jueves, 28 de abril de 2016

REFLEXIONES SOBRE EL MARXISMO (XI)


El Segundo Congreso del POSDR, de 1903, terminó con una división en tres facciones; Bolcheviques, Mencheviques y el BUND, cuando el propósito de sus organizadores era fortalecerlo para enfrentar la explosiva situación social en Rusia y conducir la lucha por la liberación social de una masa mayoritaria de oprimidos por el despótico absolutismo zarista.

Una manifestación de obreros en San Petersburgo, organizada por el clérigo cristiano ortodoxo, Georgi Gapón, el 22 de enero de 1905, sin ninguna connotación política, sin armas y empuñando una cruz, con la intención de entregarle una petición al Zar Nicolás II, recibió como respuesta la metralla de un cuerpode infantería y otro de caballería  Cosaca, de la guardia del Palacio de Invierno, que provocó la muerte, según datos oficiales, de 1000 obreros y más de 2000 heridos.

La historia recogió este trágico acontecimiento,  como el “Domingo Sangriento” de San Petersburgo y la conmoción estremeció a todo el enorme país, estallando violentas protestas, sin ninguna organización que las coordinara, en las regiones agrarias y en las ciudades que, posteriormente, alcanzaron a las propias Fuerzas Armadas.

La petición de los obreros, expresaba entre otros conceptos:
“Nosotros, obreros habitantes de San Petersburgo, nos dirigimos a TI: Somos miserables y humillados esclavos; estamos abrumados por el despotismo y la arbitrariedad. Nuestra paciencia ha llegado a su límite y hemos abandonado nuestro trabajo, rogando a nuestros patrones que nos permitan hacerlo ya que nuestras vidas son una tortura. Pero eso nos fue negado; según los fabricantes, nuestra demanda no cumple con la ley. Estamos aquí miles de personas y, como a todo el pueblo ruso, se nos priva de todos los derechos humanos. Tus funcionarios nos han reducido a la esclavitud”.

A continuación exponen sus reivindicaciones y la petición finaliza con este conmovedor llamado, casi una plegaria:

“Sire! No te niegues a ayudar a tu pueblo! Derriba el muro que te separa de tu pueblo! Dad satisfacción a nuestras peticiones, y harás feliz a Rusia; de lo contrario, estamos dispuestos a morir aquí. Tenemos sólo dos caminos: la libertad y la felicidad, o la tumba”.

Lenin, que leía este texto, en Zurich, ante una audiencia de jóvenes amigos al cumplirse diez años del “Domingo sangriento”, comenta:

“Leyendo hoy esta petición, sentimos una sensación extraña. Trabajadores incultos y analfabetos, conducidos por un sacerdote patriarcal, procurando conmover a Nicolás II.  Estos trabajadores de la Rusia anterior a la Revolución, no sabían que el zar era la cabeza de la clase dominante, en concreto la de los grandes terratenientes, ya unidos a la gran burguesía por miles de lazos y listos para defender sus monopolios, privilegios y beneficios por la violencia, sin reparar en los medios”.

Los levantamientos se multiplicaron durante todo el año, alcanzando máximos a principios de junio y culminando en octubre y noviembre.

Nicolás II, invocando razones de seguridad, no estaba en el Palacio de Invierno, el 2 de enero, cuando la salvaje represión de la infantería y la caballería cosaca. Los estallidos simultáneos en toda Rusia, desde el Báltico y el Mar Negro, hasta los Montes Urales, con ocupación de grandes latifundios de la aristocracia y grandes propiedades rurales de la alta burguesía en las regiones de Odesa y sur de Rusia,  mostraron a un monarca decidido a multiplicar la fuerza. En marzo cerró todas las Universidades. Pero, para complicar la situación, el país se encontraba en guerra con Japón y en febrero de 1905, el ejército ruso sufrió una aplastante derrota estratégica, en la batalla de Mukden, que obligó al Zar a convocar a su ex Ministro de Hacienda, Sergei Witte, para negociar una paz, solicitando, al mismo tiempo la mediación de Estados Unidos. Esta paz fue lograda en setiembre.

