APOCALIPSIS, MUY PRONTO
Por Paul Krugman
(Premio Nobel de Economía 2008).
Columnista de The New York Tines
Publicado el 18 de mayo de 2012.
De repente, se advierte cuán fácil es ver cómo el euro - el
gran experimento de lograr la unión monetaria sin una unión política - podría venirse
abajo. No estamos hablando de una posibilidad remota. Las cosas podrían
derrumbarse con una velocidad impresionante, en cuestión de meses, no años. Y
los costos, económicos i políticos –los más importantes-, podríam ser
mayores.
Esto no tiene por qué suceder, el euro (o al menos la mayor
parte de su área) todavía podría ser salvado. Pero para ello será necesario que
los líderes europeos, especialmente en Alemania y en el Banco Central Europeo,
empiecen a actuar de manera muy diferente de la forma en que han actuado en
estos últimos años. Tienen que dejar de moralizar y hacer frente a la realidad,
tienen que dejar de contemporizar y, por una vez, adelantarse a los hechos.
Me gustaría poder decir que yo era optimista.
La historia hasta ahora: cuando se creó el euro, hubo una
gran ola de optimismo en Europa - y
resultó que era lo peor que le pudo haber pasado. El dinero vertido en
España y otras naciones, que fueron vistas entonces como inversiones seguras, inundaron
de capitales que crearon enormes
burbujas de la vivienda y enormes
déficit comerciales. Luego, con la crisis financiera de 2008, la inundación se
secó, provocando depresiones severas en las mismas naciones que habían abastecodp
antes.
En ese momento, la falta de una Europa unida políticamente,
se convirtió en una responsabilidad grave. Florida y España, tenían
burbujas inmobiliarias, pero cuando estalló la burbuja de la Florida,
los jubilados todavía podían contar con la Seguridad Social
y los cheques de Medicare de Washington. España no recibe ninguna ayuda
comparable. Así que el estallido de la burbuja se convirtió, también, en una
crisis fiscal.
La respuesta de Europa ha sido la austeridad: recortes
salvajes del gasto en un intento por tranquilizar a los mercados de bonos. Sin
embargo, como cualquier economista sensato podría haber dicho (y lo hicimos
nosotros), estos recortes profundizaron
la depresión en las economías de Europa con problemas, minaron aún más la
confianza de los inversionistas y llevó a una creciente inestabilidad política.
Y ahora ññrhs el momento de la verdad.
Grecia es, por el momento, el punto focal. Los votantes que
están comprensiblemente enojados con las políticas que han producido 22 por
ciento de desempleados - más del 50 por ciento son jóvenes – res`pnsabilizaron
a los partidos por la aplicación de esas políticas. Y en efecto, como la clase
política griega fue, forzada a aprobar una ortodoxia económica condenada, el
resultado del rechazo de los votantes ha aumentado el poder de los extremistas.
Incluso si las encuestas están equivocadas y la coalición de gobierno de alguna
manera trata de ganarse la mayoría en la próxima ronda de votación, Grecia no podrá aplicar las políticas que
Alemania y el Banco Central Europeo están exigiendo.
¿Y ahora qué? En este momento, Grecia está experimentando lo
que se llama una corrida bancaria un poco lenta, ya que los depositantes más y
más sacan su dinero en previsión de una posible salida griega del euro. El Banco
Central de Europa está, en efecto,
financiando esta corrida bancaria facilitada por los préstamos a Grecia
de los euros necesarios, y si (probablemente)
el banco central decide que puede prestar más, Grecia se verá obligada a
abandonar el euro y emitir su propia moneda de nuevo.
Esta sería una demostración de que el euro es, de hecho,
reversible y arrastraría, a su vez, a los bancos españoles e italianos. Una vez
más el Banco Central Europeo tendría que optar entre la financiación general y
la negativa a hacerlo, loque haría estallar a toda la zona euro.
Sin embargo, la financiación no es suficiente. Italia y, en
particular, España deben ofrecer un entorno económico en el que tengan alguna
posibilidad razonable de salir de la austeridad y la depresión. Siendo
realistas, la única manera de proporcionar ese entorno sería que el banco
central abandonara su obsesión por la estabilidad de precios, y aceptara y
alentara de hecho, durante varios años,
una inflación de un 3 por ciento o 4 por cientoen Europa (y más que eso en
Alemania).
Tanto los bancos centrales y los alemanes odian esta idea,
pero es la única manera plausible paara que el euro se salve. Durante los
últimos dos años y medio, los líderes europeos han respondido a la crisis con
medidas a medias que compran tiempo; sin embargo, no han hecho uso de ese
tiempo. Ahora el tiempo se ha agotado.
¿Europa, finalmente, estará a la altura de las
circunstancias? Esperemos que así sea - y no sólo porque una ruptura del euro
tendría efectos negativos dominó en todo el mundo. El mayor costo de fracaso del
euro sería probablemente político.
Pensemos de esta manera: el fracaso del euro equivaldría a
una enorme derrota para el proyecto europeo que es el intento de traer la paz,
la prosperidad y la democracia en un continente con una historia terrible.
También tendría el mismo efecto que teniendo en Grecia, desacreditar a los
partidos políticos u fortalecer a los extremistas.
Todos nosotros, entonces, tenemos un gran interés en el
éxito europeo. Sin embargo, depende de los propios europeos lograr ese éxito. El mundo entero está esperando
para ver si están a esa altura.
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