jueves, 29 de enero de 2015

CAMBIO DE ÉPOCA


Estamos en un cambio de época y como una bestia se resiste a cambiar de querencia, Estados Unidos no quiere abandonar un poder hegemónico –económico, militar y tecnológico- que ha acumulado durante más de 150 años y que le ha permitido ser hoy la única superpotencia en el mundo.

El derrotero de ese poder es conocido pero es oportuno recordarlo: la conquista del Oeste hasta llegar al Pacífico, el arrebato a México de Texas, Nuevo México, Arizona y California;  la victoria del Norte capitalista sobre el Sur esclavista y, a partir de 1865,  la gigantesca acumulación y concentración de capital, la formación de los monopolios petroleros, industriales y bancarios cuyo mayor poder se expresa en tres grandes grupos: Rockefeller, Morgan y Carnegie.

En la década de 1880, se gesta el “Sueño Americano” que el sensible Martí, capta de inmediato. El territorio continental conquistado les resulta chico a los monopolios y miran hacia el Caribe, CentroAmérica y el Pacífico. Intervienen en Cuba, sumándose a la lucha de los mambises por su independencia, derrotan a España y la “Enmienda Platt” convierte a la Perla de las Antillas en su Protectorado; insatisfechos aun, en 1903, le arrebatan Panamá a Colombia, para construi y contolar la navegación interocéanica.

En América del Sur, el discurso de Lincoln en Gettysburgo (“y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparezca de la faz de la tierra”), había pasado al olvido. Sólo impactaba la brutal imagen del “Gran Cazador” de búfalos, leones y elefantes en África (mató 512 animales en el safari que realizó en 1909-1910), Teodoro Roosevelt, que había inaugurado la política imperialista con su doctrina del “Gran Garrote” (“Big stick”), a todo aquel que no se arrodillara ante el dólar.

Rubén Darío en la “Oda” (1904) que le dedicó, advirtió: “Eres los Estados Unidos, eres el futuro invasor de la América ingenua que tiene sangre indígena, que aún reza a Jesucristo y aún habla en español”.
“Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza; eres culto, eres hábil; te opones a Tolstoy. Y domando caballos, o asesinando tigres, eres un Alejandro-Nabucodonosor. “ (…) “Crees que la vida es incendio, que el progreso es erupción; en donde pones la bala el porvenir pones”. (…). Pero…” esa América que tiembla de huracanes y que vive de Amor, hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive. Y sueña. Y ama, y vibra; y es la hija del Sol”.

“Tened cuidado. ¡Vive la América española!”.

Cuatro años antes, nuestro José Enrique Rodó, escribía en “Ariel” este texto visionario: “”À medida que el utilitarismo genial de aquella civilización asume así caracteres más definidos, más francos, más estrechos, aumentan, con la embriaguez de la prosperidad material, las impaciencias de sus hijos por propagarla y atribuirle la predestinación de un magisterio romano”. (…) “¡Ellos aspirarían a revisar el Génesis para ocupar esa primera página!”

Rodó no niega el utilitarismo norteamericano sino la pretensión de imponerlo como un modelo completo de una nueva civilización.  Y seguidamente realiza una extensa enumeración del aporte del trabajo, las invenciones mecánicas, la actividad comercial como palancas básicas de la civilización  pero pretender que ella sea la suma de la cultura cuando aun es un “boceto tosco” está muy lejos de ser una gloria que marque definitivamente a la posteridad.


El teórico del imperialismo norteamericano fue el Almirante Alfred Mahan que, en 1890, publicó el libro “El  papel del poder marítimo en la Historia” (” The Influence of Sea Power upon History, 1660-1783”). De acuerdo a esta doctrina, Estados Unidos debía construir una poderosa fuerza naval operativa y lanzarse a la conquista de islas en El Caribe y el Pacífico, para asegurar la expansión de su economía.

-         II –


Estados Unidos intervino, en abril de 1898, en la guerra que libraban los cubanos por su independencia de España. Enfrentada a dos fuerzas enemigas, la fflota española que procuraba conservar la ciudad de Santiago, en el Oriente, fue destruida, en junio, por la flota estadounidense. Los norteamericanos ocuparon Puerto Rico y, en agosto, España solicitó un armisticio que culminó con el Tratado de París, el 10 de diciembre de 1898 en que la monarquá hispánica reconoció la independencia de Cuba y entregó a Estados Unidos las Islas de Puerto Rico, Filipinas y Guam. Era la primera etapa de la concepción geoestratégica del Almirante Mahan.

La ocupación de las Islas Filipinas era un desafío a las pretensiones imperialistas de Japón en la región. En 1894, el Imperio del Sol Naciente se había establecido en la Península de Corea y Taiwán, luego de desplazar de ese territorio, por la guerra, a China.

El Imperio Ruso aspiraba también a controlar Manchuria y Corea. La victoria de Japón, en 1904, tensó las relaciones entre ambos imperios y en 1904, Japón resolvió saldar las diferencias por la guerra. Rusia fue derrotada; tuvo que renunciar a sus pretensiones sobre Corea y Manchuria y perdió la soberanía sobre la Isla de Sajalín. Esta solución al conflicto fue el resultado de una negociación, cuyo mediador fue el Presidente de Estados Unidos, Teodoro Roosevelt. El Tratado se firmó en setiembre de 1905 en Portsmouth y Roosevelt fu galardonado con el Premio Nobel de la Paz. Estados Unidos asumía así, el papel de árbitro en los conflictos del sudeste asiático.

La intervención de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y su papel decisivo en la victoria de Francia y el Reino Unido sobre el Imperio Alemán, lo colocaron en una situación excepcional, pasando el dólar a dominar el escenario europeo, ya que Alemania fue mutilada económica y territorialmente por el Tratado de Versalles de 1919 y Francia y Gran Bretaña, aunque victoriosas, habían quedado agotadas financieramente y endeudadas con Estados Unidos.

No obstante, el Reino Unido previendo, con anticipación estos resultados, había trazado dos líneas de amplio desarrollo estratégico: la creación del Estado de Israel (Declaración Balfour de 1917) y la Administración, por 25 años, de los Territorios que habían pertenecido al Imperio Otomano (que se desintegró al perder la guerra), otorgada por la Sociedad de Las Naciones en 1922. Los territorios, bajo este “Fideicomiso”, eran Palestina, la Transjordania, y los comprendidos entre los ríos Éufrates y Tigris (posteriormente, Iraq) incluyendo Kuwait.

Francia también obtuvo un Mandato similar, reservándose los territorios de Siria y El Líbano. Estos “Mandatos” se extendieron hasta la inmediata post Segunda Guerra Mundial.

Alemania, por su parte, como derrotada, debía pagar indemnizaciones de guerra a los vencedores por un monto de 132 mil millones de marcos-oro. En 1920, la Sociedad de las Naciones, le entregó a Francia la administración por 15 años del Territorio del Sarre (región occidental del Ruhr), que era el pulmón carbonífero-energético de Alemania. Este país no podía pagar la pesada indemnización  con su oro y recurrió a la emisión monetaria, sin respaldo de oro, devaluando la deuda pero provocando una hiperinflación que agudizó la situación social de su población. Tampoco, con marcos devaluados, Francia y el Reino Unido, podían pagar su deuda a Estados Unidos.

En 1923, el gobierno de Estados Unidos decidió intervenir y el Director de la Oficina de Presupuesto, Charles Dawes, presentó un plan que “estiraba el calendario de pagos estableciendo, además para los primeros cinco años fijaba un pago anual de mil millones de marcos-oro y el primer año (1924), recibiría un crédito de 800 millones de marcos-oro, es decir que debía pagar solo 200 millones. Ahora bien el banco central alemán (el Reichbank) quedaba  bajo la supervisión  de Estados Unidos, Francia y el Reino Unido y estaba obligado a mantener un stock de oro equivalente al 40% del papel circulante. El Plan Dawes fue aceptado por Alemania pero no impidió que floreciera la semilla del nazismo(Hitler al frente del Partido Nazi, recién fundado, intentó, el 9 de noviembre de 1923, un Golpe de Estado –el “Putsch” de Munich´, que fracasó).

Decíamos que, como consecuencia de las secuelas de la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos pasó a controlar la economía europea, aunque el Reino Unido y Francia que tenían extensos ierfitorios coloniales, procuraban defender sus otrora poderosas monedas: la libra esterlina y el franco.

Estabilizadas las relaciones financieras, el Reino Unido se propuso un retorno al Patrón Oro que había sido abandonado durante la guerra. Este sistema exige un contenido de oro por cada billete en circulación, lo que significa contar con stock de oro suficiente para el respaldo y un nivel de precios bajo, cosa que no ocurría porque la cantidad de billetes en circulación era muy alta. En consecuencia, el gobierno elevó la tasa de interés, introdujo drásticos cortes al presupuesto y controló severamente los ingresos salariales. La tasa de cambio de la libra esterlina fue fijada en relación con el dólar, en el mismo nivel de pre-guerra.
En realidad, lo que buscaba Churchill, apoyado por el sector financiero, era devolverle a Londres su posición de Plaza Financiera que orgullosamente había tenido después de la derrota de Napoleón en 1815 y, especialmente en la segunda mitad del siglo XIX. Era eñ “prestigio” del Imperio y su futuro lo que estaba en juego. Pero sus efectos fueron desastrosos: se paralizó la industria carbonífera y la industria textil. El desempleo y la pobreza se expandieron por el Reino. En 1926 estalló una huelga general que fue reprimida por el ejército.

 La concepción de los financistas fue combatida, sin éxito, por un joven economista –John Maynard Keynes-, que consideraba “el culto del oro” una “reliquia bárbara”. En períodos de crisis, argumentaba, no hay que encarecer el crédito, ni reducir el gasto público; hay que mantenerlo en niveles que estimulen la producción y el consumo, generando empleo. La moneda se fortalece con el crecimiento económico y no con trabas a su desarrollo. En este caso, los únicos beneficiarios son los bancos y la especulación. Los hechos le dieron la razón. En 1926 la huega general y en 1929, los trabajadores y la clase media le dieron la victoria, por primera vez, al Partido Laborista y en 1931, el gobierno, con el apoyo de la mayoría del Partido Conservador (Churchill estaba con la minoría), devaluó la libra esterlina.

Guiado por los mismo propósitos de Churchill, el Primer Ministra francés, Raymond Poincaré, impulsa el retorno de Francia al patrón oro que fue sancionado por ley en 1928. El sector financiero estaban satisfechos pero la economía había perdido competitividad externa, las fábricas comenzaron a cerrarse y a crecer el desempleo. Duró poco tiempo porque la Gran Crisis Mundial estalló el año siguiente y ningún país pudo escapar a sus desastrosos efectos.