No obstante, la situación interna seguía agravándose. A mediados de año hubo motines importantes, en las flotas del Báltico, del Mar Negro y del Pacífico. La más importante de éstas, fue la encabezada por el acorazado “Príncipe Potemkin”, en junio, que el gran cineasta, Sergei Einsestein, llevó a la pantalla, en 1925, en el memorable film mudo “El acorazado Potemkin”.

El Zar  decidió crear un parlamento (Duma Estatal), con poderes muy limitados y una ley electoral con voto censitario. El decreto, publicado en agosto, fue rechazado por las diversas organizaciones populares y la burguesía que respaldaban las huelgas y acciones directas que habían unificado sus consignas en “derechos para todos” , “voto universal masculino”  y una Duma con poderes limitativos del absolutismo del Zar.

En octubre estallaron dos grandes huelgas, una en San Petersburgo y la otra en Moscú. Estas huelgas impulsadas por los partidos revolucionarios, y que se extendieron a centenares de ciudades de todo el imperio. Los campesinos, por su parte atacaron los palacios de la nobleza en los grandes latifundios, extendiéndose los incendios a estas fincas en las regiones rurales del sur.

León Trotski, que fue un importante protagonista en la huelga de los obreros de San Petersburgo, ha dejado un testimonio de cómo se originó:

“Reuniones populares se realizaron (en octubre) en las universidades lo que es una paradoja cuando en las calles reinaba el terror. El viejo e ignorante, Ministro de Educación, General Glazov, dispuso la libertad de palabra en las universidades. Los profesores zaristas protestaron sosteniendo que las universidades se crearon para estudiar y la calle no tenía lugar en los recintos académicos. Durante varias semanas las puertas de las universidades estuvieron abiertas al pueblo que ingresó en oleadas, llenándose los salones de clase, corredores y patios de obreros y una miscelánea diversa y “variopinta” de personas. Los periodistas de la prensa reaccionaria concurrieron a escuchar los discursos para informar y algunos se sorprendieron de la disciplina y el contenido de esas intervenciones que pronto se unificaron en consignas políticas prontas para ser difundidas en la calle”.

“Las autoridades estaban confundidas: podían aplastar, arrestar y matar a los trabajadores en las calles y en sus casas pero en las universidades tenían la libertad de reunirse y expresarse”.

“Las primeras reuniones libres –continúa Trotski-, se realizaron el 30 de setiembre en las Universidades de Petersburgo y Kiev. La Agencia Telegráfica oficial informó horrorizada que a las asambleas de la Universidad Vladimir, en San Petersburgo,  asistía “una multitud de personas extrañas, de ambos sexos y estudiantes adolescentes  de Secundaria, niños de las escuelas primarias y una miscelánea diversa de personas”.

En Petersburgo, estalló la huelga de tipógrafos que paralizaron a la prensa; en Moscú, la huelga inicial fue de obreros ferroviarios. Y el movimiento se extendió a otras ramas, especialmente la metalmecánica y la industria textil.

Rosa Luxemburgo, integrante del Partido Socialdemócrata Alemán, también destacó la importancia de esta “huelga general de masas”,  distinguiéndola de la concepción que de ellas tenía el anarquismo “bakuninista”. Mientras éstos la concebían, junto con la  acción directa, como las únicas herramientas idóneas de las acciones revolucionarias, desdeñando la lucha política parlamentaria, el marxismo, según Rosa, anteponía la lucha política y la huelga general  política indeterminada, en la fase final cuando el régimen carecía de respuestas y de medios para sostenerse.

