sábado, 20 de noviembre de 2010

LA EUROZONA Y LA UNIÓN EUROPEA EN DIFICULTADES

PARADOJA HISTÓRICA

La realidad nos da sorpresas todos los días. ¿Quién podía pensar que después de la desaparición de la República Democrática Alemana y la unificación de todo el Estado alemán, como locomotora de arrastre no sólo de los países menos desarrollados de Europa Occidental, sino de los que abandonaron presurosos el socialismo, ia Zona Euro iba a entrar en una profunda crisis que amenaza su existencia?

Sin embargo, la historia de la post Segunda Guerra Mundial, nos puede ayudar a comprender lo que hoy ocurre.

El compromiso asumido por las tres potencias vencedoras de la Alemania nazi –Estados Unidos, la URSS y Gran Bretaña- en las Conferencias de Yalta (febrero de 1945) y Potsdam (julio-agosto de 1945) fue construir una Europa pacífica, basada en la cooperación y el beneficio mutuo. Faltaba definir el futuro de Alemania que había sido históricamente enemiga de Gran Bretaña y de la URSS. La mejor solución era su unificación y neutralización, en el marco de un Tratado de Seguridad Europea, firmado por todos los países. La base de esta solución era el equilibrio de fuerzas estratégicas entre la URSS y Estados Unidos, con dos sistemas sociales antagónicos.

Pero este equilibrio fue roto por el exitoso experimento de la bomba atómica en el desierto de Los Álamos, Nuevo México, el 16 de julio de 1945, y el posterior lanzamiento de sendas bombas en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, el 6 y 9 de agosto de 1945, respectivamente. A partir de este acontecimiento trascendental, que le proporcionó a Estados Unidos una excepcional ventaja estratégica militar sobre la URSS, Washington , inició una política de “chantaje” para cambiar las políticas acordadas en las conferencias mencionadas. El objetivo era cercar militarmente a la Unión Soviética con bases militares y obligarla a una carrera armamentista de desgaste, cuando debía destinar sus recursos, volcados anteriormente al esfuerzo de guerra, a la reconstrucción de toda su zona europea prácticamente destruida. La idea de exagerar el “peligro del comunismo”, fue reconocida, después de la desaparición de la URSS, por Estados Unidos. Antes lo había hecho el Embajador y sovietólogo, George F. Kennan, asesor en 1946 del Departamento de Estado y uno de los autores de la nueva doctrina de “contención”.

Esta política de “contención del comunismo” tenía un gran inconveniente: no se podía confiar ni en Francia ni en Italia porque tenían dos poderosos partidos comunistas; la única barrera firme era Alemania recién derrotada. Alemania se encontraba dividida en cuatro zonas (tres occidentales ocupadas por las tropas de EE.UU., G. Bretaña y Francia, y la oriental ocupada por el Ejército Rojo) mientras las potencias ocupantes discutían su estatuto definitivo. Estados Unidos y G. Bretaña decidieron, unilateralmente, hacer de las tres zonas occidentales, unificadas, la “barrera de contención” que exigía su nueva estrategia de post guerra. Para ello, se necesitaban dos cosas: una recuperación acelerada de su economía y el rearme de su ejército, a cuyo frente estaría la oficialidad nazi. La primera medida, fue adoptar una nueva moneda –el Deutchmark-, en 1947, para las tres zonas occidentales (rompiendo, sin acordar con la parte soviética, el área monetaria de las cuatro zonas, regida por el Reichmark), luego le siguieron el Plan Marshall en 1948, la creación de la República Federal Alemana en 1949 y, el mismo año, el Tratado (militar) del Atlántico Norte (OTAN), bajo comando norteamericano. La URSS respondió creando la República Democrática Alemana, en 1949, y el Pacto (Militar) de Varsovia, en 1955.

Quedaba un punto: el histórico litigio entre Alemania y Francia por la región carbonífera del Ruhr y los estrategas de la doctrina de la “contención” encontraron la solución: el carbón y el acero debía ser explotado en forma conjunta por ambos países. Este acuerdo, firmado en 1951, al que se agregaron Italia y los países del Benelux, dando lugar a la CECA, fue la matriz de la Unión Europea y del bloque político-eonómico-militar atlántico. Entre 1946y 1851 –quedó completado el esquema “defensivo” contra la URSS y la “amenaza comunista”.

Este bloque euro-occidental tuvo dificultades en consolidarse porque Francia, principalmente, enfrentó el proceso de la descolonización, hasta la crisis de Argelia y la llegada del General De Gaulle al poder en 1958 (que evitó el golpe de Estado militar contra la IV República)–opuesto al fortalecimiento de Alemania-y la instauración de la V República que estableció un fuerte presidencialismo.

