martes, 29 de marzo de 2016

REFLEXIONES SOBRE EL MARXISMO (IX)


En  el verano de 1902, el Bund (Unión de Trabajadores Judíos de Lituania, Polonia y Rusia), convocó a los socialdemócratas rusos a una Conferencia fundacional del Partido Socialdemócrata de Rusia, en San Petersburgo, con la asistencia de varias organizaciones. La Conferencia no pudo realizarse por la persecución policia pero fue designada una Comisión de Organización  de un Segundo Congreso. Muchos delegados fueron detenidos por la “Ojrana”, la policía zarista y la Comisión designada no pudo funcionar.

En el otoño del mismo año, por iniciativa del Comité de Redacción de “Iskra” y el Comité de San Petersburgo, se formó una nueva Comisión de Organización, presidida por Georgui Plejanov, que emprendió los trabajos organizativos de un Segundo Congreso.

El 30 de julio de 1903, el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR), inició sus sesiones en Bruselas, Belgica, con la presencia de 27 organizaciones y 48 delegados; tres de estas organizaciones –Iskra, el Bund y la Asociación de Socialdemócratas Rusos en el Exterior-, funcionaban fuera de Rusia.

La apertura del Congreso estuvo a cargo de G. Plejánov, por decisión de la Comisión Organizadora. Fue un discurso muy emotivo, donde recordó el inicio, en 1883, de la creación de “Círculos marxistas” en toda Rusia y la labor de educación desempeñada por los materiales preparados por el  Grupo “Emancipación del Trabajo”, en Suiza. Dijo que las condiciones económicas y sociales de Rusia estaban maduras para una Revolución y que el Partido debía encabezar la lucha. En consecuencia, era fundamental el acuerdo en dos puntos: el programa y la organización.

Plejanov fue elegido, por aclamación, Presidente del Congreso y el resto de la MESA, por voto escrito secreto. Resultaron electos vicepresidentes, Lenin y  Pavlovich; Formin como Secretario. También fueron designados 9 raquígrafos para registrar los discursosy elaborar las actas.

“Yo digo que la situación es ahora extremadamente favorable”, expresó Plejanov. “Estas palabras pueden parecer exageradas en vista de los muchos trastornos, desacuerdos y diferencias que se han hecho sentir tan severamente en los últimos cinco años. Estos trastornos, desacuerdos y diferencias, sin duda han sido muy grandes y muy lamentables. Pero ellos no han impedido que nuestro Partido se convierta, tanto teórica como prácticamente, en el más fuerte de todos los partidos revolucionarios y de oposición en Rusia!”. Plejanov se refería, sin duda, a la polémica entre “Iskra” y los “Economicistas”. Y agregó: “Somos fuertes, pero nuestra fuerza ha sido creada por una situación que es favorable para nosotros: somos una fuerza espontánea debido a la situación; pero tenemos que dar a esta fuerza espontánea una expresión consciente en nuestro programa, en nuestras tácticas y en nuestra organización”.

El Congreso solo pudo sesionar, en Bruselas, hasta el 6 de agosto, y los asuntos tratados fueron de procedimiento, trasladándose a Londres, al advertir, en Bélgica, que no estaban dadas las condiciones imprescindibles de seguridad. En la capital británica sesionó hasta el 23 de agosto, totalizando, en las dos ciudades, 37 sesiones.

                                   EL PROGRAMA

El avance del capitalismo en Rusia, había sido analizado detalladamente por Lenin en su libro “¿Qué hacer?”, comentado anteriormente. Las consecuencias sociales de este cambio y la respuesta de las masas oprimidas, cuya tarea directriz asume el Partido, son expuestas en la “Declaración Programática”.

“La principal característica de la economía rusa es la producción de mercancías sobre la base del modo capitalista de producción cuya mayor parte pertenece a una pequeña minoría, mientras la enorme mayoría de la población está constituida por proletarios o semi-proletarios, que están obligados, por su situación económica, a vender su fuerza de trabajo, esto es, transformarse en asalariados de los capitalistas y proporcionar, por su trabajo, grandes beneficios a las clases más altas de la sociedad”.

“La esfera en que prevalecen estas relaciones de producción, aumenta constantemente, por la aplicación de nuevas técnicas y el crecimiento en gran escala de grandes empresas que eliminan a las pequeñas y a los productores independientes, transformándolos en proletarios”.

“Este mismo progreso técnico también permite a los empresarios a hacer uso de una cada vez en mayor medida  mano de obra femenina e infantil en el proceso de producción y en los productos básicos de circulación. Y puesto que, por el contrario, conduce a una contracción relativa de la demanda de los empresarios, la demanda de fuerza de trabajo se queda inevitablemente detrás de la oferta, como resultado de lo cual la dependencia del trabajo asalariado en las ampliaciones de capital y el grado en que se explota se hace mayor”.