"La huelga general, en el programa del bakuninismo ', es la palanca que será utilizada para la introducción de la revolución social. Un buen día todos los trabajadores en todas las industrias en un país, o tal vez en todos los países, dejarán el trabajo, y por lo tanto obligarán a la clase dominante, ya sea a ceder a sus demandas en unas cuatro semanas, o lanzar un ataque contra los trabajadores para que éstos tengan derecho a defenderse, y puedan aprovechar la oportunidad para derrocar a la vieja sociedad. La propuesta no es de ninguna manera nueva: los socialistas franceses y belgas la han practicado continuamente desde 1848, pero sobretodo su origen es inglés. Durante el desarrollo rápido y potente del cartismo entre los trabajadores ingleses que siguió a la crisis de 1837, el "mes sagrado '- una suspensión de trabajo a escala nacional - fue predicada ya en 1839, y fue realizada con tanto éxito que en julio de 1842 los trabajadores de las fábricas del norte de Inglaterra intentaron llevarla a cabo. Y en el Congreso de los aliancistas en Ginebra el 1 de septiembre de 1873, la huelga general jugó un gran papel, pues fue admitida por todos pero para llevarla a cabo era necesario contar con una perfecta organización - un arma fundamental de lucha-, de la clase trabajadora. Y ese es el quid de la cuestión”, escribe Rosa Luxemburgo.

A mediados de octubre, se conoció un Manifiesto, uno de cuyos  redactores era el negociador de la paz con Japón y ex Ministro de Alejandro III y Nicolás II, Sergei Witte, en el que reclaman varias reformas: igualdad de derechos civiles, legalización de los partidos políticos, sufragio universal masculino y una Duma con poderes más amplios.

La huelga general, que alcanzaba el nivel de huelga política, se extendió a las principales ciudades de Rusia, Polonia y las regiones imperiales de Lituania y Letonia, en el Báltico.

Se formáron Consejos de Obreros (Soviets) integrados por trabajadores de todas las fábricas. El primero fue el de San Petersburgo.

Obligado por los acontecimientos, que no podía controlar, el Zar creó el cargo de Primer Ministro y designó para ocuparlo a Sergei Witte, uno de los redactores del Manifiesto. El Monarca también firmó el Manifiesto, promulgando las reformas. Con este logro, Witte procuró el apoyo de la burguesía pero los liberales que compartían el programa del Manifiesto, exigieron la renuncia del Ministro del interior, Trepov, responsable directo de la represión. El Primer Ministro le planteó al Zar la instauración de una Duma aunque reconocía el poder del monarca de vetar todas las leyes. El Soviet de San Petersburgo se opuso a esta Constitución.

El Ministro del Interior no fue relevado, continuando la represión y Nicolás II obtuvo un importante préstamo de Francia que le permitió capear, por el momento, la crisis económica y fiscal.


Circularon rumores que era inminente la caída de Witte y aumentaron las huelgas.

El 31 de octubre se realizan en San Petersburgo y en Moscú grandes concentraciones de derecha contra la política de Witte.
A continuación comenzaron a actuar grupos armados que eligieron como objetivos principales a hombres de negocios e intelectuales judíos. Un gran pogrom ejecutan en Odesa, muriendo alrededor de 500 judíos.

El régimen zarista aumenta la represión en los dos meses finales del año 1905. El Primer Ministro, Witte, se suma gradualmente a la nueva política y a comienzos de 1906, cuando declinan las huelgas, expresa que el Zar tiene el derecho de anular las reformas del Manifiesto.

Finalmente, Witte, abrumado por la crisis económica, renunca el 5 de mayo de 1906, cuando la insurrección ha sido derrotada.

                                            LENIN
      CARACTERIZACIÓN DE LA REVOLUCIÓN RUSA DE 1905 Y EL    PAPEL DEL PROLETARIADO INDUSTRIAL                                   

En la conferencia citada, realizada en Zurich en 1915, Lenin realiza el análisis de esta Revolución:

“El “Domingo sangriento”, del 22 de enero de 1905, fue el comienzo de la Revolución Rusa. En la petición, que los obreros iban a entregar al Zar, se enumeran las siguientes demandas: amnistía, libertades civiles, salarios adecuados, transferencia gradual de la tierra a los campesinos y convocatoria de una Asamblea Constituyente elegida por sufragio universal”.

“La masacre del “Domingo sangriento”, despertó la conciencia política de inmensas masas populares que se lanzaron a la lucha revolucionaria. En esto reside la importancia histórica del 22 de enero de 1905”.

“No hay aun en Rusia un pueblo revolucionario”, escribía dos días antes, el señor Piotr Strouve, líder de los liberales rusos que editaba un periódico en el extranjero. A este jefe “altamente cultivado” de los reformistas burgueses le parecía absurda una conciencia revolucionaria en campesinos analfabetos. Los reformistas de la época estaban convencidos de la imposibilidad de una conciencia revolucionaria”.

