El Segundo
Congreso del POSDR, de 1903, terminó con una división en tres facciones;
Bolcheviques, Mencheviques y el BUND, cuando el propósito de sus organizadores
era fortalecerlo para enfrentar la explosiva situación social en Rusia y
conducir la lucha por la liberación social de una masa mayoritaria de oprimidos
por el despótico absolutismo zarista.
Una
manifestación de obreros en San Petersburgo, organizada por el clérigo
cristiano ortodoxo, Georgi Gapón, el 22 de enero de 1905, sin ninguna
connotación política, sin armas y empuñando una cruz, con la intención de entregarle
una petición al Zar Nicolás II, recibió como respuesta la metralla de un
cuerpode infantería y otro de caballería Cosaca, de la guardia del Palacio de Invierno,
que provocó la muerte, según datos oficiales, de 1000 obreros y más de 2000
heridos.
La historia
recogió este trágico acontecimiento,
como el “Domingo Sangriento” de San Petersburgo y la conmoción estremeció
a todo el enorme país, estallando violentas protestas, sin ninguna organización
que las coordinara, en las regiones agrarias y en las ciudades que,
posteriormente, alcanzaron a las propias Fuerzas Armadas.
La petición
de los obreros, expresaba entre otros conceptos:
“Nosotros,
obreros habitantes de San Petersburgo, nos dirigimos a TI: Somos miserables y
humillados esclavos; estamos abrumados por el despotismo y la arbitrariedad.
Nuestra paciencia ha llegado a su límite y hemos abandonado nuestro trabajo,
rogando a nuestros patrones que nos permitan hacerlo ya que nuestras vidas son
una tortura. Pero eso nos fue negado; según los fabricantes, nuestra demanda no
cumple con la ley. Estamos aquí miles de personas y, como a todo el pueblo
ruso, se nos priva de todos los derechos humanos. Tus funcionarios nos han
reducido a la esclavitud”.
A continuación
exponen sus reivindicaciones y la petición finaliza con este conmovedor
llamado, casi una plegaria:
“Sire! No te
niegues a ayudar a tu pueblo! Derriba el muro que te separa de tu pueblo! Dad
satisfacción a nuestras peticiones, y harás feliz a Rusia; de lo contrario,
estamos dispuestos a morir aquí. Tenemos sólo dos caminos: la libertad y la felicidad,
o la tumba”.
Lenin, que
leía este texto, en Zurich, ante una audiencia de jóvenes amigos al cumplirse
diez años del “Domingo sangriento”, comenta:
“Leyendo hoy
esta petición, sentimos una sensación extraña. Trabajadores incultos y
analfabetos, conducidos por un sacerdote patriarcal, procurando conmover a
Nicolás II. Estos trabajadores de la
Rusia anterior a la Revolución, no sabían que el zar era la cabeza de la clase
dominante, en concreto la de los grandes terratenientes, ya unidos a la gran burguesía
por miles de lazos y listos para defender sus monopolios, privilegios y
beneficios por la violencia, sin reparar en los medios”.
Los
levantamientos se multiplicaron durante todo el año, alcanzando máximos a
principios de junio y culminando en octubre y noviembre.
Nicolás II,
invocando razones de seguridad, no estaba en el Palacio de Invierno, el 2 de
enero, cuando la salvaje represión de la infantería y la caballería cosaca. Los
estallidos simultáneos en toda Rusia, desde el Báltico y el Mar Negro, hasta
los Montes Urales, con ocupación de grandes latifundios de la aristocracia y
grandes propiedades rurales de la alta burguesía en las regiones de Odesa y sur
de Rusia, mostraron a un monarca
decidido a multiplicar la fuerza. En marzo cerró todas las Universidades. Pero,
para complicar la situación, el país se encontraba en guerra con Japón y en
febrero de 1905, el ejército ruso sufrió una aplastante derrota estratégica, en
la batalla de Mukden, que obligó al Zar a convocar a su ex Ministro de Hacienda,
Sergei Witte, para negociar una paz, solicitando, al mismo tiempo la mediación
de Estados Unidos. Esta paz fue lograda en setiembre.
