En el verano de 1902, el Bund (Unión de
Trabajadores Judíos de Lituania, Polonia y Rusia), convocó a los
socialdemócratas rusos a una Conferencia fundacional del Partido
Socialdemócrata de Rusia, en San Petersburgo, con la asistencia de varias
organizaciones. La Conferencia no pudo realizarse por la persecución policia
pero fue designada una Comisión de Organización
de un Segundo Congreso. Muchos delegados fueron detenidos por la
“Ojrana”, la policía zarista y la Comisión designada no pudo funcionar.
En el otoño
del mismo año, por iniciativa del Comité de Redacción de “Iskra” y el Comité de
San Petersburgo, se formó una nueva Comisión de Organización, presidida por
Georgui Plejanov, que emprendió los trabajos organizativos de un Segundo
Congreso.
El 30 de
julio de 1903, el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia
(POSDR), inició sus sesiones en Bruselas, Belgica, con la presencia de 27
organizaciones y 48 delegados; tres de estas organizaciones –Iskra, el Bund y
la Asociación de Socialdemócratas Rusos en el Exterior-, funcionaban fuera de
Rusia.
La apertura
del Congreso estuvo a cargo de G. Plejánov, por decisión de la Comisión
Organizadora. Fue un discurso muy emotivo, donde recordó el inicio, en 1883, de
la creación de “Círculos marxistas” en toda Rusia y la labor de educación
desempeñada por los materiales preparados por el Grupo “Emancipación del Trabajo”, en Suiza.
Dijo que las condiciones económicas y sociales de Rusia estaban maduras para
una Revolución y que el Partido debía encabezar la lucha. En consecuencia, era
fundamental el acuerdo en dos puntos: el programa y la organización.
Plejanov fue
elegido, por aclamación, Presidente del Congreso y el resto de la MESA, por
voto escrito secreto. Resultaron electos vicepresidentes, Lenin y Pavlovich; Formin como Secretario. También
fueron designados 9 raquígrafos para registrar los discursosy elaborar las
actas.
“Yo digo que
la situación es ahora extremadamente favorable”, expresó Plejanov. “Estas
palabras pueden parecer exageradas en vista de los muchos trastornos,
desacuerdos y diferencias que se han hecho sentir tan severamente en los
últimos cinco años. Estos trastornos, desacuerdos y diferencias, sin duda han
sido muy grandes y muy lamentables. Pero ellos no han impedido que nuestro
Partido se convierta, tanto teórica como prácticamente, en el más fuerte de
todos los partidos revolucionarios y de oposición en Rusia!”. Plejanov se
refería, sin duda, a la polémica entre “Iskra” y los “Economicistas”. Y agregó:
“Somos fuertes, pero nuestra fuerza ha sido creada por una situación que es
favorable para nosotros: somos una fuerza espontánea debido a la situación; pero
tenemos que dar a esta fuerza espontánea una expresión consciente en nuestro
programa, en nuestras tácticas y en nuestra organización”.
El Congreso
solo pudo sesionar, en Bruselas, hasta el 6 de agosto, y los asuntos tratados
fueron de procedimiento, trasladándose a Londres, al advertir, en Bélgica, que
no estaban dadas las condiciones imprescindibles de seguridad. En la capital
británica sesionó hasta el 23 de agosto, totalizando, en las dos ciudades, 37
sesiones.
EL PROGRAMA
El avance
del capitalismo en Rusia, había sido analizado detalladamente por Lenin en su
libro “¿Qué hacer?”, comentado anteriormente. Las consecuencias sociales de
este cambio y la respuesta de las masas oprimidas, cuya tarea directriz asume
el Partido, son expuestas en la “Declaración Programática”.
“La
principal característica de la economía rusa es la producción de mercancías
sobre la base del modo capitalista de producción cuya mayor parte pertenece a
una pequeña minoría, mientras la enorme mayoría de la población está
constituida por proletarios o semi-proletarios, que están obligados, por su
situación económica, a vender su fuerza de trabajo, esto es, transformarse en
asalariados de los capitalistas y proporcionar, por su trabajo, grandes beneficios
a las clases más altas de la sociedad”.
“La esfera
en que prevalecen estas relaciones de producción, aumenta constantemente, por
la aplicación de nuevas técnicas y el crecimiento en gran escala de grandes
empresas que eliminan a las pequeñas y a los productores independientes,
transformándolos en proletarios”.
“Este mismo
progreso técnico también permite a los empresarios a hacer uso de una cada vez
en mayor medida mano de obra femenina e
infantil en el proceso de producción y en los productos básicos de circulación.
Y puesto que, por el contrario, conduce a una contracción relativa de la
demanda de los empresarios, la demanda de fuerza de trabajo se queda
inevitablemente detrás de la oferta, como resultado de lo cual la dependencia
del trabajo asalariado en las ampliaciones de capital y el grado en que se
explota se hace mayor”.
