Los partidos tradicionales –Colorado y Blanco- que nacieron
en 1837, en los albores de la República
Oriental del Uruguay, en encarnizada pelea por la propiedad de la tierra, que
era pública en todo el norte del país, y el pago de la deuda a sus respectivos
acreedores, con dineros del Estado, que financiaron esas guerras, e interesados
también en esas tierras, se han solidarizado con el “Presidente” de Paraguay,
Federico Franco, que se prestó al golpe contra el titular, Fernando Lugo.
La posesión y concentración de la tierra, y el control del
sistema bancario y del comercio exterior, fue el proceso de consolidación de
las estructuras económicas en el siglo XIX, en alianza con Inglaterra que
compraba los productos agropecuarios y nos vendía sus manufacturas e invertía
en ferrocarriles, frigoríficos y comunicaciones. Ese papel , en el siglo XX,
después de la Primera Guerra
Mundial , ha sido cumplido hasta el presente por Estados
Unidos.
Este rápido bosquejo es, con peculiaridades secundarias, es el
panorama de los países periféricos frente a los países globalmente dominantes.
El capitalismo creció a saltos, empezando por Gran Bretaña que, en el siglo
XIX, después de la derrota de Napoleón, se convirtió en el “Sol” económico del
planeta.
Llamo oligarquías, a una minoría que entrelaza los negocios
del agro, el vcomercio exterior y la banca.
En el Uruguay se opuso a la industrialización y a las
políticas sociales que conlleva, impulsadas por el líder colorado, José Batlle
y Ordóñez., en 1911 y al Consejo Nacional de Administración al que derrocó en
1933; en Argentina, se opuso a Hipólito Yrigoyen, al que derrocó, mediante un
golpe militar en 1930 y en Brasil, derribó a Getulio Vargas en 1954.
En todos estos golpes, tuvo como aliados a Gran Bretaña o a
Estados Unidos, que se oponían –y se oponen- a la industrialización de estos
países a quienes les reservaban solo el papel de proveedores de alimentos y
materias primas del subsuelo.
El Paraguay
La historia de Paraguay es más dramática que la uruguaya
porque tuvo el “pecado” de declararse independiente en 1811 y poner en marcha
un proyecto económico destinado a alcanzar la autonomía en esta materia, prescindiendo
de las industrias extranjeras. Fue el primero que tuvo ferrocarril y hornos de
fundición de hierro. El auor de este proyecto fue Gaspar Rodríguez de Francia y
sus continuadores, Carlos Antonio
López y su hijo, Francisco Solano López (1862-1870).
Este desafío era intolerable para Inglaterra que, junto con
Bartolomé Mitre de Argentina y el Emperador Pedro II del Brasil –y la
concurrencia “gratuita”, del dictador uruguayo, Venancio Flores-, conformaron
una “Triple Alianza”, en junio de 1964.
(los ingleses se mantuvieron discretamente en las sombras pero
financiaron con abundantes préstamos a los agresores y eran quienes tenían los
hilos de la conspiración), para invadir y derrocar al “dictador que oprimía al
pueblo paraguayo”. (¿Contemporáneamente suena este pretexto, en otros lares del
mundo?).
El pueblo paraguayo resistió, cubriendo una de las páginas
de heroísmo, quizás la más grande de América Latina, pero fue derrotado y su
presidente asesinado. Las consecuencias de la guerra para el Paraguay fueron
desastrosas: Quedó arrasado, perdió el 90% de la población masculina; sus
industrias y comunicaciones destruidas- Antes de la guerra fno tenía deuda
externa; después de la guerra debió recurrir a la banca londinense: perdió
territorios en el este y en el oeste, que fueron apropiados por Brasil y
Argentina, respectivamente.
Las “reglas” económicas, establecidas por Inglaterra se
impusieron y el nuevo ejército paraguayo se encargó, dictaduras militares
mediante, de consolidar las nuevas estructuras enajenadas, accediendo a una
parte del botín.
En Uruguay, los créditos concedidos por el Banco Mauá a
Venancio Glores para financiar su participación en la guerra contra el
Paraguay, desbordó ampliamente los límites legales impuestos a la emisión, lo
que condujo a la gran crisis bancaria de 1868, ante la imposibilidad de
convertir en oro sus billetes, de acuerdo a las normas del patrón oro. Esta
crisis obligó al gobierno al curso forzoso de los billetes, ante la protesta de
los hacendados y exportadores, situación que la resolvió Latorre
en 1876 con la liquidación del Banco de Mauá y su papel de agente financiero
del Estado por la banca británica.
Hoy la mayoría de las grandes extensiones de tierra en el
Paraguay son controladas por exponentes del Partido Colorado y de las
multinacionales, y el ejército, controlado también por este Partido, es la
garantía del status dominante. En el siglo pasado, solo la dictadura del
general Alfredo Stroessner (que no fue la única), duró 35 años (1954-89). Fernando
Lugo ha sido el primer presidente no proveniente de esa organización y,
contando con un gran respaldo popular, con un ancla fuerte en los campesinos
sin tierra, el que alcanzó la Presidencia en el 2008, obteniendo el 40% de los
votos electorales.
-o-o-o-
Decíamos arriba, que los partidos representativos de la
oligarquía uruguaya, que controla la tierra, junto con las multinacionales, así
como la banca privada y el comercio exterior, ha puesto el grito en el cielo
por la resolución del Mercosur y Unasur de suspender al gobierno paraguayo,
separándolo transitoriamente de ambas organizaciones- hasta las elecciones del
21 de abril de 2013, instancia en que el pueblo paraguayo elegirá a un nuevo
gobierno.