No obstante,
la situación interna seguía agravándose. A mediados de año hubo motines
importantes, en las flotas del Báltico, del Mar Negro y del Pacífico. La más
importante de éstas, fue la encabezada por el acorazado “Príncipe Potemkin”, en
junio, que el gran cineasta, Sergei Einsestein, llevó a la pantalla, en 1925,
en el memorable film mudo “El acorazado Potemkin”.
El Zar decidió crear un parlamento (Duma Estatal),
con poderes muy limitados y una ley electoral con voto censitario. El decreto, publicado
en agosto, fue rechazado por las diversas organizaciones populares y la
burguesía que respaldaban las huelgas y acciones directas que habían unificado
sus consignas en “derechos para todos” , “voto universal masculino” y una Duma con poderes limitativos del
absolutismo del Zar.
En octubre estallaron
dos grandes huelgas, una en San Petersburgo y la otra en Moscú. Estas huelgas
impulsadas por los partidos revolucionarios, y que se extendieron a centenares
de ciudades de todo el imperio. Los campesinos, por su parte atacaron los
palacios de la nobleza en los grandes latifundios, extendiéndose los incendios
a estas fincas en las regiones rurales del sur.
León
Trotski, que fue un importante protagonista en la huelga de los obreros de San
Petersburgo, ha dejado un testimonio de cómo se originó:
“Reuniones
populares se realizaron (en octubre) en las universidades lo que es una
paradoja cuando en las calles reinaba el terror. El viejo e ignorante, Ministro
de Educación, General Glazov, dispuso la libertad de palabra en las universidades.
Los profesores zaristas protestaron sosteniendo que las universidades se
crearon para estudiar y la calle no tenía lugar en los recintos académicos.
Durante varias semanas las puertas de las universidades estuvieron abiertas al
pueblo que ingresó en oleadas, llenándose los salones de clase, corredores y
patios de obreros y una miscelánea diversa y “variopinta” de personas. Los
periodistas de la prensa reaccionaria concurrieron a escuchar los discursos
para informar y algunos se sorprendieron de la disciplina y el contenido de
esas intervenciones que pronto se unificaron en consignas políticas prontas
para ser difundidas en la calle”.
“Las
autoridades estaban confundidas: podían aplastar, arrestar y matar a los
trabajadores en las calles y en sus casas pero en las universidades tenían la
libertad de reunirse y expresarse”.
“Las
primeras reuniones libres –continúa Trotski-, se realizaron el 30 de setiembre
en las Universidades de Petersburgo y Kiev. La Agencia Telegráfica oficial
informó horrorizada que a las asambleas de la Universidad Vladimir, en San
Petersburgo, asistía “una multitud de
personas extrañas, de ambos sexos y estudiantes adolescentes de Secundaria, niños de las escuelas primarias
y una miscelánea diversa de personas”.
En
Petersburgo, estalló la huelga de tipógrafos que paralizaron a la prensa; en
Moscú, la huelga inicial fue de obreros ferroviarios. Y el movimiento se
extendió a otras ramas, especialmente la metalmecánica y la industria textil.
Rosa
Luxemburgo, integrante del Partido Socialdemócrata Alemán, también destacó la importancia
de esta “huelga general de masas”,
distinguiéndola de la concepción que de ellas tenía el anarquismo
“bakuninista”. Mientras éstos la concebían, junto con la acción directa, como las únicas herramientas
idóneas de las acciones revolucionarias, desdeñando la lucha política
parlamentaria, el marxismo, según Rosa, anteponía la lucha política y la huelga
general política indeterminada, en la
fase final cuando el régimen carecía de respuestas y de medios para sostenerse.
"La
huelga general, en el programa del bakuninismo ', es la palanca que será
utilizada para la introducción de la revolución social. Un buen día todos los
trabajadores en todas las industrias en un país, o tal vez en todos los países,
dejarán el trabajo, y por lo tanto obligarán a la clase dominante, ya sea a ceder
a sus demandas en unas cuatro semanas, o lanzar un ataque contra los
trabajadores para que éstos tengan derecho a defenderse, y puedan aprovechar la
oportunidad para derrocar a la vieja sociedad. La propuesta no es de ninguna
manera nueva: los socialistas franceses y belgas la han practicado
continuamente desde 1848, pero sobretodo su origen es inglés. Durante el
desarrollo rápido y potente del cartismo entre los trabajadores ingleses que
siguió a la crisis de 1837, el "mes sagrado '- una suspensión de trabajo a
escala nacional - fue predicada ya en 1839, y fue realizada con tanto éxito que
en julio de 1842 los trabajadores de las fábricas del norte de Inglaterra
intentaron llevarla a cabo. Y en el Congreso de los aliancistas en Ginebra el 1
de septiembre de 1873, la huelga general jugó un gran papel, pues fue admitida
por todos pero para llevarla a cabo era necesario contar con una perfecta
organización - un arma fundamental de lucha-, de la clase trabajadora. Y ese es
el quid de la cuestión”, escribe Rosa Luxemburgo.
