El debate
sobre la posición del BUND en el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso,, se
extendió durante cuatro sesiones del Segundo Congreso del POSDR, en Bruselas.
Como vimos en la nota anterior, este punto implicaba una toma de posición sobre
la organización del Partido que era, en realidad, el problema de fondo y el
motivo de las discrepancias del BUND. Vladimir
I. Lenin, en su carácter de Miembro Informante de la Comisión de Organización
del Congreso, había comenzado su informe sobre este punto, el día 4, pero fue
interrumpido por el jefe de la delegación del BUND (“Unión de Trabajadores
Judíos de Lituania, Polonia y Rusia”), Mijai Liber, que planteó que la posición
del BUND en el Partido fuera considerada primero. Este planteo fue aceptado por
el el Congreso que modificó la agenda del Congreso.
CENTRALISMO O
FEDERALISMO
La discusión
de la posición del BUND, inevitablemente tocaba el tema fundamental del
Congreso que eran las “Reglas de Organización del Partido Obrero
Socialdemócrata de Rusia”. El miembro informante fue Lenin, integrante de la
Comisión Organizadora y autor, en buena parte de esas “Reglas”, difundidas en
sus artículos del periódico “Iskra” y, con amplitud, en su libro “¿Qu-e
hacer?”. El corazón de estas “Reglas” era el “Centralismo” de los órganos
encargados de elaborar la política –incluyendo la estrategia y la táctica-, del
Partido, para la acción revolucionaria, en condiciones muy difíciles de
clandestinidad. Por su parte, el Bund, defendía su autonomía en esa materia y
proponía el sistema federal, con relativa autonomía de las organizaciones, como
estructura organizativa del Partido.
La posición
de la Comisión Organizadora, fue expuesta por Julius Martov que contó con un
amplio apoyo del Congreso.
Lenin, no
intervino en los debates de las dos primeras sesiones que trataron el tema. Lo
hizo en la tercera sesión, aludiendo, en primer lugar a una expresión del
congresista del BUND, Hoffman, que calificó de manera despectiva la “mayoría
compacta” la oposición del Congreso al planteo del BUND.
“En primer
lugar, acuerdo con el discurso de Hoffman”, comenzó diciendo Lenin, con la
expresión “mayoría compacta”,. El Camarada Hoffman usa esta expresión como un
reproche. En mi opinión, nosotros no estamos avergonzados sino orgullosos por
el hecho de que seamos una mayoría compacta en el Congreso. Y más aun; estamos
orgullos que nuestro Partido, como un todo, procure ser compacto, altamente
compacto, una mayoría del 90 por ciento (Aplausos)”.
“La mayoría
actuó correctamente al colocar el tma de la posición del BUN en el primer punto
del Orden del Día. Los Bundistas vieron, una vez más, que esto era así, al
someter su auto-deni inadas reglas que, en esencia, proponen la federación,. Desde entonces en el Partido
existen miembros que defienden la federación y miembros que la rechazan,
naturalmente no de una manera abierta, aunque no considerafon poner el tema del
BUND en el primer punto del Orden del Día. Nadie puede obligar a la gente a que lo ame y, en consecuencia, es imposible hablar de los
asuntos internos del partido hasta que hayamos decidido, firme y resueltamente,
si queremos marchar juntos”.
“La clave de
este asunto es que no empre se ha presentado con claridad en el debate. Lo que sucede
es que, en opinión de muchos miembros del partido, la federación es considerada
perjudicial y va en contra del principio de la socialdemocracia en su
aplicación a las condiciones wxistentes, actualmente, en Rusia. La Federación
es perjudicial porque sanciona la disgregación de la unidad y la alienación,
elevándola a la categoría de un principio, de una ley. La completa alienación
existe de hecho entre nosotros, y no debería sancionarse, o cubrirla con una
hoja de parra, sino combatirla, y debemos resueltamente reconocer y proclamar
con firmeza y sin vacilaciones la necesidad de avanzar hacia la unidad más
estrecha. Por eso rechazamos la federación, en principio, con carácter previo,
“in limine” con el alcance que tiene la frase latina; por eso rechazamos todas
las particiones obligatorios establecidos entre nosotros. Incluso sin ellas
siempre habrá diferentes agrupaciones en el Partido, las agrupaciones de
compañeros que no son totalmente coincidentes en cuestiones de programas,
tácticas o de organización; Pero es fundamental que no haya una sola división
en grupos a lo largo del partido, es decir, queremosquea todos los miembros de
ideas afines Partido se unan en un solo grupo, en lugar de los grupos que se
formaron por primera vez en una sección por separado de los grupos de otra
sección, y luego forman un sindicato, no de los grupos que sostienen puntos de
vista diferentes, o con diferentes matices de opinión, sino de secciones del
Partido, cada uno con diferentes grupos. Repito, queremos un Partido sin
particiones obligatorias, y por eso rechazamos en principio, la federación”.
A
continuación abortdó directamente la posición del BUND:
“Paso ahora
a la cuestión de la autonomía. El camarada Líber dijo que la federación
significa centralismo, y que la autonomía significa centralismo. ¿Puede ser que
el camarada Líber pretenda convencer a los miembros de este Congreso, que tiene
seis años de edad, con tales sofismas? ¿No está claro que el centralismo
requiere la ausencia de todas las particiones entre el centro y hasta las
secciones más remotas y fuera de la vía del Partido? A nuestro centro se le
dará el derecho absoluto de comunicarse directamente con cada uno de los
miembros del partido. Los bundistas sólo se reirían si alguien fuera a
proponerles una forma de «centralismo» en el Bund en las que su Comité Central
no podía tener relaciones con todos los grupos y compañeros de Kovno de otra
manera que a través del Comité de Kovno. Por cierto, en lo relativo a las
comisiones: el camarada Líber exclamó, con sentimiento: '¿Cuál es el bien de
hablar de autonomía para el Bund si ha de ser una organización subordinada a
una entidad central?”.
“Después de
todo, usted -le dice Lenin a Liber-, no reconoce autonomía en algunos Comités
como el de Tula u otros . Usted se equivoca,
camarada Lieber. Sin duda, no tiene
autonomía "algunos" Comités como el de Tula, autonomía en el sentido
de la libertad de la “pequeña interferencia” del centro; y no la tienen, por
supuesto, porque su deber es la subordinación a ese cuerpo. He tomado las
palabras “pequeña interferencia"del folleto del Bund “Autonomía o Federación”. El Bund ha
presentado esta libertad frente a la "pequeña interferencia", que
reclama para los Comités, como condición, para una demanda presentada al
Partido. El mero hecho de que se presente este tipo de demandas ridículas
muestra cómo confunde el Bund la pregunta en cuestión. ¿El Bund realmente supone
que el partido iba a tolerar la existencia de un centro que interfirió de
manera 'pequeña' en los asuntos de cualquier organización del partido o grupo?
¿No es esto, en efecto, "la desconfianza organizada", que ya se ha
mencionado en este Congreso? Tal desconfianza aparece a través de todas las
propuestas y todos los argumentos de los bundistas. ¿No es, de hecho, el deber
de todo nuestro Partido para luchar, por ejemplo, para la plena igualdad de
derechos e incluso para el reconocimiento del derecho de las naciones a la
autodeterminación? En consecuencia, si cualquiera de las secciones de nuestro
Partido fallara a este deber, sería, sin duda, una razón para ser censurada, en
virtud de nuestros principios: seria, sin duda, susceptible de corrección por
las instituciones centrales. Y si ese derecho estaba siendo descuidado en forma
consciente y deliberada, a pesar de todas las oportunidades para llevarla a
cabo, entonces este descuido del deber sería traición”.
La
delegación del BUND sabía que estaba en completa minoría en el Congreso, pero
continuó el debate un día más, hasta que el Congreso decidió cerrar la
discusión y pasar a votar.
La fórmula
de Martov que rechazaba la fórmula del BUND pero aceptaba su presencia en el
Partido como una organización subordinada al Centro, obtuvo una arrolladora
mayoría: 45 votos a favor y 5 en contra.
Todo el
Comité de Redacción de “Iskra” y de la Comisión Organizadora del Congreso,
incluyendo a Plejánov, Lenin, Trotski, Martov, Rusov, Bekov, Karsky Markhov,
Lvov, Posadovsky y Herz., votaron por la fórmula que consagraba el “poder
supremo” en el Partido de los órganos centrales, debidamente jerarquizados.