-         III –


Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos fue, según autocalificación del Presidente Franklin Roosevelt, el “Arsenal de la Democrtacia” y, también “La Gran Banca” que financió la guerra de los aliados contra la Alemania Nazi. A esto hay que agregar que, al inicio del conflicto, los gobiernos de Francia y el Reino Unido, habían enviado el oro de sus Bancos Centrales, como refugio, a Estados Unidos. El Sistema Monetario basado en el Patrón Oro fue suspendido y las instituciones respectivas emitieron dinero según las demandas de la circulación interna. A pesar del racionamiento de los alimentos y al convertirse las industrias civiles de producción en fábricas militares, el gasto presupuestal no contaba con el respaldo de la producción civil y, al finalizar el conflicto, había que ajustar la cantidad de dinero a las transacciones de bienes de una industria que debía ser modernizada.

El Presidente Roosevelt estaba decidido a intervenir en la guerra europea y el 11 de marzo de 1941, logró que el Congreso aprobara una Ley de Préstamo y Arriendo (Lend-Lease Act) que era un amplio programa de suministro de pertrechos militares a los países que enfrentaban la embestida de las Divisiones “Panzer”, la aviación y la marina de guerra alemana. El programa se aplicó entre 1941 y 1945, totalizando 50 mil millones de dólares. Los receptores de estos suministros fueron el Reino Unido (31.4 mil millones), la Francia Libre (De Gaulle), la Unión Soviética (11.3 mil millones) y China. La ley establecía que estos préstamos les serían concedidos a los gobiernos “cuya defensa el Presidente considere vital para la seguriad de Estados Unidos”). No establecía plazo de devolución pero le fue exigida a la URSS, en 1947, cuando el Congreso aprobó el Plan Truman de “defensa de la Democracia” (Guerra Fría). La URSS pagó esta deuda con lingotes de oro producidos por su industria aurífera, ya que su moneda –el rublo- tenía como base la producción material, las demandas del comercio y los salarios y  era inconvertible.

Cuando se sancionó esta ley, Estados Unidos no le había declarado la guerra a Alemania, pero el Presidente Roosevelt ordena, el 28 de marzo, la incautación de barcos alemanes en puertos estadounidenses. El 14 de junio, el Presidente ordena el cierre de los consulados de Alemania e Italia en Estados Unidos, así como la confiscación de los bienes físicos y cuentas bancarias de ambos países; el 26 de julio, Roosevelt prohíbe la venta de petróleo a Japón y confisca sus bienes en Estados Unidos.



Entre el 9 y 14 de agosto de 1941, se reunieron en el buque británico, “Príncipe de Gales”, en las costas de Terranova (Canadá), el Presidente Roosevelt y el Primer Ministro británico, Winston Churchill. Al término de las conversaciones, firmaron un documento de 9 puntos titulado “Carta del Atlántico”, donde definen los principios de una alianza contra la tiranía nazi. El parágrafo 6 dice:. “Tras la destrucción total de la tiranía nazi, esperan ver establecer una paz que permita a todas las naciones vivir con seguridad en el interior de sus propias fronteras y que garantice a todos los hombres de todos los países una existencia libre sin miedo ni pobreza”. Y el 7: “Una paz así permitirá a todos los hombres navegar sin trabas sobre los mares y los océanos”.

El 7 de diciembre de 1941, aviones japoneses destruyen a la flota de Estados Unidos surta en el Puerto de Pearl Harbor, en la Isla de Hawsai, declarándole, a continuación, la guerra a Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá y Australia. El Presidente Roosevelt califica este día “el Día de la Infamia” y el 8 de diciembre, junto con el Reino Unido, Australia, Canadá, Costa Rica y El Salvador le declara la guerra a Japón.

El 11 de diciembre, Alemania e Italia le declaran la guerra a Estados Unidos y en respuesta, Costa Rica, Cuba, Guatemala y Haití declaran la guerra a Alemania e Italia.


En la postguerra, Estados Unidos fue el dominador absoluto de las economías de Europa y el Sudeste Asiático, con centro en Japón, que se rindió el 21 de setiembre de 1945.. El Plan “Marshall” de 30 mil millones de dólares, apuntaló a la reconstrucción de Europa Occidental, especialmente de Alemania Occidental, ya que los Imperios Coloniales inglés y francés tuvieron que enfrentar el proceso de descolonización, que durante quince años mantuvo en jaque las economías metropolitanas. Otro beneficiario especial del plan estadounidense fue Francisco Franco que cedió a cambio el territorio español para instaalr bases militares norteamericanas. Esta decisión de Estados Unidos echó por tierra las esperanzas de los partidos republicanos españoles de restaurar la República. Franco fue el único dirigente fascista que sobrevivió a la derrota del nazi-fascismo en la Segunda Guerra Mundial.

Con este contexto, Estados Unidos pudo establecer su hegemonía económica y militar en Europa Occidental y en el Sudeste Asiático, creando así un cerco económico y militar a la Unión Soviética, a Europa Oriental y a la República Popular China que había nacido el 1º de octubre de 1949.

El dólar que fue impuesto como moneda de reserva para todo el Occidente, en la Conferencia Monetaria de Bretton Woods, de julio de 1944, reguló todas las transacciones comerciales y financieras –desplazando a la libra esterlina-, de las dos terceras partes de la tierra siendo, cumpliendo, además, como fuente de financiamiento del centenar de  bases militares de Estados Unidos en el mundo, el equipamiento militar de sus Fuerzas Armadas con la tecnología más moderna y los inmensos gastos de las guerras coloniales, como la de Vietnam, para “evitar el efecto dominó” de los pueblos que luchaban por liberarse de la coyunda colonialista.

América Latina siempre fue su “reserva estratégica”, desde 1823. En 1947, los gobiernos latinoamericanos, firmaron en Río de janeiro, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), adoptando la “Doctrina Militar” y el equiipaminto que les suministraba Washington. Y en Panamá, en la Escuela de las Américas que abrió sus puertas, los oficiales latinoamericanos recibieron cursos especiales de contrainsurgencia, introduciendo los métodos de tortura que los militares franceses habían experimentado en Vietnam y en Argelia. Decían que esta política era para evitar el “Tottalitarismo Comunista”, pero sus modelos fueron personajes como Rafael Leónidas Trujillo, en República Dominicana, François Duvalier en Hairí, Anastasio Somoza en Nicaragua, Fulgencio Batista en Cuba y Alfredo Stroessner en Paraguay, entre otros.

La onda libertaria, que se extendió por El Caribe, Centro América y América Latina, en la década de 1960, siguiendo los pasos de la Revolución Cubana, fue aplastada , por los yanquis, con los mismos argumentos. Todavía Uruguay y otros países,  está sufriendo los efectos de ese genocidio ideológico y hechos recientes, nos muestran que, en determinados sectores sociales, ese maléfico espíritu sigue vivo.

                                                                       -IV –

A mediados de la década de los 60’, era notorio que Estados Unidos no podría mantener el compromiso contraído en Bretton Woods de cambiar billetes-dólares por oro a 35 dólares la onza troy. En una famosa conferencia de prensa, en febrero de 1965, el Presidente de Francia, Charles De Gaulle, advirtió de este peligro para los países cuyos bancos centrales tenían sus reservas en dólares. De Gaulle argumentaba que la emisión de dólares, por la Reserva Federal, era tan alta con respecto al stock de oro que había disminuido al mismo tiempo por la recuperación económica de Europa Occidental y Japón-, que era insostenible el tipo de cambio fijo –Gold Exchange Standard-, establecido en 1944.

La advertencia era correcta. El 15 de agosto de 1971, el Presidente Nixon ordenó, mediante un decreto y sin informar previamente al resto del mundo que se había adherido a aquel Tratado, la flotación libre del precio del oro, que triplicó de inmediato su valor, lo que significó una macrodevaluación del dólar con respecto al oro. En respuesta, los países exportadores de petróleo del Medio Oriente, crearon la OPEP y resolvieron una abrupta elevación del precio del “oro negro”. Durante qtince años, el precio del petróleo se había mantenido constante a 1 dólar y medio el barril de crudo. En octubre de 1973 fue fijado en 3,65 y, al finalizar la década, con nuevo aumento en 1979, el precio del barril alcanzó los 12 dólares.
Esta evolución de los precios provocó una “inflación de costos” que detuvo el crecimiento económico en los países capitalistas desarrollados, y más grave aun de los países subdesarrollados no productores de petróleo, que los economistas denominaron “stagflation”, (estancamiento con inflación).

Los estrategas del capitalismo, con el Grupo Rockefeller a la cabeza y sus asesores, Henry Kissinger y Zbegnew Brzezinski, crearon la Comisión Trilateral, trazando una estrategia que consistió en trasladar los monopolios industriales a los “Tigres Asiáticos” (Singapur, Malasia, Thailandia, Indonesia, Hong Kong, Corea del Sur y Taiwán), cuyas juventudes tenían un buen nivel de educación ténica, salarios baratos y sistemas políticos autoritarios y seguros. La Reserva Federal, ahora sin ataduras con el oro, multiplicó sus emisiones que aprovecharon los bancos de inversión de los propios monopolios para expandir su producción industrial en el sudeste asiático y competir ventajosamente en el mercado mundial. A esta estrategia se plegó Japón, aumentó la desocupación en Estados Unidos, transformándose progresivamente en un país rentista con abultada deuda externa, financiada por Japón.

En el plano político-militar, Estados Unidos estaba perdiendo la guerra en Vietnam y, en 1972, el Presidente Nixon, por consejo de Kissinger que era su asesor de seguridad, decidió levantar el bloqueo económico y diplomático a la República Popular de China y estrechar lazos con Mao Tsé Tung para aislar a la Unión Soviética y enmascarar mediante una maniobra política la derrota en Indochina que se consumaría en 1975, con la liberación de Saigón por los patriotas.

Mao murió el 9 de setiembre de 1975. La economía de china estaba estancada y la tasa de crecimiento poblacional crecía sin control. Esta situación se debía al fracaso del “Gran Salto Adelante”, de 1956 y diez años más tarde a la Revolución Cultural que dividió al Partido Comunista Chino agudizando la crisis económica y el aislamiento internacional del país con el Grupo de No Alineados. Un sector conciliador había permanecido en el Comité Central cuyo líder era el  Ministro de Relaciones Exteriores y hábil político, Chou-En-Lai. Este sector pensaba que algo había que hacer para superar la crisis.

Al salir del escenario el líder histórico, los conciliadores facilitaron el retorno al máximo organismo de dirección del Partido, a los dirigentes que habían sido desplazados y que aun vivían. Uno de ellos era Deng Xiaoping que pronto tomó las riendas del Partido –que previamente había expulsado a los partidarios de Mao incluyendo a su esposa-, y dijo sin ambages: “Estamos al borde del precipicio; ningún pueblo sostiene a un gobierno que lo condena al hambre; es necesario salir del encierro y de la centralización estatal hermética y abrir la economía al mundo”. “La planificación económica centralizada no es un principio marxista sino un mecanismo económico”. Deng emprendió, en 1976, una gira por el sur para explicar sus ideas. Allí reiteró que el Socialismo es el único sistema que puede sacar a la humanidad de la encrucijada en que se encuentra. En ese camino se pueden tener muchos retrocesos pero, al final, triunfará la lucha de los trabajadores. El marxismo, continuó, es una ciencia objetiva y extrae la verdad de los hechos. Debemos liberar la mente y servirnos de la experiencia. El problema de China es la parálisis de sus fuerzas productivas y para ello se necesitan tres modernizaciones: Agricultura, Industria, Ciencia y Tecnología y apertura al exterior.

Sobre la base de estas ideas que tendrían la divisa de “Socialismo con peculiaridades chinas”, el gobierno puso en ejecución un plan de control de la natalidad y creó siete zonas francas -, la primera en la Provincia de Guandong, fronteriza con la colonia británica de Hong-Kong-, para atraer inversiones extranjeras en el sector manufacturero de tecnologías de vanguardia cuya producción fue destinada al comercio de exportación, siendo Estados Unidos y el Reino Unido sus principales mercados. En los hechos se trataba de un retorno parcial al capitalismo como modo de producción ya que el Estado retenía las tierras (entregadas en usufructo a granjas familiares con metas precisas de producción) industrias y servicios estratégicos así como el sistema bancario. La competencia de las tecnologías importadas con las tecnologías envejecidas de las industrias nacionales llevaría a éstas a modernizarse bajo la dirección y créditos del Estado o, de lo contrario, desapareceíanr.

El programa impulsado por Deng Xiaoping, comenzó en 1979 y, hasta 2012, la economía de la República Popular China creció a tasas de 9 y 10 % anual, convirtiéndose hoy en el primer país exportador de productos tecnológicos de vanguardia y la segunda economía mundial si su Producto Bruto Interno es medido por la capacidad de compra. China tiene un mercado interno para estos productos de 500 millones de habitantes y su población es de 1.300 millones. Cuando el 62%, que está aun fuera de ese mercado (el campesinado de la región occidental), se incorpore al mismo, la República Popular China será el primer mercado mundial. Esto ocurrirá, según sus proyecciones estadísticas, en el año 2049, cuando se conmemore el primer centenario de la fundación de la “China Nueva”.

Este es el comienzo de una nueva época histórica, en el terreno económico, que estamos viviendo aunque la dimensión del fenómeno es mucho más amplio: se trata de un cambio cultural acelerado, impulsado por  la Revolución Cibernética que está afectando las estructuras sociales tradicionales, como la familia y los valores culturales que le han servido de soporte. A ello se suma la agresión a la naturaleza que es el desafío mayor, en mi modesta opinión, del cambio civilizatorio que ha motivado estos comentarios.



miércoles, 31 de diciembre de 2014

EL MERCOSUR - Rastreando sus orígenes


En la Conferencia Monetaria de Bretton Woods, en 1944, Estados Unidos se comprometió a cambiar cada  onza troy de oro (31,10 gramos) por 35 dólares billete. Los Bancos Centrales tomaron este billete como moneda de reserva seguros que tenían un valor equivalente a 0,888 miligramos de oro, metal al que podían acceder en cualquier momento..

Sin embargo, el 15 de agosto de 1971, el Presidente Nixon, en forma unilateral, sin consultar ni informar a ningún gobierno, declaró la flotación del precio del oro y el dólar se devaluó rápidamente. El Sistema Monetario Internacional había quebrado, quedando a merced de la emisión de dólares a voluntad, sin respaldo material alguno, por la Reserva Federal (Banco Central de Estados Unidos).

Los países productores de petróleo, organizados en la OPEP, con amplio peso de los países árabes, elevaron en octubre de 1º73 los precios del petróleo, tomando como referencia esa devaluación y colocaron esos enormes ingresos en los bancos norteamericanos.

Los países no productores de petróleo vieron cómo se triplicaba su factura de este producto y los bancos, repletos de dinero, acudieron “en su auxilio”. En Estados Unidos y Europa se estancó la economía y aumentó la inflación. En América Latina, las dictaduras militares instaladas por Estados Unidos para aplastar cualquier intento de revolución social y que suponían que bastarían los productos del agro y del subsuelo para sostenerse, se encontraron con un fenómeno económico que no estaba en sus planes.

Pero la Escuela de Economía de Chicago, dirigida por Milton Friedman, tenía la solución: la reducción a un mínimo del Estado, otorgándole todo el poder y la libertad al mercado. En estas condiciones, los  préstamos de los bancos extranjeros pondrían en marcha la economía, con una seguridad ajena a todo riesgo económico y político. El propio Friedman se trasladó a Santiago, invitado por Pinochet, para dirigir esta experiencia mientras su Escuela de Chicago preparaba a jóvenes economistas latinoamericanos en la doctrina neoliberal que agitaba con entusiasmo las ideas de Adam Smith. Estos “Chicago Boys”, serán los tecnócratas civiles de las dictaduras entre 1973 y 1982.

La economía estadounidense no funcionaba y James Carter perdió su reelección en 1980, a manos del republicano Ronald Reagan que llegó a la Casa Blanca rodeado de “chicaguinos”. El año anterior, en Inglaterra, el electorado le dio la victoria a Margaret Thatcher que fue investida como Primer Ministro dispuesta a demoler lo que quedaba del “Estado de Bienestar” que había montado el Partido Laborista en la postguerra.

Los “chicaguinos” de Reagan eran llamados por la prensa yanqui “economistas del lado de la oferta” (“economists supply side”), opuestos a los neokeynesianos –“economistas del lado de la demanda” (economists demand side”). Querían destruir el prestigio del “New Deal” de Franklin Roosevelt que había sacado a la economía de la Gran Depresión de 1929, mediante la activa intervención del Estado. Sostenían que si se eliminaban las “barreras” fiscales a los inversores, aumentaría la oferta de dinero a bajos intereses, estimulando la producción y la creación de empleo.

Estados Unidos atravesaba una crisis de “estancamiento con inflación” (“stagflation”) y en 1979, un banquero del Chase Manhattan Bank (Grupo Rockefeller), Paul Volcker, fue designado por el Presidente Carter, Presidente de la Reserva Federal. Volker se propuso eliminar la inflación, reduciendo la emisión de dinero circulante. El objetivo fue alcanzado pero provocó un “schok” financiero y económico en Estados Unidos y en los países que estaban endeudados pues, al escasear el dinero, se produjo un aumento abrupto de la tasa de interés que, en 1981 llegaron al 15% anual. Reagan había asumido este año y confirmó a Volcker en el cargo, función que desempeñó hasta 1987.

La recesión no se hizo esperar y en los países latinoamericanos donde los capitales habían ingresado con facilidad por las políticas de los “Chicago Bous”, se produjo una fuga masiva de retorno a EE.UU. que aumentaron los recursos del gobierno y las reservas monetarias, dinero que el Presidente Reagan se proponía invertir en la creación del sistema coheteril extra terrestre, desafío armamentista que la Unión Soviética no estaba en condiciones de afrontar. En otras palabras, mediante este mecanismo, Reagan utilizaba el dinero invertido en los países emergentes para financiar su proyecto de lograr una ventaja militar estratégica decisiva que pusiera de rodillas a la urss.

Las dictaduras militares que, según “Búsqueda”, habían llegado para regenerar a las democracias, perdieron pie. Tuvieron que devaluar las monedas en 1981 y 1982, en algunos casos suspender el pago de la deuda (México, Brasil, Ecuador) y enfrentar la recesión. La crisis económica, la Guerra de las Malvinas y las masivas y organizadas movilizaciones populares las obligaron a entregar el gobierno (Argentina) o encauzar salidas con gobiernos de transición como en Brasil y Uruguay.



                                                                           - II –

El Luego de una elección democrática, Raúl Alfonsín asumió la Presidencia de la República Argentina, el 10 de diciembre de 1983, con un mandato de seis años. Tenía que resolver graves problemas políticos y económicos, internos y externos.

Estados Unidos estaba en el banquillo de los acusados. Había apoyado el golpe de Estado militar de 1976, había respaldado con entusiasmo la política neoliberal de Martínez de Hoz, prometió apoyo al General Leopoldo Galtieri en el operativo de recuperación de las Islas Malvinas (apoyo que luego le retiró) y, finalmente estimuló, con la manipulación del dólar, la fuga de capitales que sumió al país en una profunda crisis.

Alfonsín retomó la línea de política exterior independiente de Yrigoyen y Perón. La OEA, digitada por Estados Unidos, estaba en crisis porque no se pronunció sobre la intervención militar del Reino Unido en las Malvinas; Estados Unidos había abandonado la “Doctrina Monroe” que inspiraba su política hacia América Latina (“Cualquier ataque de una potencia extracontinental contra una República Sudamericana será considerado un ataque contra Estados Unidos”), optando por su apoyo a Gran Bretaña –potencia extracontinental- a cuya alianza en la OTAN le daba prioridad. Por otra parte, Reagan se había propuesto derribar al gobierno revolucionario de Nicaragua, creando una brigada de “contras” en la frontera de Honduras.

El presidente argentino, contando con la presencia en la Cancillería de un activo y hábil diplomático –Dante Caputo-, restableció las relaciones con Cuba, fomentó la creación del “Grupo de Contadora” como alternativa a la desprestigiada OEA, para impedir la acción de los “contras” y abordó el tema de la deuda que afectaba a todos los países latinoamericanos.

Los días 21 y 22de junio de 1984 se reunieron en Cartagena de Indias, 11 países sudamericanos, representados por sus Cancilleres y Ministros de Economía, bajo la presidencia del mandatario colombiano, Belisario Betancur. Esos países, fueron: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, México, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.

La idea argentina era constituir un “Club de Dudores”, como grupo de presión para negociar con los bancos, países acreedores y el Fondo Monetario Internacional, de modo que reconocieran que vista la magnitud del endeudamiento de América Latina. no eran viables las “fórmulas ortodoxas” de austeridad que frenaban el desarrollo y volvían permanente el endeudamiento. Era necesaria una quita importante del capital y de los intereses.

Esta propuesta había sido elevada, meses antes, al Grupo de los 7, reunido en Londres, de los países más industrializados, sin una respuesta favorable, pues insistían en las recetas recesivas del FMI y la obligación de pagar toda la deuda con sus intereses. No rechazaba la negociación pero esta debía ser bilateral, país por país.  Frente a esta posición intransigente, el Encuentro de Cartagena, mostró la distancia de diversos países de la posición argentina que la mayoría acepto, iniciáncose una negociación caso por caso..

