François Revel, Isaiah Berlin y Karl Popper, a quienes debo mi revalorización de la cultura democrática y de las sociedades abiertas. Esos maestros fueron un ejemplo de lucidez y gallardía cuando la intelligentsia de Occidente parecía, por frivolidad u oportunismo, haber sucumbido al hechizo del socialismo soviético, o, peor todavía, al aquelarre sanguinario de la revolución cultural china”


Esta confesión de Vargas Llosa apartenteemente –y aunque discutible- parce sincera pero, en realidad es una cortina dehumo pues su cambio, como lo reconocerá en un pasaje del discurso es dar la espalda a la tragedia social del Perú, de América Latina, de África, de Asia y de la mayor parte de los pueblos del mundo, para refugiarse no sólo en la “ficción” creadora de sueños e ilusiones y al mismo tiempo, tras su eufemismo demócrata-liberal, avslar el papel histórico y contemporáneo de los imperialismos.


En su incursión en la historia responsabiliza de las guerras a las religiones y a los nacionalismos. Dijo:” Junto con la religión, el nacionalismo ha sido la causa de las peores carnicerías de la historia, como las de las dos guerras mundiales y la sangría actual del Medio Oriente. Nada ha contribuido tanto como el nacionalismo a que América Latina se haya balcanizado, ensangrentado en insensatas contiendas y litigios y derrochado astronómicos recursos en comprar armas en vez de construir escuelas, bibliotecas y hospitales”.


Hay algo de verdad en sus palabras pero una verdad a medias es una mentira. No todos los nacionalismos son iguales. Una cosa es el nacionalismo imperialista nazi-fascista, servidor de los grandes monopolios económicos alemanes y otro los nacionalismos antiimperialistas de los países dependientes latinoamericanos, asiáticos y africanos. Otro tanto puede decirse de las religiones. La “unidad espiritual” puede ser una herramienta para la opresión de otros pueblos (la conquista española de América Latina, la colonización inglesa de Irlanda del Norte) y una herramienta de defensa, como el budismo en Vietnam y el catolicismo en el Ulster). Lo importante es distinguir el poder o la intención que está detrás.


Asimismo en esta observación de la historia no hay una sola mención al imperialismo inglés y norteamericano. No pretenderá que está inspirado en el liberalismo de Locke o Thomas Psine.
Pero le faltaba a su discurso el escupitajo final.que revela su verdadera naturaleza y pensamiento íntimos: “América Latina ha ido progresando, aunque, como decía el verso de César Vallejo, todavía Hay, hermanos, muchísimo que hacer. Padecemos menos dictaduras que antaño, sólo Cuba y su candidata a secundarla, Venezuela, y algunas seudodemocracias populistas y payasas, como las de Bolivia y Nicaragua. Pero en el resto del continente, mal que mal, la democracia está funcionando, apoyada en amplios consensos populares, y, por primera vez en nuestra historia, tenemos una izquierda y una derecha que, como en Brasil, Chile, Uruguay, Perú, Colombia, República Dominicana, México y casi todo Centroamérica, respetan la legalidad, la libertad de crítica, las elecciones y la renovación en el poder. Ése es el buen camino y, si persevera en él, combate la insidiosa corrupción y sigue integrándose al mundo, América Latina dejará por fin de ser el continente del futuro y pasará a serlo del presente.”.


Estos juicios son los mismos del Departamento de Estado, revelados por Wikileaks. Toda postura antiimperialista, en defensa de los recursos naturales y su puesta al servicio del progreso social de los pueblos oprimidos, es, para Vargas Llosa al igual que para el imperialismo norteamericano, una actitud subversiva.


Por fortuna la literatura de todos los tiempos, desde los Cantos Homéricos al Canto General de Pablo Neruda, ha estado unida a los anhelos de los pueblos y no encerrada en una torre de marfil para goces individuales y mezquinos. Toda la literatura hispana y latinoamericana, más, quizás, que ninguna”.


A propósito, siempre es bueno recordar poemas como el de Gabriel Celaya –La poesía es un arma cargada de futuro”, que ha difundido el juglar Paco Ibáñez.


“Cuando ya nada se espera personalmente exaltante, /mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia, /fieramente existiendo, ciegamente afirmado, /como un pulso que golpea las tinieblas, /cuando se miran de frente /los vertiginosos ojos claros de la muerte, /se dicen las verdades: las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.


Se dicen los poemas /que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados, /piden ser, piden ritmo, /piden ley para aquello que sienten excesivo.


Con la velocidad del instinto, /con el rayo del prodigio, /como mágica evidencia, lo real se nos convierte /en lo idéntico a sí mismo.


Poesía para el pobre, poesía necesaria /como el pan de cada día, /como el aire que exigimos trece veces por minuto, /para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.


Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan /decir que somos quien somos, /nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.


Estamos tocando el fondo.


Maldigo la poesía concebida como un lujo /cultural por los neutrales /que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. /Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.


Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren /y canto respirando.


Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas /personales, me ensancho.


Quisiera daros vida, provocar nuevos actos, /y calculo por eso con técnica qué puedo.


Me siento un ingeniero del verso y un obrero /que trabaja con otros a España en sus aceros.


Tal es mi poesía: poesía-herramienta /a la vez que latido de lo unánime y ciego.


Tal es, arma cargada de futuro expansivo /con que te apunto al pecho.


No es una poesía gota a gota pensada.


No es un bello producto. No es un fruto perfecto

.
Es algo como el aire que todos respiramos /y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo


como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.


Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.


Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos”