Todos los partidos políticos se encuentran en campaña
electoral a pesar que la elección general será en octubre del año próximo y las
internas, para elegir el candidato de cada partido se realizarán en junio. ¿Por
qué esta precipitación a poco más de tres años del gobierno que preside José
Mujica con un mandato de cinco?.
La iniciativa ha correspondido a los dos principales
partidos de oposición, el Partido Nacional o Partido Blanco y el Partido
Colorado. Han influido en la decisión, la huelga de sectores de la enseñanza
pública Primaria y Secundaria, en oportunidad de tratarse en la Cámara de Representantes,
la última Rendición de Cuentas (Presupuesto) de este período de gobierno. Pero,
además, ha pesado la lucha interna en esos dos partidos por ganar la interna;
en el Partido Nacional, la contienda se libra entre el Senador Jorge Larrañaga
y el hijo del ex presidente Lacalle, Luis Lacalle Pou. en el Partido Colorado,
el hijo del dictador Juan María Bordaberry, Pedro Bordaberry, y José Amorín
Batlle.
Los dos Partidos son conservadores y nacieron a poco de
haberse fundado la República pero, a través de los tiempos, han tenido
divisiones que marcan, hasta hoy, sus trayectorias. Lacalle Pou, al presentarse
como un candidato joven y “renovador”, procura lavar el rostro político de su
padre, abordando algunos temas sociales que su progenitor abomina. Pedro
Bordaberry, por su parte, carga con el enorme peso de un ascemdiente inmediato de
odiosa memoria en la opinión pública democrática y la línea política que sigue
no lo distancia demasiado de su padre.
No sorprende, entonces, que ni el Partido Blanco ni el Partido
Colorado hayan podido erosionar en forma sustancial la imagen del gobierno del
Frente Amplio. Las últimas encuestas, indican que, si las elecciones se
realizaran hoy, el candidato del Frente Amplio ganaría en la primera vuelta y,
eventualmente, con la mayoría absoluta en ambas cámaras, repitiendo la
perfomance del 2004 y del 2009.
Los dos Partidos, con el apoyo de los medios de comunicación
privados, han dirigido los embates contra el gobierno, en tres puntos: la
inseguridad interna, el estado de la educación pública y la política exterior.
El aumento de los delitos violentos, es un gran problema que
el gobierno, todos los partidos y la sociedad reconocen su gravedad. La
diferencia radica en la evaluación de los factores de este crecimiento de la
criminalidad, su origen y, en consecuencia, las soluciones. La oposición
insiste en mayor represión y la reducción de la edad de inimputabilidad de 18 a
16 años. El gobierno, su Partido y los sectores más ilustrados de la sociedad,
lo presentan como un problema complejo, multifactorial, al que se ha agregado
el tráfico y consumo de drogas duras. El Ministro del Interior, Eduardo Bonomi
(a quien la oposición ha solicitado reiteradamente su renuncia), ha seguido una
política de corto y largo plazo: reestructura de los servicios policiales,
equipamiento adecuado, ampliación de la infraestructura carcelaria,
instrumentación de medios y métodos
modernos de reeducación y rehabilitación, enérgico combate al narcotráfico y a
la corrupción policial.
En el Uruguay, los delitos cometidos por los menores
comprendidos en las edades de 13 a 18
son penalizados con un máximo de 5 años de prisión; los delitos cometidos por
mayores de 18 años, el máximo es de 30 años y, eventualmente, de acuerdo a la
peligrosidad del delincuente, 15 años adicionales de seguridad.
Otro punto de ataque a la gestión del gobierno, es el estado
de la educación pública básica, que revela altos índices de deserción y
repetición.
Es obvio que la educación, en una época de acelerado
desarrollo de las tecnologías y cambios culturales, provocado por la
globalización de las comunicaciones, televisión e internet, exigen la atención
permanente del sistema educativo, al que se suman las crisis económicas con la
formación de los barrios periféricos, la emigración a las ciudades de la
población rural, la desintegración de la familia, la prostitucion, la
liberación sexual y los hijos que aparecen “por accidente”, la expansión del
consumo de drogas y el tráfico al menudeo como medio de vida, entre otros
múltiples factores.
Para encarar esta problemática se necesita, una batería
convergente de políticas económicas, sociales y educativas. Por lo tanto es
erróneo un enfoque unilateral del fracaso escolar, a partir solamente de la
escuela o el liceo. La oposición al gobierno reivindica este enfoque y atribuye
a los sindicatos docentes, que cogobirernan en la enseñanza, la responsabilidad
de la crisis, reclamando el traslado de la conducción en su totalidad a la
esfera política.
Las políticas seguidas por el gobierno del Frente Amplio han
sido: el equipamiento con computadoras individuales a todos los estudiantes de
la enseñanza pública básica, la ampliación del número de escuelas de tiempo
completo, la adecuación de las infraestructuras edilicios y el equipamiento
didáctico, la creación de la Universidad Tecnológica en vías de instrumentación
y el proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, actualmente en
discusión en las cámaras y que procura insertar a los medios electrónicos en el
esfuerzo educativo que debe realizar toda la sociedad. La oposición ha
emprendido una enérgica campaña contra este proyecto, al que considera
limitativo de la libertad de prensa, pero lo que en realidad defiende, es el
monopolio que los grupos de poder económico tienen sobre estos medios y a
través de los cuales realizan un constante trabajo ideológico.
