miércoles, 18 de mayo de 2011

JOSÉ ARTIGAS

Por Gutemberg Charquero**


En el Río de la Plata el movimiento insurreccional comenzó con la denominada Revolución de Mayo de 1810, en Buenos Aires, cuyo objetivo ini¬cial fue el de liberarse de la asfixia económica que significa¬ba el monopolio impuesto por España para vincular su destino económico al comercio británico. El carácter oligárquico del movimiento de Mayo no impidió su rápida propagación a toda la región que conformaba el Virreinato del Río de la Plata. Esto significó la incorporación a la lucha de los sectores popu¬lares, que le imprimieron a ésta objetivos democráticos y económicos no previstos por sus iniciadores.

En la Banda Oriental provoca reacciones opuestas que expresan el antago¬nismo existente entre Montevideo, reducto de la oligarquía española y criolla, y la campaña (el medio rural). Mientras éste apoya a la Junta Provisional que en Buenos Aires ha sustituido al virrey de España, Montevideo opta por el no reconocimiento. Esto determinó una ruptura político-administrativa por cuanto Buenos Aires era la capital del Virreinato a la que las autoridades de Montevideo estaban subordinadas. La ruptura llevó a un enfrentamiento militar entre Buenos Aires y la campaña oriental por un lado y Montevideo por otro.



Artigas y sus ideas


Es en este momento que irrumpe en la historia uruguaya José Ar¬tigas, una de las figuras más relevantes de la revolución lati¬noamericana. Además de jefe militar del ejército popular orien¬tal, fue el líder y el intérprete de las aspiraciones y necesi¬dades de los pueblos rioplatenses.

En los diez años que abarca su actuación al frente del movimiento independentista y revolucionario, luchó primero contra los españoles, popularmente denominados godos, luego contra las autoridades de Buenos Aires que que¬rían imponer su hegemonía sobre las provincias y, finalmente, con¬tra los portugueses. Éstos, que en complicidad con la oligarquía porteña
habían ocupado militarmente la Banda Oriental en 1816, lo derrotaron en 1820. Artigas se exilió en el Paraguay, donde permaneció hasta su muerte en 1850, rehusando retornar al Uruguay pese a reiterados ofrecimientos que se le formularon.

Diversos documentos recogieron las ideas fundamentales de Artigas para la organización de las provincias rioplatenses. Uno de ellos es el 0que contiene las denominadas Instrucciones de 1813, dadas a los diputados de LA Provincia Oriental que debían llevar la representación de ésta a la Asamblea General Constituyente convo¬cada por las autoridades de Buenos Aires.

En ellas se establecen tres postulados principales: Independencia, de España y de cualquier potencia extranjera, sistema republicano de gobierno y federalismo como norma reguladora de las relaciones interprovinciales. En el mismo congreso en que se aprueban las mencionadas Instrucciones, la Banda Oriental, que hasta entonces había sido un espacio geográfico dividido en varias jurisdicciones político-ad¬ministrativas, se constituye por voluntad de sus habitantes en una entidad política que desde entonces se llamó Provincia Oriental y eligió un gobierno provincial bajo el régimen de cabildos, que se denominó Gobierno Económico.

Artigas fue designado presidente de dicho gobierno además de gobernador militar. Las exigencias de este último cargo determinaron que de hecho no pudiera ejercer el primero. Las Instrucciones incluían también directivas referidas al libre comercio entre las provincias, al considerar en un pie de igualdad a todos los puertos de las Provincias Unidas, eliminando la hegemonía que el puerto de Buenos Aires había tenido y quería mante¬ner.

Estas ideas de Artigas -muy escuetamente expuestas aquí- adquieren su verdadera dimensión en al análisis del marco histórico, económi¬co y político en que se producen. Los sucesivos gobiernos insta¬lados en Buenos Aires a partir de la llamada Revolución de Mayo de 1810 solamente habían sido la representación de una oligarquía
integrada por hacendados y comerciantes cuyos objetivos "revolucionarios" eran desplazar a España y a los españoles que en las colonias se habían beneficiado con el régimen colonial, para here¬dar SUS privilegios. Para ello aplicaba una política de libre comercio con las potencias extranjeras, particularmente con In¬glaterra, que había fomentado el movimiento de independencia con¬tra España, y restrictiva y discriminatoria respecto a las pro¬vincias del interior.

Quería que Buenos Aires fuera el único puerto habilitado para comerciar con el exterior y apropiarse de todas las rentas generadas por ese concepto. Políticamente eso se manifestaba
en una relación autoritaria y centralista que chocaba con los intereses y el sentimiento autonomista de las provincias.


Federalismo


Ese es el verdadero trasfondo de las luchas entre unitarios y federales, que con diferentes denominaciones se produjeron en todas las repúblicas sudamericanas una vez rotos los vínculos de dependencia de España.

De ahí, también, la concepción federalista de Artigas y la rebe¬lión de las provincias argentinas contra el gobierno de Buenos Aires. Este movimiento dará lugar a la formación de la Liga Fe¬deral, liderada por Artigas con la adhesión de las provincias del litoral argentino. La Liga no es un Estado sino una coali¬ción que propone el federalismo y el respeto a las autonomías como fundamento de la organización de las Provincias Unidas del Río da la Plata.

