Un gobierno de derecha miente porque representa a los dueños
del capital cuyo objetivo es la ganancia máxima y sabemos que ésta implica
salarios bajos. Si dijeran la verdad, no ganarían una sola elección. Un
gobierno de izquierda, que busca la justicia social, debe decir la verdad. Esta
es una afirmación de Perogrullo; sim embargo, las izquierdas no proceden así.
También mienten. Sus dirigentes cuando son gobierno y hacen concesiones al
capital, disfrazan su discurso con expresiones técnicas, que la mayoría del
pueblo no entiende. Por ejemplo,” la macroeconomía funciona bien pero hay que
cuidarla” o esta otra: “Argentina se ha propuesto perjudicar al Uruguay porque
restringe a los turistas la entrega de dólares o prohíbe a los barcos de carga
de gran calado que utilicen la playa de contenedores de nuestro puerto,
afectando del 25 al 30% de sus ingresos”. Y al preguntársele a un funcionario
la razón, responde: “Tienen un problema de caja”. Se refiere a la “caja de
dólares. Argentina tenía 44 mil millones de dólares en reservas y debió pagar,
el año pasado, 8.250 millones en amortización de su deuda externa. Aunque tiene
saldos muy favorables en su intercambio comercial, su balanza turística es
ampliamente desfavorable. Ello la ha obligado a una severa administración de su
“caja de dólares”. Por ello
fomenta el turismo interno y desalienta el turismo externo.
El modelo económico que sigue Uruguay nunca ha sido bien
explicado. Se dice, simplemente, que el programa del Frente Amplio de 1971 no
puede ser aplicado porque vivimos en otra época. Pero, ¿cuál es esta época?
La época cambió cuando se desintegró la Unión Soviética y
todo el Campo Socialista Europeo, entre 1989 y 1991. Por razones ideológicas,
porque siempre rechazaron la concepción socialista de la Unión Soviética, hay
sectores del Frente que se niegan a reconocer a su sistema social como
radicalmente opuesto al sistema social capitalista y, en la “Guerra Fría” se
alinearon con el imperialismo norteamericano.
Hasta esta fecha, el FA se mantuvo fiel al Programa
Antioligárquico y Antimperialista de 1971. ¿Por qué? Porque si llegaba al
gobierno y hacía la Reforma Agraria, la nacionalización de la banca y la
nacionalización del comercio exterior, que eran sus puntos medulares, el
imperialismo inmediatamente bloquearía al país y el punto de apoyo para avanzar
sería el Campo Socialista. La Revolución Cubana se consolidó por esta realidad
geopolítica, y la vía pacífica elegida por Chile y Uruguay, también manejaban
esa alternativa a la presión imperialista.
Mas, esta alternativa fundamental en la relación de fuerzas
mundiales, se acabó y el imperialismo, que es el dominio del capital
financiero, quedó dueño de todo el terreno. Por ello, en 1991, el Presidente
George Bush, pudo decir: “Ha nacido un nuevo orden mundial”. Era la
materialización del “Sueño americano” que es la universalización de su
hegemonía y sus valores civilizatorias a la vez que gendarmes del mundo.
La última dictadura en el Uruguay la instaló el imperialismo
para frenar la rebelión de su “Patio trasero”, aislando a Cuba que había tenido
la osadía de desafiarlo. El golpe de Pinochet en Chile y de Bordaberry en el
Uruguay demostraban que la URSS estaba demasiado lejos para impedirlos, como
había impedido el ataque militar de Inglaterra y Francia a Egipto y el
derrocamiento de Nasser, en 1956..
El plan económico de la dictadura uruguaya fue elaborado por
el Fondo Monetario Internacional. Uruguay era (lo es) un país pequeño, ilustrado,
con pequeña población y 16 millones de tierras fértiles, con dos grandes
vecinos en sus fronteras. Un Estado Tapón como quería Gran Bretaña, que siempre
dependería de ella para subsistir. Las exportaciones agropecuarias y el turismo
eran sus principales fuentes de ingresos de divisas (moneda extranjera),
necesarias para comprar combustibles y materias primas, en un área comercial
dominada por el dólar) para una industria destinada al reducido mercado
interno. El economista canadiense, Robert Mundell, funcionario del FMI, que
tenía su despacho en el Banco Central, aconsejó completar la apertura de la
economía que había iniciado el ministro Végh Villegas, agregando la creación de
una Plaza Financiera. Para ello, había que “atar el peso al dólar” (“tablita”) sobrevaluándolo,
con un suave deslizamiento (“crawling peg”), que empezó a funcionar en 1978. El
Ministro de Economía, Valentín Arismendi, que sucedió en 1976 a Végh, llegó a
decir que, con las reservas de dólares que tenía el BCU, podía retirar todo el
peso papel circulante y le sobraban dólares. En consecuencia, e ingreso del dólares
pasó a dirigir, automáticamente, la
política monetaria, anulando la función esencial del Banco Central.
Este modelo económico, basado en tres pilares:
agroindustrias, turismo y plaza financiera, continúa rigiendo hoy, con un
gobierno de izquierda. Lo que el Frente Amplio ha aplicado, en oposición a los
gobiernos oligárquicos, es el restablecimiendo de los Consejos de Salarios, la
elevación del salario mínimo, y la ampliación de los beneficios sociales hasta
donde el modelo lo permite, plan que ha podido cumplir porque las condiciones
comerciales y financieras (devaluación del dólar) externas le han sido
favorables.
Mi crítica está dirigida a esto: el gobierno no dice que
tenemos una dependencia absoluta del capital extranjero que invierte en
agroindustrias y utiliza la plaza financiera para especular hasta tal punto que
nuestro país ha estado en la lista de los Paraísos Fiscales, en donde se
refugian capitales negros –y se lavan-, de todo origen.
El Vicepresidente, Danilo Astori y su grupo político, son la
garantía de esta política que es la contracara de la nueva tendencia, en Latinoamérica,
de marcar distancia de esa dependencia, iniciada con la victoria de Hugo Chávez
en Venezuela en 1998, política que actualmente es practicada por Venezuela,
Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Argentina, no así por Brasil.
La nueva política económica en estos países se propone
reducir al máximo la deuda externa, ahorrar moneda extranjera, prohibir su uso
para el tráfico interno, gravar el
ingreso de capitales especulativos de corto plazo, gravar la concentración de
riqueza y las grandes ganancias de los sectores económicos con menos valor
agregado para proteger la industria nacional creando empleo y desarrollar los
servicios sociales de educación y salud. Para ello, es necesario evitar la
sobrevaluación de la moneda nacional, administrando directamente el tipo de
cambio, conservando la competitividad frente a competidores con tecnologías más
avanzadas.
Esta política de restricción al capital especulativo
extranjero es rechazada por los centros financieros y por el Fondo Monetario
Internacional que es, en los hechos, su síndico, así como las agencias de
calificación de riesgo que son un instrumento de los grandes bancos como
Goldman Sachs y JP Morgan. También recibe el rechazo de los grandes grupos
económicos internos concentrados que cuentan con los medios de comunicación
para confundir a sus audiencias pretendiendo sembrar en las cabezas la idea de
que el consumo es ilimitado.
En el Uruguay esta idea está muy difundida pese a las
periódicas advertencias del Presidente Mujica que cree que basta seguir su
ejemplo como consumidor austero para resolver los riesgos de un consumismo
masivo que exige un gasto permanente de moneda extranjera.
¿Hay alternativas al modelo que impuso, dictadura mediante,
la oligarquía y el imperialismo? Creo que una alternativa radical de corto
plazo, es inviable. El cambio está condicionado por la relación de fuerzas
internacionales. Una fuerza poderosa solo puede ser contrarrestada por una o
varias fuerzas equivalentes, Actualmente, es un período de transición en que
esas fuerzas, situadas en Eurasia, se están construyendo lentamente, pero
tardarán varias décadas para alcanzar la dimensión económica necesaria.
No obstante, en este contexto se puede ir avanzando si somos
capaces de construir un bloque independiente de países latinoaméricanos y del
Caribe y en lo interno, poniendo trabas al capital especulativo y a la
concentración y extranjerización de la tierra que es el peor de todos los
monopolios. Éste es a mi juicio el camino estratégico fundamental y los que
creemos en el futuro de una humanidad liberada, debemos oponernos férreamente a
toda alianza con el patrón del Norte, que es la fuerza que a nivel mundial hay
que frenar para que sea posible un mundo multipolar equilibrado. Solo en este
contexto será posible el avance hacia el socialismo, aunque nadie puede
predecir hechos de tal magnitud que lo anticipen.
.
El corrimiento al centro idelogicamente hablando solo da réditos en el corto plazo, esto es en el concierto de conservar cargos políticos y de particular confianza. En lo que seria de suponer nuestro norte: transformar la realidad social en sentido revolucionario sólo genera retrasos, que nuestros relevos generacionales deberán de remontar. No hay lugar en América Latina dependiente del Imperialismo Norteamericano y con sus estructuras agrarias en manos extranjeras, y con la oligarquía criolla en el resto, iniciar un proceso de cambios radicales. La socialdemocracia esta condenada al fracaso, lo prueba toda Europa, el Capitalismo dependiente no genera salidas en el largo plazo, solo administrandolo con cierta pulcritud, lo único que se logra es estirar los plazos en que la piola se rompa. La historia debe necesariamente la de organizar, educar y poner en pie de lucha a las organizaciones populares y a los relevos generacionales. Sólo la verdad nos hará libres.
ResponderEliminar