El consenso alcanzado se limitó a establecer un régimen de seguimiento colectivo y consultas. México tuvo que devaluar el peso en agosto de 1976 para obtener préstamos del FMI y los bancos. Los restantes países latinoamericanos, siguieron el mismo caminon, renovando deuda con intereses más altos, recibiendo “fondos frescos” (más deuda) y aplicando medidas recesivas Para pagar. La propuesta alfonsinista de unirse para tener más fuerza en la negociación, había fracasado. El gobierno puso en marcha una reforma monetaria –Plan Austral- para combatir la inflación situada en un 2% mensual (26,8% anual). Se basaba en una “terapia de Schock”: devaluación y congelación de precios y salarios. Mantuvo el crédito a la producción, produciéndose una importante expansión del dinero circulante. El año siguiente se liberaron los precios y salarios y se disparó nuevamente la inflación, sumándose la fuga de capitales atraídos por los altas tasas de interés de Estados Unidos.

Al fracasar el proyecto de “Club de Deudores”, Alfonsín buscó otro camino que será más largo para alcanzar la integración. En marzo de 1985, asumíó la Presidencia de Brasil, José Sarney, dejando atrás 21 años de dictadura militar. El retorno del país vecino a la democracia y el peso de las fuerzas nacionalistas en el nuevo gobierno, motivaron al gobierno de Buenos Aires a proponer al gigante del norte un plan de integración económica bilateral.


                                                                    - III –

Los presidentes Alfonsín y Sarney se encontraron en Foz de Iguazú, el 30 de noviembre de 1985, en la inauguración del puente binacional, “Tancredo Neves”, nombre acordado por ambos gobiernos en homenaje al presidente de la transición que no pudo asumir por padecer una grave enfermedad, sustituyéndolo el Vice Sarney. Neves murió un mes más tarde de la fecha en que debía comenzar su mandato.

Pero el encuentro presidencial tuvo un alcance mucho más amplio que la instancia ceremonial. En la Declaración final trazaron las líneas generales de una política binacional, de proyección continental, que se iría procesando en los años siguientes. El Numeral 7, realiza el diagnóstico de la situación: “Los presidentes coincidieron en el análisis de las dificultades por las que atraviesa la economía de la región, en función de los complejos problemas derivados de la deuda externa, del incremento de las políticas proteccionistas en el comercio internacional, del permanente deterioro de los términos del intercambio, y del drenaje de divisas que sufren las economías de los países en desarrollo”.

El numeral siguiente agrega: “Concordaron igualmente en cuanto a la urgente necesidad de que América Latina refuerce su poder de negociación con el resto del mundo, ampliando su autonomía de decisión y evitando que los países de la región continúen vulnerables a los efectos de políticas adoptadas sin su participación. Por ello, resolvieron conjugar y coordinar los esfuerzos de los respectivos gobiernos para la revitalización de las políticas de cooperación e integración entre las naciones latinoamericanas”.

Y el Numeral 18 de la “Declaración de Iguazú” concluye: “Dentro de ese espíritu expresaron su firme voluntad política de acelerar el proceso de integración bilateral. En armonía con los esfuerzos de cooperación y desarrollo regional, expresaron su firme convicción de que esta tarea debe ser profundizada por los gobiernos con la indispensable participación de todos los sectores de sus  comunidades nacionales, a quienes convocaron a unirse a este esfuerzo, ya que cabe también a ellos explorar nuevos caminos en la búsqueda de un espacio económico regional latinoamericano”.

La semilla del MERCOSUR estaba sembrada pero ambos países no pudieron instrumentarlo de inmediato; el voluminoso endeudamiento los acosaba; la recesión, el desempleo y el déficit fiscal aumentaron mientras la inflación se disparó, perdiendo ambos Estados la capacidad de controlarla, sin sacrificar a la población de menores recursos.

El Mercado Común del Sur fue creado por el Tratado de Asunción, el 26 de marzo de 1991. Los presidentes firmantes fueron: Carlos Saúl Menem, por Argentina; Fernando Collor de Mello, por Brasil; Andrés Rodríguez, por Paraguay y Luis Alberto Lacalle Herrera, por Uruguay.

El instrumento jurídico había sido creado pero la puesta en práctica de sus objetivos fue muy lento en esa década. En 1991 se produjo la desintegración de la Unión Soviética quedando los países subdesarrollados a merced del capital financiero cuyo motor principal se encuentra en Wall Street. Dos años depués, los banqueros llegaron en Washington a un “Consenso” de políticas económicas que exigirían a todos los países que solicitaran préstamos o requirieran inversiones directas y de portafolio: ajuste fiscal, privatización de las empresas públicas, flexibilización laboral y apertura irrestricta al ingreso y salida de capitales, entre otras medidas. La prioridad era pagar la deuda y el FMI, con la colaboración de las Calificadoras de Riesgo se encargó de monitorear el cumplimiento de estas reglas.

Los cuatro países del MERCOSUR se sometieron a las exigencias anteriores. En 1999, Brasil devaluó; Argentina le siguió en  enero del 2002 y Uruguay seis meses después, multiplic´nadose la deuda en moneda extranjera. La causa principal, fue la gran especulación con el movimiento de capitales “calientes” que comenzó en 1997 en los llamados “Tigres Asiáticos”  (Thailandia, Malasia, Indonesia, Filipinas, Taiwán. Hong Kong y Corea del Sur. En 1998, la crisis alcanzó a Rusia. El Primer Ministro de Malasia, Mohamed Mahathir, culpó al mega especulador húngaro-estadounidense, George Soros, de ser responsable de la fuga masiva de capitales que obligaron a una devaluación en cadena de sus monedas.

Sin embargo, Malasia dio al mundo un ejemplo aleccionador. Rechazó el “salvataje” propuesto por el FMI, sobre la base de sus “planes de ajuste” y adoptó un severo control de cambios, deteniendo la fuga de capitales. Las medidas dieron resultado y en un año, Malasia se recuperó, mientras que los otros países afectados de la región, vieron la multiplicación de sus deudas, una prolongada recesión y una mayor dependencia del capital especulativo.


                                                                             - IV –

El Tratado de Asunción establece, para el período de transición de tres años, los siguientes objetivos (Art. 51): a) un Proglrama de Liberación Comercial; b) la coordinación de políticas macroeconómicas; c) un arncel externo común; la adopción de acuerdos sectoriales con el fin de organizar la utilización y movilidad de los factores de producción  y alcanzar escalas operativas eficientes.

En los hechos, en ese momento, era una “declaración de buenas intenciones”, porque cada país, con un insoportable endeudamiento, había recurrido al Fondo Monetario Internacional que había adoptado las “recomendaciones” del Consenso de Washington..

Argentina y Brasil realizaron una reforma monetaria para “contener la hiperinflación”. El primero “ató” el peso al dólar, con una conversión  fija de 1 x 1”. El Banco Central era privado de su potestad de crear dinero, condición que quedaba sjupeditada al ingreso de dólares de modo que si los dólares se fugaban, el país quedaría sin circulante. (Presidente Carlos Menem, Ministro de Economia Domingo Cavallo).

Brasil, por su parte, implementó el “Plan Real” que entró en vigencia el 1º de julio de 1994. La moneda tradicional, el “Cruceiro” fue sustituida por el “Real”. El plan era progresivo y había comenzado en junio del año anterior, con un ajuste fiscal y privatización de empresas del Estado. Le siguió la instrumentación de una “unidad reajustable de valor” (URV), “atada” a la cotización del dólar. Los precios y salarios se reajustaban por el valor de esa unidad. La tercera etapa fue la eliminación del cruceiro a razón de 2750  por cada “Real” estando limitada su emisión al nivel de reservas internacionales (Presidente Itamar Franco, Ministro de Economía Fernando H. Cardoso). Como Argentina, si los dólares se fugaban, se reducía al nivel existente el circulante en moneda nacional).

Em Uruguay, el gobierno del Dr. Luis Lacalle Herrera impulsó una  Ley de Ajuste Fiscal, con severa restricción de los salarios y aumento de impuestos, así como una política cambiaria constituida por dos bandas, una comercial donde el precio del dólar era preanunciado y una banda libre, regulada por la oferta y la demanda. Lacalle suprimió, además, los Consejos de Salarios e intentó vender empresas públicas, propósito que fracasó por el resultado adverso del Plebiscito del 13 de diciembre de 1992.

Julio María Sanguinetti, en su segundo período presidencial -1995-2000-, continuó con la política de “ajuste fiscal” teniendo como prioridad el pago de la deuda externa.

Paraguay, el cuarto miembro del MERCOSUR, para ingresar a esta organización tuvo que librarse del dictador Alfredo Stroessner y esta tarea la cumplió, en febrero de 1989, su consuegro el General Andrés Rodríguez, mediante un incruento Golpe de Estado Militar. Curiosamente, el ex dictador fue exiliado en Brasilia, bajo la protección del gobierno brasilero. Rodríguez llamó enseguida a elecciones, alcanzando la Primera Magistratura, ahora con la etiqueta de presidente constitucional.

La economía tuvo un repunte en los dos primeros años pero la crisis en sus dos vecinos gigantes, contrajo su comercio agroganadero y la gigantesca corrupción hizo el resto. Desaparecieron las reservas de oro sin que hasta hoy se sepa que pasó con 8 mil quilogramos del preciado metal. En 1993, Rodríguez llamó a elecciones resultando triunfante su candidato, el Ingeniero Juan Carlos Wasmosy, presidente del consorcio paraguahyo que participó en la construcción de la Represa Binacional de Itaipú.

Wasmosy contó con el asesoramiento del economista “Chicago Boy” Hernán Buchi, de la Escuela Económica (Neoliberal) de Chicago que implementó el plan económico del dictador chileno Augusto Pinochet. Puso en marcha la privatización de las emoresas públicas pero pronto salieron a luz los negociados del propio Wasmosy y el círculo íntimo de familiares y empresarios que lo rodeaban. En esta pelea por el botín, dividió a su partido, el Colorado, perdiendo el respaldo parlamentario. La economía y las finanzas se desplomaron, y solo un sinfín de maniobras políticas le permitieron llegar al término de su mandato, en 1998.

Los “planes de austeridad” impuestos por el Consenso de Washington y monitoreados por el FMI, síndico del capital financiero occidental dominante, ampliaron la brecha social en América Latina entre ricos y pobres. El 27 de febrero de 1989 se produjo en Caracas un estallido social, cuando el recién posesionado Presidente, Carlos Andrés Pérez, que había llegado a ese cargo con un amplísimo respaldo popular, prometiendo resolver la crisis económica que le habían dejado sus predecesores, Luis Herrera Campins y Jaime Lusinchi (abultado crecimiento de la deuda externa, elevado déficit fiscal e inflación)), decidió aplicar un “paquete económico de shock”, preparado por el FMI, que tocaba todos los aspectos claves de la economía y las finanzas: liberación de precios, control de sueldos y salarios, cambio único libre y flotante, eliminación de aranceles a las importaciones, liberación de las tasas activas de interés, reducción abrupta del déficit fiscal con aumento del precio del petróleo y de las tarifas públicas incluyendo el transporte urbano e interestatal.