Sin embargo,
esta aplastante mayoría que había desechado la organización federal, mostró sus
fisuras cuando se trató la composión de los órganos centrales y sus relaciones
jerárquicas.
EL CONCEPTO DE PARTIDO
En la
discusión de este punto, surgen importantes diferencias entre Julius Mártov,
Trotski y Vladimir Lenin:
Al
reiniciarse en Londres, en la Sesión 22, el debate sobre el tema, “Reglas de
Organización del Partido”, el congresista Axelrod discrepó con la
fórmula presentada por Lenin que sostenía que el Partido debía ser una
organización de “revolucionarios profesionales”, vanguardia de la clase obrera”
para conducir a las grandes masas explotadas, a la victoria. Axelrod expresa que hay que distinguir entre
“organización” y “Partido” (fórmula ya propuesta por el BUND y rechazada en la
Octava Sesión, realizada en Bruselas), que la primera puede tener ese carácter
de conspiradores pero el partido no, ya que hay personas que comparten las
ideas del Partido, como un profesor universitario, que deben integrar el
Partido y que no realizan tareas conspirativas. “Si adoptamos la fórmula de
Lenin, estas personas no podrían ser admitidas en el Partido Social Demócrata”,
afirmó Axelrod.
Intervino
a continuación Martov que expresó: “El tema que estamos discutiendo es extremadamente
importante. Si nosotros queremos ser revolucionarios, debemos prestar atención
al punto planteado por el Camarada Axelrod. Nosotros somos aquellos que damos
expresión consciente a un proceso inconsciente. Los derechos y los deberes de
los miembros del Partido están expuestos en la declaración de principios y su programa
que le indica: “Este trabajo es el que usted tiene que hacer”. Yo no le temo a
una organización conspirativa. Los derechos de un miembro del Partido, de
acuerdo a nuestro proyecto, es ajustar sus opiniones y deseos prestando
atención al centro. La formación de opinión pública es otro derecho. Existen muchas organizaciones pero la
organización de conspiradores es una sola. Ellas no pueden unirse a la organización
del Partido pero sus opiniones deben ser escuchadas y el Partido no puede
fortalecerse sin tenerlas en cuenta. Sólo podremos alegrarnos si cada huelguista,
cada manifestante, respondiendo por sus acciones, llega a declararse miembro
del Partido. Para mí, una organización
conspirativa sólo tiene sentido cuando está cubierta por un amplio partido
obrero socialdemócrata”.
El
Congresista Kostrov
dijo que existen dos tendencias cuando se considera el concepto de Partido,
sosteniendo que “Partido” y “Organización”, no son la misma cosa y propuso que
se unan las dos fórmulas.
El Copngresista Posadovsky, interviene: “Se acaban de definir
dos puntos de vista sobre las tareas del Partido. Una restringe el campo del
Partido, el otro la amplía. ES imposible incluir la suma total de miembros del
Partido, en la organización de conspiradores y la expresión “Bajo control del”
es demasiado vaga. Propongo sustituirla por “bajo la dirección del”.
El congresista
Trotski, dijo: “Me
temo que la fórmula de Lenin creará una organización ficticia, que simplemente dará a sus miembros un título
pero no servirá como medio para el trabajo del partido. No se crearán las “organizaciones
de lucha ", tales como la organización de Tomsk. La normativa que algunos
de nosotros hemos leído, el objetivo, la esencia y la base de esas reglas es que
no será una tarea práctica, sino las reglas de la organización de sí mismos”.
Lenin
inrtervino para defender su concepción del Partido: “Quisiera en primer lugar hacer dos
observaciones sobre puntos concretos. En primer lugar, en cuanto a la propuesta
de Axelrod (no estoy hablando irónicamente) de 'cerrar un trato'. Me gustaría
responder voluntariamente a esta apelación, porque yo no me considero en
absoluto en condiciones de considerar
nuestras diferencias tan vitales en una una cuestión de vida o muerte para el
Partido. Desde luego, las reglas no se olvidan a causa de un mal momento! Pero
ya que se ha llegado a una elección entre dos formulas, simplemente no puedo
abandonar mi firme convicción de que la formula de Markov es un empeoramiento
del proyecto original, un empeoramiento que puede, en ciertas
circunstancias, no causar poco daño al Partido. Por lo tanto, no entiendo el deleite
del camarada Martov por el acuerdo del camarada Brouckère conmigo. ¿Puede ser
que el camarada Mártov en realidad lo toma como su principio rector estar en
contra de todo lo que Brouckère dice, sin examinar los motivos y argumentos de
este camarada?”.
“Para llegar
al fondo de la cuestión, hay que decir que el camarada Trotsky ha fracasado por
completo para entender las ideas fundamentales del camarada Plejánov, y sus
argumentos carecen de valor, por haberse apartado, del todo, del fondo de la
cuestión. Habló de los intelectuales y de los trabajadores, y sobre el
movimiento de masas desde el punto de vista de clase, pero no dio respuesta a
una pregunta básica: ¿considera que mi formula estrecha o amplía el concepto de
un miembro del Partido?”
“El Camarada
Trotsky comprendió muy mal la idea fundamental de mi libro “¿Qué hacer?”,
cuando dijo que el Partido no debe ser una organización conspirativa (muchos
otros también plantearon esta objeción). Se olvidó de que en mi libro abogo por
toda una serie de organizaciones de diferentes tipos, desde la más secretas y
exclusivas hasta las comparativamente 'sueltas' y amplias. Olvidó que el Partido debe
ser solamente la vanguardia, el líder de la gran masa de la clase obrera, la
totalidad de las cuales (o casi todas) funcionan "bajo el control y
dirección" de las organizaciones del Partido, pero el conjunto de las
cuales no, y no debe pertenecer al Partido”.
“Veamos qué
conclusiones extrae el camarada Trotsky de su error fundamental. Él nos ha
dicho aquí que si fila tras fila de los trabajadores fueran detenidos, y todos
estos trabajadores fueran a declarar que ellos no pertenecen a nuestro partido,
nuestro partido sería un extraño! ¿No es al revés? ¿No es su razonamiento,
camarada Trotsky, que es extraño? Él ve como algo triste que un revolucionario
con ninguna experiencia sólo pueda alegrarse. Si cientos y miles de trabajadores que fueran arrestados por
participar en huelgas y manifestaciones resultan ser miembros de las
organizaciones del Partido, sólo muestran que nuestras organizaciones son buenas,
que estamos cumpliendo nuestra tarea de mantener un círculo más o menos
exclusivo de líderes en secreto y poniendo en movimiento a las más amplias
masas de trabajadores”.
“La raíz del
error cometido por los que apoyan la formula de Markov es que no sólo pasan por
alto uno de los principales males de nuestra vida partidaria sino incluso le
dan su bendición. Este mal es que, en
un clima de descontento casi universal, cuando las condiciones lo requieren
nuestro trabajo se lleva a cabo en absoluto secreto, y cuando la mayor parte de
nuestra actividad ha de limitarse a crear, grupos secretos e incluso reuniones
privadas, es extremadamente difícil, casi imposible, para nosotros distinguir
aquellos que permanecen al margen de aquellos que hacen el trabajo. Y
casi no hay otro lugar en el que la confusión de estas dos categorías sea tan
común y sin límites como en Rusia. Estamos sufriendo gravemente de este mal, no
sólo entre los intelectuales, sino también entre la clase obrera, y la fórmula
del camarada Martov lo sanciona. Esta
fórmula aspira inevitablemente a hacer que todos y cada uno de los miembros del
Partido actúe en la misma forma. El propio camarada Mártov tuvo que
admitir esto, con el comentario: "Sí, si lo desea." ¡Pero eso es
justo lo que no nos gusta! Y eso es exactamente por qué estamos tan decididos
en nuestra oposición a la fórmula de Martov. Sería mejor si diez que hacen el
trabajo no deban llamarse a sí mismos miembros del partido (los que realmente
funcionan no corren detrás de títulos!) que aquel charlatán que debería tener
el derecho y la oportunidad de ser un miembro del Partido. Ese es un principio
que me parece irrefutable y que me obliga a oponerme a Mártov”.
“La objeción
que se me hace a mí fórmula es que no
confiere derechos a los miembros del Partido, y que, por tanto, no se pueden
producir abusos. Tal objeción es insostenible: si bien no hemos dicho qué
derechos goza un miembro del Partido, téngase en cuenta que no hemos dicho nada
acerca de cualquier restricción a los derechos de los miembros del Partido. Ese
es el punto uno. Y en segundo lugar -y este es el punto principal-, incluso con
independencia de los derechos, no hay que olvidar que todos los miembros del
partido son responsables de sus actos, y que el partido es responsable de cada
uno de sus miembros. En vista de las
condiciones en las que tenemos que llevar a cabo nuestras actividades
políticas, teniendo en cuenta el estado rudimentario de nuestra organización
política en el momento actual, sería sencillamente peligroso y dañino conceder
el derecho de pertenecer al Partido a personas que no son miembros de una
organización y parte responsable de esas personas no sean miembros de una
organización (tal vez deliberadamente”).
“El camarada
Mártov se horrorizó ante la idea de que alguien puede, a pesar del trabajo
enérgico que podría haber hecho, carezca del derecho a declarar ante el
tribunal que él es un miembro del Partido. Eso no me asusta. Por el contrario,
un daño grave se haría si una persona que se hace llamar miembro del Partido, a
pesar de que no pertenece a ninguna organización del partido, aparece en la
corte. Sería imposible negar que esa persona estaba trabajando bajo el control
y dirección de nuestra organización. Imposible por la vaguedad de esta
expresión. En realidad, no puede haber
ninguna duda sobre esto: las palabras "bajo el control y dirección"
dará lugar a estar ahí sin control ni dirección. El Comité Central nunca será capaz de ejercer un control real
sobre todos los que trabajan y no pertenecen a las organizaciones. Es nuestra
tarea dotar al Comité Central con el control real. Nuestra tarea es salvaguardar la firmeza y mantener la pureza de
nuestro Partido. Debemos esforzarnos por elevar la vocación y la
importancia de un alto miembro del Partido, más y más alto, y por esta razón me
opongo a la fórmula de Martov”.
El Congreso
votó. La Fórmula de Lenin fue rechazada por 28 votos a 23.
La formula
de Martov fue aprobada 28 a 22. (Votaron
por esta fórmula, entre otros, Rusov, Karsky, Formin, Trotski, Martov,
Posadovsky, Akimov, Martinov y los
bundistas Hofman, Liber, Yudin y Abramson .
Votaron en contra, entre otros: Bekov
, Gusev, Osipov, Pavlovich, Gorin,
Muravyov, Lange, Yegorov, Brouckère, Plejanov,
Lenin, Hertz y Braun.
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El año
siguiente, Lenin publicó el libro “Un paso adelante, dos pasos atrás”, donde
dio su versión sobre lo sucedido en el Congreso.
“Esta
discusión (el planteo del BUND contra el Centralismo) tiene cierta importancia,
porque precedió al completo desacuerdo de la organización de Iskra en lo
tocante a la composición de los organismos centrales. Por el contrario, las
discusiones posteriores, sobre los estatutos en general y sobre la cooptación
en particular, tuvieron lugar después de nuestro desacuerdo en la organización
de Iskra. Naturalmente, antes del desacuerdo podíamos expresar nuestras
opiniones más imparcialmente, en el sentido de que nuestras consideraciones
eran más independientes del problema de la composición personal del C.C., que a
todos preocupaba. El camarada Mártov, como he señalado ya, se adhirió a mi
punto de vista en materia de organización, haciendo tan sólo dos reservas por
estar disconforme conmigo en particularidades. Por el contrario, tanto los
antiiskristas como el "centro" se alzaron en seguida contra las dos
ideas fundamentales de todo el plan de organización de Iskra (y, por
consiguiente, de todos los estatutos): tanto contra el centralismo, como contra
los "dos organismos centrales". El camarada Líber calificó mis
estatutos de "desconfianza organizada", y vio descentralización en
los dos organismos centrales (lo mismo que los camaradas Popov y Iegórov). El
camarada Akímov expresó el deseo de ampliar la esfera de competencia de los
comités locales, en particular el otorgarles a ellos mismos "el derecho de
modificar su composición". "Es preciso darles mayor libertad de
acción. . . Los comités locales deben ser elegidos por los militantes activos
de la localidad, lo mismo que el C.C. es elegido por los representantes de
todas las organizaciones activas de Rusia. Y si tampoco esto puede permitirse,
que se limite entonces el número de miembros que el C.C. puede designar para
trabajar en los comités locales. . ." . Como veis, el camarada Akímov
apunta un argumento contra la "hipertrofia del centralismo", pero el
camarada Mártov sigue sordo a estas autorizadas indicaciones, mientras la
derrota en el problema de la composición de los organismos centrales no le lleva
a seguir a Akímov. ¡Sigue sordo incluso cuando el camarada Akímov le apunta la
"idea " de sus propios estatutos (artículo 7: limitación de los
derechos del C.C. a introducir miembros en los comités)! El camarada Mártov no
queria todavía entonces ninguna "disonancia" con nosotros y consentia
por ello la disonancia tanto con el camarada Akímov, como consigo mismo. . .
Entonces sólo abogaban contra el "monstruoso centralismo" aquellos a
quienes no convenía, evidentemente, el centralismo de Iskra : abogaban contra
él Akímov, Líber, Goldblat, y les seguían con cautela y precaución (de modo que
siempre pudiera uno volverse atrás) Iegórov, etc.: Entonces, la inmensa mayoría
del Partido veia aún con toda claridad que eran precisamente los intereses de
capilla, de círculo, del "Bund", y del grupo "Iuzhni
Rabochi", etc. los que provocaban la protesta contra el centralismo. Por
lo demás, también ahora ve claramente la mayoría del Partido que son
precisamente los intereses de círculo de la vieja redacción de Iskra los que
provocan su protesta contra el centralismo. . .”.
“ Ved, por ejemplo, el discurso del camarada
Goldblat . Se pronuncia contra mi "monstruoso" centralismo, que según
él, conduce al "aniquilamiento" de las organizaciones de base y
"está imbuido de la tendencia de otorgar al centro un poder ilimitado, el
derecho de intervención ilimitada en todo", que reserva a las
organizaciones "el único derecho de someterse sin un murmullo de protesta
a lo que se les ordene desde arriba", etc. "El organismo central que
prevé el proyecto se encontrará en un espacio vacio: a su alrededor no habrá
periferia alguna, sino una especie de masa amorfa en la que se moverán sus
agentes ejecutores". Esto es, palabra por palabra, la misma fraseología
falsa con que, después de su derrota en el Congreso, han comenzado a
obsequiarnos los Mártov y los Axelrod. Ha merecído risas el Bund, que, en
guerra contra nuestro centralismo, concede él mismo, a su organismo central
derechos ilimitados, definidos de un modo todavía más preciso (aunque sea, por no
citar otros, la facultad de admitir y excluir miembros e incluso la de rechazar
delegados a los congresos). Risas merecerán también, cuando se aclaren las
cosas, las lamentaciones de la minoría, que chilla contra el centralismo y
contra los estatutos mientras está en la minoría, y se apoya en estos últimos
en cuanto ha logrado pasar a la mayoría”.
EL DESACUERDO EN EL COMITÉ DE
ISKRA
Dice Lenin
en el libro anteriormente citado:
“Antes de
pasar a los debates que siguieron sobre los estatutos, es menester, para
explicar nuestra divergencia en el problema de la composición personal de los
organismos centrales, tratar de pasada las sesiones privadas de la organización
de Iskra que tuvieron lugar durante el Congreso. La última y más importante de
estas cuatro sesiones tuvo lugar precisamente después de la votación sobre el
artículo primero de los estatutos, de modo que la escisión de la organización
de Iskra que tuvo lugar en esta sesión fue, lógica y cronológicamente,
condición previa de la lucha que se desarrolló luego”.
“Las
sesiones privadas de la organización de Iskra * comenzaron poco después del
incidente con el Comité de Organización, incidente que dio motivo para tratar
de las candidaturas posibles para el C.C. Se sobreentiende que, por haberse
suprimido los mandatos imperativos, tales sesiones tuvieron un carácter
meramente consultivo, que a nadie obligaba, pero no obstante, su importancia
fue enorme. La elección para el C.C. presentaba considerables dificultades para
delegados que no conocían ni los nombres clandestinos, ni el trabajo interior
de la organización de Iskra, organización que había creado la unidad de hecho
del Partido, que había llevado una dirección del movimiento práctico, la cual
fue uno de los motivos de que se reconociera oficialmente Iskra. Ya hemos dicho
que los iskristas, manteniendo su unidad, tenían plenamente asegurada en el
Congreso una gran mayoría, hasta los 3/5, y todos los delegados lo comprendían
a la perfección. Todos los iskristas esperaban precisamente que la organización
de Iskra interviniera recomendando una composición personal determinada para el
C.C., y ni un miembro de esta organización opuso ni una palabra a que se
examinara previamente, en su seno, la composición personal del C.C., nadie dijo
ni una palabra de aprobar toda la composición del Comité de Organización, es
decir, de transformarlo en C.C., ni una palabra siquiera de celebrar una
reunión con todos los miembros del Comité de Organización para tratar de los
candidatos al C.C. Esta circunstancia es también extraordinariamente
característica, y es importante en extremo tenerlo en cuenta, porque ahora los
partidarios de Mártov, con fecha atrasada, defienden empeñadamente al Comité de
Organización, probando así tan sólo, por centésima y milésima vez, su falta de
carácter en política*. Mientras la escisión por la composición de los
organismos centrales no unió a Mártov con los Akímov, todo el mundo veía
claramente en el Congreso una cosa, de la que podrá convencerse fácilmente por
las actas del mismo, y por toda la historia de Iskra, toda persona imparcial, a
saber: que el Comité de Organización era ante todo una comisión formada para
convocar el Congreso, una comisión formada intencionadamente por representantes
de diversas tendencias, incluso del Bund; pero que el verdadero trabajo de
crear la unidad orgánica del Partido lo había llevado por entero sobre sus
hombros la organización de Iskra (hay que tener igualmente en cuenta que, por
pura casualidad, estuvieron ausentes del Congreso unos cuantos miembros
iskristas del Comité de Organización, por detenciones y otras circunstancias
"ajenas a su voluntad"). El folleto del camarada Pavlóvich (v. su
"Carta sobre el II Congreso", pág. 13) da ya la composición de la
organización de Iskra en la forma en que asistió al Congreso”.
(El Comité
Central, de acuerdo al Estatuto aprobado, tenía en su composición a 5 miembros
de la redacción de “Iskra”. La delegación de este periódico estaba constituida
por 16 miembros, de los cuales 9 apoyaban totalmente la línea de Lenin y 7 las
ideas organizativas de Martov).
Reunidos
previamente, para llevar la propuesta al Congreso, resultaron electos 4
partidarios de Lenin y 1 de Martov. El Congreso votó, logrando la propuesta
iskrista amplia mayoría, incluyendo al subgrupo de Martov.
A ello se
agregó que, al final del Congreso, la delegación del BUND -7 delegados y 2
economicistas-, se retiraron. Por ello, los partidarios de Lenin afirmaron que
eran la “mayoría” (Bolcheviques) y Martov aceptó el término, denominando a los
suyos, en “minoría”, los “Mencheviques”.
En un informe,
redactado por Lenin, después del Congreso sobre la actividad de este organismo
superior del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, hizo esta afirmación:
“Al comienzo
del Congreso, con un total de 51 delegados, unos treinta y tres iskristas eran
más o menos firmes y consistentes en su Iskraismo. Estos treinta y tres
iskristas que, cuando estaban juntos, decidieron todos los temas en el
Congreso, posteriormente divididos a su vez en dos subgrupos, una división que
cuajó finalmente sólo hacia el final del Congreso, con estas características:
un subgrupo, con aproximadamente nueve votos, que consiste en iskristas de la
"línea blanda” y el otro, con cerca de veinte y cuatro votos, que consta
de iskristas de línea firme, que sostenían coherentemente el Iskraismo tanto en
lo que respecta a la táctica como en lo relativo a la composición personal de
los organismos centrales del Partido”.
En este
informe da la impresión de que Lenin tenía esperanzas en una reunificación de
los dos subgrupos pero después, cuando en el libro “Un paso adelante, dos pasos
atrás”, examina detalladamente las diferencias y el alejamiento del BUND y de
los economicistas, dicho optimismo ha desaparecido y los acontecimientos
revolucionarios de 1905, lo confirmarán.
NOTA: Kis
sybrayados me corresponden.
FUENTES:
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