“Este estado de cosas en los países burgueses, y la rivalidad mutua entre estos países en el mercado mundial, que crece continuamente haciéndose más intenso, hacen aún más difícil encontrar salidas para los productos que se producen en  cantidades en constante aumento. El exceso de producción, que se manifiesta en las crisis más o menos agudas industriales, que son seguidas por períodos más o menos prolongados de estancamiento industrial, constituyen una consecuencia inevitable del desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad burguesa. Las crisis y los períodos de estancamiento industrial, a su vez arruinan  a los pequeños productores aún más, aumentando aún más la dependencia del trabajo asalariado en la capital, y conducen más rápidamente a un empeoramiento de la clase obrera” .

“En consecuencia, la mejora en la técnica, lo que significa un aumento de la productividad del trabajo y el crecimiento de la riqueza social, los resultados, en la sociedad burguesa, producen mayor desigualdad social, un ensanchamiento de la brecha entre los que tienen y los que no tienen, y un aumento de la precariedad de la existencia, en secciones cada vez más amplias de las masas trabajadoras”.

“Pero como todas estas contradicciones, que son inherentes a la sociedad burguesa, pàra crecer y desarrollarse, también crece, al mismo tiempo, el descontento de la clase obrera y las masas explotadas por el orden establecido de las cosas; los números y la cohesión del aumento del proletariado y la lucha entre el proletariado y sus explotadores se intensifica. Al mismo tiempo, la mejora de la técnica, la concentración de los medios de producción y el intercambio y la socialización del proceso de trabajo en las empresas capitalistas, está creando a cada vez mayor velocidad las condiciones materiales para la sustitución de las relaciones de producción capitalistas por otras socialistas, es decir, para la revolución social, que es el objetivo último de toda la actividad de la socialdemocracia internacional, como la expresión consciente del movimiento   del proletariado”.

“Al sustituir la propiedad privada de los medios de producción y de cambio, e introducir la organización prevista del proceso de producción social, a fin de garantizar el bienestar y el desarrollo integral de todos los miembros de la sociedad, la revolución social del proletariado abolirá la división de la sociedad en clases, y por lo tanto liberará a toda la humanidad oprimida, ya que pondrá fin a toda forma de explotación de una parte de la sociedad por otra”.

“Una condición necesaria de esta revolución social es la dictadura del proletariado, es decir, la conquista por el proletariado del poder político que le permita suprimir cualquier resistencia de los explotadores”.

Este es el planteo teórico, abstracto de Marx, expuesto en el “Manifiesto” de 1848, la “Crítica a la Economía Política” de 1859 y la “Crítica al Programa de Gotha”, de 1875. Pero para la ejecución de este programa revolucionario, Marx realiza el llamado a la “Unión de todos los trabajadores del mundo”.

El Congreso tiene en cuenta esta condición que exige, además, la coincidencia teórica y progrmática de todos los partidos socialdemócratas del mundo. Por ello, las consideraciones estratégicas y tácticas para una revolución social aislada en la Rusia de 1903, se imponen y el programa aprobado, después de extensos debates, así lo reconoce. El acento está puesto en la expropiación de las grandes propiedades territoriales de  la aristocracia y en el derrocamiento de su jefe, la monarquía zarista a la que considera “el peor enemigo del pueblo ruso”.

La “Declaración Programática” aprobada, dice al respecto:

“El Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia piensa que los cambios sociales y políticos indicados, completos, consistentes e implementados, únicamente serán alcanzados con el derrocamiento de la autocrtacia y la convocatoria de una Asamblea Constituyente, libremente elegida por todo el pueblo”.

                                  EL ESTATUTO DEL PARTIDO

El otro tema central del Congreso, fue las “Reglas de Organización del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia”.

El informe estuvo a cargo de Vladimir I. Lenin, integrante de la comisión respectiva, cuyas ideas básicas sobre este tema, había desarrollado en dos artículos de “Iskra”, en mayo de 1901 y diciembre del mismo año.