“Este estado
de cosas en los países burgueses, y la rivalidad mutua entre estos países en el
mercado mundial, que crece continuamente haciéndose más intenso, hacen aún más
difícil encontrar salidas para los productos que se producen en cantidades en constante aumento. El exceso de
producción, que se manifiesta en las crisis más o menos agudas industriales,
que son seguidas por períodos más o menos prolongados de estancamiento
industrial, constituyen una consecuencia inevitable del desarrollo de las
fuerzas productivas de la sociedad burguesa. Las crisis y los períodos de
estancamiento industrial, a su vez arruinan
a los pequeños productores aún más, aumentando aún más la dependencia
del trabajo asalariado en la capital, y conducen más rápidamente a un
empeoramiento de la clase obrera” .
“En
consecuencia, la mejora en la técnica, lo que significa un aumento de la
productividad del trabajo y el crecimiento de la riqueza social, los
resultados, en la sociedad burguesa, producen mayor desigualdad social, un
ensanchamiento de la brecha entre los que tienen y los que no tienen, y un
aumento de la precariedad de la existencia, en secciones cada vez más amplias
de las masas trabajadoras”.
“Pero como
todas estas contradicciones, que son inherentes a la sociedad burguesa, pàra crecer
y desarrollarse, también crece, al mismo tiempo, el descontento de la clase
obrera y las masas explotadas por el orden establecido de las cosas; los
números y la cohesión del aumento del proletariado y la lucha entre el
proletariado y sus explotadores se intensifica. Al mismo tiempo, la mejora de
la técnica, la concentración de los medios de producción y el intercambio y la
socialización del proceso de trabajo en las empresas capitalistas, está creando
a cada vez mayor velocidad las condiciones materiales para la sustitución de
las relaciones de producción capitalistas por otras socialistas, es decir, para
la revolución social, que es el objetivo último de toda la actividad de la
socialdemocracia internacional, como la expresión consciente del
movimiento del proletariado”.
“Al
sustituir la propiedad privada de los medios de producción y de cambio, e
introducir la organización prevista del proceso de producción social, a fin de
garantizar el bienestar y el desarrollo integral de todos los miembros de la
sociedad, la revolución social del proletariado abolirá la división de la
sociedad en clases, y por lo tanto liberará a toda la humanidad oprimida, ya
que pondrá fin a toda forma de explotación de una parte de la sociedad por otra”.
“Una
condición necesaria de esta revolución social es la dictadura del proletariado,
es decir, la conquista por el proletariado del poder político que le permita
suprimir cualquier resistencia de los explotadores”.
Este es el
planteo teórico, abstracto de Marx, expuesto en el “Manifiesto” de 1848, la
“Crítica a la Economía Política” de 1859 y la “Crítica al Programa de Gotha”,
de 1875. Pero para la ejecución de este programa revolucionario, Marx realiza
el llamado a la “Unión de todos los trabajadores del mundo”.
El Congreso
tiene en cuenta esta condición que exige, además, la coincidencia teórica y
progrmática de todos los partidos socialdemócratas del mundo. Por ello, las
consideraciones estratégicas y tácticas para una revolución social aislada en
la Rusia de 1903, se imponen y el programa aprobado, después de extensos
debates, así lo reconoce. El acento está puesto en la expropiación de las grandes
propiedades territoriales de la
aristocracia y en el derrocamiento de su jefe, la monarquía zarista a la que
considera “el peor enemigo del pueblo ruso”.
La
“Declaración Programática” aprobada, dice al respecto:
“El Partido
Obrero Socialdemócrata de Rusia piensa que los cambios sociales y políticos
indicados, completos, consistentes e implementados, únicamente serán alcanzados
con el derrocamiento de la autocrtacia y la convocatoria de una Asamblea
Constituyente, libremente elegida por todo el pueblo”.
EL
ESTATUTO DEL PARTIDO
El otro tema
central del Congreso, fue las “Reglas de Organización del Partido Obrero
Socialdemócrata de Rusia”.
El
informe estuvo a cargo de Vladimir I. Lenin, integrante de la comisión respectiva, cuyas ideas
básicas sobre este tema, había desarrollado en dos artículos de “Iskra”, en
mayo de 1901 y diciembre del mismo año.