El 27 de febrero, el gobierno decretó el aumento, por tres meses, en un 30% de los derivados del petróleo y un 30% las tarifas de transporte, anunciando que, al cabo de este plazo, los aumentos serían del 100%. En forma espontánea, decenas de miles de pobres de las estribaciones montañosas que rodean a Caracas, se volcaron a las calles y hasta el 8 de marzo tuvieron en jaque a la policía y al ejército que salió a reprimir con todos sus medios. Fue una masacre que el gobierno estimó en 270 muertos pero que fuentes extraoficiales sitúan, entre muertos y desaparecidos, más de 3000 víctimas.

Este baño de sangre, realizado para satisfacer “las obligaciones” con la especulación financiera internacional, impactó en la conciencia de vastos sectores sociales, incluyendo a las Fuerzas Armadas. Entre los represores se encontraba un joven oficial de la Brigada de Paracaidistas, el Teniente Coronel Hugo Chavez Frías que, junto con otros compañeros de armas decidieron derrocar al Presidente Pérez. Este intento fue el 4 de febrero de 1882, El Golpe fracasó; Chávez asumió toda la responsabilidad y fue encarcelado. Estuvo dos años sin ser juzgado y el 17 de marzo de 1994, por indulto del Presidente Rafael Caldera, recobró la libertad. Durante este tiempo, su prestigio había crecido exponencialmente entre los pobres de su país y al abandonar la prisión se dedicó a la actividad política, fundó el Movimiento Quinta República, obteniendo –la coalición de izquierda que encabezaba-, una aplastante victoria en las elecciones del 6 de diciembre de 1988, logrando el 56’5% de los votos emitidos. Asumió la Presidencia de Venezuela, el 2 de febrero de 1999.

Durante la campaña electoral, Chávez había prometido la reforma de la Constitución de 1961, si obtenía la victoria. Logrado el triunfo, el 25 de abril convocó un referéndum constituyente que fue aprobado por el 81% de los votos sufragados. La Asamblea Nacional Constituyente aprobó una nueva Constitución que fue ratificada por referéndum, el 20 de noviembre de ese año, por un 71% de los votos.

El nuevo texto constitucional establece la República Bolivariana de Venezuela, amplía los derechos individuales –políticos, económicos, sociales y culturales-, crea un Poder Ciudadano, introduce “Referéndums revocatorios” en la mitad de todos los mandatos ejecutivos, crea una sola Cámara –la Asamblea Nacional-, las “leyes habilitantes” y un programa económico que declara propiedad de la nación los recursos del subsuelo, plataforma marítima y  contrario al interés social la existencia de latifundios. En la misma línea, la Constitución incluye en el TITULO VI (DEL SISTEMA SOCIOECONOMICO -Capítulo I) una serie de principios sobre el Régimen Socioeconómico y la Función del Estado en la Economía. El artículo 299, expresa como definición general: “El régimen socioeconómico de la República Bolivariana de Venezuela se fundamenta en los principios de justicia social, democratización, eficiencia, libre competencia, protección del ambiente, productividad y solidaridad, a los fines de asegurar el desarrollo humano integral y una existencia digna y provechosa para la colectividad. El Estado conjuntamente con la iniciativa privada promoverá el desarrollo armónico de la economía nacional con el fin de generar fuentes de trabajo, alto valor agregado nacional, elevar el nivel de vida de la población y fortalecer la soberanía económica del país, garantizando la seguridad jurídica, solidez, dinamismo, sustentabilidad, permanencia y equidad del crecimiento de la economía, para garantizar una justa distribución de la riqueza mediante una planificación estratégica democrática, participativa y de consulta abierta”.

Es un cambio radical de las constituciones liberales que si bien fueron extendiendo, con el tiempo, los derechos políticos, económicos y sociales, no le dieron el sustento de una plataforma económica que, en la realidad haga posible la existencia de aquellos derechos.

La fecha del ascenso de Chávez a la Presidencia -2 de febrero de 1999-, es clave para comprender todo un movimiento que se extiende por América Latina y el Caribe, (Brasil, Argentina, Bolivia, Uruguay, Ecuador, Nicaragua, Guyana), destinados a romper la dependencia del capital financiero vía deuda externa, proceso o “nueva Época en la cual nos encontramos.

Con las diferencias que tienen las estructuras económicas de cada país, pueden señalarse algunas características comunes: reducción de la deuda externa, defensa y explotación por el Estado de los recursos estratégicos, distribución del ingreso acompasando el crecimiento económico, atención preferente a la educación y la salud, control macroeconómico dentro de límites manejables (déficit fiscal y déficit comercial) política exterior independiente, participación democrática del pueblo, protección de los sectores más débiles de la sociedad, reconocimiento y desarrollo de las culturas originarias, entre otras políticas que se han impulsado, en los países nombrados, en estos 14 años.

En este contexto, el MERCOSUR comienza a andar, aunque la ausencia de una “coordinación macroeconómica” entre sus meimbros, como lo establece el Tratado de Asunción provoca tensiones internas por las prioridades que cada país le otorga a los sectores motores de su economía. La incorporación de Venezuela, en junio de 2012, y la próxima de Bolivia, irán ampliando los vínculos económicos, comerciales, financieros, sociales y culturales que fortalecerán la presencia de América Latina en una estructura global multipolar de intensa competitividad económica, tecnológica y cultural.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

LA CAJA DE PANDORA


El Medio Oriente se ha transformado en una “Caja de Pandora”, que se abre, cada día, para mostrarnos, sorpresas y contradicciones inimaginables.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         Esatados Unidos y Gran Bretaña tuvieron, hasta 1979, con excepción de Iraq, Siria y Egipto, el control económico y político de  esta estratégica región petrolera. El triunfo de la Revolución Islámica, en Irán, fue una derrota estratégica, compensada con la defección de Anwar El Sadat que cambió a Egipto de bando y pasó a proteger la “espalda” de Israel.

Irán se convirtió en el principal enemigo. Su asistencia económica y militar a Hezbollah, en el Líbano y Hamas, en la Franja de Gaza, a través de Siria, le impedía a Israel su objetivo de restaurar el antiguo  Reino de David, como cabecera de puente del imperialismo anglo-norteamericano en la zona.

Otro contratiempo fue la intervención soviética en Afganistán, en 1979. Estados Unidos creó el grupo de militantes islámicos “Al Qaeda”, bajo la jefatura de Bin Laden, miembro de la familia real saudita.”Los hijos de Alá”, triunfaron pero adquirieron conciencia de sus propias fuerzas y quisieron desprenderse de la tutela norteamericana. El ataque a las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono, el 11 de setiembre de 2001, le permitió a Estados Unidos descubrir a un nuevo enemigo, desaparecido ya,, el “peligro comunista”. La emprendieron contra Afganistán pero Al Qaeda, en realidad, no era el enemigo, sino Saddam Hussin que tampoco quería la presencia de Israel en el Medio Oriente. Cayó Saddam  pero los norteamericanos no pudieron establecer el gobierno que querían y al final se lo entregaron a la mauyoría chiita, aliada de Irán.

Esta solución no les agradó a Arabia Saudita, Qatar, los Emiratos Árabes y Bahrein, islámicos sunnitas y socios de Washington y Londres en la explotación petrolera de la región. La “Hermandad Musulmana de Sunnitas” incrementó su organización y aprovechando el desgaste de la dictadura de Mubarak, en Egipto y las acciones del movimiento estudiantil universitario, venció en elecciones limpias. El nuevo gobierno egipcio ofreció enseguida su solidaridad a Hamas, denunciando la política recolonizadora de Palestina por Israel. A un año de haber asumido el gobierno de la Hermandad Musulmana, un golpe de Estado Militar lo derribó y restableció la política exterior de Mubarak que protegía, desde el Sinaí, a Israel.

Pero la “seguridad” de Israel conservaba su flanco débil desde el Líbano, donde opera Hezbollah, y recibe ayuda de Irán y Siria. En consecuencia, era necesario derribar al Presidente, Bachar Al Assad, y colocar allí a un gobierno de la Hermandad Musulmana. Turquía, miembro de la OTAN y que tiene un gobierno de la “Hermandad”, se encargó de esta tarea, organizando la “resistencia democrática” contra Assad y dotando de armamento y recursos financieros proporcionados por Qatar y Arabia Saudita, a dos organizaciones militares, el Frente As Nura y el Emirato Islámico,  dos ramas de Al Qaeda.

Estados Unidos se había comprometido a intervenir directamente para derribar a Assad, pero Obama cambió de posición, después de una reunión con Putin en la Cumbre del G-20, en San Petersburgo, los días 5 y 6 de setiembre de 2013.

De este contacto presidencial, surgieron dos decisiones importantes: la entrega por el gobierno de Siria de todo su arsenal de armas químicas y la posición del nuevo presidente de Irán, de buscar un acuerdo sobre la producción de uranio enriquecido de modo que no comprometa la generación de su Planta Nuclear y al mismo tiempo disipe los temores de Occidente y, particularmente Israel, de su ulización en armamento nuclear.

Rusia venía insistiendo, y es unos de los puntos principales de su política exterior, que una desestabilización del Medio Oriente, con una guerra entre sectores religiosos y sectores laicos sería perjudicial  para los intereses de todos y que era necesaria una acción conjunta para impedir el caos.
El cambio de posición de Estados Unidos fue considerada una traición por el Emirato Islámico y el Frente Al Nusra (también por Turquía), que vieron perdida la oportunidad del derrocamiento de Bachar Al Assad. El ataque de Israel a la Franja de Gaza no es tampoco ajeno a su decepción por este viraje de Estados Unidos.
Presionado por el Partido Republicano, los sectores de derecha de su Partido y el Pentágono, Obama resuelve mostrar sus “músculos” en Ucrania, al apoyar el golpe de una derecha fascista que se estaba preparando en Polonia desde hacía tiempo. El golpe triunfó pacialmente pero la acción rápida de Rusia le permitió recuperar Crimea y evitar la instlación de la OTAN en el puerto de Sebastopol. La resistencia de la población ruso-parlante del este de Ucrania, impidió a los golpistas de Kiev lograr su objetivo de convertir a Ucrania en un espacio anti ruso. Un nuevo fracaso de Estados Unidos.
La impresión de los especialistas estadounidenses es que la Casa Blanca no tiene una clara estrategia en el Medio Oriente y que da “palos de ciego” que están golpeando a sus aliados en la región como Israel, Arabia Saudita, Jordania, Qatar y los Emiratos Árabes, que amenazan convertirse en un “boomerang”. En esta complicada serie, Estados Unidos acaba de sufrir otra derrota en Yemen donde acaba de ser derrocada la dictadura que contaba con su sostén.