A mediados
de octubre, se conoció un Manifiesto, uno de cuyos redactores era el negociador de la paz con
Japón y ex Ministro de Alejandro III y Nicolás II, Sergei Witte, en el que
reclaman varias reformas: igualdad de derechos civiles, legalización de los
partidos políticos, sufragio universal masculino y una Duma con poderes más
amplios.
La huelga
general, que alcanzaba el nivel de huelga política, se extendió a las
principales ciudades de Rusia, Polonia y las regiones imperiales de Lituania y
Letonia, en el Báltico.
Se formáron
Consejos de Obreros (Soviets) integrados por trabajadores de todas las
fábricas. El primero fue el de San Petersburgo.
Obligado por
los acontecimientos, que no podía controlar, el Zar creó el cargo de Primer
Ministro y designó para ocuparlo a Sergei Witte, uno de los redactores del
Manifiesto. El Monarca también firmó el Manifiesto, promulgando las reformas.
Con este logro, Witte procuró el apoyo de la burguesía pero los liberales que
compartían el programa del Manifiesto, exigieron la renuncia del Ministro del
interior, Trepov, responsable directo de la represión. El Primer Ministro le
planteó al Zar la instauración de una Duma aunque reconocía el poder del
monarca de vetar todas las leyes. El Soviet de San Petersburgo se opuso a esta
Constitución.
El Ministro
del Interior no fue relevado, continuando la represión y Nicolás II obtuvo un
importante préstamo de Francia que le permitió capear, por el momento, la
crisis económica y fiscal.
Circularon
rumores que era inminente la caída de Witte y aumentaron las huelgas.
El 31 de
octubre se realizan en San Petersburgo y en Moscú grandes concentraciones de
derecha contra la política de Witte.
A
continuación comenzaron a actuar grupos armados que eligieron como objetivos
principales a hombres de negocios e intelectuales judíos. Un gran pogrom
ejecutan en Odesa, muriendo alrededor de 500 judíos.
El régimen
zarista aumenta la represión en los dos meses finales del año 1905. El Primer
Ministro, Witte, se suma gradualmente a la nueva política y a comienzos de
1906, cuando declinan las huelgas, expresa que el Zar tiene el derecho de
anular las reformas del Manifiesto.
Finalmente,
Witte, abrumado por la crisis económica, renunca el 5 de mayo de 1906, cuando
la insurrección ha sido derrotada.
LENIN
CARACTERIZACIÓN
DE LA REVOLUCIÓN RUSA DE 1905 Y EL PAPEL
DEL PROLETARIADO INDUSTRIAL
En la
conferencia citada, realizada en Zurich en 1915, Lenin realiza el análisis de
esta Revolución:
“El “Domingo
sangriento”, del 22 de enero de 1905, fue el comienzo de la Revolución Rusa. En
la petición, que los obreros iban a entregar al Zar, se enumeran las siguientes
demandas: amnistía, libertades civiles, salarios adecuados, transferencia
gradual de la tierra a los campesinos y convocatoria de una Asamblea
Constituyente elegida por sufragio universal”.
“La masacre
del “Domingo sangriento”, despertó la conciencia política de inmensas masas
populares que se lanzaron a la lucha revolucionaria. En esto reside la
importancia histórica del 22 de enero de 1905”.
“No hay aun
en Rusia un pueblo revolucionario”, escribía dos días antes, el señor Piotr
Strouve, líder de los liberales rusos que editaba un periódico en el
extranjero. A este jefe “altamente cultivado” de los reformistas burgueses le
parecía absurda una conciencia revolucionaria en campesinos analfabetos. Los
reformistas de la época estaban convencidos de la imposibilidad de una
conciencia revolucionaria”.
