domingo, 10 de enero de 2010

EL GRAN CERO

Por PAUL KRUGMAN

Tal vez lo sabía, en un nivel inconsciente, instintivo, que sería una década que era mejor olvidar. Cualquiera sea la razón, en esta primera década del nuevo milenio, no nos hemos puesto de acuerdo sobre cómo calificarla. Sea lo que sea. (Sí, sé que estrictamente hablando, el milenio no empezó hasta el 2001. ¿Realmente importa?)

Pero desde el punto de vista económico, sugiero que llamemos a la última década, el Gran Cero. Fue una década en la que nada bueno ocurrió, y ninguna de las cosas que los optimistas suponían que sucederían, resultaron ciertas.

Fue una década en relación con el empleo, básicamente cero. OK, el número de empleos para diciembre de 2009 será ligeramente superior al de diciembre de 1999, pero sólo ligeramente. Y el empleo en el sector privado ha disminuido siendo la primera década, según el registro, en la que esto pasó.

Fue una década con cero ganancias económicas para la familia típica. En realidad, incluso en el auge del alegado “Boom Bush", en 2007, el ingreso promedio por hogar ajustado por la inflación fue menor de lo que había sido en 1999. ¿Y saben lo que pasó después?

Fue una década de cero ganancias para los propietarios de casas, incluso si las compró a principios: ahora los precios de la vivienda, ajustados por inflación, son más o menos los que estaban al comienzo de la década. Y para aquellos que compraron a mediados de la década - cuando todas las personas serias advertían que los altos precios de las viviendas no tenían ningún sentido, que estábamos en medio de una burbuja gigante - Bueno, siento su dolor. Casi una cuarta parte de todas las hipotecas en Estados Unidos, y el 45 por ciento de las hipotecas en la Florida, están sumergidas, y sus propietarios con deudas más grandes que el valor de sus casas.
Última y no menos para la mayoría de los estadounidenses - y un gran problema para las cuentas de los jubilados, por no hablar de los “Gurúes” de la televisión financiera - fue una década de cero ganancias para las acciones, incluso sin tener en cuenta la inflación. ¿Recuerdan la emoción cuando el Dow Jones alcanzó los 10.000 primero, y libros como el best-sellers "Dow 36,000", predijo que los buenos tiempos simplemente seguirían rodando? Bueno, eso fue en 1999. La semana pasada el mercado cerró en 10.520.

Así que hubo un montón de nadas en las medidas del progreso económico o el éxito. Es curioso lo que pasó.

Porque cuando la década comenzó, había una abrumadora sensación de triunfalismo económico en los negocios de Estados Unidos y en las instituciones políticas existía la creencia de que - más que nadie en el mundo - sabíamos lo que estábamos haciendo.

Permítanme citar un discurso que pronunció Lawrence Summers, entonces Subsecretario del Tesoro (y ahora el principal economista de la administración Obama), en 1999. "Si me preguntan por qué el sistema financiero estadounidense tiene éxito", dijo, "al menos mi lectura sería que no hay innovación más importante que la de los principios de contabilidad generalmente aceptados: significa que cada inversor llega a ver la información presentada sobre una base comparable, que hay una disciplina en la dirección de las empresas en la forma de informes y seguimiento de sus actividades ". Y agregó: “hay un proceso continuo que es realmente lo que hace que nuestro mercado de capital y el trabajo sean estables”.

Esto es lo que el Sr. Summers - y, para ser justos, casi todos los sectores políticos creían en 1999: la contabilidad de las empresas de Estados Unidos son transparentes, lo que permite a los inversores tomar buenas decisiones, ya que hay disciplina y comportamiento responsable en su administración cuyo resultado es un estable y buen funcionamiento del sistema financiero.
¿Qué porcentaje de todo esto resultó ser verdad? Cero.

Sin embargo, ¿cuál fue lo verdaderamente impresionante de los últimos diez años? Nuestra falta de voluntad, como nación, de aprender de nuestros errores.

A pesar de que la burbuja se desinfló, los banqueros e inversores crédulos empezaron a inflar una nueva burbuja en la vivienda. Incluso después de los casos famosos, de compañías como Enron y World.Com que se demostró que habían sido empresas con fachadas acorazadas, construidas sobre contabilidades falsificadas, los analistas e inversores creyeron en la fortaleza financiera de los activos de los bancos haciendo con gran bombo inversiones que no entendían. Incluso después de provocar un colapso económico global, y teniendo que ser rescatados a costa de los contribuyentes, los banqueros no perdieron el tiempo dirigiéndose a la compra de bonos con un apalancamiento excesivo.

Luego están los políticos. Incluso ahora, es difícil encontrar demócratas, incluyendo al presidente Obama, que ofrezcan una completa crítica de las prácticas que nos metieron en el lío en que estamos. Y en cuanto a los republicanos: ahora que su política de recortes de impuestos y de desregulación nos han conducido a un atolladero económico, su receta para la recuperación sigue siendo los recortes de impuestos y la desregulación.

Así que permítanme decir adiós a esta década con un Gran Cero pues en ella no hemos conseguido nada. ¿La próxima década será mejor? Permanezcamos atentos. Ah, y ¡Feliz Año Nuevo!
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The New York Times
December 28, 2009

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