Cuando en 1814 finalizó la dominación española en el Río de la Plata con la rendición de Montevideo, la lucha continuó hasta que las fuerzas artiguistas expulsaron del territorio de la Pro¬vincia Oriental a los ejércitos de Buenos Aires.





Reforma agraria


Es durante el gobierno de Artigas, en 1815, que éste promulgó su famoso Reglamento rural, una reforma agraria destinada a ordenar y estimular la producción del campo coordinando los aspectos sociales y económicos. Confiscó las tierras improductivas de los "malos europeos y peores americanos" y las repartió con el criterio de que "los más infelices sean los más privilegiados".

El Reglamento enumeraba seguidamente a quiénes consideraba "más infeli¬ces" –negros libres, zambos, indios y criollos pobres–, es decir los sectores más débiles y explotados de la sociedad. El otorga¬miento de las parcelas se condicionaba a que los beneficiados "con su trabajo y hombría de bien propendiesen a su felicidad y a la de la Provincia".

El Reglamento Rural de 1815 combina sabiamente una voluntad de justicia social con una visión económica y política de las condicio¬nes de la Provincia. (No deja de ser una ironía el hecho de que pese a que Artigas es considerado el héroe nacional del Uruguay, sus tribunales de Justicia nunca reconocieron los derechos emanados de las donaciones del Reglamento y sí, en cambio, las realizadas por el rey de España).

A través de sus ideas y de su conducta, Artigas se muestra como un estadista rioplatense con dimensión americana. Cuando se refiere al régimen federal lo denomina "sistema americano", porque concebía el proceso de independencia de las colonias como una unidad. Tampoco expresó nunca en sus planteos la idea de hacer de la Provincia Oriental un Estado independiente, como ocurrió más tarde, sino una parte autónoma del todo que eran las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Se han señalado como influencias en el pensamiento artiguista las ideas de la Ilustración española así como de las revoluciones norteamericana y francesa, que influyeron en la gestación del movimiento independentista de las colonias hispánicas.

El Río de la Plata fue muy receptivo para todo lo que viniera de Europa, y las ideas no fueron una excepción. Montevideo en su condición de ciudad-puerto con una activa minoría de comerciantes y letrados siguió con especial interés aquellos procesos.


Invasión de Portugal

Las ideas federalistas, de las que Artigas era su más ferviente partidario,, más su concepción democrática y de justicia social de las que el Reglamento rural era una prueba concreta, fueron consideradas "subversivas" por las autoridades de Buenos Aires y un peligro pa¬ra sus intereses. Fue por ello que utilizaron todos los medios para neutralizarlo. Desde el ofrecimiento de la independencia a la Provincia Oriental, a condición de que desmembrara la Liga Federal, hasta el soborno y la difamación. Cuando todos esos métodos fra¬casaron se instigó la invasión de la Provincia por parte de las fuerzas portuguesas en Brasil.

La clase oligárquica asentada en Buenos Aires prefirió entregar la Provincia Oriental, es decir una parte de su territorio, al enemigo tradi¬cional antes que permitir que prosperara en el Río de la Plata un movimiento popular democrático y federalista.

En 1816 las tropas portuguesas invadieron la Provincia Oriental para aplastar el "foco anarquista" del artiguismo y "pacificar" el territorio, según expresiones del comandante en jefe de las fuerzas invasoras. Artigas resistió la invasión y simultánea¬mente debió distraer fuerzas para apoyar la lucha de las provin¬cias del litoral argentino contra Buenos Aires. Esta guerra en dos frentes resultaba insostenible para los orientales y meses después de iniciada la invasión la ciudad de Montevideo cayó en poder de los portugueses.

La resistencia artiguista prosiguió en la campaña durante cuatro años. Después de sucesivas derrotas con elevado número de víctimas, en 1820 y tras la pérdida de la última batalla, la Provincia Oriental quedó en poder de los portugueses, ahora con el nombre de Provincia Cisplatina.

La oligarquía montevideana demostró en esta circunstancia históri¬ca que sus intereses de clase estaban por encima de cualquier otro. Una actitud, que trasladada en el tiempo, cambiando protagonistas y escenarios, se ha seguido repitiendo a lo largo de la historia. No sólo colaboró con el invasor sino que en un Congreso votó la incorporación de la Provincia al Reino de Portugal.

La independencia de Brasil, en 1822, determinó la ruptura de la unidad de las fuerzas que ocupaban la Provincia. El grueso de ellas, de origen brasileño, tomó partido por el emperador de Brasil, en tanto otra parte decidió mantenerse fiel al rey de Portugal, Juan VI. Esta coyuntura favoreció, incluso en algunos hombres que habían colaborado con el ocupante, la idea de expulsarlo y reintegrar la Provincia a la República Argentina a la que históricamente había pertenecido.

*Fragmento de un trabajo mayor, publicado en sueco en 1987, con el título de “URUGUAY – EL FIN DE UNA ILUSIÓN”.

**Intelectual uruguayo con actuación muy destacada en el periodismo nacional hasta 1973. A raíz del golpe de Estado de 1973 se exiió en Suecia donde prosiguió su labor periodística por el establecimiento de la democracia en su país. El fragmento publicado arriba, forma parte de un libro escrito para la presentación al público sueco del Uruguay y su historia.

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