jueves, 14 de julio de 2011

LA CRISIS DEL FRENTE AMPLIO

por Ruiz Pereyra Faget

La oposición política al gobierno del Frente Amplio, y las propias autoridades de la coalición, hablan de una crisis en este grupo político y, como prueba de ello y a pesar de los argumentos esgrimidos, el Presidente Mujica acaba de relevar a la Ministra de Desarrollo Social, Ana Vignoli, del Partido Comunista.

Las dificultades, no son recientes ni de este gobierno. Surgieron en el que presidió Tabaré Vázquez (2005-2010), y solo pueden ser explicadas, en mi opinión, mediante el examen de los problemas derivados de la realidad objetiva y la posición de las clases sociales frente a ellos. No hay que descartar, tampoco, antiguas diferencias entre los tupamaros y el PCU.

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El FA asumió el gobierno en el 2005, superando las exigencias de un balotaje que impusieron en una reforma constitucional los dos partidos tradicionales y un sector del Frente que seguía la línea política del general Líber Seregni (y del economista Danilo Astori), que cambió la estrategia fundacional, de 1971, de la nueva fuerza política.

La concepción estratégica originaria del Frente era antioligárquica y antiimperialista. Sus puntos fundamentales eran la reforma agraria, la nacionalización de la banca y del comercio exterior y una política externa independiente, basada en la paz, el no alineamiento y el respeto a la autodeterminación de los pueblos.

La desintegración del Campo Socialista Europeo y, en particular, de la Unión Soviética, provocó una profunda crisis en el Partido Comunista Uruguayo –el creador de la estrategia de 1971- que sobrevivió pero muy debilitado, ante la fuga hacia posiciones socialdemócratas conciliadoras con el imperialismo de sus principales cuadros. La confusión de la nueva situación internacional, que dejaba el campo libre al imperialismo norteamericano que proclamó el inicio de un nuevo orden mundial bajo su liderazgo universal, fortaleció la estrategia del Presidente del Frente, Líber Seregfni, que ya se había reconciliado con su viejo partido – el Partido Colorado, expresión tradicional de una burguesía conciliadora con los terratenientes y el imperialismo-sosteniendo la necesidad de políticas concertadas, para asegurar la gobernabilidad, independientemente de qué Partido tuviera la responsabilidad del ejercicio del gobierno. Esta línea, que significaba la renuncia al cambio de las estructuras económicas que la oligarquía había consolidado durante la dictadura del Coronel Latorre (1876-1879)fue apoyada entusiastamente por el economista Danilo Astori, ex integrante de la corriente del estructuralismo desarrollista, de la CEPAL, de los años 60, sostenida por el argentino Raúl Prebish y el brasileño Celso Furtado, entre otros.

El Dr. Vazquez tuvo que enfrentar una deuda externa cuyo volumen era del 110% del PIB. Esta deuda fue el producto del vaciamiento de bancos tolerado por el gobierno anterior integtrdo por colorados y blancos. El entonces Presidente Jorge Batlle (2000-2005) obtuvo la asistencia de su amigo, el Presidente George Bush, de 1500 millones de dólares para evitar la quiebra del Banco República (principal banco estatal; ya había quebrado otro banco estatal, el Hipotecario, y cuatro bancos privados) pero sometiéndose a las duras exigencias del Fondo Monetario Internacional. El FA renunció al juicio político que estaba preparando contra el señor Batlle, decidiendo cooperar con el gobierno “para salvar las instituciones”. El Ministro de Economía colorado (2002-2905), Alejandro Atchugarry, y el senador Danilo Astori, del FA, fueron los articuladores de esta política dictada por el “Consenso de Washington” y de la que el FMI es su síndico. Los tres partidos –Partido Colorado, Partido Nacional (Blanco) y el Frente Amplio con representación parlamentaria apoyaron esta orientación. Vázqiez designó Ministro de Economía a D. Astori, antes de las elecciones del 2004, después de una reunión con el Directorio del FMI en Washington, comprometiéndose a seguir la misma política económica del gobierno de Batlle. El Presidente Vázquez dio un paso más de acercamiento a Washington, al defender un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, que no prosperó porque dividió a su gobierno(El Ministro de RR.EE., Gargano, Secretario del P. Socialista se opuso con tenacidad) y al Frente Amplio.

A mediados del 2004, Mujica y Astori dirimieron fuerzas en las elecciones internas de la coalición, para la selección de un candidato en representación del FA a las presidenciales de octubre de ese año. Mujica, que contó con el apoyo del Partido Comunista y la oposición del grupo de Astori y del Partido Socialista, venció pero tuvo que pactar con Astori, pàra que éste accedira a integrarla fórmula electoral como Vicepresidente, que alcanzaría luego la Presidencia de la República.

El resultado de este pacto fue la entrega (por Mujica) al Vicepresidente de la conducción de la economía así como tres ministerios – Economía, Obras Públicas y Ganadería y Agricultura y la presidencia de los Bancos Central y República. Por primera vez en la historia del Uruguay, un Vicepresidente se desempeña, virtualmente, como Primer Ministro (pero sin responsabilidad política ante el Parlamento ya que es Presidente de la Asamblea General y del Senado), ya que dirige toda el área económica y productiva del gobierno. En los hechos es una fórmula de cogonierno.

El Presidente Mujica, que asumió en marzo del 2010, puso énfasis de inmediato, en la política exterior del país, rectificando la línea pro norteamericana de su antecesor y enfilando hacia la integración latinoamericana, una cuestión de principios para el Frente Amplio. El primer paso fue normalizar las relaciones con Argentina.