“Pero en
pocos meses, la situación cambió abruptamente. Los centenares de
socialdemócratas revolucionarios, “súbitamente”
fueron millares y estos millares se convirtieron en jefes de dos o tres
millones de proletarios. La lucha proletaria suscitó una gran
efervescencia que penetró en las
profundidades de una masa de cincuenta a cien millones de campesinos; el
movimiento campesino influyó en el ejército y comenzaron las rebeliones y los
motines en los cuarteles y los barcos; es así que los 130 millones de
habitantes del país entran en la Revolución; es así que la Rusia somnolienta se
convirtió en la Rusia del proletariado revolucionario y del pueblo
revolucionario”.
“Es
necesario estudiar esta transformación, lo que la ha hecho posible; analizarla
cuidadosamente para conocer cuáles fueron sus modalidades”.
“La huelga
de masas ha sido el agente más poderoso. La revolución rusa tiene esto de
original: era democrático-burguesa por su contenido social, pero proletaria por
sus medios de lucha. Era democrático burguesa porque el objetivo a que aspiraba
en lo inmediato y que podía alcanzar por sus propias fuerzas era la república
democrática, la jornada de trabajo de ocho horas, la confiscación de los
inmensos latifundios de la alta nobleza, todas medidas que casi enteramente
realizó en Francia la revolución burguesa en 1792 y 1793”.
“La
revolución rusa era, al mismo tiempo, una revolución proletaria, no solo porque
el proletariado era la fuerza dirigente, la vanguardia del movimiento, sino también
porque el instrumento específico de lucha del proletariado, la huelga, era la
palanca principal para poner en marcha a las masas que encabezará la ola
ascendente de los acontecimientos decisivos”.
“En la
historia mundial, la revolución rusa es la primera –aunque no la última-, gran
revolución donde la huelga política de masas ha jugado un papel extremadamente
importante. Se puede incluso afirmar que
no se podrían comprender las peripecias de la revolución rusa y sus formas
políticas si no se estudian las estadísticas de las huelgas”.
“Sé que es
un tema poco apropiado para una conferencia y que la audiencia puede rechazar,
pero no puedo dejar de citar algunas cifras que permitirá a ustedes apreciar la
base objetiva de todo el movimiento. El número medio anual de huelguistas en
Rusia, durante los diez años que precedieron a la revolución fue de 43 mil lo
que totaliza, en el período, 430 mil. En el mes de enero de 1905, primer mes de
la revolución, se cuentan 440 mil huelguistas. ¡En un solo mes más huelguistas
que en los diez años precedentes!”
“Ningún país
capitalista desarrollado como Inglaterra, los Estados Unidos de América o
Alemania, ha conocido un movimiento huelguista tan vasto como el de Rusia, en
1905. El número total de huelguistas ese año fue de 2 millones 800 mil, el
doble del número total de obreros industriales! Esto no prueba, evidentemente
que, en las ciudades de Rusia, los obreros industriales fueran más cultos, más
fuertes o mejor preparados para la lucha que sus hermanos de Europa occidental.
La verdad es lo contrario”.
“Pero esto
muestra cuán grande puede ser la energía que anida dentro del proletariado.
Esto indica que en una época revolucionaria –y yo lo afirmo sin la menor
exageración, según los datos proporcionados por la historia de Rusia-, el
proletariado puede desplegar una energía combativa cien veces más intensa que
la ordinaria en tiempos de calma. Hasta 1905 la humanidad no sabía aun qué fuerza
enorme y grandiosa el proletariado es capaz de desplegar y desarrollar , cuando
se trata de luchar por un objetivo verdaderamente sublime, de una manera
verdaderamente revolucionaria!”.
“La
simultaneidad de huelgas económicas y huelgas políticas jugó un papel muy
original durante la revolución. No hay duda de que sólo la conexión más
estrecha entre estas dos formas de huelga podría garantizar una gran fuerza al
movimiento. La masa de los explotados no podía de ninguna manera mezclarse en
el movimiento revolucionario si no hubieran estado todos los días observando el
ejemplos de los obreros asalariados de diversas ramas industriales, obligando a
sus patrones a mejorar inmediatamente su situación”.