“Pero en pocos meses, la situación cambió abruptamente. Los centenares de socialdemócratas revolucionarios, “súbitamente”  fueron millares y estos millares se convirtieron en jefes de dos o tres millones de proletarios. La lucha proletaria suscitó una gran efervescencia  que penetró en las profundidades de una masa de cincuenta a cien millones de campesinos; el movimiento campesino influyó en el ejército y comenzaron las rebeliones y los motines en los cuarteles y los barcos; es así que los 130 millones de habitantes del país entran en la Revolución; es así que la Rusia somnolienta se convirtió en la Rusia del proletariado revolucionario y del pueblo revolucionario”.

“Es necesario estudiar esta transformación, lo que la ha hecho posible; analizarla cuidadosamente para conocer cuáles fueron sus modalidades”.

“La huelga de masas ha sido el agente más poderoso. La revolución rusa tiene esto de original: era democrático-burguesa por su contenido social, pero proletaria por sus medios de lucha. Era democrático burguesa porque el objetivo a que aspiraba en lo inmediato y que podía alcanzar por sus propias fuerzas era la república democrática, la jornada de trabajo de ocho horas, la confiscación de los inmensos latifundios de la alta nobleza, todas medidas que casi enteramente realizó en Francia la revolución burguesa en 1792 y 1793”.

“La revolución rusa era, al mismo tiempo, una revolución proletaria, no solo porque el proletariado era la fuerza dirigente, la vanguardia del movimiento, sino también porque el instrumento específico de lucha del proletariado, la huelga, era la palanca principal para poner en marcha a las masas que encabezará la ola ascendente de los acontecimientos decisivos”.

“En la historia mundial, la revolución rusa es la primera –aunque no la última-, gran revolución donde la huelga política de masas ha jugado un papel extremadamente importante. Se  puede incluso afirmar que no se podrían comprender las peripecias de la revolución rusa y sus formas políticas si no se estudian las estadísticas de las huelgas”.

“Sé que es un tema poco apropiado para una conferencia y que la audiencia puede rechazar, pero no puedo dejar de citar algunas cifras que permitirá a ustedes apreciar la base objetiva de todo el movimiento. El número medio anual de huelguistas en Rusia, durante los diez años que precedieron a la revolución fue de 43 mil lo que totaliza, en el período, 430 mil. En el mes de enero de 1905, primer mes de la revolución, se cuentan 440 mil huelguistas. ¡En un solo mes más huelguistas que en los diez años precedentes!”

“Ningún país capitalista desarrollado como Inglaterra, los Estados Unidos de América o Alemania, ha conocido un movimiento huelguista tan vasto como el de Rusia, en 1905. El número total de huelguistas ese año fue de 2 millones 800 mil, el doble del número total de obreros industriales! Esto no prueba, evidentemente que, en las ciudades de Rusia, los obreros industriales fueran más cultos, más fuertes o mejor preparados para la lucha que sus hermanos de Europa occidental. La verdad es lo contrario”.

“Pero esto muestra cuán grande puede ser la energía que anida dentro del proletariado. Esto indica que en una época revolucionaria –y yo lo afirmo sin la menor exageración, según los datos proporcionados por la historia de Rusia-, el proletariado puede desplegar una energía combativa cien veces más intensa que la ordinaria en tiempos de calma. Hasta 1905 la humanidad no sabía aun qué fuerza enorme y grandiosa el proletariado es capaz de desplegar y desarrollar , cuando se trata de luchar por un objetivo verdaderamente sublime, de una manera verdaderamente revolucionaria!”.

“La simultaneidad de huelgas económicas y huelgas políticas jugó un papel muy original durante la revolución. No hay duda de que sólo la conexión más estrecha entre estas dos formas de huelga podría garantizar una gran fuerza al movimiento. La masa de los explotados no podía de ninguna manera mezclarse en el movimiento revolucionario si no hubieran estado todos los días observando el ejemplos de los obreros asalariados de diversas ramas industriales, obligando a sus patrones a mejorar inmediatamente su situación”.