En su intervención, Lenin comenzó señalando que dos de los órganos propuestos –el Comité Central y el Comité de Redacción del periódico del Partido-, obedecía “a una división de funciones” y no a una “división geográfica”. Esta aclaración correspondía porque el Comité Central tendrá su sede en Rusia y el periódico “Iskra”, en Suiza. El tema había sido ardorosamente discutido en la Comisión. Sus críticos señalaban que debía depender totalmente del Comité Central porque, de lo contrario, sería un “campo fértil para los oportunistas” (palabras del congresista Popov). También se discutieron las atribuciones del Comité Central. Lenin sostenía que, como “órgano supremo, ideológico y político” no debía tener reglas específicas; otros, en cambio, decían que debía tenerlas. Un tercer tema de discusión fueron las competencias y relaciónes de dependencia del Consejo Ejecutivo (tercer órgano) del Comité Central

El Congresista Akimov, opuesto al proyecto de Estatuto, presentado por Lenin, objetó también la falta de competencias establecidas en las reglas a los comités locales, sosteniendo que este vacío ocultaba la intención del Comité Central de modificar su integración cuando lo quisiera. Propuso que los miembros de los comités locales fueran electos como lo eran los del Comité Central.

A esta propuesta se opuso el Congresista León Trotski. expresando que la finalidad del Estatuto en discusión era fortalecer la centralidad de las decisiones y que, por lo tanto, la propuesta de Akimov era contraria a esta finalidad.

El congresista Popov señaló que la discusión sobre la oposición a la fusión del órgano de prensa con el Comité Central y la propuesta de Akimov sobre los comités locales, revelaban que en el Congreso habían dos tendencias en materia de organización.

Como se verá más adelante, existían dos concepciones: el “Centralismo” y el “Federalismo”.  Defensores a ultranza de este último es el “Bund”, al que se agregarán otros congresistas que no participan en esta fase del debate y se revelarán, luego, enemigos acérrimos de la concepción centralista de Lenin.

El Congresista Lange, del Bund, adopta una posición intermedia. Es partidario del centralismo pero considera el proyecto de Lenin, “monstruoso”. Expresa: “En el Bund nosotros tenemos un Comité Central y funciona bien. El principio centralista presupone el control por el órgano superior de los órganos inferiores, con observaciones y orientaciones a estos últimos, pero en ningún caso puede o debería conducir a su destrucción.   El control puede estar combinado. El órgano central debe tener límites. El control debe consistir en un chequeo de las organizaciones para que cumplan con las decisiones del Congreso y no actúen contra el programa del Partido y sus principios fundamentales. . El principio en que el proyecto de Lenin se basa es, sin embargo, muy diferente. Está lmpregnado hasta la médula con el deseo de dar al centro poderes sin restricciones y el derecho irrestricto a intervenir en todo lo que cualquier organización en particular puede estar haciendo. No establece absolutamente ningún límite a esta interferencia y destruye todo y por todo la competencia hasta el momento que se refiere a las diversas organizaciones subordinadas, subvirtiendo su propia capacidad de existir”.

Lenin no puede continuar con su informe porque el Jefe de la delegación del “Bund”, Mijail Liber, plantea que se cambie el Orden del Día y se discuta la “posición del “Bund” en el Partido. Se discute este planteo hasta que el Presidente (Plejanov), presenta una moción conciliadora que es aceptada y el Congreso escucha el informe de Liber.

Expresa que las relaciones entre organizaciones nacionales, locales y órganos centrales no han sido expuestas en los materiales preparados para este Congreso y que es un tema, para el “Bund”, de principios. Agrega que en el V Congreso  de su organización, realizado un mes y medio antes (en Zurich), se adoptó una resolución de 12 puntos que a continuación lee.

Transcribimos sus puntos esenciales:

“Artículo 2. El Bund es la organización socialdemócrata del proletariado judío. No se limita en su actividad por las fronteras geográficas, e integra el partido como el único representante del proletariado judío”.

El artículo 3 expresa que el Comité Central, el Comité Externo y el Concreso del “Bund”, eligen a sus propios representantes “para expresarse sobre todos aquellos asuntos que son competencia del Congreso”.

El 4º establece que “el programa del “Bund” es el programa de todo el Partido (el POSDR) pero “tiene el de derecho de suplementarlo derivado de la posición especial del proletariado judío de Rusia y de la interrelación de fuerzas sociales dentro de la nación judía, con puntos especiales que no cuentan en el común del Partido”.

El 5ª; “El “Bund” realiza su propio Congreso para decidir en todos los asuntos que conciernen al proletariado judío, y tiene su propio Comité Central”.

El 6ª: “El “Bund” tiene el derecho a decidir sobre todos aquellos asuntos, guiándose por el programa del Partido, sobre todos aquellos asuntos de carácter general sobre los cuales no hay resolcuciones adoptada por los Congresos del Partido. Estas decisiones tienen vigencia temporaria hasta que el Congreso tome las decisiones que correspondan”.