“Gracias a
esta lucha, un nuevo espíritu insufló a toda la masa del pueblo ruso. Es sólo
ahora que la Rusia de la servidumbre, adormecida en su letargo, la Rusia patriarcal,
piadosa y sumisa, se ha despojado del viejo velo; es sólo ahora que el pueblo
ruso recibió una educación verdaderamente democrática, verdaderamente
revolucionaria”.
“La
verdadera educación de las masas no se puede separar de una lucha política
independiente, y sobre todo la lucha revolucionaria de las masas mismas. Sólo
la acción educa a la clase explotada, sólo ella le da la medida de su fuerza,
la ampliación de su horizonte, mejora sus habilidades, aclara su inteligencia y
modera su voluntad. Es por esto que los reaccionarios mismos han tenido que
reconocer que el año 1905, la batalla de este año, el "año loco",
definitivamente enterró a la Rusia patriarcal”.
-o-o-o-
Continúa
Lenin:
“En octubre
y diciembre de 1905, el curso de la revolución alcanza su punto más alto. Todas
las fuentes de la energía revolucionaria del pueblo están en acción. El número
de huelguistas supera el medio millón. Pero a esta cadena que comprende solo a
los obreros industriales, hay que agregar a más de un centenar de millares de
ferroviarios, de empleados de la prensa, etc.”.
“La huelga
de los ferroviarios se extendió a toda Rusia y paralizó a las fuerzas del gobierno;
las puertas de las universidades se abrieron y los salones se llenaron de
trabajadores; la libertad de prensa fue lograda por la lucha; la censura fue
abolida y ningún editor osó someter los ejemplares previamente a las
autoridades como era obligatorio”.
“Por primera
vez en la historia de Rusia aparecieron, sin restricciones, periódicos
revolucionarios en Petersburgo y otras ciudades. Solo en Petersburgo se
editaron tres periódicos socialdemócratas con tirajes de 50 mil a 100 mil
ejemplares. Una organización de masas se crea en la fragua del combate: los
famosos Soviets de diputados obreros , integrados por delegados de todas las
fábricas. En muchas ciudades, estos Soviets asumieron el papel de gobierno
revolucionario provisorio, el papel de órganos y guías de la insurrección. Se
intentó crear Soviets de soldados e integrarlos a los Soviets de obreros”.
“Centenas de
ciudades se convirtieron en pequeñas repúblicas, al desplazar a las autoridades
del gobierno, funcionando realmente como un nuevo tipo de Estado”.
“Por
desgracia este período fue demasiado breve; las “victorias” demasiado débiles y
demasiado aisladas”.
“Durante el
otoño (de setiembre a noviembre), el movimiento campesino alcanzó proporciones
aún más grandes. En una tercera parte de los distritos del país los campesinos
incendiaron más de dos mil dominios y se repartieron los bienes arrancados al
pueblo por los piratas de la nobleza”.
“Desgraciadamente,
estas acciones fueron demasiado superficiales!. Desgraciadamente los campesinos
no destruyeron más que una quinta parte de los dominios, una quinta parte de lo
que ellos tenían que destruir para desembarazar definitivamente a la tierra rusa
de esta ignominia que es la gran propiedad feudal. Desgraciadamente, los
campesinos actuaron en forma demasiado dispersa, no estaban suficientemente
organizados y esa fue una de las razones esenciales de la derrota de la
revolución”.
“Un
movimiento de emancipación nacional sublevó a los pueblos oprimidos de Rusia.
El 57% del país estaba oprimido; no tenía
derecho a hablar la lengua materna, habían sido rusificados por la fuerza. Los
musulmanes, por ejemplo, eran en Rusia,
decenas de millones y fundaron rápidamente una liga musulmana; esta fue
una época donde una diversidad de organizaciones se multiplicaron
prodigiosamente”.
“Por último,
principalmente los jóvenes, lanzaron una idea de envergadura, en conexión con
el movimiento obrero, que fue tomada por la emancipación nacional; en diciembre
de 1905, en centenares de escuelas polacas, los estudiantes quemaron los libros
y cuadros rusos, así como los retratos del Zar; vencieron y expulsaron a los maestros rusos de
las escuelas y sus propios compañeros rusos al grito de "¡Vete, vuelve a
Rusia!"; los estudiantes de secundaria de Polonia, formulan, entre otras,
las siguientes reivindicaciones: 1) todas las escuelas secundarias deben estar
subordinadas al Soviet de diputados obreros; 2) las escuelas convocarán a los
obreros para reuniones conjuntas con los estudiantes; 3) los liceales serán
autorizados a llevar blusas rojas, con la finalidad de destacar su adhesión a
la futura república proletaria, etc”.