En su
intervención, Lenin comenzó señalando que dos de los órganos propuestos
–el Comité Central y el Comité de Redacción del periódico del Partido-,
obedecía “a una división de funciones” y no a una “división geográfica”. Esta
aclaración correspondía porque el Comité Central tendrá su sede en Rusia y el
periódico “Iskra”, en Suiza. El tema había sido ardorosamente discutido en la
Comisión. Sus críticos señalaban que debía depender totalmente del Comité
Central porque, de lo contrario, sería un “campo fértil para los oportunistas”
(palabras del congresista Popov). También se discutieron las atribuciones del
Comité Central. Lenin sostenía que, como “órgano supremo, ideológico y
político” no debía tener reglas específicas; otros, en cambio, decían que debía
tenerlas. Un tercer tema de discusión fueron las competencias y relaciónes de
dependencia del Consejo Ejecutivo (tercer órgano) del Comité Central
El
Congresista Akimov, opuesto al proyecto de Estatuto, presentado por
Lenin, objetó también la falta de competencias establecidas en las reglas a los
comités locales, sosteniendo que este vacío ocultaba la intención del Comité
Central de modificar su integración cuando lo quisiera. Propuso que los
miembros de los comités locales fueran electos como lo eran los del Comité
Central.
A esta
propuesta se opuso el Congresista León Trotski. expresando que la
finalidad del Estatuto en discusión era fortalecer la centralidad de las
decisiones y que, por lo tanto, la propuesta de Akimov era contraria a esta
finalidad.
El
congresista Popov señaló que la discusión sobre la oposición a la fusión
del órgano de prensa con el Comité Central y la propuesta de Akimov sobre los
comités locales, revelaban que en el Congreso habían dos tendencias en materia
de organización.
Como se verá
más adelante, existían dos concepciones: el “Centralismo” y el
“Federalismo”. Defensores a ultranza de
este último es el “Bund”, al que se agregarán otros congresistas que no
participan en esta fase del debate y se revelarán, luego, enemigos acérrimos de
la concepción centralista de Lenin.
El
Congresista Lange, del Bund, adopta una posición intermedia. Es
partidario del centralismo pero considera el proyecto de Lenin, “monstruoso”.
Expresa: “En el Bund nosotros tenemos un Comité Central y funciona bien. El
principio centralista presupone el control por el órgano superior de los
órganos inferiores, con observaciones y orientaciones a estos últimos, pero en
ningún caso puede o debería conducir a su destrucción. El
control puede estar combinado. El órgano central debe tener límites. El control
debe consistir en un chequeo de las organizaciones para que cumplan con las
decisiones del Congreso y no actúen contra el programa del Partido y sus
principios fundamentales. . El principio en que el proyecto de Lenin se basa es,
sin embargo, muy diferente. Está lmpregnado hasta la médula con el deseo de dar
al centro poderes sin restricciones y el derecho irrestricto a intervenir en
todo lo que cualquier organización en particular puede estar haciendo. No establece
absolutamente ningún límite a esta interferencia y destruye todo y por todo la
competencia hasta el momento que se refiere a las diversas organizaciones
subordinadas, subvirtiendo su propia capacidad de existir”.
Lenin no
puede continuar con su informe porque el Jefe de la delegación del “Bund”,
Mijail Liber, plantea que se cambie el Orden del Día y se discuta la “posición
del “Bund” en el Partido. Se discute este planteo hasta que el Presidente
(Plejanov), presenta una moción conciliadora que es aceptada y el Congreso escucha
el informe de Liber.
Expresa que
las relaciones entre organizaciones nacionales, locales y órganos centrales no
han sido expuestas en los materiales preparados para este Congreso y que es un
tema, para el “Bund”, de principios. Agrega que en el V Congreso de su organización, realizado un mes y medio
antes (en Zurich), se adoptó una resolución de 12 puntos que a continuación lee.
Transcribimos
sus puntos esenciales:
“Artículo 2.
El Bund es la organización socialdemócrata del proletariado judío. No se limita
en su actividad por las fronteras geográficas, e integra el partido como el
único representante del proletariado judío”.
El artículo
3 expresa que el Comité Central, el Comité Externo y el Concreso del “Bund”,
eligen a sus propios representantes “para expresarse sobre todos aquellos
asuntos que son competencia del Congreso”.
El 4º
establece que “el programa del “Bund” es el programa de todo el Partido (el
POSDR) pero “tiene el de derecho de suplementarlo derivado de la posición
especial del proletariado judío de Rusia y de la interrelación de fuerzas
sociales dentro de la nación judía, con puntos especiales que no cuentan en el
común del Partido”.
El 5ª; “El
“Bund” realiza su propio Congreso para decidir en todos los asuntos que
conciernen al proletariado judío, y tiene su propio Comité Central”.
El 6ª: “El
“Bund” tiene el derecho a decidir sobre todos aquellos asuntos, guiándose por
el programa del Partido, sobre todos aquellos asuntos de carácter general sobre
los cuales no hay resolcuciones adoptada por los Congresos del Partido. Estas
decisiones tienen vigencia temporaria hasta que el Congreso tome las decisiones
que correspondan”.