La decisión de destruir al Emirato Islámico no cuenta con el apoyo de Gran Bretaña, Turquía y Alemania. La coalición que ha logrado Obama, de países árabes, es muy frágil. El “Califa” Ibrahim, del Estado Islámico de Siria, Iraq y El Levante (ISIS o ISIL), ha sido un hombre de confianza de la CIA, como lo fue Bin Laden, en 1979. Controla la tercera parte de Siria, en el norte y dispone de fuerzas bien adiestradas y un respaldo importante de la población. Los jefes del Pentágono han manifestado que los ataques aéreos no pueden destruirlo y que una intervención terrestre prolongaría la guerra por muchos años, convirtiéndola en un nuevo Vietnam.

Los últimos informes de fuente estadounidense expresan que el objetivo de estos ataques es impedir la consolidación del ISIS en Iraq, no en Siria. Si esto es así, Estados Unidos puede virar nuevamente su política, dándole el apoyo suficiente para derrocar a Bachar Al Assad. Este es lo que piensan los halcones de Israel que amenazan con reanudar los ataques a la Franja de Gaza si no hay un cambio de gobierno en Siria.

Si este objetivo es alcanzado, el siguiente separar al Cáucaso de Rusia. Uno de los jefes militares del Estado Islámico, es checheno. Con una guerra civil en esta zona, estaría en peligro la Federación Rusa y su alianza con China que es, al final de cuenta el enemigo estratégico que amanza su hegemonía mundial.

jueves, 14 de agosto de 2014

EL CONFLICTO PALESTINO.ISRAELÍ


Quizás los libros de historia de mediados del siglo XXI, le llamen “La Segunda Guerra de 100 años”. Ya lleva  66 y fue anunciada por el líder espiritual de la India, el Mahatma Gandhi, poco antes de morir asesinado, en carta al científico judío, Albert Einstein, que le había pedido su apoyo a la creación del Estado de Israel que discutía la Organización de las Naciones Unidas.

A menos de tres años de su instalación, este organismo creado por los “Tres Grandes” –Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética-, aprobó el 29 de noviembre de 1948, el Plan de Partición de Palestina, para la creación de dos Estados, uno judío y otro árabe. Las ciudades de Jerusalén y Belén, no se adjudicaban a ninguno de los dos Estados, permaneciendo bajo control internacional. La votación de esta Resolución de la Asamblea General que lleva el Nº 181, registró 33 votos por la aprobación, 10 abstenciones y 13  en contra.
Todos los países musulmanes votaron en contra. A éstos se sumaron la India y Grecia. De los miembros del Consejo de Seguridad, que cuentan con el poder de veto, tres –Estados Unidos, Francia y la Unión Sovietica, votaron a favor y dos –el Reino Unido y China-, se abstuvieron.
De los países latinoamericanos, 12 votaron a favor –Brasil, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Haití, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela:  Cuba votó en contra; se abstuvieron 5: Argentina, Colombia, Chile, El Salvador y México.
En esta histórica decisión gravitó en forma fundamental, el genocidio de judíos cometido por el nazi-fascismo en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el origen del reclamo judío por un “hogar” para una nación etno-religiosa sin tierra y perseguida, se remonta a varias centurias.
Los judíos perdieron sus tierras cuando el general romano, Tito –luego Emperador Tito Flavio Vespasiano-, los expulsó en el 70 D.C., iniciándose así una Diáspora por Europa y el mundo que finalizó el 14 de mayo de 1948 cuando el Presidente de la Comunidad Judía en Palestina, el polaco David Ben Gurión, proclamó, en el Museo de Historia Natural de Tel Aviv, el nacimiento del Estado de Israel, en el territorio que le había asignado la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Sin embargo, dos organizaciones judíqs –el “Stern” y el “Irgún”, se opusieron a la partición de Palestina reclamando la posesión de todo el territorio de Palestina.
                                            La “Cuestión Judía”
El factor étnico-religioso ha sido en el pueblo judío el principal nexo de cohesión social durante su milenario exilio. Las características del fundamento religioso están expuestos en los “5 Libros” primeros del Antiguo Testamento (“Pentateuco”: Génesis, Éxodo, Moisés, Levítico, Deuteronomio), y la interpretación rabínica de los mismos.
El Deuteronomio resume el pacto del pueblo hebreo con Jehová, su Dios, que es La Ley civil y religiosa de la comunidad, así como su misión histórica. Israel es el pueblo elegido por Jehová: “6 - Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra”.
Luego Jehová le promete a su pueblo, si es fiel a su juramento, la siguiente protección: “17 - Si dijeres en tu corazón: Estas naciones son mucho más numerosas que yo; ¿cómo las podré exterminar? 18 - no tengas temor de ellas; acuérdate bien de lo que hizo Jehová tu Dios con Faraón y con todo Egipto; 19 - de las grandes pruebas que vieron tus ojos, y de las señales y milagros, y de la mano poderosa y el brazo extendido con que Jehová tu Dios te sacó; así hará Jehová tu Dios con todos los pueblos de cuya presencia tú temieres”.
Esta doctrina fue rechazada por el Cristianismo primitivo que coloca en el centro de su mensaje espiritual de redención, a toda la Humanidad y no a un “pueblo elegido” y al castigo como un castigo moral por los errores cometidos y, al mismo tiempo, la misericordia y el perdón como el camino adecuado para reencontrarse con su alma verdadera.
La Iglesia Católica, en Occidente, heredó la estructura política del Imperio Romano y luego se feudalizó, con las invasiones de los pueblos indoeuropeos, convirtiéndose en la fuerza económica y política del nuevo sitema, cuya base material era la tierra. Los judíos fueron confinados en guetos (barrios aislados que no podían salir durante la noche), siendo objeto de vejámenes, burlas y desprecio público.
Los hebreros eran hábiles comerciantes. Ello se debe a que su territorio palestino era un espacio por el cual transitaban frecuentemente mercaderes entre Mesopotamia y Egipto, quienes exportaban aceite , vino, tejidos de lana, cerámicas e importaban metales (cobre y oro),, especias y marfil.
Estas actividades fueron muy reducidas en la Alta Edad Media pero las continuas guerras entre los señores feudales y luego Las Cruzadas a partir del siglo XI, debilitaron, por un lado, el sistema terrateniente que se endeudó y, por el otro, los comerciantes de las ciudades –entre ellos los judíos-, se fortalecieron. Esta tendencia se afirmó en los siglos siguientes y, en el siglo XVI era notorio el poder de los comerciantes y banqueros judíos en Italia, aunque no se libraron de su aislamiento social.
El poder económico de los judíos avanza en paralelo con el avance de la burguesía. El pensamiento burgués se anticipa, en los siglos XVII y XVIII a las revoluciones burguesas. La libertad, la igualdad jurídica y el Estado Laico, garantía de todas las ideas, doctrinas y religiones, serán los principios fundamentales de la nueva clase social triunfante.
En este contexto, se plantea la “Cuestión Judía”.  A Napoleón Bonaparte, como Primer Cónsul en 1800, le correspondió la tarea de establecer el cuerpo jurídico que regulara a la nueva sociedad burguesa. Para ello, convocó a destacados juristas para que codificaran una normativa que, en marzo de 1804, fue promulgada con el nombre de “Código Civil de todos los franceses” y hoy conocido como “Código Napoleón”.
A Napoleón le preocupó la situación de los judíos, confinados en guetos, sometidos a un duro castigo fiscal, execrados por el resto de la sociedad, cuando no quemados en la hoguera, por el uso abusivo de la usura, obligados a identificarse con un gorro amarillo y un brazalete con la estrella de David, con una vida civil comunitaria regida por normas religiosas.
Para resolver el problema convocó, en 1806, siendo ya Emperador, una Asamblea de Notables integrada por rabinos y laicos, a la que sometió un cuestionario. Estaba interesado en saber si se consideraban ciudadanos franceses, si estaban dispuestos a someterse a las normas del Código Civil, si defenderían a Francia en caso de peligro, si aceptaban el matrimonio mixto (con conyuje no judío).
Las respuestas fueron positivas y los judíos se integraron a la vida civil de todos los franceses, protegidos por el Código Civil y fueron habilitados a practicar su culto religioso como las otras religiones, amparados por el Estado Laico (Decreto del 17 de marzo de 1808).
La Comunidad Judía agradeció a Napoleón, expresando “Bendito sea como nunca el Señor Dios de Israel que ha colocado en el trono de Francia a un Príncipe como su corazón. El ha elgido a Napoleón el Grande para ser el instrumento de su misericordia”. (« Béni soit à jamais le Seigneur Dieu d'Israël, qui a placé sur le trône de France, un prince selon son cœur. Il a choisi Napoléon le Grand pour être l'instrument de sa miséricorde”).
El Código Napoleón y la solución ofrecida a la “cuestión judía” tuvo gran influencia en Europa Occidental y en todas las repúblicas nacientes de América Latina en la década de 1810.

La “Filosofía de las Luces” había penetrado en Prusia, bajo el reinado de Federico II “El Grande” (1740-1786), con el nombre de “Aufklärung”. En la Corte se hablaba el francés y durante muchos períodos, Voltaire fue un privilegiado huésped del monarca. Federico es considerado, por su interés en la eduación primaria universal, la ciencia y la técnica, un “Déspota Ilustrado”.
A comienzos del siglo XIX, el pensamiento alemán buscó sus propias fuentes como consecuencia de las guerras napoleónicas y el filósofo  Schelling se remontó a los mitos y leyendas de los primeros germanos medievales como factor aglutinante espiritual de la nación alemana. No obstante, un alumno suyo, Hegel, apeló a la historia de las civilizaciones, llegando a la conclusión que, con el iluminismo, que era el triunfo de la razón, por primera vez la humanidad caminaba “apoyada en su cabeza y no en sus pies”.
La influencia de la filosofía de Hegel fue enorme en la primera mitad del siglo XIX. La complejidad de su reflexión dio lugar a la formación de dos corrientes opuestas: una de izquierda y otra de derecha. En la primera militaron jóvenes filósofos judíos como Bruno Bauer, Max Stirner, Moses Hess y Karl Marx que abordaron el tema que los alcanzaba directamente.
Bauer escribe en su folleto “La cuestión judía”, que cuando en Alemania se reclama la emancipación de los judíos se comete un error porque “en Alemania nadie es libre políticamente”. En consecuencia, los judíos deben luchar por la emancipación política de todos los alemanes y de la humanidad y no por la singularidad de la opresión de los judíos.
Considera que en un Estado Cristiano, el problema es insolubre, porque la esencia de ambas religiones es absoluta. En consecuencia, propone la abolición de las religiones. Si cristianos y judíos reconocen que la evolución humana avanza con el espíritu crítico científico, la oposición puede ser superada.
El trabajo de Marx sobre el mismo asunto, es una respuesta a Bauer, señalándole que comete un error al creer que el hecho religioso desaparecerá  de la vida social en un Estado Laico. En este Estado los hombres pueden ser espiritualmente y políticamente libres pero serán prisioneros de las relaciones clasistas.
La emancipación política y la emancipación humana no son la misma cosa. La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano por la Convención Francesa, en 1791, es la consagración práctica del derecho de propiedad. ¿Qué es el derecho de propiedad? “El derecho de propiedad es el derecho de todo ciudadano de gozar y disponer a su antojo de sus bienes, de sus ingresos, del fruto de su trabajo y de su industria” (Constitución de 1793, art. 16).