“Los
movimientos crecían en amplitud y la reacción se organizó para combatir a la
revolución. La Revolución Rusa de 1905, confirma lo que Karl Kaustky escribía,
en 1902, en su libro “La revolución social (“digamos al pasar –dice Lenin a su
audiencia de Zurich de 1915-, que Kautsky era en 1902 un marxista
revolucionario y no lo que es en el presente (1915) un defensor de los
socialdemócratas y oportunistas), él decía: la próxima revolución no será una insurrección
espontánea contra el gobierno sino una guerra civil de larga duración”.
“El odio del
zarismo –sigue Lenin-, se vuelve particularmente contra los judíos. Ellos
constituían un porcentaje proporcionalmente elevado en relación con la
población total revolucionaria. A propósito notemos que hoy (1915), el número
de internacionalistas entre los judíos es relativamente más grande que en los
otros pueblos. Por otra parte, el zarismo sabía explotar muy bien los prejuicios infames de las capas más
incultas contra los judíos para dirigir pogroms (Se sabe que en cien ciudades
asesinaron a 4 mil y dejaron mutilados a 10 mil judíos). Fue una monstruosa
masacre de judíos, de sus mujeres, de sus niños; por estas abominaciones el
zarismo es odiado en el mundo civilizado. Hablo, naturalmente, de los elementos
verdaderamente democráticos del mundo civilizado, los cuales son los obreros
socialistas, los proletarios”.
-o-o-o-
A comienzos
de 1906, la revolución empezó a declinar; por el peso de diversos factores que
Lenin expuso más arriba.. Sin embargo, deja muchas enseñanzas y la perspectiva
de un futuro revolucionario que es ineluctable.
Lenin
concluye su conferencia con estas palabras:
“El silencio
de muerte que prevalece en Europa (La guerra mundial había estallado seis meses
antes), no debe engañarnos. Europa está gestando una revolución. Los horrores
monstruosos de la guerra imperialista, los tormentos del costo de la vida en
todas partes generará un estado de ánimo revolucionario, y las clases
dominantes, la burguesía y su expresiones políticas, los gobiernos, están
arrinconados cada vez más en un callejón sin salida, ya que no pueden actuar
sin ocasionar trastornos muy graves”.
“Al igual
que en 1905, el pueblo de Rusia, dirigido por el proletariado se levantará
contra el gobierno zarista con el fin de ganar una república democrática, como
veremos en los próximos años como consecuencia de esta guerra de rapiña.
Pueblos de Europa se levantan bajo la dirección del proletariado contra el
poder del capital financiero contra los grandes bancos, contra los
capitalistas; y estas convulsiones sólo
pueden terminar con la expropiación de la burguesía y la victoria del
socialismo”.
“Nosotros, los viejos, quizás no
veremos (Lenin tenía 45 años!) las batallas decisivas de la revolución
inminente. Pero creo que puedo expresar con gran seguridad la esperanza de que
ustedes, los jóvenes, que militan admirablemente en el movimiento socialista de
Suiza, y en todo el mundo, tendrán la felicidad no sólo de luchar en la
revolución proletaria del mañana, sino también de triunfar”.
.o-o-o-
Lenin se consideraba viejo, con 45
años, en 1915 y no imaginaba que, apenas dos años después, sería el jefe de la
revolución social más grande de la historia.
-o-o-o-
Después de
algunas semanas de vacaciones abordaré, en la próxima nota, la Revolución Rusa
de 1917.
FUENTES:
León Trotski: The Year
1905:
Rosa Luxemburgo
The Mass Strike, the Political Party and the Trade
Unions (1906).
Vladimir
I. Lenin
Conferencia
sobre la Revolución de 1905 (Zurich 1915):
NOTA: La selección de textos entrecomillas
y el resumen del artículo de R. Luxemburgo, así como los paréntesis
aclaratorios, me pertenecen. Las traducciones, con la ayuda del diccionario,
también.