Esgrimen airados que se ha violado el principio de “no
intervención”, que es la piedra angular de la política exterior uruguaya.
Al respecto, debo decir dos cosas: 1) No se ha violado el
principio de “no intervención” y 2) Ninguno de los dos partidos el Colorado y el
Blanco- tienen autoridad moral y política para esgrimir este argumento.
Vayamos a la primera cuestión. El gobierno paraguayo, junto
con los otros miembros del Mercosur y la Unasur, firmaron, en diciembre del año
pasado, el Protocolo de Montevideo, Usuahia II, que en sus considerandos dice “que
la plena vigencia de las instituciones democráticas y el respeto de los derechos humanos y de las
libertades fundamentales son condiciones esenciales para la vigencia y
evolución del proceso de integración entre las Partes”, “Reiterando el
compromiso con la promoción, defensa y
protección del orden democrático, del estado de derecho y sus instituciones, de
los derechos humanos y las libertades fundamentales, como condiciones
esenciales e indispensables para el desarrollo del proceso de integración y
para la participación en el MERCOSUR”, “ARTICULO 1 - El presente Protocolo se
aplicará en caso de ruptura o amenaza de ruptura del orden democrático, de una violación del
orden constitucional o de cualquier situación que ponga en riesgo el legítimo
ejercicio del poder y la vigencia de los valores y principios democráticos”
Este protocolo recoge un anhelo de los pueblos
latinoamericanos que han visto burlados sus derechos y su voluntad expresada
democráticamente en las urnas, por golpes oligárquicos, apoyados por el
imperialismo de turno, del que está repleta la historia de nuestro Continente.
La violación del orden constitucional por el parlamento paraguayo, es notorio,
porque un acuerdo entre dos partidos políticos articuló un “juicio político”,
entre gallos y medianoche, que falló en poco más de 24 horas sin conceder los
“plazos indispensables”, a la defensa.
La Constitución del Paraguay, de 1992, en su artículo 225
establece las garantías “de cualquier proceso del que pueda derivarse
pena o sanción” y en el literal 9º de este artículo indica que al acusado se le deben conceder “plazos
indispensables para la preparación de su defensa en libre comunicación”. A
Lugo se le concedieron solo dos horas para defenderse de manera que es falso el
argumento de que el Congreso actuó de acuerdo a derecho, como sostiene la
oposición uruguaya.
Ahora, el segundo punto. El Partido Colorado, en Uruguay, ha
realizado todos los golpes de Estado, con militares o sin ellos, qie recoge la
historia del país. Y en el
período de 1945 en
adelante, en que ejerció el gobierno constitucionalmente, apoyo todas las
intervenciones norteamericanas en América del Sur, con el respaldo de los
medios electrónicos monopólicos. Una de esas instancias fue el derrocamiento
del gobierno constitucional de Guatemala, presidido por el Coronel Jacobo
Arbenz, en 1954.
Una situación similar es la conducta del Partido Blanco.
En el siglo XIX fueron a las guerras civiles para tratar de
arrancarle a los colorados el poder, logrando una parte del mismo con la Paz de
Abril de 1872.
Pero en el siglo XX, se aliaron con los colorados para
repartirse el poder y en 1933, el sector liderado por Luis Alberto de Herrera,
apoyó el autogolpe de Gabriel Terra y se repartieron la administración
“fifty-fifty”. Pocos años después, Herrera y Terra rompieron con el gobierno
legítimo de la República Española y
reconocieron a la
insurrecta Junta de Burgos, presidida por el golpista
Francisco Franco.
En 1946, el Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno
de Amézaga, Eduardo
Rodríguez Larreta, del Partido Blanco Independiente (opuesto
a Herrera y hoy liderado por Larrañaga), lanzó, obedeciendo a la línea de la
política exterior de Estados Unidos, la doctrina de la intervención colectiva
en defensa de la democracia, para derribar al Presidente Perón que había
derrotado en las urnas a toda la oposición unida.
Durante su primer gobierno, en el siglo XX (1959-1963), el
Partido Blanco apoyó la descarada intervención de Estados Unidos en Cuba y se
sumó al bloqueo político y económico de la hermana del Caribe, obedeciendo a la
política exterior de Washington hacia América Latina y el Caribe.
Los blancos se llaman también “Nacionalistas” porque en 1863
el gobierno de Bernardo Berro enfrentó la invasión de Flores, apoyada y
financiada por Mitre y a la flota brasilera, quemando en la plaza pública los
Tratados de Lamas (Colorado) con el Brasil, que habían convertido a Uruguay en
una virtual y rediviva “Provincia Cisplatina”.
Pero de este nacionalismo, después, no les quedó nada. Hicierorn
“mangas y capirotes” del derecho en lo interno, apoyando o dando golpes de
Estado _el último fue el de Juan María Bordaberry, que era “rosado”, apoyado
por los Tenientes de Artigas, logia militar creada por el ex candidato blanco a
la Presidencia de la República, general Mario Oscar Aguerrondo, y en la externo,
siguiendo obsecuentemente la línea de la política norteamericana, contra
cualquier país que quisiera la independencia económica, para librarse de la coyunda
de sus monopolios.
En consecuencia, la posición de colorados y blancos frente a
la decisión del Mercosur, no es una cuestión de derecho, al que nunca han
respetado, cuando las circunstancias eran contrarias a ñ
los intereses egoístas de un pequeño grupo que no quiere
perder su control hegemónico en la economía uruguaya, siempre en alianza
demoníaca (los hechos históricos son ilevantables) con los Estados Unidos.
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