La desaparición de ka República Democrática Alemana en 1989, fue vista con malos ojos por Francia, así como el fracaso del golpe de agosto de 1991 contra Gorbachov. Francia siempre temió el poder de una Alemania unificada. Gran Bretaña también. Sin embargo, Alemania pudo llegar a realizar el viejo proyecto de Bismarck, después de su victoria sobre Francia en la Guerra de 1870, de hacer de su país el centro económico de Europa.

Sobre la base de una moneda fuerte –el Deutchmark- Alemania, luego de alcanzar un acuerdo con Francia- pudo lograr su máximo objetivo: el euro, la moneda única europea y un Banco Central Europeo bajo su control. Esta moneda aparecía como rival del dólar como moneda de reserva frente al ostensible debilitamiento de la divisa norteamericana.

No obstante, su fortaleza resultó solo aparente y, a nuestro entender, por tres razones, lo que explicaría la crisis actual:

1) – Existe una enorme masa de dólares circulando en el mundo, de mercado en mercado,que el Presidente de Francia, De Gaulle ya denunciaba en febrero de 1965-, en poder de los grandes especuladores donde los bancos son el núcleo principal. Estos capitales son creadores de grandes burbujas especulativas, especialmente inmobiliarias. Esta inversión eleva los precios de los inmuebles a niveles que escapan a toda racionalidad y llega un momento en que se satura la plaza, se paralizan las ventas y la construcción, comenzando una desocupación obrera en esta industria, que se traslada a otras ramas, cae la demanda, los bancos tienen dificultades en recuperar su dinero, aumenta el déficit fiscal por el estancamiento o la recesión de la economía, los bancos anuncian pérdidas y quiebras y esta espiral descendente se profundiza más y más. En esta situación, todo el sistema bancario es cómplice y beneficiario de la crisis, por el salvataje que le proporcionan siempre los gobiernos, para evitar la pérdida de los ahorristas. La crisis de México de 1994, de Argentina en 1995, de los “Tigres” asiáticos en 1997, de Rusia en 1998, de Brasil en 1999, de Argentina nuevamente en el 2001, y la de Estados Unidos, corazón del sistema, de 2008, que llega hasta nuestros días, tienen el mismo origen: la gran especulación financiera. Los capitales calientes (“Hot money”), antes de que estalle la burbuja abandonan el país por lugares más seguros, vaciando los bancos y las reservas monetarias de los bancos centrales, dejándolos en cesación de pagos. La desocupación,en la Eurozona es cercana a los 20 millones (en España, 5 millones) y en toda la Unión europea, 25 millones. El promedio es más del 10% de la fuerza laboral activa; en España es del 20% (encabeza el grupo) y le sigue Irlanda, con el 16%.

2) El euro, como moneda única de la eurozona, hace más rígida la política monetaria que dirige el BCE que ha quitado esa atribución a los B.Centrales nacionales; les impide a los gobiernos devaluar ajustando el valor de la moneda a la contracción económica y tienen que ir directamente a la rebaja de los salarios, lde las jubilaciones y todos los beneficios sociales. La devaluación tiene este mismo efecto pero al estimular las exportaciones dinamiza el comercio y evita el estancamiento.

3) La devaluación del dólar y la defensa que hacen Alemania y Francia del euro e Inglaterra de la libra esterlina, para no devaluar sus créditos y mantenerse como grandes plazas financieras acreedoras, afectan la competitividad comercial extra zona y dificulta la amortización de las deudas intra zona. Las consecuencias de estos factores combinados llevan a una paralización de la economía y a una crisis social en espiral en países como Irlanda, Portugal, España, Gracia e Italia, asfixiados por las cuentas en rojo, lo que produce una gran grieta en la eurozona y, eventualmente, en la Unión Europea, amenazando su existencia, si algunos de esos países, se resiste (o la protesta social los oblihga –eventualidad muy escasa- a endurecer más las medidas contra el pueblo, como exige el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, síndicos del capital financiero.

En 1991, la prosperidad de Alemania ejercía una atracción centrípeta sobre toda Europa, que veían en el país derrotado en 1945, el gran sol económico, rodeado de satélites también prósperos. Hoy, la situación se ha invertido: la opresión financiera ha llegado a tales extremos que están gatillando las fuerzas centrífugas de los satélites aplastados por las deudas y privados de soberanía económica, hipótesis que hasta hace pocos años era absolutamente insospechable.

Ruiz Pereyra Faget

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