Art. 9: “El “Bund” tiene derecho a realizar acuerdos con otras organizaciones revolucionarias que no pertenezcan al Partido” (…) “El “Bund” tiene el derecho a realizar acuerdos con otras organizaciones Social-Demócratas, para unir fuerzas en el trabajo revolucionario”.

Art. 10: “El Congreso del Partido tiene el derecho de cancelar todas las resoluciones de los Congresos del Bund, excepto aquellas tomadas sobre la base de la presente constitución. Cuando existan contradicciones entre las Resoluciones del Congreso del Partido y las Resoluciones del Congreso del Bund, tiene el derecho  de pedir explicaciones”.

Art. 11: “En caso de necesidad, el Comité Central del Partido tiene el derecho de acordar directamente con secciones particulares del Bund pero únicamente con el asentimiento del Comité Central del Bund. La vía por la cual deberán ser realizados tales acuerdos, serán establecidas, en cada caso, por el Comité Central del Bund”.

Art. 12: “Todos estos puntos son considerados fundamentales y únicamente pueden ser cambiados, agregados o cancelados, por acuerdo mutuo entre las secciones del Partido”.

Julius Mártov, de la redacción de “Iskra” y miembro de la Comisión Organizadora del Congreso, pidió la palabra y calificó la posición del “Bund” como “un ultimátum”. Realizó un pormenorizado análisis del documento, cuyos puntos salientes transcribimos de la versión taquigráfica de las Actas:

“Como hemos visto, dijo Martov,  el Bund es una sección del Partido que habla de un tratado entre dos organizaciones independientes –judíos y no judíos-; en mi opinión , es una formulación más precisa que hablar  de relaciones entre diferentes organizaciones nacionales. El V Congreso del Bund también propone un Tratado (“acuerdo mutuo”) entre el proletariado judío y el resto del proletariado de Rusia (Artículo 12 de la Resolución). Para los delegados del Bund el presente congreso es constituyente y no un Congreso Ordinario, continuación del Primero de 1898, como sostenían ayer. Yo digo que los delegados del Bund piensan que el presente Congreso es constituyente porque proponen un tratado entre dos secciones del Partido, problema que no es materia de un Congreso Ordinario, donde solo la unión con otros partidos puede ser discutida, pero no un tratado entre secciones del mismo Partido”

“El Bund integró el Comité,  que organizó el presente Congreso y nunca lo consideró un Congreso de organizaciones nacionales independientes, sino de secciones del mismo Partido. Las reglas propuestas ahora por el Bund invierten las establecidas por el Primer Congreso de 1898. Este Congreso dejó claramente establecido que todos los que allí participaron pertenecían a una única organización. La autonomía otorgada al Bund por el Primer Congreso fue también otorgada a las otras secciones, pero dentro de estrechos límites”.

“Yo pienso que esta propuesta de un Tratado no es tema del Congreso. Tenemos ante nosotros un  proyecto de Tratado que presupone que el proletariado judío necesita una organización política independiente que represente sus intereses nacionales entre los Socialdemócratas de Rusia. Independientemente del problema de organizar el Partido sobre la base del principio del federalismo o de la autonomía, nosotros no podemos permitir que ningúna sección  del Partido se presente como representante de intereses de grupo, comerciales o nacionales, de cualquier sección del proletariado. Las diferencia nacionales juegan un papel subordinado entre los intereses comunes de clase del proletariado. ¿Qué tipo de organización mundial de los trabajadores tendríamos, si los trabajadores de cada nación antepusieran sus intereses nacionales? Las peculiaridades de las duras condiciones legales que han vivido los trahajadores judíos no deben servir de pretexto para ampliar el grado de autonomía, en su lucha, del proletariado judío”. (…)

A continuación Martov, que era judío, presenta una moción de 12 congresistas judíos, que critican punto por punto, las reglas propuestas por el Bund y concluye:

“Por último, se dice en conclusión que rechazamos cualquier intento de reestructurar el partido en principios federales, por constituir un obstáculo para un mayor acercamiento entre el proletariado judío y el proletariado ruso”.

A continuación intervino León Trotski, firmante de la moción:

“Creo que carece de valor añadir a la resolución presentada por el camarada Mártov que esta moción está firmada por  camaradas judíos que, trabajando en el Partido de toda Rusia,   se consideran también como representantes del proletariado judío”.

La delegación del Bund insistió en su propuesta y el ardoroso debate ocupó la Cuarta, Quinta y Sexta sesión del Congreso.

En esta última, intervino Lenin, que era el autor e informante de la Comisión de Organización y cuyo proyecto recibió severas críticas no solo del Bund sino de otros delegados.

Veremos sus argumentos en una próxima nota.

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