“Gracias a esta lucha, un nuevo espíritu insufló a toda la masa del pueblo ruso. Es sólo ahora que la Rusia de la servidumbre, adormecida en su letargo, la Rusia patriarcal, piadosa y sumisa, se ha despojado del viejo velo; es sólo ahora que el pueblo ruso recibió una educación verdaderamente democrática, verdaderamente revolucionaria”.

“La verdadera educación de las masas no se puede separar de una lucha política independiente, y sobre todo la lucha revolucionaria de las masas mismas. Sólo la acción educa a la clase explotada, sólo ella le da la medida de su fuerza, la ampliación de su horizonte, mejora sus habilidades, aclara su inteligencia y modera su voluntad. Es por esto que los reaccionarios mismos han tenido que reconocer que el año 1905, la batalla de este año, el "año loco", definitivamente enterró a la Rusia patriarcal”.

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Continúa Lenin:

“En octubre y diciembre de 1905, el curso de la revolución alcanza su punto más alto. Todas las fuentes de la energía revolucionaria del pueblo están en acción. El número de huelguistas supera el medio millón. Pero a esta cadena que comprende solo a los obreros industriales, hay que agregar a más de un centenar de millares de ferroviarios, de empleados de la prensa, etc.”.

“La huelga de los ferroviarios se extendió a toda Rusia y paralizó a las fuerzas del gobierno; las puertas de las universidades se abrieron y los salones se llenaron de trabajadores; la libertad de prensa fue lograda por la lucha; la censura fue abolida y ningún editor osó someter los ejemplares previamente a las autoridades como era obligatorio”.

“Por primera vez en la historia de Rusia aparecieron, sin restricciones, periódicos revolucionarios en Petersburgo y otras ciudades. Solo en Petersburgo se editaron tres periódicos socialdemócratas con tirajes de 50 mil a 100 mil ejemplares. Una organización de masas se crea en la fragua del combate: los famosos Soviets de diputados obreros , integrados por delegados de todas las fábricas. En muchas ciudades, estos Soviets asumieron el papel de gobierno revolucionario provisorio, el papel de órganos y guías de la insurrección. Se intentó crear Soviets de soldados e integrarlos a los Soviets de obreros”.

“Centenas de ciudades se convirtieron en pequeñas repúblicas, al desplazar a las autoridades del gobierno, funcionando realmente como un nuevo tipo de Estado”.

“Por desgracia este período fue demasiado breve; las “victorias” demasiado débiles y demasiado aisladas”.

“Durante el otoño (de setiembre a noviembre), el movimiento campesino alcanzó proporciones aún más grandes. En una tercera parte de los distritos del país los campesinos incendiaron más de dos mil dominios y se repartieron los bienes arrancados al pueblo por los piratas de la nobleza”.

“Desgraciadamente, estas acciones fueron demasiado superficiales!. Desgraciadamente los campesinos no destruyeron más que una quinta parte de los dominios, una quinta parte de lo que ellos tenían que destruir para desembarazar definitivamente a la tierra rusa de esta ignominia que es la gran propiedad feudal. Desgraciadamente, los campesinos actuaron en forma demasiado dispersa, no estaban suficientemente organizados y esa fue una de las razones esenciales de la derrota de la revolución”.

“Un movimiento de emancipación nacional sublevó a los pueblos oprimidos de Rusia. El 57%  del país estaba oprimido; no tenía derecho a hablar la lengua materna, habían sido rusificados por la fuerza. Los musulmanes, por ejemplo, eran en Rusia,  decenas de millones y fundaron rápidamente una liga musulmana; esta fue una época donde una diversidad de organizaciones se multiplicaron prodigiosamente”.

“Por último, principalmente los jóvenes, lanzaron una idea de envergadura, en conexión con el movimiento obrero, que fue tomada por la emancipación nacional; en diciembre de 1905, en centenares de escuelas polacas, los estudiantes quemaron los libros y cuadros rusos, así como los retratos del Zar;  vencieron y expulsaron a los maestros rusos de las escuelas y sus propios compañeros rusos al grito de "¡Vete, vuelve a Rusia!"; los estudiantes de secundaria de Polonia, formulan, entre otras, las siguientes reivindicaciones: 1) todas las escuelas secundarias deben estar subordinadas al Soviet de diputados obreros; 2) las escuelas convocarán a los obreros para reuniones conjuntas con los estudiantes; 3) los liceales serán autorizados a llevar blusas rojas, con la finalidad de destacar su adhesión a la futura república proletaria, etc”.