Lo que falta es una política económioc-osocial integral de
recuperación de los barrios periféricos, marginados del proceso social, lo que
exige grandes recursos financieros que están limitados por los poderosos
intereses de clase y las obligaciones externas de la deuda. Hay oposición en el
equipo económico del gobierno a gravar con impuestos a las grandes ganancias de los terratenientes y la banca,
posición que es entusiastamente apoyada por los partidos Colorado y Blanco. Y
si no hay más recursos fiscales, el equilibrio macroeconómico, en un período de
incertidumbre económica mundial, sería muy peligroso alterarlo.
Un tercer aspecto de la política gubernamental que es objeto
de los dardos de la oposición, es la activa política de integración
latinoamericana practicada por el Presidente Mujica. Es una orientación que
también ha creado fisuras en el seno del gobierno, muy bien aprovechadas por la
oposición. Para la izquierda uruguaya, se trata de una cuestión estratégica, no
así para la clase oligárquica dominante que sostiene que la concepción de un
“Estado tapón” le proporciona más beneficios.
Los partidos de izquierda uruguayos, consideraron en la
década de los 60’ que la unidad latinoamericana era indispensable para
liberarse de la tutela del imperialismo norteamericano. También pensaban lo
mismo políticos burgueses como Getulio Vargas en Brasil, y Perón en Argentina.
La Revolución Cubana encabezó este movimiento pero la alianza
oligárquico-imperialista, desencadenó una cadena de golpes de Estado, y la desintegración de la Unión soviética, en
1991, liquidó esas expectativas., por lo menos en el corto y mediano plazo. El
triunfo aplastante de Hugo Chávez en las elecciones presidenciales de Venezuela
en 1958, rescató el proyecto y le dio un impulso decisivo. En junio de 1990, el Presidente de Estados
Unidos, George H.W. Bush, lanzó la Iniciativa para las Américas . La potencia
imperial proponía el libre comercio, abundantes
inversiones y reducción negociada de la deuda a cambio de una apertura absoluta
de las economías. En noviembre de 1993,
Estados Unidos, Canadá y México, firmaron el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (NAFTA, en inglés). En
diciembre de 1994, el Presidente William Clinton, propuso la creación de un
Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), integrado por 34 países menos
Cuba, que seguía el patrón del NAFTA. El Presidente George W. Bush (hijo),
intentó imponerlo en la Cumbre de Mar del Plata, de noviembre de 2005, pero fracasó
por la oposición de Brasil, Argentina y Venezuela.
La delegación uruguaya, encabezada por el Presidente Tabaré
Vázquez, votó en contra el proyecto imperialista junto a los países anteriores
pero luego intentó celebrar un acuerdo bilateral de libre comercio con Estados
Unidos, si n el consentimiento del MERCOSUR. Este punto y la oposición de
Argentina a la construcción de una fábrica de celulosa en el limítrofe Rio
Uruguay, estuvieron en el origen de fuertes tensiones entre los dos países que
caracterizaron todo el gobierno de Vásquez.
Mujica se propuso superar esta situación y lo logró,
debiendo enfrentar una muy dura crítica de la oposición que no ha ahorrado
gruesos calificativos para el mandatario a quien ha acusado de ser servil a la
política exterior argentina. No obstante, Mujica cuenta con una gran
consideración en toda América Latina y el Caribe, por defender un proceso de
integración que respete las peculiaridades de cada país.
En la reunión de la Comunidad Económica de América Latina y
el Caribe (CELAC), reunida en Santiago de Chile, en enero de 2013, explicó la
necesidad de la integración continental: ““Este clima que estamos viviendo, de
gente que piensa muy distinto y, sin embargo, se da cuenta de que tenemos que
andar juntos, nunca se vio en la historia de nuestra América. Este proceso es
consecuencia de la época que nos toca vivir, somos funcionales al tiempo, el
desarrollo y el impacto colosal de las fuerzas productivas que está cambiando
al mundo”. Agregó que este proceso “continuará porque el mundo se está
organizando en gigantescas unidades”.
Estas palabras sintetizan el pensamiento actual
integracionista del continente. Unidos, podemos ser escuchados e influir en las
decisiones; separados, permaneceremos sometidos.
Los movimientos en el tablero electoral, iniciados por la
oposición, obligaron al Frente Amplio a adelantar el movimiento de sus piezas.
El ex Presidente, Tabaré Vázquez, que sostuvo, al dejar el gobierno en el 2010,
su voluntad de volver “si la Biología y el Frente Amplio se lo solicitaba”,
aceptó su pre candidatura a la Presidencia.
Cuenta con el apoyo del Presidente Mujica y de una mayoría apreciable en
la coalición y nadie duda que en octubre de 2014, vencerá. No obstante, hay
sectores minoritarios del FA, disconformes con su gestión, especialmente en
política exterior y su insistencia en afirmar que el imperialismo
norteamericano no es hoy una amenaza y que la izquierda debe eliminar de su
programa ese cuestionamiento.
Sin embargo, no hay en el Frente amplio otro candidato o
candidata que pueda reunir la masa de votos que es capaz de alcanzar el Doctor
Vásquez y este es un argumento de peso, decisivo, para la coalición de
centro-izquierda.
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