lunes, 14 de noviembre de 2011

EL DEBATE SOBRE LA CRISIS ACTUAL

Economistas y políticos discuten sobre las causas y soluciones a la crisis financiera y económica actual.

En la reciente Cumbre del G-20, realizada en Cannes, 4 de noviembre pasado, la Presidente de Argentina, Cristina Fernández, expresó conceptos muy duros, sin ningún eufemismo protocolar, que vale la pena recordar:

“Tengamos una real comprensión del mundo en el que estamos. No nos equivoquemos y sepamos que, si la crisis se profundiza, van a empezar a cuestionarse las democracias y las formas políticas actuales. Europa tiene una historia en esto, de cómo surgen gobiernos totalitarios en medio de crisis económicas que no pueden resolverse. Creo que estamos a tiempo. No quiero ser dramática ni tremendista, ni sembrar pánico, porque no es mi misión y tampoco lo creo. Todavía estamos a tiempo de establecer soluciones, pero soluciones que tengan que ver con la regulación de aquellos que han ocasionado el problema, de los mercados financieros... Lo que estoy proponiendo es volver al capitalismo en serio, porque esto que estamos viviendo no es capitalismo, es un anarcocapitalismo financiero total, donde nadie controla nada. Resulta que tenemos que controlar a los países a ver cómo ajustan. Por favor, regulemos a los que verdaderamente tenemos que regular”

Los economistas neokeynesianos como Stiglitz y Krugman, estarán satisfechos y exclamarán: “Son nuestras ideas que pasan!”.

Los conceptos de la mandataria sobre “regulación financiera” y “capitalismo en serio” quizás no sean una manifestación de su pensamiento intimo pues aclaró previamente que podrían ser una sorpresa para quienes conocen sus ideas juveniles. No obstante, al hablar como jefa de Estado de un país capitalista “en desarrollo”, y en el contexto de una política de su gobierno que procura intensificar la industrialización y poner límites a la hegemonía secular de la oligarquía de comerciantes exportadores, terratenientes y banqueros de su país, la observación vertida en la Cumbre, es pertinente.

Sin embargo, los economistas de la escuela marxista, discrepan con este enfoque de la crisis. Partiendo de la observación histórica, de las leyes económicas descubiertas por Marx y del análisis realizado por Lenin, en 1916, en “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, concluyen que la actual crisis es estructural y marca una etapa “senil” del capitalismo occieental.

Históricamente, el capitalismo se ha desarrollado en cuatro etapas: 1) Capitalismo comercial, desde el siglo XVI a finales del s. XVIII; 2) Capitalismo Industrial, desde este fin de siglo hasta el tercer cuarto del siglo XIX; 3) Capitalismo Financiero Monopolista desde el último cuarto del siglo XIX hasta finales de la década de 1960, con regulación monetaria –patrón oro- y bancaria; 4) Capitalismo Financiero Monopolista desde comienzos de 1970 hasta nuestros días, sin regulación monetaria ni bancaria.

Estos hechos muestran que el capitalismo comercial creó el capitalismo industrial y luego aquél dependió de éste. Del mismo modo, el capitalismo industrial creó el capitalismo financiero y hoy depende de éste que ejercer la hegemonía de todo el sistema.

Al estudiar la economía capitalista en el siglo XIX, Marx expuso, por primera vez, la composición orgánica del capital. Señaló cómo el desarrollo capitalista está marcado por una avance permanente del capital constante (Trabajo muerto-maquinaria y tecnología) sobre el capital variable (trabajo vivo) y la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. De acuerdo a este proceso, el capital busca no solo recuperar, sino superar en breve tiempo, las ganancias, mediante la expansión del capital ficticio, es decir, una montaña de papeles objeto del “juego especulativo”, cuyo instrumento son las bolsas de valores.

En mi opinión, la pretensión de limitar el poder de los bancos, que dominan ampliamente el sistema económico, es una ilusión, porque ignoraríamos el correlato entre el poder económico y el poder político en la sociedad capitalista. Veamos, simplemente, quienes financian las candidaturas presidenciales, y de senadores y diputados, en Estados Unidos, para entender rápidamente este asunto.

Por las mismas razones, tampoco tiene viabilidad la “Tassa Tobin”, propuesta hace cuatro décadas por un economista que admitió que si los países más poderosos no la aceptaban, no daría resultado.

Los grandes bancos son los usureros de los Estados. Estimularon el endeudamiento y ahora los estrangulan.

La única solución a estas deudas, de Estados, empresas y consumidores, es la condonación a niveles que permitan su amortización, liberando recursos para la producción de bienes. En este proceso de reactivación del aparato productivo, el Estado tiene que tener la iniciativa directa.

Los bancos rechazan, naturalmente, esta solución, porque conllevaría una pérdida enorme del capital ficticio que han acumulado.

Esta explosiva contradicción entre intereses sociales y particulares contrapuestos, conducirá a reiteradas crisis políticas y guerras, mientras se consolida el crecimiento el polo capitalista alternativo qie se está construyendo en Oriente.

De lo que estoy convencido, es que la hegemonía del capitalismo occidental, ha entrado en una fase agónica, caracterizada por un estancamiento económico de larga duración, pasando a ocupar, en los próximos 15 o 20 años un segundo lugar, dependiente del nuevo polo capitalista, actualmente en desarrollo.

1 comentario:

  1. Estimado Ruiz:
    Como veras recién hoy-3/12- leí tu publicación del 11/11, pero creo que sigue en total vigencia.
    Daría para charlar un rato, de cualquier manera me gustaría me aclararas:
    porque 15-20 años?
    que entiendes por capitalismo Oriental?
    Abrazo
    Yamandú Gillman
    gillman@chasque.net

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