Art. 9: “El
“Bund” tiene derecho a realizar acuerdos con otras organizaciones
revolucionarias que no pertenezcan al Partido” (…) “El “Bund” tiene el derecho
a realizar acuerdos con otras organizaciones Social-Demócratas, para unir
fuerzas en el trabajo revolucionario”.
Art. 10: “El
Congreso del Partido tiene el derecho de cancelar todas las resoluciones de los
Congresos del Bund, excepto aquellas tomadas sobre la base de la presente
constitución. Cuando existan contradicciones entre las Resoluciones del
Congreso del Partido y las Resoluciones del Congreso del Bund, tiene el
derecho de pedir explicaciones”.
Art. 11: “En
caso de necesidad, el Comité Central del Partido tiene el derecho de acordar
directamente con secciones particulares del Bund pero únicamente con el
asentimiento del Comité Central del Bund. La vía por la cual deberán ser
realizados tales acuerdos, serán establecidas, en cada caso, por el Comité
Central del Bund”.
Art. 12:
“Todos estos puntos son considerados fundamentales y únicamente pueden ser
cambiados, agregados o cancelados, por acuerdo mutuo entre las secciones
del Partido”.
Julius
Mártov, de la
redacción de “Iskra” y miembro de la Comisión Organizadora del Congreso, pidió
la palabra y calificó la posición del “Bund” como “un ultimátum”. Realizó un
pormenorizado análisis del documento, cuyos puntos salientes transcribimos de
la versión taquigráfica de las Actas:
“Como hemos
visto, dijo Martov, el Bund es una
sección del Partido que habla de un tratado entre dos organizaciones
independientes –judíos y no judíos-; en mi opinión , es una formulación más
precisa que hablar de relaciones entre
diferentes organizaciones nacionales. El V Congreso del Bund también propone un
Tratado (“acuerdo mutuo”) entre el proletariado judío y el resto del
proletariado de Rusia (Artículo 12 de la Resolución). Para los delegados del
Bund el presente congreso es constituyente y no un Congreso Ordinario,
continuación del Primero de 1898, como sostenían ayer. Yo digo que los
delegados del Bund piensan que el presente Congreso es constituyente porque
proponen un tratado entre dos secciones del Partido, problema que no es materia
de un Congreso Ordinario, donde solo la unión con otros partidos puede ser
discutida, pero no un tratado entre secciones del mismo Partido”
“El Bund
integró el Comité, que organizó el
presente Congreso y nunca lo consideró un Congreso de organizaciones nacionales
independientes, sino de secciones del mismo Partido. Las reglas propuestas
ahora por el Bund invierten las establecidas por el Primer Congreso de 1898.
Este Congreso dejó claramente establecido que todos los que allí participaron
pertenecían a una única organización. La autonomía otorgada al Bund por el
Primer Congreso fue también otorgada a las otras secciones, pero dentro de
estrechos límites”.
“Yo pienso
que esta propuesta de un Tratado no es tema del Congreso. Tenemos ante nosotros
un proyecto de Tratado que presupone que
el proletariado judío necesita una organización política independiente que
represente sus intereses nacionales entre los Socialdemócratas de Rusia.
Independientemente del problema de organizar el Partido sobre la base del
principio del federalismo o de la autonomía, nosotros no podemos permitir que
ningúna sección del Partido se presente
como representante de intereses de grupo, comerciales o nacionales, de
cualquier sección del proletariado. Las diferencia nacionales juegan un papel
subordinado entre los intereses comunes de clase del proletariado. ¿Qué tipo de
organización mundial de los trabajadores tendríamos, si los trabajadores de
cada nación antepusieran sus intereses nacionales? Las peculiaridades de las
duras condiciones legales que han vivido los trahajadores judíos no deben
servir de pretexto para ampliar el grado de autonomía, en su lucha, del
proletariado judío”. (…)
A
continuación Martov, que era judío, presenta una moción de 12 congresistas
judíos, que critican punto por punto, las reglas propuestas por el Bund y
concluye:
“Por último,
se dice en conclusión que rechazamos cualquier intento de reestructurar el
partido en principios federales, por constituir un obstáculo para un mayor
acercamiento entre el proletariado judío y el proletariado ruso”.
A
continuación intervino León Trotski, firmante de la moción:
“Creo que
carece de valor añadir a la resolución presentada por el camarada Mártov que
esta moción está firmada por camaradas
judíos que, trabajando en el Partido de toda Rusia, se consideran también como representantes
del proletariado judío”.
La
delegación del Bund insistió en su propuesta y el ardoroso debate ocupó la
Cuarta, Quinta y Sexta sesión del Congreso.
En esta
última, intervino Lenin, que era el autor e informante de la Comisión de
Organización y cuyo proyecto recibió severas críticas no solo del Bund sino de
otros delegados.
Veremos sus
argumentos en una próxima nota.
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