“Los movimientos crecían en amplitud y la reacción se organizó para combatir a la revolución. La Revolución Rusa de 1905, confirma lo que Karl Kaustky escribía, en 1902, en su libro “La revolución social (“digamos al pasar –dice Lenin a su audiencia de Zurich de 1915-, que Kautsky era en 1902 un marxista revolucionario y no lo que es en el presente (1915) un defensor de los socialdemócratas y oportunistas), él decía:  la próxima revolución no será una insurrección espontánea contra el gobierno sino una guerra civil de larga duración”.

“El odio del zarismo –sigue Lenin-, se vuelve particularmente contra los judíos. Ellos constituían un porcentaje proporcionalmente elevado en relación con la población total revolucionaria. A propósito notemos que hoy (1915), el número de internacionalistas entre los judíos es relativamente más grande que en los otros pueblos. Por otra parte, el zarismo sabía explotar muy bien  los prejuicios infames de las capas más incultas contra los judíos para dirigir pogroms (Se sabe que en cien ciudades asesinaron a 4 mil y dejaron mutilados a 10 mil judíos). Fue una monstruosa masacre de judíos, de sus mujeres, de sus niños; por estas abominaciones el zarismo es odiado en el mundo civilizado. Hablo, naturalmente, de los elementos verdaderamente democráticos del mundo civilizado, los cuales son los obreros socialistas, los proletarios”.

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A comienzos de 1906, la revolución empezó a declinar; por el peso de diversos factores que Lenin expuso más arriba.. Sin embargo, deja muchas enseñanzas y la perspectiva de un futuro revolucionario que es ineluctable.

Lenin concluye su conferencia con estas palabras:

“El silencio de muerte que prevalece en Europa (La guerra mundial había estallado seis meses antes), no debe engañarnos. Europa está gestando una revolución. Los horrores monstruosos de la guerra imperialista, los tormentos del costo de la vida en todas partes generará un estado de ánimo revolucionario, y las clases dominantes, la burguesía y su expresiones políticas, los gobiernos, están arrinconados cada vez más en un callejón sin salida, ya que no pueden actuar sin ocasionar trastornos muy graves”.

“Al igual que en 1905, el pueblo de Rusia, dirigido por el proletariado se levantará contra el gobierno zarista con el fin de ganar una república democrática, como veremos en los próximos años como consecuencia de esta guerra de rapiña. Pueblos de Europa se levantan bajo la dirección del proletariado contra el poder del capital financiero contra los grandes bancos, contra los capitalistas; y estas convulsiones  sólo pueden terminar con la expropiación de la burguesía y la victoria del socialismo”.

“Nosotros, los viejos, quizás no veremos (Lenin tenía 45 años!) las batallas decisivas de la revolución inminente. Pero creo que puedo expresar con gran seguridad la esperanza de que ustedes, los jóvenes, que militan admirablemente en el movimiento socialista de Suiza, y en todo el mundo, tendrán la felicidad no sólo de luchar en la revolución proletaria del mañana, sino también de triunfar”.
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Lenin se consideraba viejo, con 45 años, en 1915 y no imaginaba que, apenas dos años después, sería el jefe de la revolución social más grande de la historia.

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Después de algunas semanas de vacaciones abordaré, en la próxima nota, la Revolución Rusa de 1917.

FUENTES:
León Trotski: The Year 1905:
Rosa Luxemburgo
The Mass Strike, the Political Party and the Trade Unions (1906).

Vladimir I. Lenin
Conferencia sobre la Revolución de 1905 (Zurich 1915):
NOTA: La selección de textos entrecomillas y el resumen del artículo de R. Luxemburgo, así como los paréntesis aclaratorios, me pertenecen. Las traducciones, con la ayuda del diccionario, también.

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