El otro problema que debió enfrentar fue el energético, para un país que estaba creciendo en forma sostenida, y con un pujante consumo, así como la eventualidad de la instalación de poderosas plantas industriales (celulosa y minería), situación en la que el gobierno ha manejado distintas opciones pero sin que exista una clara concreción. También es preocupación del mandatario, el estado de la infraestructura vial, y la insuficiencia de puertos para la salida de las exportaciones de las nuevas inversiones agroindustriales y extractivas-

Otros dos temas que se han planteado, y que son de principio para el Frente Amplio, es la anulación de la Ley que excluyó a los militares de cualquier juicio por crímenes cometidos durante la dictadura. Trabajosamente, el Frente Amplio elaboró un proyecto de Ley que anulaba las disposiciones inconstitucionales de aquella Ley. El proyecto fue aprobado en el Senado con el voto de la bancada del FA, que cuenta con la mayoría absoluta, a pesar de la deserción del senador Saravia pero, sorpresivamente, Mujica presionó a la bancada de diputados para que no votara el proyecto, logrando que un diputado, en el plenario del cuerpo, lo hiciera en contra, actitud que determinó el fracaso del proyecto.

Al otro día de este “fiasco” que desconcertó al pueblo frenteamplista, con minoritarias excepciones, el Presidente Mujica sorprendió al plantear de una manera enérgica su intención de poner límite a la concentración de la tierra en manos de sociedades anónimas extranjeras, pero subrayando que no haría de este asunto una cuestión política que obligara a los legisladores del FA. El Presidente dio cifras alarmantes del escandaloso proceso de concentración y extranjerización de la tierra

Mientras el Vicepresidente y virtual cogobernante –Danilo Astori- había apoyado los dichos del Presidente a la bancada de diputados, ahora dijo con claridad que la iniciativa del mandatario “violaba las leyes de juego” (hacia el capital en general), de las que él, obviamente, era garantía. Otros legisladores de su grupo se manifestaron en el mismo sentido pero recibió un expreso apoyo del Partido Comunista y del Partido Socialista.

Mujica reiteró por radio “que no se bajaba” de su iniciativa de gravar con un impuesto progresivo a las propiedades rurales con más de 2000 hectáreas y Astori, por su parte, insistía, con el coro de toda la oposición colorada y blanca y de la Asociación Rural, en que “se violaban las leyes de juego”. Hubo negociaciones, se dijo que había acercamiento de posiciones y que el proyecto estaba pronto para ser llevado al Consejo de Ministros pero luego, misteriosamente, cayó un manto de silencio sobre el asunto. Conclusión a primera vista: la pulseada la ganó Astori.

Para mantener la acción de su gobierno, el Presidente envía al Poder Legislativo el proyecto de asociación empresarial del Estado con inversores privados. Uruguay necesita de la inversión extranjera pero la misma está regulada por la Ley de Inversiones de 2005. Una cuestión de principios para el FA es la defensa de las empresas del Estado consideradas estratégicas. El proyecto sancionado por unanimidad de todos los partidos con representación en el Senado, con la sola excepción del senador del Partido Comunista, no incluye una salvaguardia para esas industrias y servicios estratégicos, abriendo la posibilidad que las telecomunicaciones o la refinación de combustibles, por ejemplo, puedan ser objeto de esta asociación público-privada y los partidos de oposición, lo entienden así. Por otra parte, el gobierno puede asumir el compromiso de no tocar las empresas del Estado pero si en el futuro asumiera un gobierno de otro signo, tendría las puertas que le ofrece el proyecto para concretar una política de privatización que ya intentó sin éxito el gobierno blanco de Lacalle (1990-1995).

Salvo el proyecto de Ley Interpretativa de la Ley de Caducudad de la Pretensión Punitiva del Estado (renuncia del Estado de castigar a criminales), todas estas iniciativas gubernamentales no han sido analizadas por los organismos del FA, sino por las bancadas de legisladores. Este procedimiento irregular se debe a que en los organismos del FA, las bases no partidarias, tienen el 50% de los votos mientras en las bancadas, son los grupos políticos del FA los que deciden. Por ello, quienes tienen su propio programa, al margen del establecido por el Congreso del FA, quieren liquidar un estatuto que consideran obsoleto.

El Frente Amplio tiene una composición policlasista. Están en su seno los trabajadores organizados, los cuerpos estudiantiles y docentes de la enseñanza pública, capas medias de profesionales, productores y comerciantes pequeños y medios de la ciudad y un sector de la burguesía nacional. El modelo económico del gobierno es cuasi neoliberal, atenuado por el ejercicio de los Consejos de Salarios y políticas sociales asistencialistas dentro de los límites que le impone un estricto control del déficit presupuestal, condicionado por el crecimiento económico basado en las exportaciones y la caída del valor del dólar que ha reducido, relativamente, el peso fiscal de la deuda externa, dejando más recursos disponibles para estas políticas.

Las capas medias se encuentran en un consumismo desenfrenado que contagia y estimula el delito en los sectores marginados de la sociedad, que han sido excluidos por medio siglo de políticas egoístas. La sobrevaluación del peso frente al dólar, fomenta las importaciones y el déficit comercial, al tiempo que es una amenaza para la estabilidad y expansión de las exportaciones (Y las inversiones extranjeras) que parecen ser el punto principal de la agenda económica del Vicepresidente Astori y, al final, tras sus idas y vueltas, del desconcertante Presidente Mujica.