La visita del Presidente José Mujica a Estados Unidos es,
quizás, la última de su mandato a un país extranjero. Se realizó, después de
algunas vacilaciones, porque mientras para el gobierno uruguayo el interés es
principalmente comercial, para Estados Unidos el reverso es, esencialmente,
político.
Uruguay quiere colocar carne bovina y ovina en el mercado
estadounidense. Antes de la crisis del 2008, vendía en ese mercado, 500
millones de dólares pero, por el arancel aduanero, EE.UU retenía el 20% (100
millones de dólares). Los estancieros y comerciantes uruguayos presionaron por
un Tratado de Libre Comercio que significaba la eliminación de ese 20%. Astori
y Tabaré Vázquez trataron de firmarlo pero el gobierno se dividió, con el
Ministro de Relaciones Exteriores, Reinaldo Gargano, a la cabeza de la
oposición.
En esta visita, Mujica descartó un TLC y logró la promesa de una moderada compra de
carne ovina. Dijo que se han firmado más de 300 Tratados de Libre Comercio y
200 están en preparación y nunca se ha estado más lejos del libre comercio.
“Uruguay tiene unTratado de Libre Comercio con México –agregó-, y no ha dado
hasta ahora los resultados esperados”.
Para Estados Unidos, la visita de Mujica tenía importancia
política. Estados Unidos, mantiene desde hace 50 años el bloqueo económico a
Cuba a la que incluye en una lista de “Estados terroristas”, interviene
militarmente en Colombia con el “Plan Colombia” contra las FARC y en Venezuela
apoya a la oposición que quiere derrocar al Presidente Constitucional, Nicolás
Maduro. También, junto con Gran Bretaña, orquesta una campaña en los medios
contra la política económica de la Casa Rosada y sus posiciones en política
internacional.
Dado el pasado guerrillero de Mujica, si Barack Obama podía
sacarle algo a favor de su política en América Latina, sería un gran éxito,
pero salió “trasquilado”.
En una entrevista, realizada para Telesur, por el periodista
uruguayo, Jorge Gestoso, Mujica reveló lo conversado sobre este tópico con el
anfitrión de la Casa Blanca: le dijo que el bloqueo a Cuba no había dado
resultado, elogió su decisión de cerrar la cárcel de Guantánamo, opinó que
Estados Unidos debe retirar sus fuerzas de Colombia y apoyar el diálogo de paz
entre las FARC y el gobierno colombiano, que se realiza en La Habana, y le
manifestó que toda América debería apoyar el diálogo entre el Gobierno de
Venezuela y el sector de la oposición que quiere dialogar.
En el contacto oficial entre ambos mandatarios, el gobierno
obrtuvo la promesa, ya señalada, de colocar carne ovina pero lo que más destacó
el gobernante uruguayo y el Secretario de Estado, John Kerry, fue el acuerdo en
materia de jubilaciones y la asistencia a la educación científica y técnica con
la presencia de profesores de primer nivel de Estados Unidos en el Uruguay, en
sustitución del sistema de becas.
Por otra parte, Mujica, que es un excelente “comunicador”,
habló en diversas instancias, no solo en organismos multinacionales como el
Banco Mundial y la OEA, sino ante residentes uruguayos y jóvenes
universitarios, para explicar la política de su gobierno y, al mismo tiempo
expresar su preocupación por problemas mundiales, de gran magnitud, sobre los
cuales la comunidad internacional no se pone de acuerdo –“se hace la
distraída”-, para resolverlos.
En su improvisado discurso en la OEA, abarcó estos dos
campos.
Sobre el primero, señaló: “Hace una década empezamos a
sacudir un estancamiento que tenía muchos años, quizás al principio porque el
tractor chino tiraba en el mundo y los términos del intercambio mejoraban pero encima de ellos hubo reformas
muy importantes: priorización de la
inversión (los beneficios para la inversión), y el Uruguay ha dado un salto
considerable; una reforma fiscal sencilla: “los que tienen más deben pagar
más”; políticas laborales porque nosotros nunca creímos en la teoría del
derrame, porque los vasos que se usan son de goma y se siguen estirando y se llenan,
y entonces el Estado tiene que tener políticas para ayudar a repartir porque si
no no se reparte y agregó: la primera
política del reparto que hemos aplicado, es el salario: la obviedad,
preocuparnos que trabajadores y patrones se juntaran y discutieran sus salarios
y que en definitiva, en ese pleito, cuando no había acuerdo, el Estado laudara”.
Pero recordó, con justicia, lo
siguiente: “Esto no es nada nuevo. Los Consejos de Salarios los habían
inventado nuestros abuelos. Lo que pasa es que después los olvidaron. En
políticas sociales, fuimos el país de América Latina que mejor repartió. No es
mérito de este gobierno; es una tradición del Uruguay. Sí, es cierto que algún
poquito de pimienta hemos puesto porque no somos neutrales”.
A continuación, y sin duda para que los inversores no se
alarmaran, expresó: “nosotros procuramos que la tajada para los más débiles sea
un poco más gruesa, obligando a repartir; tampoco queremos detener la inversión
por una apología paralizante de querer repartir lo que no tenemos. Este es el
arte de la política, el procurar que la economía crezca y al mismo tiempo
reparta. Y es este el camino que hemos elegido con nuestros compatriotas”.
Ilustró, con indicadores conocidos, los resultados de esta
política: descenso, en 10 años de la pobreza de un 39% a un 11%; la indigencia
de un 5% a un 0,5%; la desocupación de un 17% a un 6,5%.
En la segunda parte de su exposición abordó problemas
mundiales que son discutidos desde hace varios años y que no se resuelven por
falta de voluntad política de “los más fuertes”, como el calentamiento global
que está derritiendo los Polos y destruyendo la atmósfera, la masiva migración
de pueblos motivados por la pobreza extrema y la carrera armamentista que
implica un gasto de 2 mil millones de dólares por minuto.
“El sistema financiero ha explotado en el mundo,
multiplicando el valor de los papeles varias veces el valor del trabajo. Si se
detiene la economía y deja de crecer,
será una tragedia en todas partes”.
“La crisis no es económica –sentenció- es una crisis
política”.
En resumen: el Presidente Mujica defendió la política de su
gobierno que es de paz, de buena vecindad y cooperación, advirtiendo a Estados
Unidos que si quiere mejorar su imagen en América Latina, no debe intervenir en
sus asuntos internos.
Al preguntarle Gestoso su impresión sobre el Presidente
Obama, manifestó que, en su opinión, se trata de un liberal –no en el sentido
económico-sino “en sentido amplio”. Y nada más.
Sobre los problemas mundiales que planteó, reconoció que Uruguay
es un pequeño país que carece de peso para contribuir a resolverlos, pero
emitió un mensaje humanista afirmando que es necesario “trascender las
fronteras” dejando de lado un nacionalismo estrecho que impide la solución de
esos problemas que amenazan la existencia de la Humanidad.
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