Comenta Marx: “Es el derecho a gozar y disponer “a su antojo”, independientemente de los otros hombres, independientemente de la sociedad; es el derecho del egoísmo. Es esta libertad individual, con su aplicación, la base de la sociedad burguesa. Ella le permite al hombre ver en otro hombre no la realización de la libertad sino su limitación”. “La emancipación humana llegará cuando el hombre reconozca y organice sus propias fuerzas como fuerzas sociales y no separe más de él la fuerza social y la fuerza política”.
¿Cuál es el problema verdadero del judío?, se pregunta Marx y responde: “Fijémonos en el judío real que anda por el mundo; no en el judío sabático, como hace Bauer, sino en el  judío cotidiano. No busquemos el misterio del judío en su religión, sino busquemos el misterio de la religión en el judío real”.
“¿Cuál es el fundamento secular del judaísmo? La necesidad práctica, el interés  egoísta. ¿Cuál es el culto secular practicado por el judío? La usura. ¿Cuál su dios secular? El  dinero”.
    “Pues bien, la emancipación de la  usura y del  dinero, es decir, del judaísmo práctico, real, sería la autoemancipación  de nuestra época. Una organización de la sociedad que acabase con las premisas de la usura y, por tanto, con la posibilidad de ésta, haría imposible el judío. Su conciencia religiosa se despejaría como un vapor turbio que flotara en la atmósfera real de la sociedad. Y, de otra parte, cuando el judío reconoce como nula esta su esencia práctica y labora por su  anulación, labora, al amparo de su desarrollo anterior, por la  emancipación humana pura y simple y se manifiesta en contra de la expresión  práctica suprema de la autoenajenación  humana” (Publicado en los “Anales franco-alemanes”, 1844).
                   El “Affaire Dreyfus” y el Sionismo
 La derrota de Francia en la guerra con Alemania, de 1870, provocó en el país una profunda crisis económica y moral, donde campearon los escándalos financieros y la corrupción de políticos, como la quiebra del banco católico “La Unión General”, en 1882 y la Compañía del Canal de Suez, en 1892, en que aparecieron involucrados grandes financistas judíos particularmente el banquero Rothschild.
Estos escándalos que causaron la ruina de decena de miles de ahorristas y la paralización de muchas industrias que dejaron sin trabajo a centenares de miles de obreros, polarizaron el escenario político entre una derecha ultra conservadora, monárquica y antisemita y un centro-izquierda republicano, parlamentario y defensor de una política económica con un Estado fuertemente regulador y distribuidor de la renta nacional.
El periódico de Edouard Drumont, “La libre parole”, se convirtió en el vocero de esa derecha y su panfleto “La France juive” (“La Francia judía”,1886), se transformó en un best-seller.
En este contexto, en 1894, fue detenido, enjuiciado y condenado, el Capitán Alfred Dreyfus, de origen judío y alsaciano, por presunto espionaje a favor de Alemania. El antisemitismo estaba en su nivel más alto. Dreyfus fue degradado y condenado a prisión perpetua en la inhóspita Isla del Diablo en el Caribe, cercana a la Guayana Francesa.
La familia de Dreyfus apeló sin éxito la sentencia pero el año siguiente, el jefe de contraespionaje del ejército, Coronel Georges Picquart, reveló que el verdadero espía era el Comandante Ferdinand Esterhazy, del Estado Mayor. El Tribunal Militar se negó a revisar el juicio a Dreyfus y por el contrario, enjuició a Picquart. También enjuició a Esterhazy pero resultó absuelto; en cambio Pcquart fue condenado.
La sociedad francesa se dividió entre “Dreyfusards” Y “Antidreyfusards” . Políticamente, en la primera categoría estaba la burguesía republicana y la izquierda; en la segunda, la derecha monárquica y católica.
 En 1898, el famoso escritor, Émile Zola, publicó en el periódico “L’Aurore”, un brillante alegato, que tituó “J’Accuse” (“Yo Acuso”), en defensa de Dreyfus, que alcanzó gran resonancia. Todos estos esfuerzos no lograron su objetivo, la liberación del prisionero de la Isla del Diablo, pero a comienzos de siglo, la situación política había cambiado y un indulto presidencial, en 1906, le devolvió no solo la libertad a Dreyfus sino que fue repuesto en el ejército con todos sus grados.
Durante estos acontecimientos, el periodista húngaro, de origen judío, Teodoro Herzl, siguió atentamente en París el juicio y todo el clima que rodeó el “Caso Dreyfus”, llegando a la conclusión que la nación judía necesitaba un Estado, como refugio. En su libro “El Estado Judío” (1896), expuso un plan político detallado del proceso a seguir para alcanzar el objetivo. En la comunidad judía europea no había consenso y no contaba con el apoyo de grandes financistas como Rothschild.
 Herzl desplegó una gran actividad en procura de respaldo a su proyecto y, en 1997, convocó a un Congreso Sionista, que se realizó en Basilea, Suiza. La palabra sionista deriva de “Sión” que es una fortaleza situada en el Monte Sión al sureste de Jerusalén, conquistada por el Rey David al pueblo jebuseo (2 Samuel 5:6-10). Segun el Salmo 87,2, Sión es “el centro espiritual y la madre de todos los pueblos”.
El Congreso aprobó un programa de acción y, para su ejecución, creó la “Organización Sionista Mundial”.  En la sesión del 30 de agosto, adoptó la siguiente resolución: “El sionismo busca establecer un hogar para el pueblo judío en Eretz Israel garantizado en virtud del derecho público.”
Otra resolución, dispuso: “Para el logro de ese objetivo, el congreso considera los siguientes medios prácticos:
“La promoción de asentamientos judíos de agricultores, artesanos y comerciantes en Eretz Israel”.
“La federación de todos los judíos en grupos locales o generales, de acuerdo con las leyes de los diferentes países”.
“El fortalecimiento del sentimiento y la conciencia judía”.
“Medidas preparatorias para el logro de los subsidios gubernamentales necesarios para la realización de los objetivos sionistas”.
Herzl presidió la organización hasta su muerte en 1904, a los 44 años de edad, pero había abierto el camino hacia la utopía de “Eretz Israel, nación moderna, democrática y próspera”.
“Eretz Israel” es la “Tierra de los antiguos reinos de Judá e Israel”, también llamada por la Biblia “Tierra Prometida” por Jehová a Abraham y renovada a Jacob, Isaac y Moisés para “echar de ese país al cananeo, al amorreo, al heteo, al fereceo, al jeveo y al jebuseo” (Éxodo 33:1-3). Comprende un área entre el Mediterráneo, el desierto del Sinaí, las montañas del Líbano y el desierto. Después de la ocupación de ese territorio los romanos le llamaron “Palestina”.
                     El Imperio Británico y la Banca Rothschild
Después de la derrota de Napoleón en Waterloo, en 1815, el Imperio Británico se expandió por todo el mundo controlando directa o indirectamente la política económica de los Estados.
Así como la velocidad del tránsito no es igual en una autopista de cuatro carriles que en una ruta de dos carriles, la velocidad de desarrollo del capital financiero tampoco es igual en un pujante imperio que en un país que aspira a lo mismo pero donde el tamaño de su economía es menor. El simil nos permite comprender la diferencia entre los imperialismos de Gran Bretaña, Francia y Alemania.
Del mismo modo podemos decir que el capital financiero se concentra en la “autopista de cuatro carriles” y en grado menor en las “rutas de dos carriles”.
Esa es la historia de la Banca Rothschild que fue la primera banca internacional.  Fue fundada en Frankfort del Meno (Alemania) por el alemán de origen judío, Amschel Moses Rothschild, con una “tienda de compraventa de monedas”. El negocio fue continuado por su hijo, Mayer Amschel Rothschild que, en 1760, incorporó el canje de oro y plata por billetes (pgarés), expandiendo notablemente sus actividades que alcanzaron repercusión dentro y fuera de fronteras. Tuvo cinco hijos varones que fueron educados en el negocio financiero. En 1795, su hijo menor, Nathan, se instaló con una fábrica textil y luego abrió un banco en Manchester, Inglaterra. Sus otros cuatro, se instalaron en París (Jacob), en Viena (Salomón), en Nápoles (Karl) y el mayor, Armschel, permaneció en Francfort del Meno, en la Casa Matriz.
Las guerras entre Estados obligó a los Rothschild a optar. Primero, lo hicieron por Napoleón hasta la primera abdicación (1814) y, luego, por Gran Bretaña. Aquí, en la segunda mitad del siglo XIX su poder económico se elevó vertiginosamente. Fueron puntales del Partido Conservador y de la Reina Victoria que los introdujo en la nobleza con varias Baronías. A comienzos del siglo XX, la nobleza y burguesía judía inglesa tenía su bancada en la Cámara de los Lores y en la Cámara de los Comunes.
Los Rothschild habían expandido también sus negocios en Estados Unidos que era la gran potencia del futuro. Financiaron al Norte en la Guerra Civil y, junto con John Rockefeller,  Jacob Shiff, Félix Warburg y Nelson Aldrich, crearon en 1913, el Cártel de la Reserva Federal, que es el Banco Central de Estados Unidos dirigido por los banqueros mayoritariamente judíos.
La Banca Rothschild financió la guerra de Gran Bretaña y Francia contra Alemania en la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
El plan estratégico de postguerra del Imperio Británico era el control del Medio Oriente, convertido en la principal fuente de recursos energéticos (petróleo). La potencia más importante de esta región era el Imperio Otomano que perdió la guerra junto con Alemania y el Imperio Austro-húngaro.
El 20 de noviembre de 1917, el Ministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Lord Balfour, dirigió una carta  al Barón  Lionel Walter Rothschild, en la que expresa:
“Estimado Lord Rothschild,:
Tengo el placer de dirigirle, en nombre del Gobierno de Su Majestad, la siguiente declaración de simpatía hacia las aspiraciones de los judíos sionistas, que ha sido sometida al Gabinete y aprobada por él”.
«El Gobierno de Su Majestad contempla favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará uso de sus mejores esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo, quedando bien entendido que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina ni los derechos y el estatuto político de que gocen los judíos en cualquier otro país.»
Le quedaré agradecido si pudiera poner esta declaración en conocimiento de la Federación Sionista.
Sinceramente suyo,
Arthur James Balfour”.

Los vencedores de la guerra -Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos-, decidieron en Versalles (1919), la creación de la Sociedad de las Naciones y, esta organización le otorgó un “Mandato” al Reino Unido de 28 años (1920-1948), para administrar los territorios de Palestina y Transjordania, en el Medio Oriente que habían pertenecido al Imperio Turco Otomano. La “Declaración Balfour” fue incorporada al Tratado que otorgó el Mandato.
En consecuencia, el Imperio Británico, consideraba al movimiento sionista un aliado estratégico en su política de hegemonía de la rica región del Medio Oriente. El sionismo dejó de ser una reivindicación de los derechos de una nación trashumante para convertirse en la “playa de desembarco” de un proyecto imperial británico que, después de la Segunda Guerra Mundial, retomó el imperialismo estadounidense y que, en la actualidad es plenamente vigente. Ello explica el conflicto que horroriza a la humanidad.
                                          ¿UN CONFLICTO SIN SOLUCIÓN?
El tiempo del 1900 no era el tiempo de 1945. El antisemitsmo estaba en retroceso. El experimento nazi-fascista había sido derrotado, Hitler se había suicidado y Mussolini, fusilado por los guerrilleros. Los principales jerarcas nazis, ahorcados. ¿Qué sentido tenía crear iun “Estafdo Judío”? ¿Por qué los judíos franceses, ingleses, estadounidense o de cualquier parte del mundo que tenían sus nacionalidades, con todos sus derechos, como todo ciudadano, garantizados por las leyes, tenían que disponer de un Estado, exclusivamente judío? ¿No era inevitable la resistencia de quienes iban a ser expulsados de sus tierras?
El Mahatma Gandhi, líder espiritual de los hindúes, había advertido sus consecuencias en 1938, cuando la emigración a Palestina avanzada rápidamente amparada por los bayonetas británicas y, en 1947, le reiteró los mismos argumentos al eminente Albert Einstein:
“Palestina pertenece a los árabes de la misma manera que Inglaterra pertenece al Inglés o Francia a los franceses. Es incorrecto e inhumano imponer los Judios a los árabes. Lo qué está pasando hoy en Palestina no puede ser justificado por ningún código moral de conducta. Los mandatos [de Gran Bretaña sobre Palestina] no tienen ninguna sanción, sino la de la última guerra. Seguramente sería un crimen contra la humanidad reducir a los árabes orgullosos para que Palestina pueda ser restaurada a los Judios, en parte o en su totalidad como su hogar nacional”.
“El curso más noble sería insistir en un tratamiento justo de los Judios dondequiera que han nacido y criados. Los Judios nacidos en Francia son franceses precisamente en el mismo sentido que los cristianos nacidos en Francia son franceses. ...”
En abril del mismo año, Einstein pronunció un discurso con motivo de un acto organizado por el Comité Nacional de Trabajo para Palestina. Reconocía que ‘el pueblo judío ha contraído una deuda de gratitud con el sionismo. “El movimiento sionista ha revivido entre los judíos el sentimiento comunitario, y ha llevado a cabo un esfuerzo que supera todas las expectativas. Einstein también reconocía que los judíos se encontraban en una situación difícil en Palestina (‘los campos que se cultivan durante el día han de tener protección armada durante la noche, a causa de los ataques de bandidos árabes fanáticos’). Pero Einstein tenía algo más que decir:
 “Quiero agregar unas pocas palabras, a título personal, acerca de la cuestión de las fronteras. Desearía que se llegase a un acuerdo razonable con los árabes sobre la base de una vida pacífica en común; me parece que esto sería preferible a la creación de un Estado judío. Más allá de las consideraciones prácticas, mi idea acerca de la naturaleza esencial del judaísmo se resiste a forjar la imagen de un Estado judío con fronteras, un ejército y cierta cantidad de poder temporal, por mínima que sea. Me aterrorizan los riesgos internos que se derivarían de tal situación para el judaísmo; en especial los que surjan del desarrollo de un nacionalismo estrecho dentro de nuestras propias filas, contra el que ya hemos debido pelear con energía, aun sin la existencia de un Estado judío”.
No obstante estas observaciones, Einstein apoyó la creación del Estado de Israel, en 1948 pero en diciembre hizo un llamado de alarma en una carta enviada al New York Times, junto con otros destacados intelectuales como Hanna Arendt y Sydney Hook, ante la recepción que había tenido en la colectividad judía estadounidense, el sionista de ultra derecha, Menachem Begin que se presentaba a las próximas elecciones de su joven país como candidato al Knesset (Parlamento), postulado por el “Partido de la Libertad” que había fundado a estos efectos. “Un fenómeno perturbador en el recién creado Estado de Israel es la formación del “Partido de la Libertad”, un partido político estrechamente afin, en sus métodos de organización y en su filosofía política y social a los partidos nazi y fascista. Esta formado por los miembros y seguidores del Irgun Zvai Leumi una organización chauvinista, de extrema derecha y terrorista de Palestina. La visita de su líder, Menachem Begin a Estados Unidos tiene el evidente propósito de lograr el apoyo de los judíos estadounidenses en las próximas elecciones en Israel y fortalecer los lazos políticos con los sectores sionistas conservadores de Estados Unidos. Numerosos estadounidenses de reputación nacional han dado la bienvenida a Begin y esto es inconcebible en quienes han combatido al fascismo en todo el mundo”.
Einstein y sus compañeros judíos antifascistas no se equivocaban. El Partido Herut, luego convertido en Likud, liderado por Begin, extrema derecha del sionismo, se fue fortaleciendo mientras se debilitada el Partido Laborista (sionismo socialdemócrata), fundado por David Ben Gurión. En 1977, Menachem Begin se convirtió en Primer Ministro y su partido impulsó la nueva estrategia puesta en marcha en 1967, de ocupar toda Palestina. En 1979, Menachem Begin recibió el Premio Nobel de la Paz por el Acuerdo logrado con el Presidente de Egipto, Anuar el Sadat. Por este Tratado, Egipto reconoció al Estado de Israel.
La política de Israel, que ha ignorado todas las resoluciones de las Naciones Unidas de retirarse de los territorios ilegalmente ocupados, fue condenada por la Asamblea General de la ONU, el 10 de noviembre de 1975. Ese día, la Asamblea aprobó la Resolución Nº 3379, Declara que el sionismo es una forma de racismo y discriminación racial”.. Fue aprobada por 72 votos, 32 abstenciones y 35 votos en contra.
La política imperialista de Israel, ha sido condenada por personalidades como Nelson Mandela, el Obispo Desmond Turu, James Carter y Noam Chomsky, entre otros.
El ex Presidente de Estados Unidos, publicó el libro “Palestina Paz, no Apartheid” (2006- Simon & Schuster). Carter dice: “Cuando menciono la palabra Apartheid no estoy sosteniendo lo que ocurre dentro de Israel donde no hay semejanza con el Apartheid sino cuando ocupan la tierra que corresponde a los palestinos. No hay duda que dentro de los territorios ocupados de tierra palestina hay un ejemplo horrendo de Apartheid: la confiscación de tierra que no pertenece a Israel,. la construcción de asentamientos y la colonización de esa tierra y luego la conexión de esos aislados y múltiples asentamientos, más de 200 de ellos con sus carreteras sobre las cuales ningún palestino puede viajar y a menudo por las que ni siquiera pueden cruzar. Así que la persecución de los palestinos, ahora en los territorios ocupados por la potencia ocupante, es uno de los peores ejemplos de privación de los derechos humanos que yo sepa, peor de lo que ha ocurrido en Ruanda”.
La independencia del Estado Palestino fue proclamada, en Argel, el 15 de noviembre de 1988, durante su exilio, después de la evacuación de la Organización de Liberación de Palestina (OLP), del Líbano, en 1982. La proclama establecía, para el nuevo Estado, el territorio asignado por la Resolución Nº 181 de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 1947, lo que implicaba el tácito reconocimiento del otro territorio asignado en la misma Resolución para la creación de un Estado Judío, partición que la OLP siempre había rechazado.
Fue un cambio de estrategia colosal de la OLP, encabezada por Yasser Arafat. Promovió de inmediato, por la diplomacia de Estados Unidos y la Unión Soviética, la convocatoria de una conferencia cuatripartita –OLP, Israel, EE.UU y la URSS-, que se realizó en Madrid en 1991 y que fijó una segunda fase que se realizó en Oslo, la que culminó con un Acuerdo entre la OLP e Israel sobre el gobierno de los territorios ocupados: para las funciones internas de administración y seguridad, en Cisjordania y la Franja de Gaza, se creaba una Autoridad Nacional Palestina que sería ejercida por la OLP; Israel, por su parte, se encargaba de las Relaciones Exteriores, la Defensa y los asentamientos. Los acuerdos establecían asimismo un período de cinco años para alcanzar la Paz Permanente, período en el que se resolverían tres cuestiones fundamentales: los asentamientos israelíes, la soberanía sobre Jerusalén y el retorno de los palestinos desplazados de las tierras que la ONU asignó a Israel.  En esos cinco años no hubo acuerdo pues Israel se negó a hacer concesiuones en los tres aspectos señalados.

No obstante, los pasos hacia un Estado Palestino habían sido dados y la Asamblea General de las las Naciones Unidas, el 30 de noviembre de 2012, lo reconoció como “Estado observador no miembro”, con su fronteras anteriores a la “Guerra de los Seis Días”, de 1967. No es miembro porque para ello se necesita la aprobación del Consejo de Seguridad y Estados Unidos, que tiene poder de veto, se opone a este reconocimiento. No obstante, desde el 31 de octubre de 2011 es miembro pleno de la UNESCO. En esta oportunidad, Estados Unidos se opuso, amenazando con retirarle su contribución al Presupuesto de la Organización.
El Estado Palestino fue reconocido por 94 países luego de su proclamación, en Argel, en 1988, y 133 al ser reconocido por la Asamblea General de las Naciones Unidas (Resolución Nº 67/19), como “Estado observador no miembro”, en el 2012. Uruguay reconoció al Estado Palestino como “libre e independiente”, en el 2010 pero hasta el día de hoy no tenía representación diplomática, situación que acaba de concluir con la designación de un embajador.
El 17 de julio, fui invitado por CX 36 “Radio Centenario”, para hablar del conflicto y manifesté que no creía en una solución a corto plazo pero que ella vendría con un cambio de las relaciones de fuerza globales. Mi argumento es que mientras Estados Unidos conserve su hegemonía mundial, el Medio Oriente e Israel, como su “cabecera de puente”, es un objetivo estratégico fundamental por su riqueza petrolera y porque desde este espacio puede desestabilizar a Rusia y frenar el fortalecimiento del eje Euroasiático (Rusia y China), que está amenazando su hegemonía.
“La verdad está en los hechos” dice un proverbio chino y la sucesión de acontecimientos, algunos de los cuales he señalado en este escrito, demuestran en exceso que la posición de Israel sería insostenible sin el apoyo político y militar que recibe de Estados Unidos.

FUENTES:


Gandhi dice “no” al Estado judío:




Resolución Nº 3379 de la Asamblea General de las Naciones Unidas: Eliminación de todas las formas de discriminación racial: